martes, 31 de octubre de 2017

LIBERACIÓN Y RECONSTRUCCIÓN DE VENEZUELA

LIBERACIÓN Y RECONSTRUCCIÓN DE VENEZUELA
Jonatan Alzuru Aponte

Urge la construcción de un frente amplio de lucha, para el rescate de la vida en Venezuela. No es un frente para ganar elecciones, sino para liberar al pueblo venezolano del yugo explotador que le está robando la vida al pueblo.
Basta solo pensar el tiempo que requiere estar en una cola para conseguir el producto de la cesta básica, el tiempo para  buscar, hacer la cola y comprar una medicina, lo que se invierte en recoger agua, en limitar su uso diariamente; el tiempo para conseguir cualquier repuesto de cualquier aparato o automóvil; el tiempo que se invierte en el trabajo para conseguir un salario que no alcanza para satisfacer las necesidades… por lo tanto, el tiempo que se debe invertir para buscar un rebusque que le posibilite un poco más de dinero… al sumar todo ello, se evidencia que no hay tiempo para vivir, para compartir en familia, para usar el tiempo en aquello que lo hace distinto al resto de la naturaleza, crear y recrear la existencia… Y, si por casualidad, alguien logra un mínimo de tiempo para salir de ese estado de esclavitud, se arriesga a que le roben la vida por el desate incontrolable de la delincuencia.  Nos han convertido en una sociedad de bachacos, de vasallos; han transformado el país en un gran campo de concentración contemporáneo. La liberación es para recuperar la condición de humanidad.
Ciertamente, a finales de los noventa llegó un aire libertario que fue recogido políticamente por Chávez, fue una esperanza que prendió en Venezuela y en América Latina. Pero al pasar de los años se evidenció que cambiaron los rostros, pero se mantuvo la cultura… la cultura de acrecentar la riqueza por cualquier medio y PDVSA que se abría al pueblo, terminó en los bolsillos de la dirigencia; el mismo afán de lucro los condujo a buscar el dinero más seguro, cuando se tiene el aparato del estado, un control de cambio para multiplicar sus cuentas en dólares, mientras el pueblo empezaba a pasar hambre; pero el afán de lucro fue un motor exponencial y los condujo a incrementar la riqueza aún más y por eso pensaron que mejor que el petróleo, que ya lo tenían y el control de cambio, que ya lo tenían, era el narcotráfico y también incursionaron en él. De revolucionarios a delincuentes fue el proceso de descomposición putrefacta  de la dirigencia.
Se impulsaron políticas internacionales importantes, estratégicas, como UNASUR, el ALBA, Petrocaribe, para competir en el mercado internacional contra las grandes trasnacionales, mientras en lo local se destrozaba a la industria nacional y la poca producción agropecuaria que existía fue sustituida por la inercia, el despojo  con un discurso infantiloide destrozaron el pequeño parque industrial que existía –(con perdón de los bellos y admirables niños) discurso de una izquierda que confunde las ilusiones y los sueños con lo real o lo que es lo mismo, confunden una cabeza de gallo con una cabeza de perro-  como si fuese posible aliarse sin producción;  reactivando así, en la práctica, la cultura medieval: debemos vivir en un valle de lágrimas para que algún día llegue el reino de los cielos; cultura medieval para el pueblo, dirigido  y programado para los pobres, enajenando su condición de existencia, porque la clase dirigente se apropió  de la república como los nuevos señores feudales. No es casual que el único país que decreció y se empobreció de forma inhumana de la alianza latinoamericana fue Venezuela; y, a su vez, la clase dirigente se encuentra entre los más ricos del mundo.
Obviamente, perder esos privilegios que tienen, como nunca antes en la historia de nuestro país, los conduce a utilizar todas las tácticas y estrategias para no perder sus posición, ayudados por países que les interesa mantener la relación política y económica, por el usufructo de la riqueza que todavía obtienen de nuestra tierra, de nuestro subsuelo.
Como dice el viejo comandante Tupamaro del Uruguay, Pepe Mujica “… a los que les gusta la plata, hay que correrlos de la política, hay que sacarlo a patadas del ejercicio político…” La sentencia lapidaria marca una frontera, clarísima, entre los nuevos señores feudales y el pueblo republicano, pero también entre los aspirantes a ser miembros de la corte que están en la oposición, deseando estar allí, para apropiarse de la mina que se encuentra en nuestra tierra; y si no pueden, se arrodillan, aunque sea para que les den unas migajas, como las meretrices de los reyes. Se les conoce sus agallas también y por eso es necesario partir las aguas en dos, para empezar, sin claudicar, un nuevo momento de la lucha. Derrotado es quien deja de luchar.
No es tiempo de seguir a encuestadoras, ni a los maquilladores de imagen; es tiempo de la política con mayúscula. Es tiempo alciónico, porque de los fracasos se aprende más que de las victorias; es tiempo de creación gustosa. Es tiempo de bajar las voces en los medios y acrecentar las voces en la organización de nuestro pueblo. Es el tiempo que comande la pasión política.
Hay que dejar que las gallinas sigan cacareando en su corral; mientras se empieza un trabajo de base, acelerado y sin descanso, discutiendo, organizando, en los barrios, en los edificios, en las urbanizaciones de clase media y alta, entre los obreros, entre los campesinos, entre las organizaciones civiles, religiosas, estudiantiles, universitarias, entre los partidos políticos que sean capaces de desprenderse de sus medianas y pequeñas visiones de mundo; invitando a intelectuales de cualquier tendencia, porque no hay que pedir carnet cuando está en riesgo la condición humana; convocando sin miedo ni complejo a los industriales, a los empresarios, a los dueños de medios de comunicación, no para que marquen pauta, ni tampoco como pocillos de riquezas, sino para que se unan como iguales, como tiene que ser en la república y que la política sea la brújula en la discusión, en la organización, para preparar y ejecutar una batalla democrática y republicana, sin precedentes, para la liberación y reconstrucción del país.   

  

jueves, 26 de octubre de 2017

VENEZUELA:LIGEROS DE EQUIPAJES

VENEZUELA: LIGEROS DE EQUIPAJES
A los amigos.

Queridos amigos y amigas, escribo lleno de fuego, de pasión política y ligero de equipajes.
Escribo con los brazos en alto, para gritar desde las letras que la experiencia de la libertad es una aventura siempre posible y que tenemos que levantarnos de nuevo, como hombres, como mujeres, como comunidad; que es posible en medio de nuestra máxima dificultad apostar por una sociedad más justa, más fraterna, más humana; que el camino a elegir no es cualquiera, porque la forma de hacerlo y la forma cómo lo transitamos nos configura como personas y como comunidad; vengo a gritar que es posible luchar contra una minoría cuyos bolsillos tienen la marca negra y blanca; blanca de coca y negra de petróleo que resumen las dos fuentes de riquezas de quienes explotan a nuestro pueblo. Les invito a despertar, a tener el coraje de levantarnos y empezar de nuevo.
El asunto crucial no reside en ir o no a las elecciones, tampoco si se coloca una barricada o se tocan cacerolas, mucho menos si es con piedras o con nuestros cuerpos que se enfrenta a los aparatos represivos del estado. El asunto fundamental reside en la fe y la esperanza que se aloja en los intestinos y en los huesos, en la convicción profunda que unidos, sin odios ni retaliaciones pero con determinación, podemos empezar a forjar el futuro en el presente sin discriminación ni exclusión; practicando en nosotros mismos la tolerancia y el perdón, que solo de esa manera podemos encender la antorcha que prenda la llama de la victoria que no es otra que la apuesta por una vida que valga la pena ser vivida en comunidad.
Hermanos, amigos, conocidos o quien me lee, no escribo desde el aire sonoro de las bibliotecas, ni desde la seguridad que ofrece el calor de la familia o desde la certeza de un salario de quince y último… escribo desde la absoluta intemperie, hospedado en el Belén humilde una familia que supo a bien abrir las puertas de su corazón para acoger a un extranjero que salió huyendo, en un exilio forzado, hace ya más de seis meses y que tocó a sus puertas ligero de equipaje.
En estos meses he vivido en una gran universidad, la de la vida en incertidumbre, sin equipajes, sin títulos ni oficio por hacer, donde por momentos he sentido una profunda soledad y abofeteado por la indiferencia hostil de unas autoridades universitaria donde he pasado casi toda mi vida, a quienes les supliqué vía correo y a través de los amigos que por favor, por humanidad, me diesen un aval de mi carrera académica, requisito que me pedían para darme un trabajo en el  único oficio que sé hacer y recibí solo silencio y pasó aquella oportunidad.
Les narro esto no con el afán de generar lástima. ¡Dios me libre! Más bien para graficar mi circunstancia que es infinitamente mejor que la de miles de venezolanos que cruzan la frontera con la muerte tatuada en su mirada, infinitamente mejor que la de aquellos que buscan un bocado de pan para saciar su hambre en la basura, infinitamente mejor que aquellas madres que visten el luto de su hijo muerto por ilusiones perdidas, infinitamente mejor que esos pobres de alma y espíritu que han doblegado su dignidad por el rastrojo de una seguridad circunstancial y, por supuesto, es mejor mi circunstancia que la de tantos ciegos que están apegados a ideas, fórmulas y programaciones que les impiden o tal vez, tienen temor, qué se yo, de abrir los ojos y encontrarse con el rostro ensangrentado y sufriente de nuestro pueblo.
Escribo, justo en el momento, que amigos suplican a las autoridades por mis notas de pre y postgrado, para que pueda revalidar mis títulos y así logre tener un mínimo de seguridad; pero realizo este escrito, poniendo mi carne en el asador, a riesgo, por mis convicciones e ideales que se materializan en lo concreto en la denuncia férrea y sostenida de la corrupción que en mi Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UCV, condujo al despropósito vergonzante y vil, de destrozar el Centro de Investigaciones Postdoctorales, de la estafa al estado venezolano cuya Alcaldía Metropolitana, dirigida en dos períodos el de Juan Barreto y el de Antonio Ledezma, realizó senda inversión millonaria para el fin que estaba destinada la sede y desde el 2011 de forma exprofesa se dejó deteriorar… cual Judas por treinta monedas… Es una lucha porque tengo la convicción que el saber institucional puede ser una palanca de transformación del país.
Les cuento también la lucha pequeña e insignificante que me ha tocado librar, para decirles que el reto que tenemos como pueblo es infinitamente superior, que mi experiencia de lucha es una bobería frente a la batalla que debemos librar como pueblo, pero que ni las pequeñas ni las grandes batallas, se pueden realizar sin despertar, sin creer que es posible; sin creer en los que nos decía ese gran maestro y poeta, Aquiles Nazoa, creer en los poderes creadores del pueblo. Quedarse callado, doblegarse, ser indiferente, es asumirse como un cadáver ambulante en medio de la podredumbre. La resurrección está en nuestras entrañas.
Ligero de equipaje es una expresión que leí de un sacerdote indio, Anthony De Mello, quien afirmaba que el que piensa como marxista, liberal, cristiano, musulmán, budista o judío, no piensa sino que la ideología o la religión lo piensan; que el asunto es despojarse de bienes, de esas tradiciones teóricas o religiosas, de los odios y de las venganzas, y abrir los ojos como niños, para lanzarse a vivir la experiencia de la libertad en la vida ordinaria.
La imagen y consigna del sacerdote jesuita indio, puede parecer una prédica de un místico sin sentido político, pero…. Léase bien…. Pero HOY… en nuestra América Latina, ligero de equipaje, es la consigna política que proclama y resume como lema de vida,  de su vida… reitero, hoy, es la consigna de uno de los expresidentes que han dado un testimonio fundamental a propósito de qué trata el ejercicio político, la pasión política, se trata del anciano campesino, uruguayo, revolucionario y militante del amor y la felicidad, que se llama José “Pepe” Mújica, inspiración fundamental para nuestro pueblos latinoamericanos.
Hermanos, ando ardiendo en fuego y vengo asumiendo en mi cuerpo, en mis intestinos, la consigna política de lucha, ligeros de equipajes para transformar nuestras vidas y la vida de nuestro pueblo. Encendamos la esperanza, celebrando las diferencias, con una guerra sin cuartel contra la indiferencia, la apatía, la desesperanza pero sobre todo contra la opresión y el terror. Valga, mi mensaje y llamado a mis amigos, a mis compañeros de camino y a los compatriotas que siguen apostando por una vida mejor.


martes, 24 de octubre de 2017

EVALUAR, REFLEXIONAR PARA CONFRONTAR

EVALUAR, REFLEXIONAR PARA CONFRONTAR
Jonatan Alzuru Aponte
Quienes sosteníamos, desde julio, que la línea política de Henry Ramos Allup era errada y que nos iba a conducir a una situación peor que antes de las protestas de este año, podemos actuar de forma prepotente en las actuales circunstancias. Aunque la actitud es humanamente comprensible no contribuirá en nada políticamente hablando para seguir en la lucha contra la dictadura.
Igualmente, la decisión desacertada y terrible, por parte de los gobernadores electos de Acción Democrática al legitimar la Asamblea Dictatorial Constituida, nos puede conducir a una situación de malestar, angustia y depresión que paraliza la acción política. Incluso, la evaluación de sus desaciertos, la manera y forma de abordar tales actos pueden generar más divisiones, más fracturas, más dolor y en definitiva, se maximiza el clima de desconsuelo que le interesa a la dictadura para consolidarse y perpetuarse.
De lo anterior se desprende que es vital, pensar, reflexionar no tanto en los otros sino cómo cada quien, persona u organización, enfrenta la situación para rearticularse, para seguir en la lucha, para no estancarse. Es un momento crucial para trabajarnos como sujetos. Dependerá de la forma y manera cómo cada dirigente aporte desde la sindéresis, la calma y el autonanálisis para saber cómo seguir en la lucha.
Es necesario evaluar para aprender de los errores y no para quedarse, inútilmente, en un rosario de culpas. Es urgente digerir lo que sucede para salir del clima de desesperanza que inunda los huesos de cada venezolano. Esa situación de nuestro cuerpo social es el perfecto para que se consolide la dictadura. Tomemos antibióticos para la cura de nuestra enfermedad como pueblo para recuperar la sanidad y enfrentarnos con fuerza a la dictadura con disfraz de democracia que va en camino a su consolidación con pretensión de eternidad, si no actuamos con prudencia, honestidad, fortaleza y valentía en las actuales circunstancias.
La situación actual supone reconocer antes que nada que el gobierno y su Asamblea Dictatorial Constituida, se han consolidado y tienen un refrescamiento de legalidad. Eso clarifica a quién nos enfrentamos.
Como las tácticas y estrategias en política, así como en los deportes,  se miden por los resultados y por sus procedimientos, sin lugar a dudas, las formas y manera de estructurar e implementar las decisiones a partir de la fractura de la unidad, en Julio, fue errada y es absurdo valorarlo de otra manera. 
El viraje que se hizo de protesta e insurrección a elecciones sin protesta ni insurrección, fue un desacierto mayúsculo, acompañado del conjunto de decisiones previas como realizar acuerdos y negociaciones tras bastidores o dejar que el gobierno jugara con el cambio de condición de nuestros presos de cárcel a casa a su antojo, son elementos a evaluar. Los resultados están a la vista. Cada vez que se está en una situación crítica, el gobierno hace un movimiento con la intención de sorprender y la oposición en vez   de seguir la línea que se traza, se desarticula con el movimiento del gobierno. Esto ha de evaluarse, para no tropezar con la misma piedra.
Ahora bien, estamos en la peor crisis social de la historia de nuestro país como mínimo del siglo XX y de lo que va del presente. Basta un dato para colocar el paisaje claro, el mejor salario de un profesional de clase media está en el orden de 10 dólares, el de un docente universitario oscila entre cinco y seis dólares y un cartón de huevos y un kilo de carne cuestan dos dólares. El hambre es descomunal. Los pobres están en la peor miseria de su historia.
Sin embargo, tal situación no genera un estallido social porque la dictadura ha utilizado, de forma eficiente, el hambre como mecanismo de opresión, articulado a políticas económicas y sociales para que la sobrevivencia dentro del campo de concentración que es Venezuela dependa del sometimiento a su voluntad. De allí que una situación favorable para la protesta e insurrección, es al mismo tiempo, la mejor condición para la opresión. Esto hay que evaluarlo con suma delicadeza porque depende de la interpretación que se realice es para que se pueda construir formas de lucha.
Un paso fundamental en las actuales circunstancia es escuchar a las comunidades organizadas, a las organizaciones civiles, al pueblo, tratando de combatir a todo dirigente cuya miopía lo conduzca a echarle la culpa al pueblo. También es una etapa dura porque implica deslindar con aquellos que han legitimado a la dictadura este es un paso imprescindible para recuperar la credibilidad. Y los que hayan cometido errores pero que desean continuar en la lucha, la única exigencia será su testimonio.
Ojalá que quienes se entregaron servilmente a la Asamblea Dictatorial Constituida, reflexionen, piensen en sí mismos, en su historia, en sus familias, en sus hijos, se visualicen en el mediano plazo y sean capaces de pensar en el ejercicio de poder en grande, trascendente, en la trasformación de Venezuela y con valentía se autocritiquen y sean capaces de ofrendar sus vidas por Venezuela, de lo contrario, no es posible conciliar ni un ápice con ellos y el deslinde no solo debe ser con ellos sino con la línea que ha impulsado Ramos Allup que fue acatada no solo por su partido sino por el grueso de la Mesa de la Unidad. Este paso será el más dramático pero la operación del tumor es vital para la cura.

La conciencia que la dictadura no caerá sin protesta e insurrección articulada al movimiento político internacional es un horizonte que no se puede sacar de la ecuación, más bien es la primera certeza para empezar el trabajo urgente que requiere el país.