miércoles, 5 de marzo de 2014

A LOS PRESIDENTES DE AMÉRICA LATINA



A LOS PRESIDENTES DE AMÉRICA LATINA
POR UN VENEZOLANO

Estimados Presidentes y Delegaciones, de todos y cada uno, de los países de América Latina. Reciban un caluroso saludo del pueblo venezolano en esta hora menguada. Les agradezco, en nombre de mi pueblo, su presencia en este día de conmemoración del primer año del fallecimiento del Presidente Hugo Rafael Chávez Frías. La importancia del fallecido presidente para el continente, fue su colaboración decidida en la creación de varias instituciones de cooperación, así como el impulso para motorizar proyectos de cooperación desde plataformas comunicacionales hasta intercambio económicos donde la mira de Venezuela, su horizonte era la ayuda al pueblo hermano.  En este sentido considero, en nombre de mi país, que todos y cada uno de ustedes deben sentir profundamente la muerte que se conmemora el día de hoy.
Ahora bien, su visita transcurre en un momento agónico de nuestra democracia. Porque en el mes más largo de nuestra historia reciente, este febrero, en nuestro país, hemos sentido la indefensión frente al estado cuando los manifestantes pacíficos, en este caso estudiantes, se han movilizado para protestar legal y legítimamente por la asfixia económica generadas por de las devaluaciones sucesivas realizadas en el primer año de gobierno del presidente Nicolás Maduro, la inseguridad social, el estado de violencia, asuntos que consideran vitales para su desarrollo presente y futuro. Pero todas estas causas, perfectamente verificables, se le añadió otras, ahora más importante, la utilización de las instituciones militares para reprimir las manifestaciones violentando todos los acuerdos internacionales para el control de las protestas por parte de los estados; violentando de manera pública y notoria los derechos humanos al realizar torturas públicas, como por ejemplo, la utilización del casco militar contra el rostro de una ciudadana desarmada, no entrenada para el combate, una mujer del pueblo, la utilización de la fuerza de varios efectivos para controlarla, no contento con tal demostración de fuerza, se le detiene y se ha utilizado los poderes para colocar la carga de la prueba en su contra; se le han levantado cargos a la maltratada ciudadana. Igualmente, en el caso de algunos estado del país, como en Táchira, se ha utilizado una metodología, por parte del gobierno, para controlar las protestas, fuera de toda proporción, al enviar aviones, tanques, tropas, no utilizándola, gracias a Dios, porque de haberlo hecho no quedaría piedra sobre piedra, sino para intimidar y aterrorizar  a toda la población venezolana y, sobre todo, a los manifestantes de ese estado.
Pero, el asunto no sólo se ha quedado allí, sino han detenido una cifra verdaderamente escandalosa de estudiantes, más de 700, donde se les ha intimidado al utilizar el poder judicial para que los detenidos se les abra un conjunto de procesos jurídicos impidiéndoles, en términos prácticos, el ejercicio a la protesta. Pero el asunto de las detenciones estudiantiles ha indignado, aún más, a la población venezolana porque han denunciado, de manera específica, algunos casos de violación de los derechos humanos al ser torturados. Las denuncia realizadas de tortura para la población venezolana (que deben ser procesadas e investigadas, obviamente) han sido muy fácil de creer porque se infiere que si se tortura a la vista de todos, ¿Qué no hacen, cuando no hay posibilidades de grabar ni fotografiar? Tales acciones han indignado a nuestro pueblo. La indignación aumenta cuando de manera pública, en una rueda de prensa, el gobernador del Táchira Vielma Mora, afirma que él es testigo presencial de violación a los derechos humanos por parte de oficiales militares, y aumenta en grados superlativos la indignación cuando el poder ejecutivo frente a todas estas acciones ha quedado en silencio o las niega y felicita a los cuerpos de seguridad y, por el contrario, considera que es un momento propicio para las celebraciones del carnaval.
Los dirigentes de organizaciones gremiales, movimientos sociales y partidos políticos cada uno desde sus perspectivas, desde sus formas, han denunciado estas acciones y han convocado a distintos tipos de protestas pacíficas. En algunos casos, no es menos cierto que por nuestras redes sociales se han convocado protestas, por ciudadanos que se encuentran fuera del país o personas que han dirigido algún movimiento social que consiste en levantamiento de barricadas en las calles o guarimba como se les llama en Venezuela… Considero que este tipo de protestas que si bien no contribuyen a un clima de paz y maximiza la violencia, muchas veces han sido realizadas por los ciudadanos como una forma de visibilizar su descontento, su rabia e indignación. Con respecto a esta forma de lucha, hay distintas miradas en los movimientos sociales y políticos y no pueden ser consideradas ni asumidas como una práctica dirigida por una dirigencia opositora, porque en estas particulares circunstancias hay diversas concepciones de lo que sucede en el país y cómo debe ser resuelto.
También es cierto que ocasiones dentro de las protestas pacíficas que han sido lideradas, en su mayoría, por el movimiento estudiantil han terminado en confrontación,  pero deseo resaltar de manera clara y taxativa, que han sido asimétricas entre algunos manifestantes y las fuerzas de seguridad del estado, piedras o bombas molotov contra balas de las organizaciones militares del estado, violentado, dígase una vez más, todos los tratados internacionales para el control de las protestas y de la  defensa de los derechos humanos.
No es menos cierto que de manera pública y reiterada el presidente Nicolás Maduro ha llamado a la paz, que realizó una reunión con ese sentido donde participaron algunos representantes de la sociedad civil y funcionarios en ejercicio. Sin embargo, sus discursos no se han correspondido con las prácticas de represión y detención a la población que legítimamente protesta. Por el contrario, cada día aumenta el número de detenidos, heridos y muertos en manifestaciones.
Los distintos dirigentes de partidos los políticos, movimientos sociales y gremios han planteado una agenda para la construcción del diálogo con el gobierno.  Entre las distintas agendas planteadas hay coincidencias, deseo como venezolano resaltar dos solicitudes: la liberación de los estudiantes y presos políticos y la renovación de los poderes públicos que constitucionalmente estén vencidos. Este punto es vital para una Venezuela en paz. Constitucionalmente hay poderes vencidos como es el caso de los miembros del poder electoral, es imprescindible que la asamblea nacional acoja sus funciones y designe, apegado a la norma constitucional las nuevas autoridades, por ejemplo. Conducir a Venezuela por un camino de paz es transitar por este camino, dígase un diálogo con agenda acordada.
El pueblo venezolano les pide la solidaridad pero sobre todo, les solicita que intervengan para que se cumplan los tratados internacionales, porque sus países son firmantes y corresponsables que tales instrumentos de orden internacional se cumplan. El pueblo venezolano le solicita la reciprocidad, que en distintos momentos de la historia reciente Venezuela ha tenido para con sus países, para mediar en el conflicto donde está en juego la paz de la ciudadanía.
Sin otra consideración al respecto, se despide

Dr. Jonatan Alzuru Aponte
Profesor Universitario
 Caracas, 05 de marzo de 2014

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