lunes, 28 de julio de 2014

EL ASUNTO DE LA IDENTIDAD

BOCETOS DE MI PAÍS (3)
EL ASUNTO DE LA IDENTIDAD
La apuesta por el disenso es de hecho un desafío a los modos normalizados del pensar. Es una manera francamente arriesgada de retar a los circuitos ordinarios de reproducción de los discursos dominantes. (Rigoberto Lanz, 2000, El discurso posmoderno: Crítica de la razón escéptica, 112)
-          ¿Por qué piensas en metáforas la política?
-          Porque la política es un ejercicio que intenta responder de forma práctica a la pregunta, ¿Cómo vivir juntos? ¿Cómo vivir en común entre personas que piensan diferentes? Vivir diferente significa tener ideales, concepciones, formas de educar, reflexionar, comprender y, en general, formas de experimentar la vida que se imagina como deseable de manera distinta, diversa, no coincidentes, en disenso…  
Frente a esa diversidad, la metáfora es un tipo de comunicación que abre horizontes comprensivos y quizás puede penetrar la porosidad de imaginarios diversos, de los diferentes; y dentro de los sentidos de la metáfora se pueden crear puntos de encuentros, de identificaciones y zonas de disensos, de desacuerdos, compartiendo, de forma simultánea, un mismo horizonte metafórico….
-          ¿Puedes colocarme un ejemplo?
-          El sociólogo Zygmunt Bauman ha brindado una metáfora, la modernidad liquida, para la comprensión de cómo se configuran las relaciones intersubjetivas en nuestra época y esa caracterización lo ha conducido a otra metáfora, a  una propuesta educativa que le llama educación liquida… La tesis central del autor es que él aborda nuestra época a partir de, te leo: “… una versión privatizada de la modernidad, en la que el peso de la construcción de pautas y la responsabilidad del fracaso caen primordialmente sobre los hombros del individuo… Sigue diciendo el autor: Sería imprudente negar o menospreciar el profundo cambio que el advenimiento de la modernidad fluida ha impuesto a la condición humana… ha cambiado la condición humana de modo radical y exige repensar los viejos conceptos que solían enmarcar su discurso narrativo. Como zombis, esos conceptos están hoy vivo y muertos al mismo tiempo. La pregunta es si su resurrección –aun en una nueva forma o encarnación- es factible; o si no lo  es, cómo disponer para ellos de un funeral y una sepultura decentes. (Bauman, 2000/2002: 13-14)
-          Déjame ver si sigo el curso de tu pensamiento… Usas a Bauman porque él coloca la responsabilidad en los hombros de los individuos. Sostiene que así como los líquidos somos los seres humanos en la condición actual, uno sabe que ocupan un lugar pero al derramarlos, esto significaría, en sus acciones, uno no sabe predecir hacia dónde y cómo se moverán, así es nuestro presente… pero ese mismo individuo está configurándose en una cultura de la velocidad, sin entrenarse para hacerse… entonces se requiere una educación liquida…. Bueno… creo yo, que tú me colocas ese ejemplo para pensar a Venezuela… has prometido hablar de la desintegración de la cultura democrática… e incluso dijiste que ibas a centrarte en la oposición… ese enlace con Bauman no lo entiendo, no lo veo todavía, a propósito de tu objetivo…
-          Sin lugar a duda, creo que uno de los asuntos del por qué nos desintegramos es por nuestra manía moderna de englobar a las personas en conceptos. Esa manía de hacer conjuntos y pensar que todo aquél dentro de la clasificación es lo mismo. “Los opositores son…” “los chavistas son…” “Los nini son…” Ese tipo de razonar es errado y conduce a prácticas cotidianas desacertadas…  Cada quien es cada quien… y tienen algunas identificaciones con otros, pero eso no lo transforma en una equivalencia… Ese razonamiento que se funda en un concepto como el de la identidad implica colocar en un mismo conjunto, con las mismas responsabilidades, a una persona, por ejemplo, profundamente chavista, sea por la razón que sea, que vive en un barrio o en una urbanización, junto a un corrupto boliburgués quien ha manejado los recursos del estado a su antojo…. Las dos personas de nuestro ejemplo tienen identificaciones políticas, pero no son una identidad… Si las percibes como una identidad y tu eres opositor, entonces, no tienes nada que conversar… por el contrario, si comprendes que quien tiene una responsabilidad pública debe responder por sus acciones y el otro, quien no tiene responsabilidad pública o muy poca, tan sólo su voto, lo que tiene es una identificación en un área de su comprensión, pero que quizás tiene identificaciones con otros sectores, en otras áreas, que puede comulgar contigo, en sus carencias económicas, sociales, en su religiosidad, en sus gustos musicales, poéticos… podrás tener unos puentes dialógicos en unas esferas y no en otras… No te desintegras ni tampoco te integras, sino que tienes identificaciones en unos ámbitos y en ellos puedes construir, hacer cosas comunes y en otras no…
Coloca cualquier conjunto y a cualquier persona y verás que es una ridiculez colocar el sistema de equivalencia… El concepto de identidad como instrumento de percepción de lo social, es un concepto sólido, tiene unos límites perfectamente definidos y, por lo tanto, la reacción frente a eso, es de conjunto… Tal forma de pensar conduce a una elaboración de juicios generales abstractos, pero con implicaciones prácticas durísimas, de ruptura y fractura social, de desintegración.
Por el contrario, identificaciones es un vocablo que permite comprender al otro en sus multiplicidades… Cada uno de nosotros tiene múltiples identificaciones; por las identificaciones religiosas, deportivas, culturales, políticas, no se podría configurar ninguna identidad. No hay identidad. Nos desintegramos cuando percibimos al otro como una identidad al que nos oponemos y eso implica que dejes de percibir una multiplicidad de identificaciones que te permitirían interaccionar con el otro. Lo que te digo no sólo alude al ámbito de las prácticas políticas, sino a cualquier práctica de nuestra subjetividad… El concepto de identidad está unido, asociado, a la noción de consenso, otro concepto zombi…
-          Espera un momento. ¿Entonces consideras que la desintegración es un asunto de concepción entre identidad vs identificación?
-          Los acuerdos y desacuerdos en nuestras prácticas cotidianas se derivan de las interpretaciones que realizamos de las acciones nuestras o las de otros. Tenemos un afán de buscar un consenso sólido para oponernos al poder, entonces, intentamos que el otro coincida en todo, que se configure como una identidad… Al no visualizarlo como una identidad, perteneciente a nuestro conjunto, entonces, lo colocamos fuera y nos oponemos… quiénes se perciben como idénticos se imaginan, falsamente, que todo sujeto dentro de su conjunto tiene consenso con ideas, valores, emociones, etc… la única posibilidad de tal acción es anular las múltiples identificaciones que conducen a los disensos y maximizar, únicamente, aquello consensual. Pero, como en la práctica se manifiestan la diversidad de identificaciones, entonces, el primer impulso es a romper con ese otro, dogmáticamente… No veo esto como un asunto monocausal, más bien describo una práctica habitual… Si accionamos desde las identificaciones, los consensos son accidentales, no es lo fundamental… La riqueza está en la diversidad y eso supone rescatar los disensos como elementos constituyentes para el accionar social y político. La identidad es un concepto zombi, igual que el consenso, igual que la noción de partidos políticos…
-          ¿Crees que variando el aparataje conceptual podemos transformar lo real?
-          Lo que llamas aparataje conceptual no es otra cosa que la manera y forma de mirar nuestra vida, el instrumental que utilizamos para actuar. De suyo, si problematizamos nuestra mirada, si indagamos en cómo vemos, cómo analizamos, cómo valoramos, obviamente, nuestras prácticas varían. Piensa en la paradoja de luchar por un mundo plural, pero todo aquél que se mueva en función de ese horizonte debe pensar y actuar como uno… ¿De qué pluralidad se habla?...
-          No sé qué decirte… estas iniciando tu reflexión en un orden epistemológico donde todavía no veo, no comprendo con exactitud, la importancia para nuestra coyuntura actual, para la real política.
-          Tal vez… Piénsate frente a un libro, frente a un autor… no somos una identidad… a veces comulgamos de unas maneras y en otro tiempo, lo hacemos de otra… pero eso potencia nuestra lectura de ese libro, de ese autor… si fuésemos una identidad, nuestra lectura, la interpretación, se paraliza en la primera lectura de una vez y para siempre… Leyendo el diario de Alejandro Sebastiani Verlezza, Derivas, encontré un ejemplo traslúcido de lo que te digo, a propósito de su relación con Cioran, te leo: Volver a Cioran. Cuando lo leí por primera vez llegué a pensar que todo era verdad. Hoy estoy ante un humorista: una risa pestilente, cáustica, seria, brota de sus libros. Su desencanto no me toca como antes. Qué vuelta. Me siento inmune ante su desesperación… (Sebastiani, 2013:111) Alejandro se percibe como no idéntico a sí mismo, es capaz de mirarse en la distancia, de sorprenderse con él mismo, de cómo lee en esta nueva circunstancia al autor. Si hubiese escrito un ensayo cuando lo sentía como una verdad y luego otro, cuando lo sentía como humorista, tendrías dos ensayos que si le quitases los nombres, tal vez se podría pensar que eran dos personas distintas… Quizás encontrarías elementos comunes, interpretaciones coincidentes, pero percibirías profundas distancias, disensos… son como dos Yo de Alejandro… lo que Eugenio Montejo llamaba Heterónimos, porque efectivamente, a cada ensayo le podrías colocar un autor distinto, siendo el mismo… Alejandro no es una identidad como lector… sus prácticas de lectura lo conducen a diversas identificaciones con el autor… Las diversas identificaciones dependen de múltiples factores, sus cursos de lecturas, sus relaciones de amistad y amorosas de esos momentos, las formas cómo leía al país, en fin, una multiplicidad de factores inatrapables… lo que podemos dar cuenta es de las prácticas que se manifestaron en los ensayos… Cada ensayo sería como el movimiento, líquido de la subjetividad de Alejandro… percibirlo en clave de identidad, supondría evaluarlo como un sólido… Te opondrías a él si no comulga con tu identidad o lo incorporarías a un conjunto, a tu conjunto si comulga contigo, pero dejarías adentro o afuera al otro Alejandro que también es él… Tal vez, ahora no veas una relación con la práctica política, pero trata de digerir el asunto… piénsalo con detalle…. La identidad es un concepto… las identificaciones son prácticas intersubjetivas… seguimos otro día, estoy cansado…
Caracas, 28 de julio de 2014
Jonatan Alzuru Aponte

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