sábado, 13 de febrero de 2016

A DESARMAR LA BOMBA POLÍTICA



A DESARMAR LA BOMBA POLÍTICA
Jonatan Alzuru Aponte
Juan Barreto, dirigente de Redes, sostenía en un programa de televisión que los partidos que conforman el polo patriótico, el Partido Comunista, Patria para Todos… no sabían de qué se trataba el plan económico.  Que ni siquiera escuchando al presidente, a quien apoya, podía percibir cuáles eran las medidas y el horizonte del gobierno. Argumento que ha sido repetido, reiterado y denunciado por múltiples y diversos articulistas afectos al gobierno en el portal conocido como Aporrea.  Dirigentes, articulistas, movimientos y partidos políticos que han tenido un compromiso sólido con el chavismo sostienen, de forma pública, la inexistencia de un conjunto de medidas para remediar la gravísima situación social, económica, que vivimos los venezolanos, pero sobre todo reclaman espacios reales para los diálogos políticos entre ellos con firmes resultados. En definitiva, Maduro no escucha.
Simultáneamente, el vocero de la bancada del gobierno en la Asamblea Nacional explica que debemos transformar la economía del rentismo a la producción, en este momento, y no antes, porque, simplemente, la población en todos estos años era analfabeta. El argumento del vocero del gobierno es que la profunda crisis que vivimos, la paralización de la producción, no es responsabilidad de quienes han dirigido la economía del país 17 años, sino del pueblo ignorante. El pueblo ignorante, los venezolanos de a pie, somos los responsables. Por otro lado, la ministra de salud, nos explica una de las medidas fundamentales para atender la crisis en el sector que dirige, con un ejemplo: No se deben cepillar los dientes tres veces al día. Fue el imperialismo quien inventó esa necesidad.  Podemos quedarnos en la anécdota y tratar el asunto como idioteces de funcionarios sin cerebros…  Podemos, guardar esos cuentos para los anales de la historia de la estupidez gubernamental… Algún idiota se reirá y no lo podrá creer… Pero, el asunto es una cuestión de conjunto. Los payasos son los distractores y provocadores, tarifados, aunque sean ministros o diputados, a veces, hasta presidentes.
El gobierno que de forma pública y notoria desprecia al pueblo a quien dice honrar, con sus explicaciones, con sus medidas… El gobierno que políticamente se desprende de sus aliados, no consulta, no debate y actúa en soledad… El gobierno que coloca de vocera, por ejemplo, para confrontar la ley de amnistía, a una teniente (una viuda que de forma real sufrió la pérdida de su esposo… esto no está en duda, ni su tristeza, ni su dolor, ni su derecho); donde la teniente uniformada, la simbología era traslúcida, interpela al Presidente de la Asamblea diciendo que debían consultarle a los militares afectados, sobre el contenido de la Ley…  Simultáneamente, este mismo gobierno, muestra que tiene control, poder, usando al Tribunal Supremo y aprueban su ley de emergencia económica, dando un mensaje claro con ello, no nos interesa el mandato del pueblo ni la opinión de la Asamblea, seguimos con el poder y mandaremos… Ése gobierno, desea mantener lo que tiene a toda costa.
¿Acaso es pura torpeza? Un gobierno configurado como una delincuencia organizada con el poder de las armas, que ha perdido el apoyo popular y se siente cada vez más arrinconado, al no tener un horizonte político-económico para maniobrar; pero que, de forma simultánea, desea conservar el poder, busca alternativas.  Y es vital conservar el poder porque la pérdida para quien es delincuente, no es solo un asunto de dejar de gobernar, de perder privilegios, sino que una posible, factible, consecuencia es la prisión, nacional o internacionalmente. Entonces, una jugada, la última jugada del poder delincuencial, es la trinchera.
El gobierno de Maduro viene dando pasos para atrincherarse. Es sumamente delicada la situación. La violencia es la única alternativa de quien se atrinchera en el poder, y jugar a provocarla es su mejor táctica.
Desarmar esta bomba de tiempo política, requiere de mano izquierda, mano derecha, pie, estómago, de acuerdos abiertos, de acuerdos sutiles, de mensajes cifrados, de mensajes claros y diáfanos, de fintas, muchas fintas, como en el fútbol o en el básquet, de diálogos, muchos diálogos, al mediodía frente a todos y en la oscuridad, entre gallos y media noche,  entre los diversos, entre opuestos, entre cercanos, entre la dirigencia, entre las bases, entre partidos, con estos y con aquellos, dejándose grabar el celular o haciéndolo al estilo de los sesenta…  Con claridad, con firmeza, pero con disimulo… Todo dentro del marco estricto de la constitución, como en los juegos deportivos, dentro de las reglas, se vacila al contrario, se le marea y se le gana.
Se trata de una política de altísima pericia. Y todo esto, para mayor complejidad, en medio de una severísima crisis de todo orden, con hambre, profunda hambre, desempleo y sin ningún resteo por nadie. Un sálvese quien pueda… Más delicado el juego, por las traiciones, por los chantajes… Todo queda en segundo orden frente al tic tac de la bomba: la violencia, el comando de la irracionalidad, el comando atrincherado. La irradiación de la bomba es impredecible en espacio y tiempo. Es la catástrofe. La prioridad es su desarme; aunque, obviamente, en el plano práctico hay que bailar, comer chile y, de paso, animar a las barras.
Elegancia política contra la barbarie de las armas.
Caracas, 13 de febrero 2016.

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