viernes, 26 de febrero de 2016

A LEOPOLDO LÓPEZ, SOBRE LA VOLUNTAD POPULAR



A Leopoldo López: Sobre la voluntad popular
Estimado Leopoldo López y demás miembros de Voluntad Popular. No tengo el placer de conocerlos, ni he interactuado con ningún dirigente de su organización. Sé que vienen haciendo un excelente trabajo de discusión política en las comunidades, en los barrios, entre los estudiantes universitarios. Ayer escribí un testimonio que da evidencia de lo que afirmo (véase http://reflexionesentiemposdelchavismo.blogspot.com/2016/02/abismo-esperanza-bello-articulo.html).  Estamos en un momento complicado de la historia; pero en medio del abismo… Hay esperanzas. Ustedes son una organización que pueden, tienen potencial de aportar muchísimo en este momento y, por supuesto, en el mediano y largo plazo. Escribo antes de la rueda de prensa que en su twitter Gaby Arellano anuncia.
Solo les quiero decir, ojalá lean este mensaje en una botella lanzado al mar,  que el pueblo venezolano en las actuales circunstancia, donde no estamos en una precampaña, desea escuchar un concierto articulado de voces. Utilizaré un ejemplo de la vida cotidiana como metáfora para expresarle mi opinión política que creo recoge el sentir de la mayoría de los venezolanos. ¿Recuerdan la introducción de los conciertos de las Estrellas de Fania? “Oye qué rico suenan, las Estrellas de Fania”
En las Estrellas de Fania cada cantante tenía su público de todas las condiciones sociales y los fanáticos o melómanos seguían a unos más que a otros o tenían discusiones quién era mejor, Cheo Feliciano o Héctor Lavoe o… Unos vendían más discos que otros. Todos virtuosos. Pero cuando se trataba del concierto, el canto era: “Oye qué rico suenan las Estrellas de Fania” y, a veces, en muchísimos conciertos un compositor, cantante con muchísimos seguidores, ni siquiera tomaba el micrófono, como era el caso, por ejemplo de Willie Colón; él tocaba el trombón.  Durante el concierto cada uno cantaba su pieza. El virtuoso le cantaba a todos, pero el público que escuchaba a todos, el fanático, deseaba que cantara a quien admiraba; y cuando lo hacía se deleitaba escuchando a su cantante preferido.
En otras ocasiones dentro del concierto cantaban juntos, y cada cantante desarrollaba sus solos; como aquella canción que decía: “Quita te tú pá ponerme yo”… Y entonces, entraba Héctor Lavoe o Ismael Miranda e improvisaban y el público a rabiar aplaudía y aplaudía más a quien mejor improvisara. En la improvisación de la canción, hasta los fan de otros cantantes, admiraban a quien lo hacía de la mejor manera, en ese momento.
El coro político deben cantarlo todos los partidos que es la fórmula acordada de la salida de la crisis y, luego vienen la improvisación las razones, los por qué… Allí la habilidad política es hacerlo de tal manera y forma que la población celebre no solo el discurso sino las prácticas políticas del dirigente o del partido. Quien lo haga mejor en las improvisaciones tendrá un verdadero chance de dirigir los destinos del país después de resolver la circunstancia actual, ése es otro momento. El coro político también es las formas de lucha para enfrentar la salida acordada.  Saber a quién le toca la dirección de orquesta es un gesto de humildad política necesaria y fundamental. Es un acto democrático. Y quien dirige la orquesta, le interesa que los cantantes desarrollen sus improvisaciones de la mejor manera y, para ello, acuerda con todos y cada uno cómo lo harán. Su virtud consiste en armonizar, articular y dejar que cada virtuoso desarrolle su trabajo, a su estilo y forma; pero en armonía con la totalidad. El cómo hacerlo es difícil porque requiere acuerdos, ceder el micrófono y eso cuesta. Allí está la habilidad de quien dirige. Pero quien es virtuoso en su instrumento y sabe de lo que es capaz, no teme.; como Willie Colón, tocaba el trombón… El sentido de la oportunidad para el cantante dentro del concierto es un tino absolutamente necesario en las actuales circunstancias.  Y, obviamente, cuando cantaba la única mujer invitada de la Fania, todos celebraban, esa diosa del canto Celia Cruz… En este concierto también hay una mujer invitada y hay que dejarla cantar en su momento.
En términos estrictamente democrático dentro de la unidad hay tres directores de orquesta. Henry Ramos Allup, Julio Borges y Chuo Torrealba; no fue una decisión de un partido o la opinión de un líder; sino el acuerdo democrático de los partidos y movimientos de la oposición. Pero además, en términos de eficacia, la oposición ha visto un avance sustancial con respecto a los años anteriores. Ruego a la experiencia acumulada en estos años y al sentido, olfato y tino político para que sus prácticas maximicen la unidad en medio de la diversidad. Y recuerden, el canto bonito es “Oye qué rico suenan las estrellas...”

jueves, 25 de febrero de 2016

ABISMO, ESPERANZA, BELLO ARTÍCULO



El amigo filósofo José Rafael Herrera inicia durísimo su artículo, describiendo la sensación que en estos días tenemos todos; pero culmina esperanzador. Al leerlo recordé una experiencia. Estaba en las Mayas, un barrio de Caracas, del circuito donde salió electo el brillante economista y amigo José Guerra; allí trabaja un mecánico que suele arreglarme el carro. Había una reunión dirigida por un grupo de muchachos. Me acerqué a escuchar. Me dio alegría, risa y esperanza. Había uno que quizás no tendría veinte años que repetía lo que dijo Gaby Arellano en la Asamblea que el gobierno tenía miedo que estuviesen en libertad Manuel Rosales, Leopoldo López, Antonio Ledezma… Y lo aplaudieron. Me acerqué, un poco más y le pregunté quiénes eran. “Somos de Voluntad Popular” y yo exclamé: ¡Los de Leopoldo! Y una hermosa niña con ojos de almendra, me dijo: los de Freddy Guevara, Gaby Arellano… Y yo le pregunté: ¿Y quién es Freddy Guevara? El que unió al movimiento estudiantil, un líder que logró amalgamar a los estudiantes de las universidades privadas con las públicas y después, a gran parte de la juventud. Saltó otro y me dijo, “participe. No queremos que se inscriba en el partido sino que pensemos en Venezuela”. Sabiduría juvenil. Sabiduría popular. Sabiduría política. La unidad del pueblo está por encima de sus dirigentes, en muchas oportunidades. Y sentí en aquellas palabras, no una ideología; no creo que esos chamos supieran nada de Marx o David Ricardo, más bien, eran como una bomba nuclear rellena de sueños.
Invito a su lectura.

CARTA A HENRY RAMOS ALLUP



CARTA A HENRY RAMOS ALLUP
Estimado Henry Ramos Allup.
Te escribo en dos registros como alguien que opina y se dirige al Presidente de la Asamblea Nacional y como amigo. Sé que no tengo necesidad de escribirte una carta, porque tenemos la confianza suficiente como para ir a tu oficina y conversar contigo. Pero me he dirigido a otros dirigentes y con análisis políticos crudos y duros en un momento crucial de nuestra patria. Tenemos algunos años sin conversar. Sé exactamente desde cuando, desde el 2011; siendo Director del Centro de Investigación Postdoctoral de la UCV, Rigoberto Lanz, quien dirigía una actividad de conversatorios en el Centro que le llamaba Observatorio de las Prácticas Políticas Venezolana (aún estando enfermo), me dijo que te invitara para que dialogaras, disertaras, no solo sobre tu mirada política venezolana sino de tu crítica a la interpretación de Max Weber sobre la relación entre el espíritu del capitalismo y la ética protestante; ¿Lo recuerdas?. Lamentablemente, no se pudo dar aquella actividad porque de forma incomprensible y nefasta tuvimos una intervención que generó que renunciaran al Centro desde los fundadores hasta nosotros, los más jóvenes… pero ésa es otra historia.
Hablando de historia política, todavía guardo un número de la Revista del Movimiento Estudiantil -que agrupaba a todas las Federaciones de las Universidades Autónomas, Experimentales e Institutos Universitarios-  era el órgano de divulgación de un movimiento incipiente que usó el nombre de Unión Nacional de Estudiante, fue un año antes del revocatorio al presidente Chávez, mucho antes del cierre de RCTV (cuando el Movimiento Estudiantil, uniéndose con las privadas se consolidó y maximizó su fuerza; y fue ampliamente conocido; muchos diputados como Freddy Guevara, se dieron a conocer al incorporarse a él y no sé si quiera si él conoce la historia previa); ése movimiento, en sus inicios, fue una iniciativa de los estudiantes de Bandera Roja articulados con los de Acción Democrática; Stalin González ya era dirigente, se preparaba para lanzarse a candidato de la Federación y participaba en la dirección de la revista… Yo asumí la asesoría nacional de esa organización, en mi calidad de profesor, por petición de ellos, hasta el momento que ya podían andar solo, meses antes del cierre de RCTV; y en aquella época fue cuando te conocí.
Recién me leía la entrevista que te hice para esa revista donde te preguntaba, cuál de los dirigentes chavista, tú considerabas digno para debatir, para discutir… Y, recuerdo mi sorpresa, mi cara de asombro, asunto que nos llevó largas horas hablando; yo preguntando y tú dándome una clase de cómo evaluar al rival, al buen contrincante… Y ése, fue nada más y nada menos que Juan Barreto. Tengo el ejemplar, tú lo debes recordar bien. Desde esa época hasta el 2011, fueron frecuentes nuestras reuniones para discutir problemas de teoría y prácticas políticas en Venezuela.
Desde hace nueve años creo que le puedo aportar más al país, desde éste lugar; asumiendo a plenitud, a tiempo completo, mi vocación de académico (y no, como yo era, un confundido, medio académico y medio político); comprometiéndome para hacer de nuestra universidad  un espacio de formación de pensadores, por lo menos, en lo que esté a mi alcance y escribiendo, a veces muy largo, en las redes… pero es que concibo mis escritos como asesorías gratuitas para quien desee utilizarlas, para eso, tiene que leer. Y sabiendo que la responsabilidad del asesor es dar una opinión; mucho más como yo lo asumo, en las redes, pero quien decide son los que están en el terreno de juego, donde el partido se ve desde otra perspectiva.
He reconstruido para los lectores, nuestra relación y el lugar desde el que hablo. Henry, tú lo sabes mejor, muchísimo mejor que yo, pero lo quiero expresar de forma pública, para que los dirigentes parroquiales, nacionales, los militantes y el ciudadano común que lea, reflexione. Estamos en un momento delicadísimo. Es importante que Julio Borges coordine, organice sea el vocero, ejerza su papel a plenitud, como el jefe de la bancada de la mayoría parlamentaria; simultáneamente, es importante que acuerde de forma sólida de dirigente a dirigente, en yunta con Henrique Capriles, para que su partido se consolide y se articule una estrategia común para salir de la crisis.
De forma simultánea hay que ayudar a consolidar la unidad entre Leopoldo López, María Corina Machado, Antonio Ledezma, Gabriel Puerta Aponte con Capriles. Es importante para el país.  No con saliva de loro, sino una alianza sólida, hasta derrotar al régimen como mínimo. Tú puedes ser un excelente puente. Mientras trabajas en dar todo de ti para ayudar en eso… bueno, tienes una agenda inmensa de trabajo que tú mismo has colocado, en común acuerdo con todos los parlamentarios y los venezolanos deseamos ver resultados, ya hemos tenido, por supuesto, pero quizás, estamos ansiosos.
El agotamiento de la población, la desesperación por la situación insoportable, puede ser un factor en contra, si no se canaliza el descontento dentro la estrategia general. Los atrincherados pueden promover desordenes o los irresponsables que dirigen mensajes anónimos estimular protestas; a veces, como lo sabemos, pueden ser espontáneas, como aquella subida del pasaje que provocó la trifulca en Guarenas y se transformó en el caracazo… Eso hay que atajarlo. La espontaneidad, en esta circunstancia, puede ser un desencadenante de acontecimientos impredecibles… El olfato, la intuición, el diálogo crítico, franco, para saber cómo, cuándo, de qué manera iniciar movilizaciones solo lo saben, lo pueden pulsar, los políticos que están en el terreno. Eso le corresponde a todos los dirigentes, de todas las organizaciones, pero en especial, como directores de esa gran orquesta, en perfecta triangulación, a ti, a Julio Borges y a Chuo Torrealba (periodista de experiencia política que ha sabido terciar, los diversos entuertos en esta circunstancia); en perfecta sincronía con gobernadores y alcaldes. Hay que mandar señales claras al respecto, creo yo…
Bueno, estimado Henry, por el país, por la vida de todos y cada uno de los ciudadanos, en especial los más pobres, te deseo éxito en la dirección de la orquesta, en esta circunstancia específica y puntual. Un abrazo.

miércoles, 24 de febrero de 2016

OPINIÓN PÚBLICA Y POLÍTICA REAL



OPINIÓN PÚBLICA Y LA POLÍTICA REAL
@jonatanalzuru67
Dedicado a todos los que adversan a Nicolás Maduro.
Los que participamos en las redes sociales o en los medios de comunicación de masa, desde el intelectual más brillante hasta una joven adolescente, que emite su opinión, en cualquiera de los tonos, agresivo, con templanza, bien redactado o atropelladamente, acertada o fuera de tiesto… Todas esas opiniones, si no están articuladas a movimientos sociales o políticos, siempre, siempre, son mensajes en botellas lanzados al mar. Por lo tanto, no tienen consecuencias inmediatas en la toma de decisiones de los políticos; de allí que no inciden, directamente, en la política en ninguna de las esferas, nacionales o parroquiales.
Una extraordinaria opinión en las redes sociales o en los medios de comunicación, para quien la emite, a lo sumo, le genera adhesiones circunstanciales de quien la conoce, hasta que realice una opinión considerada desacertada o destemplada. La adhesión o no, a la opinión no genera efectos políticos, si sus lectores, receptores, no están articulados a organizaciones políticas. Y, aún así, que quien la reciba se convenza de la opinión y la desee articular porque es militante o dirigente de un partido o movimiento político, la dinámica interna de la organización lo conduce -dígase, sus debates-  a considerarla, dependiendo de la conveniencia, en el mejor de los casos. De allí que molestarse o alegrarse por una opinión política de un participante de las redes o de los medios -que puede ser natural-  debe tenerse claridad, conciencia del alcance de esa opinión en términos de los desarrollos prácticos de las políticas.
Una opinión, en el ámbito público, de un político de liderazgo nacional o parroquial, siempre, siempre, tiene efectos buenos o malos, con costos o beneficios, no solo al interior de su organización sino en el desarrollo de la política del grupo a quien lidera, bien sea nacional o parroquial; y, también en las reacciones de quienes lo adversan, interna o externamente. Porque, justamente, al ser líder, su opinión genera prácticas, comportamientos, formas de relacionarse con los otros. Si su opinión no genera efectos prácticos, simplemente no es un líder ni nacional ni parroquial.
La importancia de la opinión pública para el político es que la puede utilizar (son instrumentos de trabajo), al igual que las encuestas, para analizar no solo sus prácticas sino de las acciones de sus adversarios. Su habilidad consiste en discernir dentro de los millones de mensajes lanzados al mar, cuáles le son útiles y cuáles no. De allí que un buen político lee prensa o está atento a las redes sociales (contrata analistas del discurso en los massmedia) de los autores que él considera pertinente, sobre todo, de quiénes lo critican para evaluar las razones y los por qué. De  los análisis, aunado a otras variables, los debates internos, externos, encuestas, opinión de asesores, discierne y mantendrá su táctica o la varía, dentro de su estrategia general de trabajo.
La solicitud a quien opina en el ámbito público, para que se transforme en político, dígase que ejecute lo que opina, es errada. Porque la política es una práctica que requiere no solo de formación teórica, de análisis, sino y sobre todo, de prácticas, de acciones que le dan experiencia. Es una vocación que requiere de experiencia, de trabajo práctico en organizaciones políticas.
Los que opinamos, somos ciudadanos afectados, por las decisiones de los políticos, bien o mal. Y podemos dar cuenta de sus efectos. Es como un paciente que padezca las malas prácticas de un doctor y no pueda dar su opinión, sobre él, porque no estudió medicina o no pueda expresar las bondades de un médico que lo curó bien por no saber de medicina. A diferencia de la opinión hacia el médico que sus beneficios o costos son individuales (y los beneficios colectivos son limitados a un sector de la población); para el político la opinión pública es un instrumento de trabajo que le genera utilidad individual y al actuar en consecuencia, maximiza las utilidades colectivas.
El médico se formó en la teoría y en la práctica, ésa no es una virtud, es la condición mínima de su vocación. La condición mínima del político nacional o parroquial es recorrer calles, promover ideas, organizar en función de lo que él considera que debe hacerse, en todos los sentidos, para confrontar a otro,  aliarse en una circunstancia, mejorar una zona, una alcaldía, un país y al hacer esto siempre pone en riesgo su propio ser: ése es su trabajo, su vocación, su oficio.
En Venezuela hemos tenido ejemplos muy práctico de qué sucede cuando alguien que opina y su razonamiento es acertado o aceptado por una comunidad y, de inmediato, cree, erróneamente, que tiene la pericia para dirigir la política nacional; eso ha sido ha sido un  verdadero desastre, aunque tengan buenas intenciones, eso no está en discusión; empresarios, dueños de medios, comunicadores sociales hasta militares, los costos no han sido solo para los venezolanos, sino para sus vidas privadas.
Los errores en decisiones para un político de vocación, son una fuente inagotable de aprendizaje; quizás muchísimo más que sus aciertos. Porque la política es una práctica como el deporte; el entrenarse evaluando el error pasado y trabajando en él, maximiza sus victorias.
Quien se dedique a estudiar no a las teorías, sino las biografías, específicamente, la forma cómo políticos que consolidaron poder y lo conservaron por un tiempo, para bien o para mal (en este estudio específico lo relevante es cómo consiguió y consolidó el poder; no cómo lo usó en el tiempo; ésa es otra discusión), cómo tomaron decisiones durante su vida, de personajes tan disímiles, como Lenin, Gandhi, Mandela, Chávez, Obama, Fidel, Hitler, Bolívar, Churchill o Napoleón, entre otros, podrá percatarse cómo le sacaron provecho práctico a los errores. Aprendieron, de sus errores, para articular, consolidar y acrecentar su poder. Y, si tiene entrenamiento el lector, para extraer lo idéntico en lo diverso, podrá configurar máximas de acción que han sido comunes, dentro de esa multiplicidad de personajes con ideologías distintas y de contextos históricos diversos.
Justamente, por ese tipo de análisis, es que Nicolás Maquiavelo,  su obra (y fundamentalmente El Príncipe), ha sido capital para el desarrollo de las prácticas políticas de izquierda y de derecha en el mundo moderno. Es una lectura obligatoria para cualquier político parroquial o nacional. Para expresarlo con estricta precisión: el gran teórico del conservadurismo norteamericano Leo Strauss, escribió el texto “Meditaciones sobre Maquiavelo”, en su instituto se formaron los principales asesores y políticos que han conducido la política de EEUU y todavía, están en las esferas del poder. Del lado de la izquierda, un filósofo con militancia política que tuvo una gran influencia en los partidos latinoamericanos de izquierda, desde finales de los sesenta, quizás, hasta la actualidad, a través de su discípula, la intelectual chilena, Marta Harnecker,  Louis Althusser, escribió el texto “Maquiavelo y nosotros” y su admiración era tal, que en su último escrito, “El porvenir es largo” considera que  la obra de Maquiavelo, tenía muchísimo que dar en el ámbitos de las prácticas políticas para los siglos venideros.
Venezuela está viviendo una situación sumamente delicada para todo el pueblo. Un dirigente, que piensa en sí mismo, en esta circunstancia, es aquel que coopera con el otro, para salir de la crisis, ¿Dije bien? Vuelva leer la afirmación que recién hice. Quien cree que pensar en sí mismo es actuar en solitario, en esta circunstancia específica, está cavando su propia tumba política; ni siquiera sabe pensar en sí mismo.
El argumento de mi afirmación se soporta en lo siguiente: Lo que está en juego, en esta circunstancia, es la vida misma de la nación; la paz o la guerra, dígase, una violencia armada maximizada. En una guerra nadie está exento de morir o en un golpe de estado,  como lo han advertido, diversos y opuestos, dirigentes políticos.  La condición mínima para la paz democrática y el desarrollo económico y social, es la vida. De allí que pensar en sí mismo, significa resguardar la  vida, en lo posible; y ello supone, la construcción de alianzas para la paz, mínimamente, posible…
Apostar por la vida (dígase contra todo golpe de estado), en la actual circunstancia, requiere pactar y respetar los acuerdos. Solidificar, consolidar y acrecentar las alianzas, con el objetivo, clarísimo, de minimizar, al extremo, el poder de económico y de fuego de quienes están atrincherados en el gobierno, para poder desplazarlos. Luego, será otra la historia.

ALIANZAS: SU BUENA PRÁCTICA



POLÍTICA DE ALIANZA: SU BUENA PRÁCTICA
@jonatanalzuru67
La política de alianza no es una teoría.  Es un ejercicio, una acción. Pero se pueden estudiar, las políticas de alianzas; analizando cómo se han construido las decisiones para la alianza y cómo se han ejecutado. Su estudio tiene por intención determinar algunas reglas prácticas que permiten discernir, independientemente del contexto, cómo deben comportarse los que dirigen las alianzas.
Un caso emblemático de una buena alianza fue entre Inglaterra y la Unión Soviética, en la segunda guerra mundial para derrotar a Alemania. ¿Cómo se estudia la alianza? No es en términos generales sino evaluando toma de decisiones, específicas, de los involucrados. Por ejemplo, en Inglaterra  Churchill antes y durante la alianza, tomó una decisión del altísimo costo en función de la alianza, limitó el derecho de libertad de expresión al extremo con respecto a cualquier opinión, en cualquier medio de comunicación social, contra la Unión Soviética. Es decir, el inglés podía criticar a Churchill pero no a Stalin.
Regla práctica de un dirigente en una política de alianza: teniendo determinado el adversario, jamás criticar de forma pública al aliado durante la alianza y, promover, que sus dirigidos, bien sean movimientos o partidos políticos no critiquen de forma pública al aliado mientras dura la alianza. ¿Cómo logra el dirigente que su movimiento tenga un manejo lingüístico adecuado con los aliados? Jamás elabora juicio ni en privado ni en público contra el aliado mientras construye y dure el pacto. Un dirigente de la alianza siempre la consolida porque le beneficia personal y colectivamente, aunque los otros dirigentes traicionen; porque su práctica genera en sus seguidores confianza y fe que sabe decidir, no solo en sus seguidores sino en los seguidores de su aliado. Mantiene los acuerdos. Como decían los romanos es un hombre de palabra. Y, colectivamente, porque es la condición para derrotar a su adversario principal.
Solo para información de los interesados: ¿Cómo se conoce lo de Churchill, si tal política no podía legislarse? Leerse completo el prólogo de la Rebelión en la Granja de Orwell que es una crítica al régimen de la Unión Soviética. Cuenta su autor que nadie le quería publicar la obra, ella fue escrita en 1937, hubo un editor que estaba dispuesto hacerlo, pero primero envió el manuscrito al ministerio para que le dijeran si autorizaban o no la publicación.  El editor le envió la siguiente comunicación que Orwell cita en su prólogo:
"Me refiero a la reacción que he observado en un importante funcionario del Ministerio de Información con respecto a Rebelión en la granja. Tengo que confesar que su opinión me ha dado mucho que pensar... Ahora me doy cuenta  cuán peligroso puede ser el publicarlo en estos momentos porque, si la fábula estuviera dedicada a todos los dictadores y a todas las dictaduras en general, su publicación no estaría mal vista, pero la trama sigue tan fielmente el curso histórico de la Rusia de los Soviets y de sus dos dictadores que sólo puede aplicarse a aquel país, con exclusión de cualquier otro régimen dictatorial. Y otra cosa: sería menos ofensiva si la casta dominante que aparece en la fábula no fuera la de los cerdos. Creo que la elección de estos animales puede ser ofensiva y de modo especial para quienes sean un poco susceptibles, como es el caso de los rusos. "
Orwell comenta al respecto:
Y lo peor es que esta conspiración nacional para adular a nuestro aliado se produce a pesar de unos probados antecedentes de tolerancia intelectual muy arraigados entre nosotros. Y así vemos, paradójicamente, que no se permite criticar al gobierno soviético, mientras se es libre de hacerlo con el nuestro. Será raro que alguien pueda publicar un ataque contra Stalin, pero es muy socorrido atacar a Churchill desde cualquier clase de libro o periódico.  
Los buenos dirigentes en una política de alianza se comportan como Churchill y desestiman opiniones como la de Orwell; porque allí la prioridad era ganar la guerra. Regla práctica: Determinar la prioridad, el sentido de la alianza y las decisiones que conducen y sabrá qué opinión desestimar.
Hay muchos ejemplos en la historia de buenas prácticas de las políticas de alianza. El de Churchill es emblemático. Lo estadistas se caracterizan por saber acordar, anudar y consolidar alianzas.