Deseo,
realismo político y el despropósito de José Guerra
Jonatan Alzuru Aponte
Las
acciones políticas se derivan de visiones del mundo, de formas de comprender el
mundo. Los líderes lo son, porque con su lenguaje persuaden, argumentan y
seducen que la acción que proponen producirán beneficios para el colectivo,
bien sea económicos, sociales, éticos o políticos.
Las
visiones del mundo conducen a postular formulaciones sobre la sociedad que
debería ser. El deber ser es una expresión del deseo individual o colectivo en
el ámbito sociopolítico. Los deseos cuando se canalizan, racionalmente, se
constituyen en normas, leyes… ¿Cómo debería ser un sistema educativo? Frente a
esa pregunta se constituyen unas normas… Pensando en cómo es la mejor educación
para una comunidad. La educación que debería ser, la deseable... Ese deber ser,
es el horizonte; hacia dónde todos deberían remar.
El deseo
en política se traduce en lo bueno, en el bien, en lo moralmente apetecible
para la mayoría. Frente al deseo, en cualquiera de su grado, está el acontecer,
lo que sucede, las personas concretas. Allí el asunto no es ideal. No son
normas ni sociedad utópica, sino las personas de carne y hueso con quienes se
tiene que lidiar. El realismo político es cómo asumir lo existente. Cómo
hacerse cargo, responsablemente, para saber que no se llegará a ningún ideal y
que quizás debemos asumir costos indeseables, pero qué se caminará en función
de un horizonte. En el caso venezolano, por ejemplo, si no hay invasión; ¿cómo
hacemos para salir de este infierno social, si no tenemos la fuerza de las
armas?
Ahora
bien, pero el deseo… Quien formula el deseo, en el ámbito político, lo que
intenta comunicar es lo mejor que le pueda suceder a una sociedad… El “deber
ser” resume, lo bueno, lo justo, lo éticamente correcto. Lo que solemos decir,
comúnmente, a propósito del deber y la realidad es lo siguiente: Sí, son
hermosas las leyes, pero no se cumplen. Un político puede decir yo desearía
tener a todos los corruptos en la cárcel, pero la realidad es… Y uno puede
estar en desacuerdo, pero el principio de realidad manda; y ese principio de
realidad lo argumenta de tal manera que quien le escucha, puede aceptar que es
un mal menor… que es preferible asumir un costo, pero que el beneficio es
mayor. Allí está la pericia del político para moverse entre lo ideal y el
principio de realidad.
La
tragedia, el desastre, la maldición, lo vomitivo, lo irracional… lo
inconsistente… y lo que conduce a la desarticulación de la comunidad en una
sociedad es, cuando un político formula un deseo y el deseo es igual o peor a
la cochina realidad. Ni el más irracional de los políticos que aprecie su
oficio o que piense en sí mismo, -que no hable obligado por otro, chantajeado o
esclavizado- confundiría el deber ser con el ser… Hasta los más sanguinarios
dictadores, dicen que toman tales y cuáles decisiones porque la sociedad futura
será… y allí dibujan el deseo delirante o racional para su comunidad…pero el
deseo está allá en el horizonte.
La
cloaca, el excremento, social y político en una sociedad es cuando un dirigente
político dice: “Mi deseo es que el dictador, el déspota, no sea juzgado por
crímenes de lesa humanidad o el narcotraficante no pague sus delitos”. Porque
ese deseo es lo que él considera el deber ser y trabajará en función de ese
horizonte; porque deseo y voluntad de acción están amalgamados. Los que se
opusieron a Pinochet, deseaban, querían condenarlo, encarcelarlo, matarlo; pero
por un principio de realidad tuvieron que negociar y fue su ministro de la
defensa. Pero como el deseo, el querer era otro; el horizonte era otro,
celebraron cuando se les juzgó... era el horizonte de la acción política;
aunque la realizaron años después.
La
declaración de José Guerra no fue un error de apreciación, ni un problema de
contextos; fue un despropósito insostenible y perjudicial para la sociedad,
porque manifestó su querer, su deseo. No se expresaba de táctica ni de
estrategia, ni de la realidad sino del deseo, de lo que quiere para el futuro.
Afirmo
con propiedad que no existe argumento racional que pueda sustentar lo que él
dijo y reto a quien me lea a elaborar un argumento a su favor, mínimamente
racional, desde la perspectiva de la oposición, desde la más light hasta la más
radical. Porque se expresó en términos del deseo; lo que él desea. Su deseo es
que Nicolás Maduro y Diosdado, dejen el poder y no se les juzguen: ... “(…) no
lo quiero ver en La Haya”; “no lo quiero ver preso…” Él y quienes compartan su
mirada trabajarán en función de ese horizonte de sentido; porque para José
Guerra es el deber ser, lo que desea.
Hasta el
último día de mi vida, pase lo que pase en Venezuela recordaré semejante
formulación; porque el lenguaje nos configura como sociedad, como pueblo...
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