martes, 8 de marzo de 2016

PALOMARES, GRITOS EN EL SILENCIO



PALOMARES, GRITOS EN EL SILENCIO
“Cuando se quedó atrás la oscuridad
me encontré desplazándome con fuerza incontenible” Ramón Palomares
Las comunidades intelectuales de Venezuela sufrimos la pérdida de un extraordinario poeta que contribuyó de forma insondable con nuestra cultura. Se trata del poeta Ramón Palomares. El año pasado la Dirección de Cultura del Estado Mérida junto al Centro de Investigaciones Estética de la ULA, en el marco de la Feria Internacional del Libro Universitario realizó un extraordinario homenaje a dos poetas con visiones opuestas del acontecer nacional a Ramón Palomares y a Armando Rojas Guardia, subvirtiendo la subcultura de la negación del otro, del silencio como forma de veto político, de la incapacidad de soportar un pensamiento distinto... Un esfuerzo conjunto de dos gerentes culturales, Pausides Reyes y Mauricio Navia, que tienen miradas opuestas del acontecer, pero un mismo horizonte en el reconocimiento de los aportes intelectuales y teóricos en el arcoíris del pensamiento.
El 4 de marzo murió aquél anciano que a finales de la década de los cincuenta formaba parte del Grupo Sardio. Una extensa obra desde aquel entonces escribió marcando con su estilo y forma la literatura venezolana. Gracias a los dioses pensábamos distinto y… ¿qué importancia tiene cuando su poesía ha sido constituyente del espíritu de nuestro pueblo?...
Conversaba, con el amigo Pausides Reyes, actual Director de Cultura del estado Mérida y abismado, me contaba del silencio institucional de nuestra universidades; ambos, sosteníamos la necesidad de construir un país distinto. Y en este sentido, hago un reconocimiento a la labor de Pausides como director de Cultura del estado Mérida, quien ha conformado un Fondo Editorial digno, que celebra la diferencia en medio de la debacle que tenemos como país; pronto saldrán a la luz dos textos, uno de Gil Otaiza y otro de Stalin Gamarra, ambos intelectuales opuestos al régimen, pero que el director y su equipo, reconocen su valía intelectual. Allí es donde reside la apuesta personal y comunitaria de no dejarse arrastrar por las corrientes putrefactas que aniquilan el diálogo, la diversidad, la diferencia y, de forma simultánea, como cascadas inundan en su silencio y, a veces peor, en la palabra, el totalitarismo de un pensamiento único.  Cuando la política y su opresión consolidan muros… cuando amurallan toda posibilidad de comprensión, de campos distintos al ámbito político, se adelgaza el espacio público y solo quedan manchetas, consignas, rabia y dolor.
¿Cuán complejo sería para Jean Paul Sartre o Hannah Arendt, reconocer la valía intelectual de un pensador que apoyó al régimen nazi como fue Martin Heidegger, en un mundo crispado por la guerra fría? 0 ¿Cómo sería el valor que tuvieron Theodoro Adorno, Horkheimer y Hans George Gadamer para mostrar que las ideas de Nietzsche no tenían nada que ver con la discursividad del régimen de Hitler que lo usó como bandera? O la exquisitez de Cortázar al reconocer como uno de sus maestros al reaccionario y brillante e inmenso intelectual como Jorge Luis Borges…
La apuesta intelectual no solo se bate en el charco de lo cotidiano sino es capaz, de montarse sobre sus hombros y mirar más allá de su circunstancia, sin esconder su palabra y su compromiso; allí reside su grandeza.
Un país no se reconstruye, simplemente, por un cambio de gobierno, el asunto es más complejo, porque implica asumir cada uno, desde su lugar la responsabilidad que le compete. Hacerse responsable ante sí mismo y frente a la otredad. Quizás para alguno, mi arenga, mi apuesta, suene como un discurso sacerdotal, sermón de domingo triste y aburrido… Y con todas las letras lo asumo, porque nuestra crisis económica es pálida frente a la oscura posibilidad del acercamiento más allá de los nichos ideológicos, frente al deterioro galopante de nuestras universidades motor, indispensable, para cualquier transformación social. Simplemente es mi apuesta y como todo lanzamiento de dados implica riesgos… Sin lugar a duda, junto a una comunidad intelectual -fundada por Rigoberto Lanz- que hemos crecido en pólemos y en abrazos, donde las interrogantes han sido más grandes que las certezas, donde…
Conversaciones que venían
Hoscas
Buscándonos
Gentes del sueño y Gentes del Viento
Árboles ventosos y golpes en el corazón
Y al cabo estábamos volando
conversando
Árboles ya y gentes del sueño y vientos
     (con el alma errada y un errante árbol
Furiosos, Incorpóreos,
dando vueltas en torno a la vida
y desentrañándonos
desentrañándonos
Más allá de nosotros. (Ramón Palomares)
Digo sí, apuesto a la diferencia, elogio el camino donde seamos capaces de confrontarnos parresiásticamente y, de forma simultánea, abrazarnos por respeto a esa voz que nace opuesta, diferente, para que hable, para que grite, aunque mis entrañas se compriman y con voz de lata resuene otro argumento, otra disputa… Eso no supone, para nada aceptar ni mucho menos tener conmiseración con el explotador, o hacerse de la vista gorda con quien tiene la responsabilidad de la administración de la cosa pública; allí hay otros procedimientos, otros estilos y lenguajes… ¡Cómo nos cuesta diferenciar!...
Otro país es posible… No en un mañana sino en las decisiones del día a día… Vaya mi grito, en el silencio, como un gran aplauso a la vida eterna de la poesía de Ramón Palomares.  

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