jueves, 26 de octubre de 2017

VENEZUELA:LIGEROS DE EQUIPAJES

VENEZUELA: LIGEROS DE EQUIPAJES
A los amigos.

Queridos amigos y amigas, escribo lleno de fuego, de pasión política y ligero de equipajes.
Escribo con los brazos en alto, para gritar desde las letras que la experiencia de la libertad es una aventura siempre posible y que tenemos que levantarnos de nuevo, como hombres, como mujeres, como comunidad; que es posible en medio de nuestra máxima dificultad apostar por una sociedad más justa, más fraterna, más humana; que el camino a elegir no es cualquiera, porque la forma de hacerlo y la forma cómo lo transitamos nos configura como personas y como comunidad; vengo a gritar que es posible luchar contra una minoría cuyos bolsillos tienen la marca negra y blanca; blanca de coca y negra de petróleo que resumen las dos fuentes de riquezas de quienes explotan a nuestro pueblo. Les invito a despertar, a tener el coraje de levantarnos y empezar de nuevo.
El asunto crucial no reside en ir o no a las elecciones, tampoco si se coloca una barricada o se tocan cacerolas, mucho menos si es con piedras o con nuestros cuerpos que se enfrenta a los aparatos represivos del estado. El asunto fundamental reside en la fe y la esperanza que se aloja en los intestinos y en los huesos, en la convicción profunda que unidos, sin odios ni retaliaciones pero con determinación, podemos empezar a forjar el futuro en el presente sin discriminación ni exclusión; practicando en nosotros mismos la tolerancia y el perdón, que solo de esa manera podemos encender la antorcha que prenda la llama de la victoria que no es otra que la apuesta por una vida que valga la pena ser vivida en comunidad.
Hermanos, amigos, conocidos o quien me lee, no escribo desde el aire sonoro de las bibliotecas, ni desde la seguridad que ofrece el calor de la familia o desde la certeza de un salario de quince y último… escribo desde la absoluta intemperie, hospedado en el Belén humilde una familia que supo a bien abrir las puertas de su corazón para acoger a un extranjero que salió huyendo, en un exilio forzado, hace ya más de seis meses y que tocó a sus puertas ligero de equipaje.
En estos meses he vivido en una gran universidad, la de la vida en incertidumbre, sin equipajes, sin títulos ni oficio por hacer, donde por momentos he sentido una profunda soledad y abofeteado por la indiferencia hostil de unas autoridades universitaria donde he pasado casi toda mi vida, a quienes les supliqué vía correo y a través de los amigos que por favor, por humanidad, me diesen un aval de mi carrera académica, requisito que me pedían para darme un trabajo en el  único oficio que sé hacer y recibí solo silencio y pasó aquella oportunidad.
Les narro esto no con el afán de generar lástima. ¡Dios me libre! Más bien para graficar mi circunstancia que es infinitamente mejor que la de miles de venezolanos que cruzan la frontera con la muerte tatuada en su mirada, infinitamente mejor que la de aquellos que buscan un bocado de pan para saciar su hambre en la basura, infinitamente mejor que aquellas madres que visten el luto de su hijo muerto por ilusiones perdidas, infinitamente mejor que esos pobres de alma y espíritu que han doblegado su dignidad por el rastrojo de una seguridad circunstancial y, por supuesto, es mejor mi circunstancia que la de tantos ciegos que están apegados a ideas, fórmulas y programaciones que les impiden o tal vez, tienen temor, qué se yo, de abrir los ojos y encontrarse con el rostro ensangrentado y sufriente de nuestro pueblo.
Escribo, justo en el momento, que amigos suplican a las autoridades por mis notas de pre y postgrado, para que pueda revalidar mis títulos y así logre tener un mínimo de seguridad; pero realizo este escrito, poniendo mi carne en el asador, a riesgo, por mis convicciones e ideales que se materializan en lo concreto en la denuncia férrea y sostenida de la corrupción que en mi Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UCV, condujo al despropósito vergonzante y vil, de destrozar el Centro de Investigaciones Postdoctorales, de la estafa al estado venezolano cuya Alcaldía Metropolitana, dirigida en dos períodos el de Juan Barreto y el de Antonio Ledezma, realizó senda inversión millonaria para el fin que estaba destinada la sede y desde el 2011 de forma exprofesa se dejó deteriorar… cual Judas por treinta monedas… Es una lucha porque tengo la convicción que el saber institucional puede ser una palanca de transformación del país.
Les cuento también la lucha pequeña e insignificante que me ha tocado librar, para decirles que el reto que tenemos como pueblo es infinitamente superior, que mi experiencia de lucha es una bobería frente a la batalla que debemos librar como pueblo, pero que ni las pequeñas ni las grandes batallas, se pueden realizar sin despertar, sin creer que es posible; sin creer en los que nos decía ese gran maestro y poeta, Aquiles Nazoa, creer en los poderes creadores del pueblo. Quedarse callado, doblegarse, ser indiferente, es asumirse como un cadáver ambulante en medio de la podredumbre. La resurrección está en nuestras entrañas.
Ligero de equipaje es una expresión que leí de un sacerdote indio, Anthony De Mello, quien afirmaba que el que piensa como marxista, liberal, cristiano, musulmán, budista o judío, no piensa sino que la ideología o la religión lo piensan; que el asunto es despojarse de bienes, de esas tradiciones teóricas o religiosas, de los odios y de las venganzas, y abrir los ojos como niños, para lanzarse a vivir la experiencia de la libertad en la vida ordinaria.
La imagen y consigna del sacerdote jesuita indio, puede parecer una prédica de un místico sin sentido político, pero…. Léase bien…. Pero HOY… en nuestra América Latina, ligero de equipaje, es la consigna política que proclama y resume como lema de vida,  de su vida… reitero, hoy, es la consigna de uno de los expresidentes que han dado un testimonio fundamental a propósito de qué trata el ejercicio político, la pasión política, se trata del anciano campesino, uruguayo, revolucionario y militante del amor y la felicidad, que se llama José “Pepe” Mújica, inspiración fundamental para nuestro pueblos latinoamericanos.
Hermanos, ando ardiendo en fuego y vengo asumiendo en mi cuerpo, en mis intestinos, la consigna política de lucha, ligeros de equipajes para transformar nuestras vidas y la vida de nuestro pueblo. Encendamos la esperanza, celebrando las diferencias, con una guerra sin cuartel contra la indiferencia, la apatía, la desesperanza pero sobre todo contra la opresión y el terror. Valga, mi mensaje y llamado a mis amigos, a mis compañeros de camino y a los compatriotas que siguen apostando por una vida mejor.


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