lunes, 7 de diciembre de 2015

MENSAJE A MI COMUNIDAD INTELECTUAL

Amigas, amigos. Escribo este mensaje público a la comunidad intelectual a la que pertenezco, fundada por Rigoberto Lanz, y conformada por intelectuales, profesores, artistas, afectos al gobierno y a la oposición, nacionales e internacionales.
Nosotros nos hemos mantenidos firmes en el diálogo desde la diferencia. En estos años, aún con el sufrimiento que sentimos, por haber perdido nuestra casa matriz, hemos seguido trabajando y produciendo -de forma nómada-; los resultados están a la vista, más de una decena de libros, congresos, seminarios nacionales con invitados internacionales (y recientemente, con nuestra palabra, ideas, pensamientos y libros, en España) durante los últimos tres años; dando ejemplo de cómo la academia puede agenciarse de otra manera,  cómo construir una sociedad a otro estilo y en la apuesta permanente por pensar distinto desde -y con- otras claves…
Hoy, 7 de diciembre de 2015, día después de las elecciones parlamentarias, me alegro con aquellos que se sienten ganadores y me hago solidario con la tristeza de los que se sienten que perdieron en este juego democrático; a ustedes me dirijo queridos amigos y amigas.
No sabría ni siquiera imaginar cómo los líderes políticos, de uno y otro lado, se comportarán, tomarán decisiones, evaluarán lo sucedido. Los cursos de los ríos, maremotos o lagos de paz  apenas se visualizan, como una silueta borrosa y confusa, mirada desde lejos, del período blanco de nuestro extraordinario pintor Armando Reverón…  Pero sí sé con seguridad lo que nosotros como comunidad intelectual tenemos que hacer, en nuestro ámbito, en nuestros espacios. Nosotros no somos decisores de la política nacional; pero si somos parte de los constructores del espíritu de nuestro pueblo, como obreros del pensamiento institucionalizado en nuestras universidades.
Es parte de nuestra responsabilidad como educadores, como intelectuales, como artistas, actuar con mesura, prudencia, templanza, fortaleza, valentía y aguda perspicacia, maximizando nuestras potencialidades desde nuestro ethos, para evaluar lo que acontece en medio (insertos, sin pretensiones de estar más allá, sin renunciar a nuestra sensibilidades, pensamientos ni emociones) del devenir; pero sobre todo, debemos hacernos cargo como comunidad de un obrar consciente y decidido siguiendo el horizonte planteado por nuestro fundador, y que dejó estampado en su último artículo titulado Paradigma de la política y hoy les quiero recordar como motivación fundamental de nuestro trabajo para clausurar el año e inaugurar el siguiente, como horizonte de nuestro quehacer:
Desde el ángulo de la reflexión teórica, es importante fortalecer los espacios de diálogo donde se cruzan las diversas sensibilidades intelectuales. Del encuentro de la diferencia bien procesada se nutren los pensamientos que pueden hacerse cargo de la complejidad del presente. Del diálogo matizado y abierto fecundan las opciones teóricas que pueden recolocarse en el horizonte de las grandes orientaciones que construyen una sociedad de todos. Este espíritu plural es una condición insoslayable del tono con el cual podemos jugar a la interpelación teórica del otro, a la comprensión de los límites de la cultura política heredada, en fin, a la jugada mayor por un mundo que nos concierne a todos, no porque se hayan borrado repentinamente los antagonismos, sino porque ese es el único modo de construir una lógica comunitaria que suponga al otro de manera constitutiva, “así en la tierra como en el cielo”, así en el acuerdo como en la diferencia. (Lanz, Rigoberto, 2012: 204-205)
Ahora, con más bríos que nunca, es nuestra hora; mostremos el sentido radicalmente pertinente de nuestra comunidad, para la transformación de nuestras prácticas como sociedad, empezando por la reconstrucción de nuestras decadentes, amorfas y deterioradas universidades. Reconstruyamos sus fundamentos, muros, paredes y techos… Ahora con más decisión, con voluntad política, debemos unirnos, desde nuestras diferencias, para que en términos estrictamente prácticos, consolidemos nuestros proyectos, nuestros trabajos intelectuales, nuestras prácticas dialógicas en los espacios microfísicos, conquistando territorios perdidos, por el bien común de nuestras universidades, de nuestro país y de América Latina. La tarea: el Centro de Investigaciones Rigoberto Lanz en la UCV.
Reciban un afectuoso y solidario abrazo, siempre.

Jonatan Alzuru Aponte. 

martes, 1 de diciembre de 2015

RECUERDOS Y CELEBRACIÓN ACADÉMICA



Ayer celebramos el septuagésimo primer aniversario del natalicio de Rigoberto Lanz, fundador de nuestra comunidad intelectual. Lo celebramos con producción académica, dos libros.
El año pasado un comité conformado por Pausides Reyes, Oscar Pérez, Jorge Dávila, José Colmenares y Jonatan Alzuru organizó el Seminario Internacional Foucault 30 años después. En esta semana se bautizará en la Universidad Complutense de Madrid en el marco del seminario internacional sobre Foucault, donde estarán presentes Jorge Dávila y Luis Alberto Bracho, el libro La actualidad ética de la política en Foucault, que contiene las ponencias del seminario realizado en Mérida, compilado por Pausides Reyes y Jorge Dávila; escriben, entre otros, Fréderic Gros, Alain Gigandet, Jean Paul Margot, Marco Díaz Marsá, Freddy Alvarez, Jorge Dávila, Rafael Hurtado, Francisco Rodríguez, Mauricio Navia, Jesús Puerta, Otto Rosales y Miguel Albujas; publicado por Bid & Co con el patrocinio de Fundecem. Además, realizarán una presentación de la producción académica de estos tres años.
Queremos agradecer a Bernardo Infante Daboín, por asumir el esfuerzo editorial y haber publicado en esta semana el libro Rizomas del cuerpo. Rafael Castillo Zapata de Jonatan Alzuru; también a Faitha Nahmens, por su extraordinaria colaboración en la corrección del libro. Pronto se le informará fecha y hora de su presentación.
Como escribió Rigoberto Lanz:
(…) quisiera subrayar una vez más nuestro optimismo en que actividades como ésta son el síntoma que algo está ocurriendo. Son un reflejo de las otras cosas que pueden hacerse, aún cuando no nos identifiquemos todos de la misma manera ni tengamos que reconocernos todos en el mismo lugar, en el mismo registro y de la misma forma. Si somos capaces de soportar la diversidad como criterio normal de relación, la diferencia como condición de nuestra relación, no hace falta entonces que cada quien haga juramento de lealtad y de fidelidad a lo que el otro dijo, para que nos aboquemos a algunos hechos.” (Rigoberto Lanz, 1991, Cuando todo se derrumba, Edt. Tropikos, Caracas, p. 160)