domingo, 16 de noviembre de 2014

EJERCICIOS FILOSÓFICOS: EXQUISTA EXPERIENCIA



Amigos/amigos, ayer sábado 15 de noviembre, dirigí, por vez primera, una experiencia de Ejercicios Filosóficos. Durante los últimos años me había preparado para aventúrame ha reactualizar un tipo de práctica  de la filosofía antigua, del período helenístico, lo que Foucault llamaba el período de la Cultura del Sí mismo. Convoqué para conformar un pequeño grupo que deseara vivir la experiencia. Se conformó un grupo cuyos miembros eran de distintas disciplinas, biología, comunicación social, sociología, diseño, artista y poesía y filosofía. La experiencia para todos fue enriquecedora, motivadora, tanto que este primer grupo, solicitó una segunda parte…  A continuación pueden leer un mapa que se les entregó a los ejercitantes previamente, para que tenga una pista de qué se trató y cómo fue el día….
MAPA DE LA VIVENCIA
9: 30-10:15 am. Conferencia. Introducción a la experiencia filosófica. La diferencia  y cercanía entre el ejercicio espiritual católico y el ejercicio espiritual filosófico.
“Los ejercicios espirituales no operan simplemente en el ámbito gramatical y conceptual. No es una nueva teoría metafísica lo que aquí se nos propone, puesto que los ejercicios espirituales son precisamente eso, ejercicios, es decir, una práctica, una actividad, un trabajo en relación con uno mismo, algo que se podría denominar una ascesis del yo. Los ejercicios espirituales forman parte de nuestra experiencia; deben ser experimentados. Además Hadot no utiliza el término espiritual en el sentido religioso o teológico, al no constituir los ejercicios religiosos más que una forma, muy concreta, de ejercicio espiritual. Entonces, ¿por qué servirse de la palabra espiritual? Sería después de eliminar otros adjetivos cuando Hadot, finalmente, decidió calificar tales ejercicios de espirituales; en efecto, ejercicios intelectuales o ejercicios morales, solo rinden cuenta parcialmente de su extremada densidad de sentido –intelectual- no cubre todos los aspectos de estos ejercicios, y moral puede producir la engañosa impresión de tratarse de un código de buena conducta. Tal como Hadot ha afirmado con la mayor claridad: “la palabra espiritual permite comprender con mayor facilidad que unos ejercicios como éstos son producto no solo del pensamiento, sino de una totalidad psíquica del individuo” (Hadot, EE, p.24). Tal expresión englobaría de este modo tanto el pensamiento, la imaginación, y la sensibilidad como la voluntad. “la denominación de ejercicios espirituales resulta, pues, finalmente, la más adecuada, porque subraya que se trata de ejercicios que comprometen la totalidad del espíritu.” (Hadot, EE, p. 60) La filosofía antigua “supone un ejercicio espiritual puesto que constituye un modo de vivir, una forma de vida, una elección vital”, si bien podría señalarse también, que estos ejercicios son existenciales, ya que posee un valor existencial que afecta nuestra manera de vivir, a nuestro modo de estar en el mundo, una comprensión que exige la transformación, la metamorfosis de uno mismo. Hadot ha resumido su idea señalando que un ejercicio espiritual consiste: “en una práctica destinada a operar un cambio radical del ser.”
Para comprender mejor la radicalidad y profundidad de la noción de ejercicios espirituales, según la concibe Hadot, hay  que entender la diferencia fundamental entre discurso filosófico y filosofía propiamente dicha. Se trata de una diferencia que, en el fondo, resalta la dimensión práctica y existencial de los ejercicios espirituales. Partiendo de la distinción estoica entre discurso filosófico y filosofía…” (Davidson Arnold, Prefacio en Hadot Pierre, Ejercicios espirituales y filosofía antigua, Edt. Siruela, Madrid, 2006: 10-11)
Aproximación al mundo antiguo: La mirada de Pierre Hadot y Michel Foucault.
La filosofía como forma de vida y no como disciplina. Por qué dejamos de pensar en sí mismo y por qué el pensar se refugió en los libros.
“El pensar pasó a los libros. Y éstos han decidido el destino de la ciencia occidental, que, a través de la doctrina de la Edad Media, se convirtió en la ciencia de la Época Moderna.” (Heidegger, 1997/2010, pág. 78)
10:15 a 10:30 Receso. Café. Merienda
10:30 a 11: 15 Conferencia. Del Leer y escribir:
1.- “Entre todo cuanto se escribe, yo amo solo aquello que alguien escribe con su sangre. Escribe tú con sangre y comprenderás que la sangre es el espíritu.
No es tarea fácil el comprender la sangre ajena: yo odio los ociosos que leen.” (Nietzsche, Así habla Zarathustra, en Los discursos de Zarathustra, Fragmento Del leer y escribir)
2.- El cuerpo como obra de arte
“La belleza del arte no es evasión, no es renuncia, sino apuesta, es la pulsión erótica manifestándose, es un cuerpo deseante que anhela disfrutar otro mundo, desea sentir la penetración de otra realidad y horadar otros misterios, es voluntad de cambio, sin resignación a lo dado. Es resistencia, negación del presente y lanzamiento hacia al futuro.” (Alzuru Jonatan, Boceto para una estética del vivir, 2009: 11)
11:15- 11:25 Preparación para el silencio.
“Uno a mi alrededor es siempre demasiado –así discurre el solitario-. Uno acaba siempre por ser dos.
“Yo” y “Mí” dialogan siempre con excesiva vehemencia.” (Nietzsche, Así habló Zarathustra, en Los discursos de Zarathustra, fragmento, Del amigo)
11:25- 12:30 Espacio de silencio, reflexión individual.
12: 30- 1: 15 Almuerzo en un compartir libre de sentires y sensaciones.
1: 15- 1:45 Descanso. Compartir libremente o asumir el silencio.
1:45-2:15. Conferencia. El sentido de la meditación rumiante para la interpretación.
“Desde luego, para practicar de este modo la lectura como arte se necesita ante todo una cosa que es precisamente hoy en día la más olvidada –y por ello ha de pasar tiempo hasta que mis escritos resulten legibles-, una cosa para la cual se ha de ser casi vaca y, en todo caso, no hombre moderno: el rumiar… (Nietzsche, Genealogía de la moral, prólogo, 1887/1996: 26)
Interpretar es discernir. La muerte como práctica de discernimiento, como criterio de decisión. La decisión: asumirse y actuar, independiente del resultado, para bien o para mal, en artículo de muerte. La decisión: más allá del bien y del mal.
“Actuar, hablar y pensar siempre como alguien que al instante puede salir de la vida. Lleva a cabo cada acción de tu vida como si fuera la última, manteniéndote alejado de toda ligereza. Lo que permite la perfección de la manera de vivir es pasar cada día como si fuera el último…” (Marco Aurelio, Pensamientos I,11).
“Acostúmbrate a considerar que la muerte nada es contra nosotros, porque todo bien y mal está en el sentido, y la muerte no es otra cosa que la privación de este sentido mismo. Así, el perfecto conocimiento de que la muerte no es contra nosotros hace que disfrutemos la vida mortal, no añadiéndole tiempo ilimitado, sino quitando el amor a la inmortalidad” (Epicuro: 92)
2:15-3:00.  Espacio de silencio, reflexión individual.
3:00- 4:00. Compartir ideas, preguntas, reflexiones o sentires, merienda y caminata incluida, al estilo de los peripatéticos, vocablo que alude a los filósofos seguidores de Aristóteles que solían reflexionar mientras disfrutaban del camino…
4:00- 4:45. Conferencia. La opción de la alegría como forma de vivir. Epicuro como horizonte.
“El fruto más importante de la autarquía es la libertad.” (Epicuro, Sentencias Vaticanas, 1991/2007, pág. 85; frag: 77)
“¿Qué es la libertad? Tener la voluntad de la responsabilidad personal. (Nietzsche, Crepúsculo de los ídolos, en Incursiones de un intemporal, frag. 38,1888/2009: 135)
“Epicuro
Sí, estoy orgulloso de sentir de una manera diferente, tal vez a la de cualquier otro el carácter de Epicuro, y disfrutar de la felicidad de la tarde de la Antigüedad con todo lo que de él oigo o leo – veo a su ojo mirar hacia un mar amplio y blanco, por encima de los acantilados en los que reposa el sol, mientras que animales pequeños y grandes juegan en su luz, seguros y tranquilos, como esta luz y su propio ojo. Sólo alguien que sufre continuamente ha podido inventar tal felicidad, la felicidad de un ojo para el cual el mar de la existencia se ha quedado en calma, y que ahora ya no puede saciarse de mirar su superficie y la multicolor, delicada, estremecida piel del mar: nunca hubo antes tal modestia de la voluptuosidad.” (Nietzsche, La ciencia Jovial. La gaya ciencia, Cap. 1, Fragmento 45, 1999: 59, trad. José Jara)
“La sabiduría en el dolor
En el dolor hay tanta sabiduría como en el placer: al igual que éste, aquél pertenece a las fuerzas conservadoras de la especie de primer rango. Si no fuera así, habría perecido hace mucho tiempo; que él haga daño, no es argumento en contra suyo, ésa es su esencia. En el dolor escucho la voz de mando del capitán de navío: “Amainad las velas”. El intrépido navegante “hombre” tiene que haberse ejercitado de mil maneras a disponer de las velas, en caso contrario se habría acabado demasiado rápido con él y el océano se lo habría tragado muy pronto. También tenemos que saber vivir con una energía disminuida: tan pronto el dolor da su señal de alarma, ha llegado el momento de disminuirla –algún gran peligro, se aproxima una tormenta, y hacemos bien en abultarnos tan poco como sea posible.
Es verdad hay hombres que cuando se aproxima el gran dolor escuchan precisamente la voz de mando contraria y que nunca miran más orgullosos, más guerreramente y más felices que cuando se cierne la tormenta: ¡El dolor mismo les da incluso sus más grandes instantes! Esos son los hombres heroicos, los grandes dispensadores del dolor de la humanidad: aquellos, pocos o escasos, que necesitan precisamente de la misma apología que, en general, necesita el dolor-¡y en verdad, ella no se les debe rehusar! Son fuerzas conservadoras y promotoras de la especie de primer rango: aunque no sea más que porque se resisten a la comodidad y no ocultan su náusea ante esta especie de felicidad. (Nietzsche, La ciencia Jovial. La gaya ciencia, Libro IV, Fragmento 318, La sabiduría del dolor, 1999: 184)
La amistad como el templo sagrado del cuerpo.
¿Eres esclavo? En tal caso, no puedes ser amigo. ¿Eres tirano? En tal caso, nadie puede ser amigo tuyo. (Nietzsche, Así habló Zarathustra, en Los discursos de Zarathustra, fragmento, Del amigo)
La amistad es una condición del oficio de vivir, es lo permanente dentro de la contingencia  porque da seguridad. La amistad no es un templo ni es un espacio sino una relación sin geografía predefinida que se configura cada día y su sentido está dado como manifestación del arte de vivir. No tiene otro objeto que el placer de gozarse en la relación. No tiene utilidad práctica, no sirve para nada y sin embargo, su posesión es la manifestación más transparente de la sabiduría. El sabio es el amigo. El amigo sabio es aquel que ahonda en el instante, el que se elige permanentemente y actúa en cada acontecimiento como si fuera la última acción de su vida porque no le interesa el futuro de la relación, porque eso es inasible, sino el disfrute de su presente, de allí que su actuar sea desinteresado, no tiene interés de una acción recíproca en el futuro.
La amistad no tiene muelle, no tiene ancla, no tiene destino. Su virtud es la certeza de la experiencia del compartir en la deriva. Tal experiencia estética era el horizonte de la filosofía porque su razón de ser, su sentido, era el del arte de vivir o lo que es lo mismo, la vida como obra de arte. (Alzuru, Jonatan. Boceto para una estética del vivir, en Vuelta a la intemperie, 2009: 27)
4:45-5:15. Diálogo de despedida.

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