lunes, 25 de septiembre de 2017

CRISIS, FRACTURA ÉTICA Y SALIDA POLÍTICA

CRISIS, FRACTURA ÉTICA Y SALIDA POLÍTICA
Jonatan Alzuru Aponte

Hay que votar en las regionales, listo. El gobierno y la oposición se vuelven a encontrar. Se han reunido de forma abierta y clandestina, sin ningún resultado para la población, a lo sumo beneficios parciales a individualidades, casa por cárcel o régimen de presentación. Los puntos de la agenda por parte de la oposición hasta ahora, al parecer, son los mismos o, por lo menos, es lo que se escucha. Todos importantes y valiosos. Pero esperemos que no se limiten a los puntos que se planteaban incluso antes de marzo del presente año y el debate arranque por la raíz. En la situación actual, un acontecimiento estructural, de raíz, es la Asamblea Dictatorial Constituyente. Asumir ese acontecimiento como que no pasó nada sería un ingrediente más al deterioro ético que cada día sufrimos los venezolanos, vivan en Venezuela o en el exterior.

Un éxito, sin duda alguna, del gobierno ha sido el deterioro ético de nuestro pueblo, de nuestras instituciones; es un éxito porque al deteriorar éticamente a una población se domina con mayor facilidad por un lado y, por el otro, genera las condiciones para una corrupción generalizada que imposibilita, ata de manos, en las negociaciones a aquellos que los adversan.

El vocablo ético alude, en nuestro contexto, a la eticidad sustancial, dígase, a las costumbres, hábitos, formas de actuar en la vida ordinaria de los sujetos entre sí, de los sujetos con las instituciones, de las personas en las instituciones y de  la forma cómo las instituciones se relacionan entre sí y deciden asuntos que afectan para bien o para mal a los ciudadanos.

El deterioro de los servicios básicos agua, luz, gasolina, aunado a la falta de alimentos y medicinas, de forma sistemática y sostenido en el tiempo, tiene el efecto social que lo ciudadanos, las personas, empezando desde los sectores más pobres hasta las clases altas, empiecen a vivir tratando de sobrevivir. Es una lógica de campo de concentración generalizada políticamente. Esto significa que la población lucha por satisfacer sus necesidades básicas, al existir pocos bienes y servicios, la vida ordinaria se transforma en un campo de batalla de todos contra todos, para alcanzar el mínimo bien para satisfacer las mínimas necesidades y sobrevivir.

La sobrevivencia pasa desde comer en la basura, acaparar comida y ser incapaz de compartirla ni siquiera con un familiar, irrespetar la fila y colocarse por encima de los demás, donde venden comida o medicinas, maltratar al hijo porque comió un poco más de lo que se establece para todos como lo mínimo, vender el cuerpo por un poco de comida hasta robar al vecino, al amigo, a la familia, medicinas, alimentos o bienes para comprar lo mínimo.

En términos de la teoría política clásica tal situación se describe como el estado de naturaleza.  Ese estado de guerra de todos contra todos, se replica en aquellos que tiene algún tipo de poder o status social, de allí que el clima se hace propicio para corromperse, venderse. Cada quien lucha de cualquier manera para sobrevivir individual y, de tener posibilidades, comunitariamente, privilegiando a sus familiares y amigos más cercanos. Mientras se prolonga en el tiempo tales prácticas, el deterioro institucional y la descoyuntura social es mayor.  La cohesión social y los valores para una mínima convivencia, se deterioran. Esa guerra en la vida ordinaria produce una desconfianza de todos contra todos. Esa es la mejor condición para que los déspotas consoliden su poder.

Aunado a lo anterior, la falta de una ética normativa institucional mínima, maximiza la arbitrariedad de las personas. “Hago lo que me da la gana porque sé que no existe sanción”. Y toda sanción que exista dependerá no de los actos, sino de la solidaridad mecánica o no que se tenga con el poder. De allí que un corrupto se siente a sus anchas, si y solo si, está con el poder. Eso que sucede en el ámbito político se replica en todas y cada una de las instituciones de nuestra Venezuela. No importa la arbitrariedad del director de un colegio, de una clínica, de una universidad, de un partido político, de una asociación civil, de un condominio y, a veces, hasta de una comunidad religiosa, porque al final de las cuentas todo sigue, todo es válido, todo se olvida, nada se sanciona; porque en un estado naturaleza lo que importa es la sobrevivencia.

El cálculo político actualmente no se trata de abstención o votación. Esa discusión es verdaderamente pedestre; tampoco de negociación, diálogo o no. Son falsos dilemas. Se trata de cómo utilizar todas las formas de luchas ciudadanas, comunitarias, articuladas con los países aliados internacionalmente para impedir que el gobierno se mantenga en el tiempo y de cajón votar forma parte del equipaje.
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Una política planteada como “paso a paso”, no solo generan más muertes, no tan escandalosas como en las protestas, porque los muertos por el hambre y por la falta de medicinas no llenan titulares como héroes sino que se representan en cifras sin biografías, sino también, produce una situación que cada vez se hace más compleja de revertir, el deterioro de la eticidad.  Además, el deterioro de la eticidad  es directamente proporcional a la probabilidad de permanencia de la dictadura, a mayor deterioro, mayor probabilidad de permanencia en el ejercicio del poder del déspota. Por lo tanto, es imprescindible recortar el período presidencial de Maduro. Obviamente, una negociación que tenga esa finalidad no se logra, ni siquiera es posible plantearla en la mesa de diálogo, sin no existe una fuerza que respalde esa propuesta;  la fuerza de los negociadores la posibilita la ingobernabilidad del país, aunado a la presión internacional.

Toda negociación que no tenga ese punto en la agenda, lo que hace es maximizar el tiempo de estadía del gobierno en el ejercicio del poder.

La ingobernabilidad se logra a través de la protesta y la insurrección; esa fuerza es la que permite una negociación porque minimiza, por supuesto la asimetría entre el gobierno y la oposición.

Para detener mínimamente la descomposición ética se requiere que dentro de las instituciones, en los partidos políticos  y en las comunidades,  hombres y mujeres, sean capaces de asumir con coraje, prudencia,  honestidad, pero sobre todo con  valentía, no solo denunciar a los opuestos, sino a cualquier aliado, amigo, familiar cuyas acciones contribuyan a ese deterioro; sin limitarse a la denuncia sino que se produzcan prácticas ejemplarizantes para la ciudadanía, para las instituciones, para la sociedad, los delitos no tienen por qué asimilarse, son responsabilidades individuales y tienen costos; peor que el silencio es la falta de decisión para corregirlos. No hacerlo es contribuir a la configuración de una sociedad de cómplices; es como permitir la expansión de la podredumbre. Dice el adagio popular: “prefiero solo que mal acompañado”.

Testimonio ético, protesta, insurrección, negociación y elecciones es una ruta que apuesta a menos muertes, menos sangre y menos sufrimientos para los venezolanos. Y se transforma en piedra angular para una reconstrucción de nuestra sociedad, sin exclusiones ideológicas, en unión nacional desde la diferencias sociales, políticas, y religiosas. .



lunes, 11 de septiembre de 2017

DETENGAMOS LA MUERTE ANUNCIADA

DETENGAMOS LA MUERTE ANUNCIADA
Jonatan Alzuru Aponte

A veces, leerse en el tiempo, contrastar las hipótesis que se tenía con la realidad y acertar, no provoca la satisfacción que como estudioso de la sociedad cualquiera puede imaginar; más bien producen dolor, congoja e impotencia. El 6 de agosto escribí sobre dos posibles escenarios. El primero desconocimiento radical del gobierno y todas sus instituciones, incluyendo al CNE, asumiendo como formas de lucha, la protesta y la insurrección, tensando la cuerda hasta un límite donde el gobierno dada la ingobernabilidad y la presión de calle, aunado a la presión internacional, negociara unas elecciones presidenciales.

La segunda alternativa era la tendencia que fue liderada por Henry Ramos Allup, asumir la ruta electoral sin protesta ni insurrección; sino  paso a paso. Camino que conduciría a una fractura de la oposición, una desarticulación del movimiento juvenil, abstención electoral y, una postergación de la confrontación para conquistar Miraflores.


El 27 de agosto, asumiendo que había tendencias que buscaban una vía intermedia donde se unieran el trípode, protesta, insurrección y elecciones, hice un llamado al liderazgo juvenil para que protagonizaran esa vía que es distinta al paso a paso que ha venido planteando el Secretario General de Acción Democrática y sentía que con más fuerza se iba imponiendo dentro del seno del liderazgo opositor.


La realidad del 11 de septiembre.
Suspensión de la protesta desde finales de julio. Tampoco han existido estímulos, testimonios contundentes de la dirigencia que se transformen en la levadura del movimiento popular. La línea ha sido lo contrario.  Por lo tanto, un desplazamiento sin tiempo para que se produzca una coyuntura insurreccional; quedando como único camino el electoral. Imaginando que un gobierno como el que preside Venezuela -que no posee ninguna ideología, ninguna visión de mundo, sino es una organización mafiosa y déspota que tiene como único fin conservar el poder, enriquecerse y explotar a la sociedad marginalizándola- fuese capaz en algún momento de entregar el poder por vía electoral.  Imaginando que aquello que Capriles decía, en todas las manifestaciones, que se estaba en la calle porque se habían trancado todas las puertas y posibilidades;  ahora, gracias a la magia de algunas negociaciones ocultas que se hicieron en julio y con una legitimación de la Asamblea Dictatorial Constituida, es posible que en el 2018 entreguen el poder.

Mientras la dirigencia camina en esa ficción, liderada por Ramos Allup, se realiza unas primarias de forma ordinaria como si en el país no sucediera nada. Obviamente, la abstención fue brutal. Pero ciegos, sordos y no mudos, porque hablan, la dirigencia de la MUD, ahora sostienen que eso no quería reflejar una fuerza electoral, aunque la estrategia, exclusivamente, que se han planteado fuese electoral.

Esta crónica de una muerte anunciada es rescatable, porque las condiciones sociales, económicas y políticas no solo no han cambiado sino que el despotismo se ha profundizado. Basta decidir entre el camino que traza Ramos Allup, paso a paso electoral, que, por cierto, en términos de sus aspiraciones de migajas, sin transformación de raíz, le ha dado resultado a su partido y la decisión mayoritaria, la de  millones de venezolanos que apostamos a un cambio radical del gobierno, ratificada el 16 de julio, esto significa desplazar a Maduro del Poder, a través de la protesta, la insurrección y lo electoral.



sábado, 9 de septiembre de 2017

OJALÁ

OJALÁ
Jonatan Alzuru Aponte

Ojalá que la cúpula de CLACSO (El Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales) fuesen intelectuales de izquierda, tuviesen una mirada materialista tanto de la historia como de las realidades latinoamericanas y, sobre todo,  la venezolana; y no, como lo son, unos conservadores de un idealismo trasnochado cargado de conceptos que se desvanecen en el aire, a favor de la explotación del pueblo venezolano.

Ojalá es un documental biográfico de producción cubano-española, realizado en el 2012, donde se reconstruye la vida del cantautor cubano Silvio Rodríguez, uno de los fundadores de la Nueva Trova Cubana. En él, Silvio Rodríguez para graficar  cómo las condiciones materiales de existencia pueden transformar las visiones del mundo “de manera peligrosa”, sobre todo, para aquellos artistas que como él, que son íconos de la revolución. Coloca un ejemplo muy práctico. Relataba cómo fue el impacto de pasar  en la vida diaria, de esperar a que llegue el agua y cuando llega calentarla para bañarse con una olla,  hasta abrir la regadera en un hotel y sentir el agua caliente; en la entrevista dice el trovador,  que a partir de allí puede comprenderse lo que le puede suceder a un artista; la intención en el documental era  mostrar la fortaleza que deben tener los revolucionarios para asumir la vida en la patria, bloqueada por décadas, y no transformarse en un traidor que busca aguas calientes en otras tierras.

El gobierno de Maduro comprendió bien esa lección del pueblo cubano, fundado en aquella premisa de Marx que las condiciones materiales de existencia determinan la conciencia social. De allí que se dedicó a transformar las condiciones materiales del pueblo. Pero no nos escudemos en abstracciones; valga un botón de la vida diaria de los venezolanos. Venezuela es unos de los países del continente con más riqueza hídrica, teniendo una de las plantas hidroeléctricas, en una época, más moderna de América Latina, el Guri con capacidad para dar energía a otros pueblos. Los servicios de agua y luz están en manos del gobierno; no tienen competencia privada, ni es posible que los traidores vendidos al imperialismo yanqui decidan sobre ella, ni la perturben de forma permanente durante cuatros años; sin contar con la cantidad de represas existentes en todo el país.  Los explotadores del pueblo, transformaron a Venezuela, sin embargo,  en cuatro años en un país que pareciera que fuese limítrofe con el desierto del Sahara.

Los que viven, por ejemplo, en la ciudad capital, en los Chaguaramos, en sus colinas, muy cerca de la Universidad Central de Venezuela, zona que antiguamente formaba parte clase media, habitada por profesionales, pequeños y medianos empresarios, nos habituamos a la práctica que describe Silvio Rodríguez, un racionamiento de agua permanente, puedes abrir el grifo dos días a la semana, del resto estas en el Sahara. Aunado a esa práctica social, se suma la crisis alimentaria y de medicamentos, provocada de forma exprofesa al expropiar industrias, haciendas productivas, cadenas de supermercados y arruinarlos; eso ha tenido por objeto que la población se transforme en aquello que aprendió el joven Marx de su maestro Hegel, en esclavos, cuya fórmula de existencia la resume el filósofo del idealismo en alemán en: “Dormir, vivir, ser funcionarios”. Lo que Marx llamó el trabajo enajenado. Trabajar para vivir en una condición material mínima, muy semejante a la existencia de los animales que no son capaces de transformar el entorno sino que se adaptan, para alimentarse, guarecerse de las tempestades hasta morir. Y, como bien saben los explotadores del poder transformador del ejercicio intelectual, entonces, acompañan esa trasformación de las condiciones materiales de existencia con una política sistemática para arruinar a los centros de producción del conocimiento, proletarizándolos, un profesor universitario gana entre 15 y 20 dólares mensuales. Obviamente, esa política de proletarización de la clase media, conduce a las clases bajas a una transformación galopante en marginales, lo que Marx llamaba el lumpen que dentro de la teoría de Marx estaban imposibilitados para cualquier transformación social.

Ojalá que los científicos sociales de la cúpula de CLACSO, salieran de sus acomodados y antisépticos laboratorios abarrotados de papel, letra y de  aldea global; ojalá se despeguen del televisor y sus canales TvSur o CNN y decidieran dar un paseo no como investigadores, eso es demasiado pedir, por lo menos, como turistas a Colombia, caminen las calles de Cúcuta y observen las plazas, el terminal de pasajeros, sus calles y podrán palpar, observar y si tienen afán, hasta puede entrevistar a cientos de familias venezolanas viviendo a la intemperie; no es el éxodo del burgués, sino de aquellos que ya no pueden ser funcionarios, no pueden dormir tranquilo y les cuesta sobrevivir en su patria. Visiten la iglesia La Dolorosa, dirigida por los sacerdotes Sclabrinianos, que atienden diariamente a 200 venezolanos en condiciones de miseria y abrieron un pequeño comedor para 60 niños, acompañen a los de Caritas a repartir las 5000 comidas diarias a las familias hambrientas de Venezuela, caminen por la invasión “La fortaleza”, donde hay familias de colombianos retornados, familias mixtas y venezolanos sobreviviendo que son atendidos por el Centro Misionero cuya comunidad religiosa, mantienen un comedor  a partir de las donaciones que le dan los pequeños comerciantes de Cúcuta. Si hacen el recorrido papal, verán replicada esa realidad.

Ojalá que los intelectuales de CLACSO asumieran la famosa tesis once sobre Feurebach de Carlitos Marx: “Los filósofos (– esos ascéticos, los científicos sociales, como diría Nietzsche-) no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.”


Ojalá que aquello que no comprenden los de CLACSO, pueda ser un motor del pueblo venezolano y que la transformación no dependa de una verdad revelada en la Biblia Constitucional,  sino en el compromiso solidario con los más pobres entre los pobres, para desterrar de Venezuela, el hambre, la miseria y la opresión, éste es el mandamiento del amor, como canta el sacerdote venezolano Miguel Matos SJ. 

sábado, 2 de septiembre de 2017

PROTESTA, INSURRECCIÓN Y ELECCIONES PARA CONQUISTAR MIRAFLORES

PROTESTA, INSURRECCIÓN Y ELECCIONES
PARA CONQUISTAR MIRAFLORES
Jonatan Alzuru Aponte

Existen las condiciones objetivas para la protesta,  la insurrección y el voto masivo contra cualquier candidato del régimen; por los altos costos y la escasez de los alimentos y las medicinas, por el deterioro del sistema de salud pública, por la imposibilidad de tener acceso a la información, por el cierre de los medios de comunicación, por la represión masiva y sectorizada, por la violación de los derechos humanos de forma sistemática, por la galopante corrupción, por la delincuencia organizada desde el estado, por la no separación de los poderes, por las toma de decisiones autoritarias, por la constante violación a la constitución, por el empobrecimiento galopante de los ciudadanos y el enriquecimiento de la clase gobernante, entre otras características, totalmente medibles, verificables, cuantificables.

Sin embargo, las condiciones subjetivas están disminuidas: no hay deseo de confrontar con distintos tipos de formas de lucha, ni de organizarse, ni de participar activamente en movimientos, organizaciones o partidos políticos que confronten al régimen;  eso muestra que en el ámbito práctico se tiene una autocomprensión de que no nos sentimos capaces de vencer a los gobernantes; producto obviamente, del conjunto de desaciertos de la dirigencia que se cometieron en la última quincena dentro de los cuatro meses de protestas y en los días posteriores. Las condiciones subjetivas disminuidas de nuestro pueblo se perciben en su repliegue y en el deseo de abstenerse en las elecciones, en los momentos actuales.

Es una tarea de la dirigencia transformarse en la levadura, en la sal, en la luz, que saque de ese estado a nuestro pueblo. Para ello se deben realizar prácticas, acciones políticas, que tengan como fin potenciar las condiciones subjetivas para que se articule la protesta, la insurrección y el  voto masivo, sea en el momento que sea, contra el gobierno.

En el foro realizado en la UCAB, por ejemplo, Freddy Guevara propuso una manera de abordar las citaciones que realice la Asamblea Dictatorial Constituida que podría ser una práctica exitosa, para generar las condiciones subjetivas de trasformación de la sociedad.  El Vice- Presidente de la Asamblea Nacional propuso desobedecer todo llamado de la Asamblea Dictatorial, no asistir a ninguna citación. Tal acción le implicaría a los diputados citados que, seguramente, tendrían que asumir la clandestinidad, pero esa decisión podrían acompañarla con fuertes mensajes en videos, a través de las redes sociales, en el orden ético, como testimonio de la apuesta por la transformación; por ejemplo: que NO es digno de un ciudadano dirigirle la palabra a los dictadores y que si se trata de dar buenas razones y argumentos de sus acciones, solo se las darían al pueblo; asumiendo, por supuesto, todas la responsabilidad pública de las acciones que han dirigido, todas la formas de lucha que se hicieron durante los cuatro meses, pero también, asumiendo las decisiones actuales y, de forma, articulada con sus organizaciones, convocando al pueblo a la protesta.

Por el contrario, asistir a las citaciones de la Asamblea Dictatorial podría ser una acción racional y políticamente también correcta, con la finalidad de ejercer la defensa frente al poder, pero tales acciones en un contexto donde no existen condiciones subjetivas para la insurrección, simplemente, se transformarían en una práctica jurídica de rutina; no desmejora lo existente, pero no contribuye a fomentar el clima de protesta e insurrección necesario para conquistar el gobierno, Miraflores; con el agravante que la decisión por parte de la ADC, sería la misma que en el primer caso.

Para conquistar el gobierno central en un mediano plazo se hace indispensable, por un lado, no cometer los errores pasados y por otro lado, innovar en prácticas que coloquen en tensión al gobierno en la medida que se desafía a su autoridad.  Expresado en los términos clásicos de la lucha, la única forma de generar las condiciones subjetivas de un movimiento insurreccional es que la dirigencia se transforme en la vanguardia de la lucha contra el poder.

Es indispensable que la dirigencia asuma tal papel en el corto plazo para enrumbar y enderezar de forma articulada la lucha. Maximizar prácticas como la ejemplificada en distintos órdenes, en distintas circunstancias y con un horizonte común, podría ser un camino idóneo para transformar el voto, la práctica electoral, en otra forma de lucha; tal como lo postuló Andrés Velásquez, cuando dio el anuncio que la MUD participaría en las elecciones regionales.  

Realizar elecciones en la condiciones actuales, aun ganando la mayoría de las gobernaciones, en términos de la batalla fundamental, retrocedemos porque se transformarían en una práctica normal, propia de cualquier sistema democrático que es independiente del contexto de crisis que vivimos; tal normalización posterga la posibilidad del cambio, en la misma medida que el gobierno avanza en la preservación de su poder. Obviamente, si el gobierno  hace un fraude masivo, las condiciones de subjetividad podrían variar de la noche a la mañana, pero eso sería apostar no solo al azar, sino a la torpeza de quienes detentan el poder y, por los resultados que hemos tenido durante estos años es evidente que aunque no acrecientan su poder para gobernar y, por el contrario, han perdido todo apoyo popular; saben cómo conservarlo. Han sido exitosos en esto. Esa constatación fáctica es indispensable para trazarse los objetivos a corto, mediano y largo plazo en el terreno de la lucha contra el poder central, cuyo camino es una articulación entre protesta, insurrección y participación electoral.