LA REPRESIÓN NIEGA AL
SOCIALISMO
@jonatanalzuru67
La represión niega al socialismo.
Con esa idea, resaltada en negritas, cerraba la presentación de la Revista
Expresamente (la N° 8 publicada en junio de 1980) Rigoberto Lanz, quien fue su
director. En esta semana se cumple un año de su asunción de la eternidad.
Mi pequeño homenaje a quien fue
uno de los intelectuales que dejó una
huella imborrable en mi existencia será -en este diario político que he ido
conformando, llevado por las contingencia de la crisis que vive Venezuela-
comentar durante la semana algunas de sus ideas, planteamientos, en el ámbito
epistémico y político que me han servido, como sistema de referencia, para pensar.
Para pensarme, para actuar. Sin lugar a
dudas no sólo es la teoría que más me nutrió en mis años de formación, sino y
quizás sobre todo, el testimonio de su impulsor fue crucial para configurar mi
propia visión de las relaciones intersubjetivas.
Porque fue la vivencia de
compartir con alguien que nadando a contracorriente, luchó para la conformación
de espacios institucionales, novedosos, donde se hiciera posible dirimir las
diferencias, sin que los interlocutores se desdibujaran, por el contrario,
donde cada participante se involucrara desde su sentir teórico y afectivo. Espacios
donde el participante actuara, desde su soberanía, para expresar su visión del
mundo, en pólemos, debatiendo las concepciones opuestas, con rigor e
impulsando, simultáneamente, en comunidad, productos que sirvieran de soportes
educativos para un sociedad a la que se apostaba, libros, revistas, congresos,
donde se recogían los consensos y los disensos de la comunidad dialógica. Como
parte de mi homenaje compartiré con los lectores, mi mirada de algunos puntos
sobre el autor. Además, escaneado, les
regalaré el fragmento o el artículo que utilice del pensador, para que se
confronte directamente con su palabra.
Ese número de la revista que
cumplirá 34 años de publicada, me parece sumamente pertinente, para pensar y
fijar postura frente a lo que acontece en la Venezuela de hoy. El título que le
coloca Rigoberto a su presentación es el siguiente: “La lucha por la libertad
es consustancial a la construcción del socialismo.” A la revista le coloca un
epígrafe de Hebert Marcuse que se transforma como el horizonte de sentido de la
apuesta, a saber: “(…) negación total del sistema establecido, de su moralidad
y su cultura; afirmación del derecho a construir una sociedad en la que la
abolición de la violencia y el agobio desemboque en un mundo donde lo sensual, lo
lúdico, lo sereno y lo bello lleguen a ser formas de existencia y, por tanto,
la Forma de la sociedad misma. (Marcuse Hebert, Un ensayo sobre la liberación).
Cualquier lector ingenuo, tal
vez, acostumbrado a pensar en blanco y negro, puede imaginar que un intelectual
de izquierda como el Lanz de inicio de los años ochenta, abogaba por la
libertad y denunciaba la represión de los países capitalista, haciéndose el
loco por lo que sucedía en los países socialistas. ¡Malas noticias!... Su
presentación, en este número, está dedicada casi en su totalidad a la represión
en los países socialistas.
Afirma el pensador venezolano: “La lucha por la libertad continúa siendo una
palanca decisiva, no sólo frente al orden burgués, sino también en aquellas
experiencias socialistas donde ésta cuestión trascendental continúa sin
resolverse” El vocablo lucha por la
libertad no será un asunto abstracto en el pensador, será la lucha contra la
represión política. Esas prácticas las percibe como consustanciales de las
limitaciones del modelo socialista que se implementaban en la Unión Soviética,
en China, en Cuba y en general en todos los países socialistas de la época.
Afirma el autor:
La lucha contra la represión adquiere hoy una connotación política muy
rica y precisa porque involucra una crítica explícita a las limitaciones que
presentan los modelos de sociedad socialistas que hoy conocemos. No se trata de
un romanticismo liberal por la libertad abstracta de los ciudadanos ni una
simple denuncia testimonial de los “excesos” cometidos por los gobiernos en el
socialismo. Se trata de colocar, una vez más, el problema de la libertad en el
centro de la discusión, valorar con seriedad sus implicaciones en la construcción
del socialismo y llevar hasta sus últimas consecuencias la defensa de los
derechos políticos del proletariado.
La lucha contra la represión no puede desligarse de la intensa
discusión que hoy se desarrolla en torno a las experiencias revolucionarias a nivel
mundial. Las deformaciones burocráticas del socialismo son la fuente que nutre
las aberraciones autoritarias que el stalinismo impuso como modelo socialista. La
lucha contra la represión es la forma de enfrentar una concepción del Estado y
del Partido en donde una casta burocrática sustituye a la masa, y en su nombre,
asume sus propios intereses en contra de las tareas esenciales de la
Revolución.”
Lanz sostiene que uno de los
problemas de las revoluciones de la época, es el chantaje ideológico frente a
las críticas de ese socialismo limitado y burocrático que consiste en afirmar
que denunciar las aberraciones, las represiones, implicaba, automáticamente,
hacerle el juego al imperialismo. El chantaje consistía en lo siguiente,
haga silencio porque de lo contrario, su palabra es usada por el imperio contra
la revolución. Rigoberto DESNUDA ese juego y sostiene que no se trata de un
asunto de “defectos” del sistema, sino de la concepción misma de la propuesta
socialista, tal y como estaba planteada en la práctica, afirma: “Hoy ese falso
juego está al desnudo”.
Uno de los problemas sustanciales
es la incapacidad de procesar las diferencias. La incapacidad de asumir el
disenso como parte de la lógica. La discusión, el debate, el disenso, lo
concibe la lógica stalinista como un estorbo, como una enfermedad, porque su
horizonte es una sociedad donde la igualdad de pensamiento y de acción sea lo
que marque las relaciones intersubjetiva. La igualdad de pensamiento y la
acción es la negación práctica del individuo, es la negación de la diferencia,
es la negación del disenso. Afirma: “El
stalinismo –y sus modernas variantes- entienden la discusión como un estorbo,
como un mal que debe remediarse. Luego, quien
se atreve a disentir es visto como un obstáculo, como una enfermedad que debe
curarse. No se entiende la disensión y el debate de opiniones como un
componente inherente a la propia praxis revolucionaria.” Diosdado y su
combo, con su negación al debate, a la disensión, a la confrontación de ideas y
la descalificación al otro como principio, es un retrato vivo, crudo, de lo que
denunciaba Lanz.
Afirmaba Lanz: “Somos solidarios con la lucha que libran
todos los pueblos del mundo por su libertad. Hacemos nuestras las
reivindicaciones políticas por cuya defensa están hoy perseguidos y
encarcelados camaradas en distintos países socialistas. La lucha contra la
represión es la misma lucha por la construcción del hombre nuevo”
Las palabras de Rigoberto Lanz,
su postura práctica, se configuran en un horizonte muy distinto a la barbarie
vestida de verde oliva, con el fusil de la represión y el chantaje al hombro,
que se vive hoy en Venezuela. Las razones que esgrime en aquella época para
solidarizarse con los presos en los países socialistas, son exactamente las
mismas por las que han detenido a más de 2500 jóvenes, son las mismas por la
que han torturado, públicamente, a la gente del pueblo. El cascazo verde oliva
fue un golpe a la cara de todos los venezolanos, a los más pobres. La represión
contra la señora del barrio, de la Cota 905, su encarcelamiento, es el
encarcelamiento del mundo obrero que disiente legítimamente contra el poderoso.
La brutalidad del verde oliva, disfrazado de revolucionario y con el chantaje
en su mirada, no es un accidente aleatorio del sistema, un defecto sino expresa
las limitaciones, la miopía de su propia construcción. Es un asunto de fondo.
El sueño utópio de Lanz,
implicaba una práctica, innegociable, en contra de los aparatos represivos del
estado. Cuando el poder se sienta y
simula dialogar y se burla, cuando el poder se sienta, simula dialogar y,
simultáneamente, reprime, cuando se sienta y simula dialogar y es incapaz de
observar matices y percibe a la a todos los diferente a él, como un opuesto de
un solo color que están al servicio de los más oscuros intereses del
imperialismo, es entonces, cuando el sistema empieza a tener un olor hediondo a
debacle.
Concluyo citando, una vez más a
Lanz, “La comunidad de hombres libres en
la cual empeñamos nuestro esfuerzo y
nuestra vida es indesligable del combate constante contra la represión que la
desvirtúa y la niega. Nadie debe sentirse eximido de este compromiso, cualquiera
que sea el lugar donde las circunstancias de la lucha revolucionaria nos haya
colocado. La represión niega el socialismo.” (Lanz Rigoberto, 1980,
Expresamente, N° 8)
Jonatan Alzuru Aponte
Lunes 14 de abril de 2014
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