Amigos/amigos, ayer sábado
15 de noviembre, dirigí, por vez primera, una experiencia de Ejercicios
Filosóficos. Durante los últimos años me había preparado para aventúrame ha
reactualizar un tipo de práctica de la
filosofía antigua, del período helenístico, lo que Foucault llamaba el período
de la Cultura del Sí mismo. Convoqué para conformar un pequeño grupo que
deseara vivir la experiencia. Se conformó un grupo cuyos miembros eran de
distintas disciplinas, biología, comunicación social, sociología, diseño,
artista y poesía y filosofía. La experiencia para todos fue enriquecedora,
motivadora, tanto que este primer grupo, solicitó una segunda parte… A continuación pueden leer un mapa que se les
entregó a los ejercitantes previamente, para que tenga una pista de qué se
trató y cómo fue el día….
MAPA
DE LA VIVENCIA
9: 30-10:15 am. Conferencia.
Introducción a la experiencia filosófica. La diferencia y cercanía entre el ejercicio espiritual católico
y el ejercicio espiritual filosófico.
“Los
ejercicios espirituales no operan simplemente en el ámbito gramatical y
conceptual. No es una nueva teoría metafísica lo que aquí se nos propone,
puesto que los ejercicios espirituales son precisamente eso, ejercicios, es
decir, una práctica, una actividad, un trabajo en relación con uno mismo, algo
que se podría denominar una ascesis del yo. Los ejercicios espirituales forman
parte de nuestra experiencia; deben ser experimentados. Además Hadot no utiliza
el término espiritual en el sentido religioso o teológico, al no constituir los
ejercicios religiosos más que una forma, muy concreta, de ejercicio espiritual.
Entonces, ¿por qué servirse de la palabra espiritual? Sería después de eliminar
otros adjetivos cuando Hadot, finalmente, decidió calificar tales ejercicios de
espirituales; en efecto, ejercicios intelectuales o ejercicios morales, solo
rinden cuenta parcialmente de su extremada densidad de sentido –intelectual- no
cubre todos los aspectos de estos ejercicios, y moral puede producir la
engañosa impresión de tratarse de un código de buena conducta. Tal como Hadot
ha afirmado con la mayor claridad: “la palabra espiritual permite comprender
con mayor facilidad que unos ejercicios como éstos son producto no solo del
pensamiento, sino de una totalidad psíquica del individuo” (Hadot, EE, p.24).
Tal expresión englobaría de este modo tanto el pensamiento, la imaginación, y
la sensibilidad como la voluntad. “la denominación de ejercicios espirituales
resulta, pues, finalmente, la más adecuada, porque subraya que se trata de
ejercicios que comprometen la totalidad del espíritu.” (Hadot, EE, p. 60) La
filosofía antigua “supone un ejercicio espiritual puesto que constituye un modo
de vivir, una forma de vida, una elección vital”, si bien podría señalarse
también, que estos ejercicios son existenciales, ya que posee un valor
existencial que afecta nuestra manera de vivir, a nuestro modo de estar en el
mundo, una comprensión que exige la transformación, la metamorfosis de uno
mismo. Hadot ha resumido su idea señalando que un ejercicio espiritual
consiste: “en una práctica destinada a operar un cambio radical del ser.”
Para
comprender mejor la radicalidad y profundidad de la noción de ejercicios
espirituales, según la concibe Hadot, hay
que entender la diferencia fundamental entre discurso filosófico y
filosofía propiamente dicha. Se trata de una diferencia que, en el fondo,
resalta la dimensión práctica y existencial de los ejercicios espirituales.
Partiendo de la distinción estoica entre discurso filosófico y filosofía…”
(Davidson Arnold, Prefacio en Hadot
Pierre, Ejercicios espirituales y
filosofía antigua, Edt. Siruela, Madrid, 2006: 10-11)
Aproximación al mundo antiguo:
La mirada de Pierre Hadot y Michel Foucault.
La filosofía como forma de
vida y no como disciplina. Por qué dejamos de pensar en sí mismo y por qué el
pensar se refugió en los libros.
“El
pensar pasó a los libros. Y éstos han decidido el destino de la ciencia
occidental, que, a través de la doctrina de la Edad Media, se convirtió en la
ciencia de la Época Moderna.” (Heidegger, 1997/2010, pág. 78)
10:15 a 10:30 Receso. Café.
Merienda
10:30 a 11: 15 Conferencia. Del
Leer y escribir:
1.- “Entre todo cuanto se escribe, yo amo solo aquello que alguien escribe
con su sangre. Escribe tú con sangre y comprenderás que la sangre es el
espíritu.
No
es tarea fácil el comprender la sangre ajena: yo odio los ociosos que leen.”
(Nietzsche, Así habla Zarathustra, en
Los discursos de Zarathustra,
Fragmento Del leer y escribir)
2.- El cuerpo como obra de
arte
“La belleza del arte no es
evasión, no es renuncia, sino apuesta, es la pulsión erótica manifestándose, es
un cuerpo deseante que anhela disfrutar otro mundo, desea sentir la penetración
de otra realidad y horadar otros misterios, es voluntad de cambio, sin
resignación a lo dado. Es resistencia, negación del presente y lanzamiento
hacia al futuro.” (Alzuru Jonatan, Boceto
para una estética del vivir, 2009: 11)
11:15- 11:25 Preparación
para el silencio.
“Uno
a mi alrededor es siempre demasiado –así discurre el solitario-. Uno acaba
siempre por ser dos.
“Yo”
y “Mí” dialogan siempre con excesiva vehemencia.” (Nietzsche,
Así habló Zarathustra, en Los discursos de Zarathustra, fragmento, Del amigo)
11:25- 12:30 Espacio de
silencio, reflexión individual.
12: 30- 1: 15 Almuerzo en un
compartir libre de sentires y sensaciones.
1: 15- 1:45 Descanso. Compartir
libremente o asumir el silencio.
1:45-2:15. Conferencia. El
sentido de la meditación rumiante para la interpretación.
“Desde luego, para practicar
de este modo la lectura como arte se necesita ante todo una cosa que es
precisamente hoy en día la más olvidada –y por ello ha de pasar tiempo hasta
que mis escritos resulten legibles-, una cosa para la cual se ha de ser casi vaca
y, en todo caso, no hombre moderno: el rumiar… “(Nietzsche, Genealogía
de la moral, prólogo, 1887/1996: 26)
Interpretar es discernir. La
muerte como práctica de discernimiento, como criterio de decisión. La decisión:
asumirse y actuar, independiente del resultado, para bien o para mal, en
artículo de muerte. La decisión: más allá del bien y del mal.
“Actuar,
hablar y pensar siempre como alguien que al instante puede salir de la vida.
Lleva a cabo cada acción de tu vida como si fuera la última, manteniéndote
alejado de toda ligereza. Lo que permite la perfección de la manera de vivir es
pasar cada día como si fuera el último…” (Marco Aurelio, Pensamientos
I,11).
“Acostúmbrate
a considerar que la muerte nada es contra nosotros, porque todo bien y mal está
en el sentido, y la muerte no es otra cosa que la privación de este sentido
mismo. Así, el perfecto conocimiento de que la muerte no es contra nosotros
hace que disfrutemos la vida mortal, no añadiéndole tiempo ilimitado, sino
quitando el amor a la inmortalidad” (Epicuro:
92)
2:15-3:00. Espacio de silencio, reflexión individual.
3:00- 4:00. Compartir ideas,
preguntas, reflexiones o sentires, merienda y caminata incluida, al estilo de
los peripatéticos, vocablo que alude a los filósofos seguidores de Aristóteles
que solían reflexionar mientras disfrutaban del camino…
4:00- 4:45. Conferencia. La
opción de la alegría como forma de vivir. Epicuro como horizonte.
“El
fruto más importante de la autarquía es la libertad.” (Epicuro,
Sentencias Vaticanas, 1991/2007, pág.
85; frag: 77)
“¿Qué es la libertad? Tener la
voluntad de la responsabilidad personal.” (Nietzsche, Crepúsculo de los
ídolos, en Incursiones de un
intemporal, frag. 38,1888/2009: 135)
“Epicuro
Sí,
estoy orgulloso de sentir de una manera diferente, tal vez a la de cualquier
otro el carácter de Epicuro, y disfrutar de la felicidad de la tarde de la
Antigüedad con todo lo que de él oigo o leo – veo a su ojo mirar hacia un mar
amplio y blanco, por encima de los acantilados en los que reposa el sol,
mientras que animales pequeños y grandes juegan en su luz, seguros y
tranquilos, como esta luz y su propio ojo. Sólo alguien que sufre continuamente
ha podido inventar tal felicidad, la felicidad de un ojo para el cual el mar de
la existencia se ha quedado en calma, y que ahora ya no puede saciarse de mirar
su superficie y la multicolor, delicada, estremecida piel del mar: nunca hubo
antes tal modestia de la voluptuosidad.” (Nietzsche, La ciencia Jovial. La gaya ciencia, Cap.
1, Fragmento 45, 1999: 59, trad. José Jara)
“La
sabiduría en el dolor
En
el dolor hay tanta sabiduría como en el placer: al igual que éste, aquél
pertenece a las fuerzas conservadoras de la especie de primer rango. Si no
fuera así, habría perecido hace mucho tiempo; que él haga daño, no es argumento
en contra suyo, ésa es su esencia. En el dolor escucho la voz de mando del
capitán de navío: “Amainad las velas”. El intrépido navegante “hombre” tiene
que haberse ejercitado de mil maneras a disponer de las velas, en caso
contrario se habría acabado demasiado rápido con él y el océano se lo habría
tragado muy pronto. También tenemos que saber vivir con una energía disminuida:
tan pronto el dolor da su señal de alarma, ha llegado el momento de disminuirla
–algún gran peligro, se aproxima una tormenta, y hacemos bien en abultarnos tan
poco como sea posible.
Es
verdad hay hombres que cuando se aproxima el gran dolor escuchan precisamente
la voz de mando contraria y que nunca miran más orgullosos, más guerreramente y
más felices que cuando se cierne la tormenta: ¡El dolor mismo les da incluso
sus más grandes instantes! Esos son los hombres heroicos, los grandes
dispensadores del dolor de la humanidad: aquellos, pocos o escasos, que
necesitan precisamente de la misma apología que, en general, necesita el
dolor-¡y en verdad, ella no se les debe rehusar! Son fuerzas conservadoras y
promotoras de la especie de primer rango: aunque no sea más que porque se
resisten a la comodidad y no ocultan su náusea ante esta especie de felicidad.
(Nietzsche, La ciencia Jovial. La gaya
ciencia, Libro IV, Fragmento 318, La sabiduría del dolor, 1999: 184)
La amistad como el templo
sagrado del cuerpo.
¿Eres
esclavo? En tal caso, no puedes ser amigo. ¿Eres tirano? En tal caso, nadie
puede ser amigo tuyo. (Nietzsche, Así habló Zarathustra, en Los
discursos de Zarathustra, fragmento, Del
amigo)
La
amistad es una condición del oficio de vivir, es lo permanente dentro de la
contingencia porque da seguridad. La
amistad no es un templo ni es un espacio sino una relación sin geografía
predefinida que se configura cada día y su sentido está dado como manifestación
del arte de vivir. No tiene otro objeto que el placer de gozarse en la
relación. No tiene utilidad práctica, no sirve para nada y sin embargo, su
posesión es la manifestación más transparente de la sabiduría. El sabio es el
amigo. El amigo sabio es aquel que ahonda en el instante, el que se elige
permanentemente y actúa en cada acontecimiento como si fuera la última acción
de su vida porque no le interesa el futuro de la relación, porque eso es
inasible, sino el disfrute de su presente, de allí que su actuar sea
desinteresado, no tiene interés de una acción recíproca en el futuro.
La
amistad no tiene muelle, no tiene ancla, no tiene destino. Su virtud es la
certeza de la experiencia del compartir en la deriva. Tal experiencia estética
era el horizonte de la filosofía porque su razón de ser, su sentido, era el del
arte de vivir o lo que es lo mismo, la vida como obra de arte. (Alzuru, Jonatan. Boceto para una estética del vivir, en Vuelta a la intemperie, 2009: 27)
4:45-5:15. Diálogo de
despedida.
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