miércoles, 30 de enero de 2013

OFTALMOPLEGIA GUBERNAMENTAL

L


No hay hecho sociales sino interpretaciones decía, hace un poco más de un siglo, Nietzsche. La manera, forma, estilo de presentar un evento social, resaltando y comentando una arista y dejando en silencios otras, por parte de los medios de comunicación social, conducen a las comunidades que lo consumen a conformarse una opinión en una dirección o en otra. Las direcciones hacia donde orientan lo acontecido dependen de los intereses en su más amplio sentido, de las pasiones, de las referencias intelectuales, de la cultura que se tenga, de la mirada política o económica. Es por ello, por la confrontación de intereses, que gobierno y medios privados, en muchas ocasiones, se enfrentan, aquí o en el mismísimo imperio, el caso de Nixon es archi conocido y súper estudiado en este sentido. Igualmente, es bastante estudiada la utilización de la propaganda, mediáticamente, por parte de los gobiernos con la finalidad de convencer, coaccionar, seducir o intimidar a la sociedad, el caso de Goebbels en Alemania, ha sido paradigmático. En este sentido, la pugna entre el actual gobierno y los medios privados, no es de extrañar o, por lo menos, humildemente, a mí no me sorprende en absoluto.

Ahora bien, la manipulación o no de una información, lo que dice o deja de decir un medio, incluso lo peor, el amarillismo degradante inventando un evento que no ha acontecido, como la foto de El País de España, no sustituye ni causa, la ineficiencia e ineficacia de una política pública, porque este último tipo de desinformación tiene las patas muy cortas, precisamente, porque estamos en una condición epocal massmediática. En horas ya estaba totalmente desmentida la foto, y al diario no le quedó otra que reconocer su error aunque fuese rocambolescamente, como diría el hermano de Vladimir.

El 27 de febrero de 1989, miembros del partido de gobierno y el gobierno como conjunto acusó a los medios de comunicación privados de estimular y maximizar los saqueos en Venezuela, fue de tal naturaleza los diversos tipos de acusación que casi los denunciaron como causantes de la crisis que existía en Venezuela. El extraordinario error de un político curtido como Carlos Andrés Pérez fue pensar que los ataques de los opositores, las críticas durísimas de los medios eran los causantes de los errores y desaciertos de sus políticas. Justamente, Chávez y el chavismo tomó fuerza porque recogieron el sentir de la población venezolana, desnudaron la ineficiencia e ineficacia, criticaron duramente las pretensiones neoliberales y sus efectos sociales.

La oftalmoplegia, la parálisis del ojo Carlos Andresista, se apodera del gobierno y de los poderes del estado a días del aniversario tanto del caracazo como del “por ahora” de febrero. Es un insulto al sentido común de la sociedad venezolana no sólo a la oposición (que desde la perspectiva del gobierno es lo lógico que deben hacer), sino a la población en general, chavistas, nini, judíos, mahometanos, sirios, troyanos, la rocambolesca justificación dada por la ministra Varela sobre la matanza de Uribana. Creía, yo, que sólo CAP podía tener semejante actitud de prepotencia y de parálisis de la mirada política. 

La destitución inmediata de la ministra no es ningún éxito para la oposición. Es un mensaje mínimo, de posibilidad de cambio en las políticas carcelaria, que se le deben dar a los reclusos y a sus familiares, excluidos sociales, que en su mayoría deben ser afines políticamente con el gobierno. Aunque sea por esa mierda politiquera deberían dar la señal de cambio.

La omisión totalmente incomprensible es el silencio con relación a la tragedia de Amuay por parte de la Fiscal General, fue un acontecimiento excesivamente relevante como para hacerse la distraída. La minuciosidad y publicidad de la investigación, que celebramos y aplaudimos, con el caso de Noel Rodríguez que aconteció hace más de cuatro décadas, como mínimo, es lo que la población pobre y afectada de Amuay pediría. 

Tal vez la respuesta a un artículo como este, por parte de algunos voceros del gobierno, sea más prepotencia. Sin embargo, ojalá que alguno recuerde la historia de la cuarta y se mire.