lunes, 28 de septiembre de 2020

¡YA BASTA!... SOMOS MUCHO MÁS

                                             ¡YA BASTA!... SOMOS MUCHO MÁS

Jonatan Alzuru Aponte

 

¿Cómo lograr que las palabras expresen la más profunda tristeza? ¿Qué metáfora utilizar para hacer sentir al otro, la vergüenza que uno siente? ¿Cómo hacer llorar a las palabras? Sí, tristeza, vergüenza y llanto me produjo la discusión en las redes sociales, protagonizada e iniciada por un rector de una universidad histórica y principalísima de Venezuela y un reconocido periodista; seguida, continuada y maximizada por personas que sufren y padecen las atrocidades del despotismo venezolano.  

La tristeza profunda, la vergüenza infinita, el volcán de dolor y el respeto a esa comunidad académica de primer orden y a todos los que nacimos en aquella tierra de araguaney, cují y frailejones; de guacamayas y cóndor; de sonrisas con olor a papelón y almendrones, me paralizan la lengua y las manos: no puedo nombrar a la universidad ni a los actores involucrados en la discusión en las redes sociales a propósito de los servicios públicos en Venezuela.

Una mañana de septiembre, un sector de Caracas, amaneció sin luz. El periodista reporta el caso en sus redes. Quien ejerce el cargo de rector le comenta que no se alegra; pero que al fin le llegó la igualdad a la capital. ¡Qué espanto! El mensaje era claro:  el sufrimiento terrible que padecen por la falta de servicios públicos quienes viven en los estados del interior del país, le llegó a la capital.  Y allí empezaron los dimes y diretes… Mi estómago bailaba y mientras más leía convulsionaba.  ¡No! Tampoco recrearé ninguna de las opiniones. ¡No! por Dios que no. Por respeto a todos los que sufren en cada milímetro de aquella tierra, por respeto a todos los que sufren en la distancia de aquellas tierras, por los que padecen en la diáspora, por respeto a mí mismo.

Por cierto, ese día, ese mismo día, mi hermano mayor me enviaba una foto de su nueva cocina. Cuatro ladrillos, como soldados en batallón, uno frente al otro, y en su cielo, una rejilla como la que antaño se usaban para celebrar el asado, la parrilla, el sancocho en un río, a mitad de una montaña virgen; pero allí estaba él, sin celebración alguna. Era su cocina para la comida diaria, a leña. Sí, cocina su comida a leña (como miles), en un país cuya reserva de gas natural probado, es más de 190 billones de pies cúbicos que lo ubica en el octavo en el mundo. No vale comprar cocina eléctrica, porque tampoco hay luz a diario.  ¡No se horrorice ni se espante! Ni dramatice, ni se estruje el cerebro para comprender lo que sucede… Es muy simple:  la miseria venezolana es una política de estado que da rédito a la clase social despótica gobernante. En fin…  

Al final de ese día tenía un único deseo: Gritar… un grito inmenso del tamaño de un tsunami, con una fuerza telúrica incapaz de ser registrada ni por el sismógrafo más potente; lanzar un grito, como se lanza el último suspiro, como un eco seco, in crescendo, como un repicar de tambores en un amanecer de San juan… No gritarle al mundo sino a nosotros mismos… como un vómito invertido…  ¡Ya! ¡Ya! ¡ya basta!  ¡Ya basta! ¡Basta! ¡Ya Basta, basta!

¡Basta! Ya basta, ya basta….

La lógica despótica ha transformado de forma acelerada a la sociedad venezolana en un gran campo de concentración; donde sus prisioneros pelean entre sí, para sobrevivir; donde hay zonas, oficios y sectores que, dentro de esa profunda mariginalización sociocultural, vivencian, como un espejismo, algún tipo de privilegio… ¿privilegio? Sí, claro que sí… incluso entre la miseria más infrahumana, hay algunos que pueden comer más sobras que los otros. Algo así como quien vive en el campo de concentración de mesonero y puede robar de vez en cuando un bocado de pan…

Y, entonces, recordé el poema de Primo Levi:

 

“Ustedes que viven seguros

En sus cálidos hogares

Ustedes que al volver a casa

Encuentran la comida caliente

Y rostros amigos

Pregúntense si es un hombre

El que trabaja en el lodo

El que no conoce la paz

El que lucha por medio pan

El que muere por un sí o un no

Pregúntense si es una mujer

La que no tiene cabello ni nombre

Ni fuerza para recordarlo

Y sí la mirada vacía y el regazo frío

Como una rana en invierno

Piensen que ésto ocurrió:

Les encomiendo estas palabras.

Grábenlas en sus corazones

Cuando estén en casa, cuando anden por la calle

Cuando se acuesten, cuando se levanten;

Repítanselas a sus hijos.

Si no, que sus casas se derrumben

Y la enfermedad los incapacite

Y sus descendientes les den la espalda.”

A ratos he pensado que es inútil escribir sobre el país… que de nada sirve escribir sobre la política venezolana… que todos aquellos que opinamos, simplemente, lo que hacemos son masturbaciones mentales en malos días de insomnio… a veces pienso que quizás la escritura es solo para drenar o por el puro afán egótico de mostrar que quizás uno leyó dos líneas más que otro…  pero…

Pero, hay otros días… Un día  como hoy por ejemplo, que me cuestiono sobre mis genes culturales y de pronto, en medio  del asco de mí mismo, el azar me muestra otra cara del perfume… y recuerdo a tantos e inmensos creadores, desde humildes campesinos como Juan Félix Sánchez, arquitecto que transformó la rudeza de lo feo en la expresión más sublime del silencio sagrado de la belleza, tiznado de oración, que cabalga con la magia de la laguna… me brotan de los tuétanos pensadores de estirpe, como el filósofo y poeta, Alberto Arvelo Ramos, que no fue un director de cultura de una universidad de la provincia, sino el director de la cultura venezolana… y, entonces, sin saber qué hacer, porque la piel se me confunde con látigo y gelatina… Deseo escribir, para gritar… para llorar… para invitarlos a que juntos nos miremos en el espejo y digamos ¡Basta! ¡ya basta!... Somos mucho más…   

 

 

martes, 8 de septiembre de 2020

EL AJEDREZ DEL DÉSPOTA

 

EL AJEDREZ DEL DÉSPOTA

Jonatan Alzuru Aponte

 

Dedicado a la dirigencia de la oposición venezolana.

 

La presente reflexión es de un venezolano de a pie, perdido entre los millones de rostros, voces, cuerpos, que nos sentimos violados por el despotismo; desde las violaciones a nuestros derechos civiles y políticos hasta el derecho a la vida.  El análisis está realizado desde el dolor, la rabia y con un sabor a decadencia sociocultural.

Ahora bien, lo verdaderamente grave de la actual circunstancia de la política venezolana no reside en asistir o no a un acto electoral. Tal práctica no define ni al sujeto ni a la población como democrática o no, como muchos pretenden debatir. Basta señalar que el error estriba en confundir un procedimiento para dirimir un conflicto con las formas de vivir. Parte de la vida democrática son los procedimientos, es una parte y no la totalidad; sobran ejemplos y teoría políticas para demostrar la afirmación.

En Venezuela se extingue la vida cultural democrática, porque quien ejerce las funciones gubernamentales se comporta como un déspota y transformó a las instituciones del estado (incluyendo a las universidades) en instancias reproductoras del despotismo. Lo grave en la actual circunstancia es cómo el liderazgo político que se opone, construye sus decisiones, reproduciendo el mismo mal. De hecho, pareciera que odian al aliado. La falta de unidad, incluso para celebrar aciertos no se diga para errar, autocriticarse y avanzar; aunque sea dos pasos atrás y uno hacia adelante…. ha sido un karma social.

El objetivo del despotismo ha sido ilegalizar e ilegitimar a la Asamblea Nacional desde sus inicios; pero sobre todo a partir del 2019, cuando recibió el apoyo internacional; de allí que todas sus jugadas han tenido esa finalidad; para ello se ha planteado tácticas para ilegalizarla como la de la Asamblea Constituyente y diversas maniobras para dividir a la oposición, para ilegitimarla y minimizarla.

Lo coyuntural: Capriles y Stalin, en representación de una parcialidad, siguiendo la estrategia planteada por el despotismo y la mesita, desde septiembre de 2019, tras bastidores negocian con el gobierno, para que efectivamente se realicen las elecciones parlamentarias.  Valga decir que no hubo negociación, entre Capriles y el déspota, porque fue el plan que impulsó el despotismo en su primera jugada con Claudio a la cabeza (incorporación del PSUV a la Asamblea, nuevo CNE, liberación de presos políticos paulatinamente y elecciones parlamentarias).

Segunda Jugada del déspota. La configuración de una nueva directiva de la Asamblea Nacional con Luis Parra a la cabeza. Realizan la acción, usan a diputados de la oposición, se generan una mínima fractura, pero no logran ni ilegitimar ni ilegalizar a la Asamblea dirigida por Guaidó.

Tercera jugada del déspota: fracturar a todos los partidos de forma institucional a través del CNE. Jugando con todos aquellos que se prestaron para tal acción, Bernabé Gutiérrez es un caso emblemático.

Sin embargo, el déspota con absoluta claridad sabía que Claudio y su combo no amalgaman ni a su familia. Capriles, entonces, se transforma en su cuarta jugada. Reitero un juicio de valor: Capriles no logró la liberación de los secuestrados por el régimen, porque el despotismo desde la primera declaración con la mesita anunció las liberaciones y de inmediato liberó al vicepresidente de la Asamblea; incluso el déspota afirmó, en el 2019, que estudiaría las condiciones electorales como también lo afirmaron los súbditos de la mesita. 

La cuarta jugada es capital para el régimen, porque Capriles es muy útil para fracturar a las bases del movimiento opositor; es un liderazgo que amalgama y así completa en los hechos lo que formal y dentro de la dirigencia sucede, la rotura total. 

Obviamente, la argumentación de Capriles, Stalin y compañía, es que Guaidó ha funcionado en solitario y, además, ha tomado decisiones profundamente desacertadas, por lo tanto, era necesario recomponer el liderazgo de la oposición. No discutamos. Démosle la absoluta razón a Capriles.  Pero la pregunta a Capriles, a quien siguió las directrices de Claudio y habló en nombre de Venezuela es la siguiente:

¿Acaso no podría trazar una estrategia dentro del movimiento opositor antes de seguirle el juego al déspota? ¿Qué líder se pliega a una estrategia que desde el principio se le veían las costuras, horadar a la oposición reconocida internacionalmente? Tenía, como mínimo un año para hacerlo; ¿Por qué no lo hizo? ¿Por qué se plegó a la ruta trazada por Claudio?

Mis preguntas no son coyunturales.  La estrategia del régimen despótico fue muy clara desde septiembre del 2019. Con tristeza me remito a un artículo que realicé en ese año, publicado en el portal eneltapete (24-09-2019), titulado “¿De qué ocuparnos?” donde intentaba mostrar en qué consistía la estafa del déspota al plantear el acuerdo en la mesita. Inicio el artículo diciendo “Lo crucial a pensar es cómo enfrentar, políticamente, la estafa.” Después de demostrar por qué no fue una negociación y por qué era una estafa y argumentar los objetivos del déspota con la mesita, me interrogo y afirmo: “¿Cuál poder de los descritos tiene Claudio, Mujica…? Ninguno. ¿Por qué los reconoce el déspota? Porque la estafa es un buen instrumento para alcanzar sus objetivos. Un buen estafador tiene que realizar una acción que le dé credibilidad a la estafa. Un primer gesto, liberan al Vicepresidente de la Asamblea; tendrán que dar otros similares y con rasgos de verosimilitud.” Y concluyo mostrando que el tercer objetivo de la estafa era el más complejo para la oposición: “El tercer objetivo a mediano plazo es el más complejo y está comenzando su desarrollo, porque la estafa se articula con el vocabulario constitutivo de los valores democráticos, acuerdos, elecciones, CNE y la paz social."

Si la estafa era posible visualizarla desde su inicio por un neófito en la práctica política como quien escribe, entonces las preguntas obvias: ¿Por qué un actor político curtido, con experiencia, como Capriles y su combo no la vieron? ¿Por qué se dejaron llevar por la estrategia del régimen y la mesita? ¿Quiénes más de la Asamblea hicieron el mismo juego durante este año? ¿Cuántos del sector que invita a la unidad con Guaidó, forman parte de la misma lógica Claudio Caprilista?

Lo grave en la circunstancia actual es que nuestro liderazgo no es capaz de articular una estrategia común para enfrentar al régimen. La gran victoria del despotismo, una vez más, ha sido, hasta ahora, dividir y dividir…  La reacción pública de María Corina, sin ninguna prudencia, aunque tenga parte de razón, contribuye en este momento con la debacle. Por cierto, la prudencia es la máxima virtud del ejercicio político. Y quien divide a su oponente, vence. Esa táctica no es una novedad, ya el viejo Maquiavelo la explicó de forma transparente y en la vida cotidiana se experimenta a diario.

¿Cómo se puede confiar en una negociación con el déspota, cuando no se muestra la mínima pericia para acordar con el aliado? ¡Qué tristeza nuestra incapacidad para marchar juntos, aun pensando distinto! ¡Se necesita a alguien que sea capaz de arbitrar el diálogo entre los principales dirigentes de oposición! Y quizás con una metodología, sueca o barloventeña, les ayude a mirarse a cada uno, frente al espejo y desde la comprensión profunda de sus errores, puedan aceptar y comprender los errores de los otros y desde allí, trazar una mínima estrategia, pero en unidad… Aunque nos derroten en una batalla, la amalgama ética sería el motor, el único, para la victoria contra la opresión y el despotismo.

 

miércoles, 13 de mayo de 2020

UN ABRAZO DESDE EL DOLOR


UN ABRAZO DESDE EL DOLOR

Jonatan Alzuru Aponte-
Lo que leerá a continuación es una respuesta que realicé en Facebook, a propósito del brevísimo artículo que titulé: Ignorancia política y depresión.

Resumes bien lo que indico en gran parte.  Tú dices: “(…) Si bien no le quita gravedad, es humanamente comprensible y de ello, si no se es un perfecto imbécil, se aprende.” Tu si condicional es lo vital. Bueno yo creo que nuestra imbecilidad ha llegado a extremos. Pero reflexionemos. Haré un esfuerzo en medio de mi profunda y oscura depresión.
Tú lo dices de alguna manera, la política es un arte. Como todo arte, la práctica, implica ensayos que conducen a errores o aciertos. Yo no estoy deprimido solo por los errores.
En todo arte, el aprendiz, más neófito, sabe que hay una mínima literatura sobre su arte, donde se indican desde nociones básicas hasta estudios profundos. El artista no tiene por qué ser un crítico, un teórico, él desarrolla un oficio, pero debe conocer las reglas básicas. En el caso presente el Presidente de la Asamblea sería el artista. .
Quien le ofrece las nociones básicas o las profundas al artista, si él lo requiere, tiene una posición distinta y tiene unas exigencias distintas. Aunque no es un ejecutor, debe conocer con profundidad cómo es la práctica, cuáles son las tradiciones, cómo se investiga y cuándo es probable cometer errores y cuándo no. El artista puede desesperarse por impericia, porque no le sale la obra. Pero el que orienta no. Porque la responsabilidad de la ejecución no reside en él sino en el artista. El asesor debe responsabilizarse, tener capacidad para responder por aquello que orienta y el cómo lo hace. La exigencia para él es que estudie para ser un buen asesor y orientador del artista. Y debe estudiar dependiendo de la obra con la que se enfrente el artista, no es lo mismo asesorar a un aprendiz de escultura, de pintura.; etc.
Imagínate cómo estamos que el asesor no supo discernir dónde residía su pericia. Allí ya estamos mal… pero,  el pero es de proporciones…  Eres asesor de estrategia…. Bueno lo mínimo que debemos exigirle es que conozca las nociones básicas… La literatura que estoy indicando es de primer semestre para quien realiza estudios de política. Es como a un médico que le pregunten por los nombres de los músculos y no lo sepa. Eso es imperdonable.
Hago un paréntesis. ¡Coño y para los imbéciles que creen que es un asunto de prepotencia filosófica! Les digo: Uno de los centros más importantes de estudios sobre Maquiavelo está en Estados Unidos. Los principales Presidentes del partido Republicano, que han sido militantes del partido (no es el caso de Trump) antes y durante el ejercicio de gobierno, asistían regularmente a escuchar conferencias… Incluso demócratas asisten… Pero yo no hablo de esa profundidad sino del ABC de Maquiavelo.
Pero él fue más allá, sin conocer la literatura básica, pasó de pensar la estrategia a ejecutar la estrategia. De asesorar a ejecutar. ¿Qué ejecuta? ¿Cuándo la ejecuta? ¿Por qué afirmo que la ejecuta?   Explicaré por qué.
Pensemos en un asesor ignorante que desconoce la literatura básica, como fue el caso. La posición del asesor, debería ser esta: recomiendo que se contrate una empresa para que forme a un grupo de personas que tomen las armas. Y cuando se contrate debemos colocar doscientas cláusulas.  Las mejores empresas para realizar la acción después de evaluar son a, b, c, y d y el momento de iniciar esas conversaciones es tal.
Otro ejecuta. Y si que el ejecuta tiene un mínimo, pero un mínimo, de experiencia de vida…Vida cotidiana… Seguramente, preguntará: ¿No te parece arriesgado dejar por escrito, detalladamente lo que estamos contratando? Y aquí, entonces la valentía se transforma en temeridad… Pues si lo recomiendo lo hago. La firma es una ejecución. Como desconoce las nociones básicas y cree que la norma hace la política y no a la inversa, porque nunca ha estudiado política; entonces, actúa como un empresario ignorante, firma y luego dice se rescindió el contrato
Entonces mi depresión es por la ignorancia… en primer lugar….  Sé que el ignorante empresario, asumió su responsabilidad y se lanzó ese balde de mierda él solo para salvar a muchos involucrados y eso, dentro del asco que tengo, es valorable desde la perspectiva individual…  Pero si lo piensas, entonces, la imbecilidad grupal no tiene nombre….  Por eso estoy deprimidísimo… Y ahora ruego a Dios… un milagro…porque racionalmente no veo otra… Y quien crea que el asunto es de encuestas…que la gente no se creyó el cuento… Pues le digo… que, en esta etapa de la confrontación política contra el régimen, el rating, está como en quinto lugar de asuntos relevantes.  



martes, 12 de mayo de 2020

IGNORANCIA POLÍTICA Y DEPRESIÓN

IGNORANCIA POLÍTICA Y DEPRESIÓN
Jonatan Alzuru Aponte
¿La verdad? Yo estoy tan absolutamente deprimido por la ignorancia. No digamos la falta de pericia para conspirar, para explorar alternativas violentas sin dejar trazos, ni generar consecuencias... Eso es demasiado pedir.
Me refiero a ignorancia de teoría política, falta de lectura pues. Alguien que se dice estratega político y no ha leído a Maquiavelo (siglo XVI) no sabe a qué alude la palabra estrategia en política.
Lo que puede saber es massmediatización de la política...dígase utilización de los medios de comunicación, utilización de las técnicas de publicidad, aplicadas a la política para alcanzar una victoria electoral.
Solo subrayo tres, tan solo tres ideas centrales de Maquiavelo y que se la recomienda al Príncipe a propósito de los mercenarios:
Los mercenarios son desleales y no tienen un interés real en defender el suelo y propiedades del Estado contratante, lo que se debe a que una buena parte de ellos son extranjeros: ultramontanos o de otros lugares de Italia.
Los mercenarios corrompen la actividad militar en tanto que sólo están interesados en obtener la paga y el botín, por lo cual llegan incluso a alargar los conflictos para seguir percibiendo ingresos.
Por ejemplo: en el capítulo XII de El príncipe, refiriéndose a los soldados mercenarios, Maquiavelo dice: "La razón de todo esto es que dichas tropas no tienen otro incentivo ni otra razón que las mantenga en el campo de batalla que un poco de sueldo, siempre insuficiente para conseguir que mueran por ti"
No diré lo que dice Maquiavelo del Príncipe que no tiene pericia para elegir sus asesores, porque me da pena ajena...vergüenza venezolana...
Las muertes de los muchachos, obvio que es responsabilidad de los colectivos, delincuentes y forajidos del régimen; pero ¿cómo decir en términos de la guerra que el déspota fue bruto y nosotros inteligentes? ¿Con qué moral se dice "me infiltraron, le pagaron más al mercenario y ejecutaron lo que ya nosotros habíamos descartado"?
Y quién piense que esto fue un problema de periodistas, de la lucha entre María Corina y Guaidó... de traidores unos y de fieles otros... tampoco ha entendido nada de la naturaleza criminal del régimen y las maneras que utilizan de forma excelente... ¿Lo dije bien? Excelente sus estrategias políticas para preservar y conservar su poder despótico, para costo de todos nosotros, todo el pueblo de Venezuela...
Sí, estoy profundamente deprimido... porque no quisiera morir como Celia Cruz... añorando su tierra y sin pisarla...

lunes, 11 de mayo de 2020

WILEXIS Y LOS TUPAMAROS DE CHÁVEZ


WILEXIS Y LOS TUPAMAROS DE CHÁVEZ
Jonatan Alzuru Aponte
El caso de Wilexis. Líder de una banda de delincuentes que ha desatado una guerra contra el régimen, durante los últimos quince días, en Caracas. Tienen tal organización y equipamiento militar que los aparatos represivos del despotismo, FAES, Guardias Nacionales y la Policía unidos, no han podido controlarlo. En meses recientes en otra población la Cota 905, el Coqui, alias de otro delincuente, sucedió igual y tampoco lo lograron controlar.  
Se trata de ejércitos paramilitares (dígase organización civil, estructurada bajo una lógica militar y que actúan con independencia de las fuerzas represivas del estado) que controlan extensos sectores de la ciudad capital. Las bandas paramilitares de delincuentes han sido estimuladas, organizadas, financiadas e institucionalizadas como una práctica sistemática del ejercicio del poder por parte del chavismo.
Para demostrar la afirmación, que podría parecer increíble para cualquier político del mundo o cualquier ciudadano, valga el documental distribuido en abril del presente año en youtube, titulado: “Tupamaro: Guerrillas urbanas” del cineasta argentino estadounidense Martín Andrés Markovits. El periodista y crítico de cine argentino, Pablo Scholtz lo reseña en El Clarín (23 de abril 2020) como un trabajo que no pretende convencer a nadie de lo que ya está convencido, con respecto a la situación política venezolana y, por lo tanto, concluye podría ser utilizado como propaganda o contra propaganda del chavismo. Es decir, le da un valor de objetividad al trabajo. De allí su importancia para pensar sociológicamente lo que sucede.
Antes de adentrarme en el fondo de lo que me interesa mostrar, digamos una palabra en el ámbito estrictamente cinematográfico. Es un trabajo que se centra en un personaje Alberto Chino Carías, quien es presentado como el jefe de los Tupamaros en el 23 de enero de Caracas y quien dirigió la policía de la ciudad capital durante el gobierno de Chávez, cuando fue Alcalde Juan Barreto. Debemos destacar que en todo el documental hay una sola manipulación audiovisual y aunque son minutos es capital dentro de la trama, cuando relata los acontecimientos del 11 y 14 de abril de 2002.
Según el documental no fue el General Baduel y las Fuerzas Armadas, junto a las organizaciones civiles (la llamada unión cívico-militar) quienes enfrentaron el golpe de estado de Carmona para restituir a Chávez, sino los colectivos armados.
¿Por qué está narrativa? La reescritura de la historia es importante para el despotismo, porque el líder de la restitución de Chávez, reconocido por el propio presidente en su momento, el General Baduel, así como otros generales, coroneles y mayores, posteriormente, se distanciaron de Chávez o de Maduro. De allí que le es vital para el despotismo borrarlos de la historia.
Consustanciado con ese mensaje, el cineasta manipula descaradamente, cuando ilustra el argumento dado por sus entrevistados, colocando las imágenes del Puente Llaguno del 11 de abril, el día cuando el Ministro de la Defensa Lucas Rincón, dijo que Chávez había renunciado, como si fuese el 13 o el 14 de abril de ese año, con la finalidad de mostrar a civiles disparando y darle crédito a la ficción construida.
La ficción narrativa del documental tiene una intencionalidad específica, legitimar internacionalmente, para los sectores alineados en la izquierda, la política de creación de los cuerpos paramilitares en los sectores populares. Ahora bien, lo que nos muestra el documental es que no es solo una organización política, sino una manera de vivir impuesta en los sectores populares que es lo grueso del trabajo y es esto último lo que me interesa mostrar, porque Wilexis y  El Coqui entre otros, son producto de tal ejercicio del poder.
La justificación de la creación de la organización política social de los Tupamaros, según el documental, antes de Chávez era la impunidad de la policía. De allí que surgió para combatir el hampa y el narcotráfico en la comunidad. Llegado Chávez al poder, le entrega el control del barrio al líder de la organización. Esto significa, según sus propias palabras, que en ese sector no existe otra ley que la impuesta por los Tupamaros.  La seguridad y los beneficios sociales de la comunidad son dirigidos por la organización. A los narcotraficantes le avisan que se retiren de la zona, de no hacerlo los matan. Quien robe en la zona, está sentenciado a muerte.
Los entrevistados en la comunidad describen al líder como el Robin Hood; porque manifiestan sus necesidades y ellos lo resuelven. No saben cómo consiguen los bienes, pero eso no es importante, porque ellos dotan de medicina, alimentos, casas, a la comunidad. Decomisan la droga, por ejemplo, y la distribuyen a otro sector. El experimento social al darle resultado, porque mantenían el control del barrio, lo institucionalizan en la ciudad capital al nombrar al jefe de la organización como el director de la policía de Caracas, quien replicará la experiencia en los barrios restantes de la capital.
Pasado los años de esa práctica sistemática, Wilexis fue nombrado por el Alcalde Rangel Ávalos, hijo de quien fue vicepresidente de la República y mentor de Chávez, José Vicente Rangel, Como el comisionado de paz del barrio más grande de Venezuela y uno de los más violentos de América Latina, Petare. Los trabajos periodísticos recientes al entrevistar a los miembros de la comunidad, recogen una percepción idéntica sobre Wilexis y su organización que los entrevistados en el documental antes citado. Incluso, han realizado manifestaciones públicas, cacerolazos, concentraciones en su defensa. Y tal cual como aparece en el documental, cuando el jefe de los paramilitares pretende actuar sin la bendición del déspota, lo acusan de delincuente y que está en conexión con la CIA. Se lo hicieron al Chino Carías y actualmente es la acusación de Maduro a Wilexis.
Más de veinte años habituados a esa práctica se generan consecuencias sociales;  hay un inmenso sector de la población venezolana y una generación entre los más pobres que no conocen otra forma de vida. Pero quien crea o considere que eso se ha limitado a los barrios y no nos ha configurado como sociedad en la actualidad no tiene conciencia del deterioro ético, social y político que padecemos, con independencia al sector o tendencia política, formación educativa o a la clase social que pertenezca.
Para muestra dos ejemplos que tienen la intención de cachetearnos como pueblo, como venezolanos e invitarnos a reflexionar, descarnadamente, en las actuales circunstancias. La descomposición ética, la desesperación social, la ausencia de pensamiento y práctica política con consistencia (con independencia a las formas de lucha que se asuma, violenta o no), se manifiesta traslúcida en:
(a)  los apoyos de todos los sectores en las redes sociales a Wilexis, porque se está enfrentando a Maduro; Independiente que la cuenta de twitter sea o no del delincuente, eso es insignificante. Lo grave, la mierda espiritual que nos constituye se manifiesta en los apoyos a él o al déspota, es lo mismo.
(b)  Que el asesor del Presidente de la Asamblea Nacional, públicamente, manifieste que exploró como una posibilidad política pagarle a un mercenario, sea bajo las condiciones que sea y con las cláusulas que se les ocurra, para que nos ayude a confrontar al déspota es exactamente lo mismo, ética, sociológica y políticamente que pedirle a Wilexis que nos libere de la esclavitud que vivimos los venezolanos.
Lo que nos está sucediendo como sociedad es muchísimo más grave que decidir una forma de lucha. El dilema de lo que nos está sucediendo no estriba en definir la violencia o no como ruta o la alianza internacional o no. Tampoco el asunto reside en una declaración ridícula: pregúntale a otro que yo no fui…
Mirémonos, detengámonos a pensar, en qué nos hemos convertido, tú, él, ella y yo.  Si no reflexionamos individual, comunitaria e institucionalmente, social y políticamente; si no tomamos conciencia de nuestro cuerpo y cómo el cáncer social nos está consumiendo… Seguiremos siendo esclavos y en el mejor de los casos, cambiaremos a un mercenario por otro.

viernes, 10 de abril de 2020

Deseo, realismo político y el despropósito de José Guerra


Deseo, realismo político y el despropósito de José Guerra
Jonatan Alzuru Aponte

Las acciones políticas se derivan de visiones del mundo, de formas de comprender el mundo. Los líderes lo son, porque con su lenguaje persuaden, argumentan y seducen que la acción que proponen producirán beneficios para el colectivo, bien sea económicos, sociales, éticos o políticos.

Las visiones del mundo conducen a postular formulaciones sobre la sociedad que debería ser. El deber ser es una expresión del deseo individual o colectivo en el ámbito sociopolítico. Los deseos cuando se canalizan, racionalmente, se constituyen en normas, leyes… ¿Cómo debería ser un sistema educativo? Frente a esa pregunta se constituyen unas normas… Pensando en cómo es la mejor educación para una comunidad. La educación que debería ser, la deseable... Ese deber ser, es el horizonte; hacia dónde todos deberían remar.

El deseo en política se traduce en lo bueno, en el bien, en lo moralmente apetecible para la mayoría. Frente al deseo, en cualquiera de su grado, está el acontecer, lo que sucede, las personas concretas. Allí el asunto no es ideal. No son normas ni sociedad utópica, sino las personas de carne y hueso con quienes se tiene que lidiar. El realismo político es cómo asumir lo existente. Cómo hacerse cargo, responsablemente, para saber que no se llegará a ningún ideal y que quizás debemos asumir costos indeseables, pero qué se caminará en función de un horizonte. En el caso venezolano, por ejemplo, si no hay invasión; ¿cómo hacemos para salir de este infierno social, si no tenemos la fuerza de las armas?

Ahora bien, pero el deseo… Quien formula el deseo, en el ámbito político, lo que intenta comunicar es lo mejor que le pueda suceder a una sociedad… El “deber ser” resume, lo bueno, lo justo, lo éticamente correcto. Lo que solemos decir, comúnmente, a propósito del deber y la realidad es lo siguiente: Sí, son hermosas las leyes, pero no se cumplen. Un político puede decir yo desearía tener a todos los corruptos en la cárcel, pero la realidad es… Y uno puede estar en desacuerdo, pero el principio de realidad manda; y ese principio de realidad lo argumenta de tal manera que quien le escucha, puede aceptar que es un mal menor… que es preferible asumir un costo, pero que el beneficio es mayor. Allí está la pericia del político para moverse entre lo ideal y el principio de realidad.

La tragedia, el desastre, la maldición, lo vomitivo, lo irracional… lo inconsistente… y lo que conduce a la desarticulación de la comunidad en una sociedad es, cuando un político formula un deseo y el deseo es igual o peor a la cochina realidad. Ni el más irracional de los políticos que aprecie su oficio o que piense en sí mismo, -que no hable obligado por otro, chantajeado o esclavizado- confundiría el deber ser con el ser… Hasta los más sanguinarios dictadores, dicen que toman tales y cuáles decisiones porque la sociedad futura será… y allí dibujan el deseo delirante o racional para su comunidad…pero el deseo está allá en el horizonte.

La cloaca, el excremento, social y político en una sociedad es cuando un dirigente político dice: “Mi deseo es que el dictador, el déspota, no sea juzgado por crímenes de lesa humanidad o el narcotraficante no pague sus delitos”. Porque ese deseo es lo que él considera el deber ser y trabajará en función de ese horizonte; porque deseo y voluntad de acción están amalgamados. Los que se opusieron a Pinochet, deseaban, querían condenarlo, encarcelarlo, matarlo; pero por un principio de realidad tuvieron que negociar y fue su ministro de la defensa. Pero como el deseo, el querer era otro; el horizonte era otro, celebraron cuando se les juzgó... era el horizonte de la acción política; aunque la realizaron años después.

La declaración de José Guerra no fue un error de apreciación, ni un problema de contextos; fue un despropósito insostenible y perjudicial para la sociedad, porque manifestó su querer, su deseo. No se expresaba de táctica ni de estrategia, ni de la realidad sino del deseo, de lo que quiere para el futuro.

Afirmo con propiedad que no existe argumento racional que pueda sustentar lo que él dijo y reto a quien me lea a elaborar un argumento a su favor, mínimamente racional, desde la perspectiva de la oposición, desde la más light hasta la más radical. Porque se expresó en términos del deseo; lo que él desea. Su deseo es que Nicolás Maduro y Diosdado, dejen el poder y no se les juzguen: ... “(…) no lo quiero ver en La Haya”; “no lo quiero ver preso…” Él y quienes compartan su mirada trabajarán en función de ese horizonte de sentido; porque para José Guerra es el deber ser, lo que desea.

Hasta el último día de mi vida, pase lo que pase en Venezuela recordaré semejante formulación; porque el lenguaje nos configura como sociedad, como pueblo...

miércoles, 8 de abril de 2020

La confusión entre reconocimiento del otro y la ética jabonosa


La confusión entre reconocimiento del otro y la ética jabonosa
Jonatan Alzuru Aponte
El reconocimiento del otro, del opuesto, de quien tiene ideas contrarias y procesar esas diferencias con argumentos y prácticas políticas, como el voto, es parte sustancial del espesor democrático. Sin duda alguna. Es una apuesta para la vida en común.  Tratar de resolver las diferencias con métodos democráticos es una apuesta racional. Reconstruir el país asumiendo que pensamos distinto, pero hay un interés mayor, la vida en comunidad, es éticamente irreprochable.

Pero el reconocimiento de la otredad para la vida en común no supone, en ningún momento, hacerse de la vista gorda frente a las prácticas despóticas de quien gobierna. Reconocer al otro, no supone bajar la cabeza y arrodillarse frente a las injusticias que han cometido los poderosos. Reconocer al otro, jamás supone callarse, doblegarse o arrodillarse. Reconocer al otro, jamás conduce a una actitud de esclavos. La esclavitud no es opción de vida en ninguna circunstancia.

Para Occidente una figura central, de nuestra cultura, fue Jesús de Nazareth, más allá que usted sea un divino ateo o profese una religión distinta a la cristiana; tan solo nombrar la palabra universidad, seminarios, problemas teóricos o pensar en la práctica de escribir e interpretar con rigurosidad, usted ya está inscrito lo ignore o no, en una tradición que se remonta al mundo monástico. Así que Jesús es una referencia, incluso para dar cuenta del año en que vivimos.

Pues bien, Jesús fue un hombre que apostó al perdón como principio, a poner la otra mejilla, al juzgarse primero a sí mismo antes que etiquetar a otros; pero jamás confundió esa postura con el callarse ante las injusticias. Precisamente, la muerte en cruz, fue producto de denunciar a los poderosos; de sacar del templo con violencia a los mercaderes, a quienes llamó hipócritas, sepulcros blanqueados, raza de víboras y siendo consecuente con su palabra y sus acciones, asumió responsablemente, las reacciones políticas de los poderosos frente a su denuncia.

La confusión del reconocimiento al otro con una ética jabonosa, es similar a confundir una cabeza de gallo con una cabeza de perro. La violación sistemática de los Derechos Humanos por parte del despotismo; la muerte de nuestros jóvenes en las manifestaciones convocadas por la Asamblea Nacional, los heridos, los torturados, son responsabilidad directa de los aparatos represivos del despotismo, pero también, esas tumbas, esos muertos, pesa en la conciencia de quiénes convocaron dichas manifestaciones; tanto solo en el 2017 asesinaron de abril a julio a 124 personas; en 2019, de enero a mayo, asesinaron a 66 personas; según las cifras conservadoras de ACNUDH. Esas muertes pesan en los hombros de quienes convocaron a salir, para enfrentar al régimen. Los muertos por causa de la utilización de las políticas sociales como control social, dígase desnutrición, falta de medicinas… son responsabilidad directa del despotismo. ¿Qué razón motiva para que se indulte, sin el debido proceso, a sus responsables?

Las declaraciones del diputado José Guerra, están en consonancia directa, con las declaraciones que realizó Stalin González al periódico digital “La Vanguardia.com”; quien luego afirmó que sus palabras estaban descontextualizadas, pero sin explicar cuáles afirmaciones eran cierta y cuáles no. Pero lo cierto del caso, es que el diputado Guerra lo hizo de forma clara y diáfana. Sus declaraciones, claramente, son el reconocimiento explícito que la línea política de cese a la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres; no solo que fracasó…que no será…  y lo peor, lo más grave, lo despreciable, lo éticamente inaceptable, es que intenta convencernos que lo deseable para el país es que la parranda de ladrones, corruptos y opresores, se les libere de cualquier responsabilidad política y jurídica, con el cuento del reconocimiento del otro.

Quiénes pensaron alguna vez que la mesita dirigida por el inefable Claudio Fermín y compañía era, para decir lo mínimo, un exabrupto… con las declaraciones actuales de nuestros diputados, tendrán que reconocer que son los nuevos líderes; porque su táctica y estrategia política, articulada con el despotismo, ha dado tanto resultado que ahora, es el argumento esencial de quiénes hace meses denunciaban  al déspota no solo como dictador y violador de los derechos humanos sino como capos y narco traficantes. ¡Qué tristeza!

PD: La duda incomprensible. ¿Por cuáles delitos pide perdón José Guerra y los diputados de la Asamblea Nacional? Afirmó José Guerra: “El perdón no puede ser para los nuestros nada más. Tiene que ser para todos. Porque si no; no hay solución…”