viernes, 15 de marzo de 2019

LA IZQUIERDA SIN LUZ


LA IZQUIERDA SIN LUZ
Jonatan Alzuru Aponte

A raíz del apagón en toda Venezuela, los países de América y Europa, han añadido el problema de los servicios públicos al conjunto de calamidades que sufre el pueblo venezolano; la argumentación que han utilizado algunos parlamentarios, en otros países, es que la falta de luz generará escasez de agua e incluso que, como se muestra en videos, hay venezolanos buscando agua en las riveras de un río de desechos fecales como el que atraviesa la ciudad de Caracas, el Guaire. Por otro lado, el déspota ha dicho que fue un ataque del imperialismo que intenta desestabilizar, generar una situación indeseable, para provocar su salida; además indica que están trabajando para que regrese el servicio eléctrico y se regularice el servicio de agua.

Ésa es la discusión internacional entre unos y otros. Lo cierto del caso es que los venezolanos y venezolanas, desde hace cinco años, no contamos con el servicio de aguas blancas a diario. En la capital, en Caracas, hay zonas como Los Chaguaramos que durante cuatro años el agua llega dos veces a la semana; y, en los últimos meses solo una vez a la semana. Pero esa zona, que es céntrica, donde está ubicada la Universidad Central de Venezuela, es privilegiada con relación a otras de la ciudad y, a su vez, la capital está en una mejor condición con respecto al servicio de agua de los estados del interior del país. Hay zonas del Zulia, Yaracuy, Táchira o Mérida que han pasado hasta un mes sin el servicio de agua y lo normal es un día de agua cada quince días. No se trata de una temporada sino de un lustro. ¿La luz? Ha sido similar a lo del agua, pero no tan grave, en la capital. El escándalo mundial fue que la situación era generalizada, todo el país, con un promedio de 100 horas sin servicio eléctrico.

El servicio de gas directo o de bombona, cada día desaparece; en los últimos cuatro años gran parte de la población del interior han vivido sin ese servicio y sin posibilidad de comprar, porque no se consigue…  duran desde una semana hasta un mes y más tiempo sin gas… Sin gas, sin agua y sin luz… Un dato económico: La inflación anual del 2009 es la mensual en el 2019.

La situación descrita es inimaginable para quienes viven en otros países. No han terminado de leerme y consideran que narro una ficción; sobre todo porque en Venezuela no ha existido una guerra fratricida, ni ataques terroristas a ninguna de las empresas del estado…
Si son antiimperialistas, progresistas, explican, nos explican, el por qué la desaparición de los alimentos y medicinas o su alto costo,  a partir de la geopolítica mundial y articulan el discurso con análisis a propósito de los precios del petróleo; argumentan perfumados en sus poltronas, después de bañarse, comer bien, quizás sentado con aire acondicionado o desde una posición ligera de equipaje, no por las condiciones vitales de existencia; más bien, por una respetable opción de vida; escriben  y reflexionan  sin riesgo de sus vidas en la cotidianidad, ni la de sus familiares, porque tienen las condiciones de existencia bien resueltas.

Pero les comprendo. Los del imperio no son unas carmelitas descalzas y hay historias, hay evidencias… sí, está bien… pero todos olvidaron o pretendieron olvidar, en sus sendas explicaciones, el por qué en Venezuela no hay agua, ni gas, ni luz desde hace cinco años; ¿cómo explican el problema de los servicios públicos desde la geopolítica internacional? (A menos que consideren, como dice un buen amigo, que el imperialismo trabaja todos los días desde hace cinco años contra el déspota y el muy imbécil cacareando, digo yo, pero derrotado a diario, si fuese el caso. Todo es posible en el País de las Maravillas o de las Pesadillas.) Los cierto es que miran en el mundo de esa manera, porque como dijo el santo de su devoción, Carlitos Marx, las condiciones materiales de existencia determinan su conciencia social.

Pero estemos claros. El jueves 7 de marzo el déspota le dio el guion a los religiosos ortodoxos, que solemos llamar progres, para sostener la versión tropicalizada del infierno de Dante: La catástrofe se inició en marzo del 2019.  ¡Diviértanse cagatintas! Mientras miles de familia siguen sufriendo la explotación salvaje del déspota.

Para los honestos de la izquierda iberoamericana (no quienes se han apropiado de la riqueza de Venezuela, a diestra y siniestra; individual o colectivamente, asumiéndose de izquierda o no…), les invito a no replicar la actitud idiota, miserable, ignorante y carente del sentido común de los intelectuales y partidos políticos que en el siglo pasado hicieron silencio frente a las atrocidades y desmanes del socialismo real por el miedo a coincidir con la derecha internacional.  Les invito a deslindarse de esa izquierda cortesana que baila entre el oportunismo y el cretinismo intelectual, mal trajeado de babosas consignas como instrumento de análisis.

Obviamente, jamás les coaccionaría a pensar como millones de venezolanos y venezolanas que apoyamos a la Asamblea Nacional; tampoco se me ocurriría la osadía de invitarlos a festejar las políticas y posiciones de los países que apoyan a la mayoría calificada del pueblo venezolano quienes asumen el liderazgo, en esta circunstancia, del Presidente Guaidó. No se trata de eso mi asunto. Lo que les pediría eso sí, la condena, sin cortapisas ni a medias tintas, al régimen despótico militaristas y gorila que disfrazado de rojo (como nuestros Diablos Danzantes de Yare) se comportan como los más despiadados de los salvajes capitalistas, opresores de un pueblo; la condena contra quienes tienen el poder de las armas en Venezuela. 

La solicitud obedece a un asunto elemental, sé que existen enormes diferencias entre quienes comparten las tradiciones teóricas y políticas de la izquierda iberoamericana y es un momento crucial para diferenciarse dignamente. Tal como sostenía un teórico de la izquierda venezolana, Rigoberto Lanz:

Lo anterior muestra claramente que la pregunta por “la izquierda” en Venezuela requiere de un largo prólogo que explicite qué se quiere saber, a quién estamos preguntando, para averiguar qué. Sin estas precisiones resulta muy difícil discernir en qué consiste, por ejemplo, la “izquierda” del amigo J. Alzuru, o la izquierda de J. Habermas, o la de A. Guidens, o la M.A. Garretón, o la de Lula o la del “Comandante Marcos” o la de Carlos Fuentes o la de Felipe González o la de Cadafi o la de N. Bobbio o la de Fidel Castro. En todas ellas habrá seguramente un “ruido de fondo” que les sirve de clima cultural, pero inmediatamente notamos las enormes distancias si usted utiliza un zoom epistemológico, politológico, tecno-económico, ético-cultural, periodístico o una simple valoración personal de “me gusta” o “no me gusta”.
Como sospecha el lector yo tengo “mi propia izquierda” (Lanz R, 2006, El discurso político de la posmodernidad, Faces-UCV, p. 151)

¿Será mucho pedirles eso? Es posible que no lo hagan; lo que demostraría que para ustedes valen más sus ideas, egocentrismo intelectual, que los seres humanos. Y si el argumento es la evidencia científica. Les invitaría unas vacaciones en cualquier estado del interior. A estas alturas no se puede ser tan ciegos. Las imposturas, verdaderamente, son despreciables. Una izquierda sin luz.

Post Data. Rigoberto Lanz apoyó las políticas de Chávez, fundamentó teóricamente a la Misión Ciencia y aportó ideas para la creación de la Universidad Bolivariana; sin embargo, en la última entrevista antes de morir, realizada por Sandra Weiss, recién Chávez había ganado su última elección en el 2012, sostenía lo siguiente:

“¿Y ese tema del Estado comunal del que Chávez habla?

Las leyes sobre el poder popular son realmente subversivas porque propician el protagonismo y la participación de la gente. Pero entre la ley y la realidad hay un abismo. A Chávez, le alcanzó su propia incapacidad, ni siquiera fue capaz de poner en práctica sus propias leyes. Podría haber hecho el triple, sin boliburgueses (nuevos ricos del chavismo), y sin ese discurso hostil y excluyente contra los no-chavistas.

¿Ha sido ese el mayor defecto del chavismo?

Por eso se fue una buena parte de la clase media, Chávez los alejó y se los regaló a la derecha. Ese lenguaje típico de los militares no ayudó, Chávez tiene que rectificar eso. Conceptualmente hubo progresos como la educación y la salud gratuitas, pero los monstruos de la burocracia y la corrupción conspiraron contra eso. El gobierno de cierto modo creó sus propias exclusiones. Escuelas para pobres, hospitales para pobres, mercados para pobres… (subrayado nuestro)

¿Cómo se avecina el futuro para Venezuela?

Soy optimista. Ahora hay una conmoción que replantea todo. El desmonte de la izquierda será tan grande que hay una posibilidad de construir una nueva agenda política desde el principio. Necesitamos musculo intelectual, un nuevo discurso, queremos recuperar la diversidad radicalmente anti-burocrática.

¿Y adónde pretenden llegar?

El objetivo es la emancipación total de toda forma de poder. Esto con Chávez evidentemente no es posible. Pero no es fácil dialogar sobre eso con los compañeros.” (Entrevista a R. Lanz, por Sandra Weiss, 10-10-2012)




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