viernes, 26 de octubre de 2018

ARCO MINERO: Ecocidio presentado como derecho a la eutanasia


Arco Minero: Ecocidio presentado como derecho a la eutanasia
Jonatan Alzuru Aponte
Hay que denunciar. Levantar la voz. Protestar.
El día de ayer, 25 de octubre, en la Universidad Austral de Chile, dictó una conferencia, un profesor español, académico de la Universidad de Sidney, Dr. Luis Fernando Angosto. La conferencia la tituló “Neoextractivismo, formaciones de clase y post-neoliberalismo en Latinoamérica”; aunque tenía ese título, la conferencia se centró en las razones del por qué Nicolás Maduro, político de izquierda progresista, impulsó la explotación de oro en el 2016, en el sur de Venezuela.  
El auditorio estaba a reventar. Y en un país como Chile que sufrió una dictadura cruenta de derecha, cuya única forma de informarse son los medios de comunicación; y. lo perciben, como una polarización desinformativa de un lado y otro; la opinión de un académico quien pasó siete años investigando y realizó, según afirmó su tesis doctoral estudiando y comunicándose en el terreno. La información académica era del todo respetable.
Resumo su argumentación en mis términos:
1.- Venezuela sufrió una crisis por la caída de los precios del petróleo.
2.- La Asamblea Nacional quería derrocarlo.
3.- Para salir de la asfixia económica y enfrentar a la derecha aliada con los más oscuros intereses del imperialismo; el presidente venezolano tuvo que aliarse, lamentablemente con unas empresas privada que lo ayudaran.
4.- Como tenía fracturas dentro del chavismo; porque unos chavistas traicionaron los intereses del pueblo y dejaron de apoyarlo, tuvo que crear una empresa dirigida por los militares para este proyecto.
5.- En unas circunstancias como esa, no había otra alternativa que, allí, introduce la sinonimia, el derecho a la eutanasia ecológica, explotar 18.000 hectáreas del sur de Venezuela.
6.- Pero era muy claro que las comunidades indígenas que históricamente han vivido allí comprendían el sacrificio porque no hubo protestas; porque en el fondo hay un respeto ecológico.
Mientras hablaba recordaba los meses que pasé allí, en esa zona, en mis inicios académicos viviendo con las comunidades de pemonas, haciendo trabajo etnográfico coordinado por el maestro Arnaldo Esté Salas; recordaba todos los argumentos que ha realizado a propósito del Arco Minero, ese otro maestro Edgardo Lander. Recordaba las imágenes que ha mostrado esa gran periodista Valentina Quintero del ecocidio más grande que ha sufrido nuestro país en toda su historia. Mi indignación estaba a reventar. Tomé de primero la palabra.
Y afirmé que era muy difícil analizar el asunto con las categorías de izquierda y derecha, Y le dije que lo que no había dicho era que ese contrato dado a la empresa canadiense era por cuarenta años, que la empresa podía extraer los minerales, comercializarlos sin pagar ningún tipo de impuestos, IVA, fiscales, municipales, ni sobre ningún bien tangible o intangible; además que no se le rinde cuenta a nadie ni a las Asamblea Nacional ni al Banco Central de Venezuela; que ningún gobierno en la historia había entregado ese territorio y, lo más similar lo hizo Juan Vicente Gómez con la explotación petrolera.  Y, con respecto a la protesta, le dije que, actualmente, Maduro, en esa misma zona había disuelto el contrato colectivo de los obreros de la Siderúrgica del Orinoco y le había pagado con huevos (no sé si los presente podrían creer semejante atrocidad que sucede en el país) y que tampoco había una protesta masiva lo que revelaba, por el contrario, era la opresión que vive nuestro pueblo.  Además, que quiénes han liderado la denuncia eran intelectuales que en su momento fueron afectos al gobierno de Chávez y, por lo menos Edgardo Lander, era de los teóricos más sólido de la izquierda venezolana.; le recordé a los hermanos Monsonyi, Jorge (recién fallecido) y Esteban Emilio quienes han realizado los trabajos más importantes sobre nuestras comunidades indígenas y Esteban Emilio alertó, apoyando el gobierno, lo que podría suceder a esas comunidades desde el mismo momento que se hizo esa barbaridad.  
Mostré el otro lado de la moneda. Pero la campaña internacional, bajo la supuesta academia, hay que denunciarla. El ecocidio hay que denunciarlo.
Coloco el link, no de un hombre de derecha entregado a los oscuros intereses del imperialismo norteamericano; sino de izquierda; no Edgardo Lander quien abiertamente se opone a Maduro sin cortapisas…. Sino de Monsonyi quien en su momento denunció este desastre, sobre todos para los amigos latinoamericanos que desconocen estos asuntos.
NO A LA DOMINACIÓN.







jueves, 18 de octubre de 2018

III PARTE. FRENTE AMPLIO Y DESPOTISMO


PARTE III. FRENTE AMPLIO Y DESPOTISMO.
Jonatan Alzuru Aponte
La mayor muralla contra el despotismo son prácticas libertarias.
La conciencia que se es libre, aún en un estado de opresión, es la piedra fundante para enfrentar a un régimen despótico. Es una conciencia que debe irradiar al colectivo…  para producir prácticas de protesta, de desobediencia civil, asumiendo las acciones de resistencia y las distintas formas de lucha. Esas prácticas son las experiencias que amalgaman un frente amplio de lucha; donde la exigencia fundamental para el liderazgo sea el testimonio.  
Esa conciencia, esa fuerza, está en potencia en el pueblo venezolano.  Es necesario encenderla. La llama de la organización popular es el saberse libre.  Es un acto de la razón y de la pasión. Es un horizonte, pero a su vez, es una práctica consuetudinaria.
¿Es posible sentarse a negociar una salida con el déspota? En política nada se decreta; pero se deben asumir criterios para discernir qué hacer en cada momento. El déspota negociará su salida, si y solo si, está absolutamente acorralado. Para acorralar a un régimen como el venezolano es necesario una movilización de toda las fuerzas sociales y políticas existente en el país. Eso se sentirá por el clima de ingobernabilidad que se logre.
La ingobernabilidad, en el caso específico venezolano, es una expresión del espíritu libertario del pueblo.  En cualquier otro clima, sería muy difícil que el régimen despótico venezolano negocie. Y cualquier llamado al diálogo, por parte del déspota, siempre será una herramienta más de su dominio.
Lograr el estado de ingobernabilidad es uno de los retos más importantes de un frente amplio; porque la gobernabilidad, en el caso venezolano, se traduce como normalización de la dominación y el despotismo. Dos ejemplos gráficos, nuestro país tiene una de las plantas hidroeléctricas más grandes de América Latina y en tiempos pasado era pionera en tecnología. En los actuales momentos, más del 60% del país vive sin luz más de ocho horas al día y lo asume pasivamente porque no tiene otra opción (aunque se sientan algunos estallidos, protestas, como desahogo social; porque no están orientados en una ruta para desplazar al déspota). Siendo un país con una de las reservas gasíferas más grandes de América Latina con una industria que siempre fue pública, actualmente, se cocina con leña en gran parte de los pueblos del interior del país.  Esas son tecnologías de dominación. Al régimen no le interesa el progreso sino la esclavitud de nuestro pueblo, para su exclusivo beneficio.
¿Se debe ir a las elecciones? La decisión de participar o no participar en unas elecciones dependerá del clima social que se logre articular y de la forma cómo se desarrollen los acontecimientos sociopolíticos. En un clima de mansedumbre, donde el déspota utiliza todas sus tecnologías para oprimir sin reacción articulada del pueblo o con protestas desarticuladas; con acuerdos de cogollos entre los líderes de la oposición y el régimen despótico, etc… participar en las elecciones es darle más tiempo al régimen para acrecentar la lógica despótica.
En un clima de ingobernabilidad con un espíritu insurreccional, con una organización amplia y engranada, unas elecciones pueden ser la válvula que destranque el conflicto social y termine desplazando al déspota…  es un asunto de pulso y olfato político.  En esto ya hemos tenido suficiente experiencia como para replicar errores.
Los venezolanos tenemos historia de rebeldía, hemos sido un pueblo que marcó rumbos y horizontes políticos en América Latina; es la hora de retomar esas banderas y liderar nuestra propia liberación.


jueves, 11 de octubre de 2018

FRENTE AMPLIO Y DESPOTISMO (PARTE II)


FRENTE AMPLIO Y DESPOTISMO (PARTE II)
Jonatan Alzuru Aponte

La finalidad del frente amplio es caracterizar la forma de proceder del gobierno despótico con el objetivo de construir tácticas y estrategias, para resistir, desarticular, confrontar y desplazarlo del gobierno con un movimiento concertado como expresión de múltiples y diversos movimientos sociales. Siendo el frente un espacio de acuerdo entre diversos y opuestos actores sociales y políticos. 
La comprensión y caracterización de la dominación del gobierno venezolano es un asunto de primer orden.  La imagen que nos puede explicar su importancia es la siguiente: un cuerpo padece una enfermedad que tiene características similares a otras; para buscar el remedio apropiado, los investigadores dedican tiempo a estudiar la causa, bien sea un virus, un hongo…y la forma de estudiarlo es cómo actúa, cómo se reproduce, cómo se fortalece. La comprensión le permite al investigador proponer y ensayar diversos antídotos que ataque su ciclo reproductivo. En el ámbito social solemos despreciar este tipo de análisis, porque pensamos que el actuar lo más rápido de cualquier manera, pero pronto…es la solución. Los costos del inmediatismo lo hemos padecido en grado superlativo los venezolanos.  Sí, debemos actuar y rápido… como un basquetbolista, como un futbolista, pero articulando un juego como equipo; construyendo estrategias, ensayando alternativas; para ello es vital el estudio del oponente.  En ese horizonte de sentido va mi aporte.
1.- El poder despótico no construye ninguna política pública. Entendiendo por política un conjunto de planes, programas y proyectos (sociales, económicos, educativos, jurídicos…) susceptibles de ser evaluados tanto cualitativa como cuantitativamente, en un plazo determinado de tiempo, con la finalidad de maximizar su eficacia y eficiencia. 
Por el contrario, el poder despótico construye decisiones públicas con un único objetivo: preservar y acrecentar el dominio sobre la población.  Toda decisión está articulada a una tecnología de la dominación, siempre pensando en un corto plazo con concatenándolas con nuevas decisiones, sin importar que sean contradictorias con las anteriores o no… Porque su objetivo es ir paso a paso consolidando su dominación en función de las respuestas de los dominados.
Un ejemplo para ilustrar: del conjunto de decisiones económicas, tomemos una arista. La eliminación de los cinco ceros del bolívar fuerte. Mientras los economistas realizan una explicación racional de las consecuencias hiperinflacionarias de esas decisiones o realizan críticas al modelo (como si existiese tal cosa) … Al déspota lo que le interesa, siempre en un corto plazo, es que la población se adormezca. ¿Cómo lo hace?  Genera una angustia porque desaparece el efectivo. Luego, al cambiar la moneda hay un espacio de tiempo que la población intenta comprender cuánto es el valor de las cosas.  De inmediato, la medida tiene un efecto psicológico (siempre en corto plazo), deja de traducir los costos a la moneda anterior. La consecuencia práctica es que la población siente (es una sensación), por un brevísimo tiempo, que la economía está mejorando porque lo que costaba ciento cincuenta mil, ahora cuesta cincuenta bolívares soberanos… Al déspota le interesa el efecto psicológico en el sujeto al escuchar cincuenta bolívares… No se percata que son cinco millones.  Tal táctica de dominación siempre está engranada con la utilización de la propaganda, sistematizada, para persuadir que lo que sucede, falta de alimento, un salario que no alcanza, etc.. es responsabilidad de otros, empresariado, oposición o la conspiración internacional… Y que el gobierno está haciendo una tarea titánica para combatir ese flagelo.
Obviamente, el control y dominación social siempre tiene que ir acompañada de otra tecnología, la de generar terror, inmovilizar al oponente. Eso es clave.
Las típicas formas de generar terror son con represiones masivas como las que hicieron en el 2017.  Otra típica y que, en otros países, han sido eficaces, es mostrar que el gobierno tiene tal poder sobre el cuerpo de los ciudadanos que es capaz de lograr que una persona confiese contra sí misma. Y lo expone de forma pública para exhibir su poder, como fue el caso del diputado Requesens.
Ese estilo lo replica si no tiene efectos contundentes por parte del pueblo. Pensemos que cuando las bandas armadas desnudaron a los estudiantes en el 2014; la reacción de artistas, universitarios fue una protesta contundente de desnudos. Eso paralizó ese tipo de acciones y no la replicaron. En cambio, al no tener respuestas contundentes incrementa esa misma lógica, porque mide en corto plazo el grado de sumisión.
Esa lógica de generar la confesión contra sí mismo, fue lo que hicieron con el concejal del Municipio Libertador Fernando Albán, militante del partido Primero Justicia, quien fue detenido al llegar de New York el 05 de octubre, pasó veinte horas desaparecido y luego, no más de 48 horas declaran que se suicidó estando detenido por la policía del régimen.  De mantenerse la pasividad o la denuncia en el plano jurídico…  este tipo de violencia se incrementará adornada de múltiples maneras.
¿Por qué el déspota desvaloriza las acciones jurídicas internacionales? Que siempre hay que hacerlas, sustentarlas y mostrarlas. Porque la lógica del déspota es la misma del delincuente. Su asunto es sobrevivir el hoy. Su ganancia la mide en corto plazo, porque tiene conciencia que traspasó los límites del juego político y tiene perfectamente claro los costos de perder el poder.
Continuará…


martes, 9 de octubre de 2018

FRENTE AMPLIO Y DESPOTISMO (PARTE I)


FRENTE AMPLIO Y DESPOTISMO (PARTE I)
Jonatan Alzuru Aponte
El frente amplio en Venezuela es un espacio de alianza entre diversos e incluso opuestos actores sociales y políticos, para construir tácticas y estrategias contra el poder despótico, con la finalidad de confrontarlo y desplazarlo de la posición de poder.  
Para ello es importante la comprensión de las dinámicas de la opresión del déspota. A su vez, establecer metodologías que coadyuven a la construcción de los puentes entre los diversos y opuestos dirigentes sociales, gremiales, empresariales, comunitarios, sindicales, partidos políticos, etc... de la alianza.
Algunas premisas básicas que pueden servir de puente y, a su vez, como punto de inicio para describir y caracterizar las dinámicas de la opresión, podrían ser la siguientes:
1.- Las diversas organizaciones que tienen intereses, formas de actuar y miradas de las políticas estadales, sociales, económicas distintas, forman un frente común porque todos están afectados, sometidos, por las acciones de un poder despótico y ninguno tiene la posibilidad de derrotarlo por separado.   
La alianza, entonces, tiene sentido para comprender cómo funciona el ejercicio del poder, cuál es la lógica que ha utilizado para mantenerse y desarticularla con acciones coordinadas bien sea de forma separada o en conjunto; hasta alcanzar una acción colectiva de la población, para enfrentarlo y desplazarlo del poder definitivamente. Tal asunto es una condición necesaria, para pensar en cualquier otro aspecto, por ejemplo, la manera y forma de reconstruir el país. Al ser una condición necesaria es una primera tarea de abordar.
De lo anterior se desprende el segundo aspecto, ¿cómo son las acciones despóticas?
2.- Las acciones del poder despótico no se desprenden de una tradición de pensamiento ni de unas teorías; por lo tanto, no tiene sentido realizar una discusión teórica ni para caracterizarlo ni para atacarlo en ningún ámbito, ni social, ni económico, ni institucional.  
Ilustremos el argumento con el largometraje “Silencio” de Martín Scorsese que trata de un hecho histórico: Las torturas sufridas por los cristianos y, especialmente, por los jesuitas, por parte de los religiosos budistas quienes tenían el poder político, económico y religioso en Japón en el siglo XVII.  No hay teoría más pacifista que la budista; sin embargo, el deseo de preservar lo que ellos consideraban su verdad que era el fundamento del ejercicio del poder, los condujo a prácticas inhumanas, y despóticas.
El asunto no era el budismo, sino el ejercicio déspota de los budistas.  Cambie budismo por cristianismo, liberalismo, neoliberalismo, socialismo, protestantismo, positivismo, islamismo… Piense en cualquier déspota que se fundamente en esas ideas y encontrará lo idéntico en lo diverso: las prácticas despóticas. Esto es: Un grupo que tiene una autoridad y la utiliza, a través de un conjunto de técnicas de sometimiento para anular (esclavizar o matar) a todo aquel que ponga en cuestión sus decisiones o acciones y usa las teorías o ideas para darle algún fundamento a su deseo.
El deseo básico del déspota es mantener la posición de autoridad, para él y su grupo; ése es un propósito en sí mismo, por los múltiples beneficios que le produce la posición mientras la ejerce. Además, porque tiene conciencia que, el perder su posición le reportaría el máximo costo para su grupo y descendencia. Dígase: juicios, cárcel, muerte o, lo mínimo, la imposibilidad de ejercer cualquier cargo público donde pueda obtener los beneficios que disfruta en ese momento.
Por lo tanto, discutir, argumentar, criticar o confrontar desde el ámbito teórico o a partir de cómo se autodenomina políticamente el déspota, no solo es improductivo, sino que le ayuda a mantenerse, porque tiene la posibilidad de apelar a algún tipo de racionalidad y utilizarla como una herramienta adicional, para fracturar toda posible unión de los sometidos en su contra.
Además, es contraproducente articular la alianza desde allí, porque la característica de un frente amplio es que son grupos, individualidades y organizaciones que tienen concepciones distintas de la realidad social, económica y política. Por lo tanto, en este específico caso, la discusión ideológica sería un obstáculo absurdo autoimpuesto.