El amigo
filósofo José Rafael Herrera inicia durísimo su artículo, describiendo la
sensación que en estos días tenemos todos; pero culmina esperanzador. Al leerlo
recordé una experiencia. Estaba en las Mayas, un barrio de Caracas, del circuito
donde salió electo el brillante economista y amigo José Guerra; allí trabaja un
mecánico que suele arreglarme el carro. Había una reunión dirigida por un grupo
de muchachos. Me acerqué a escuchar. Me dio alegría, risa y esperanza. Había
uno que quizás no tendría veinte años que repetía lo que dijo Gaby Arellano en
la Asamblea que el gobierno tenía miedo que estuviesen en libertad Manuel
Rosales, Leopoldo López, Antonio Ledezma… Y lo aplaudieron. Me acerqué, un poco
más y le pregunté quiénes eran. “Somos de Voluntad Popular” y yo exclamé: ¡Los
de Leopoldo! Y una hermosa niña con ojos de almendra, me dijo: los de Freddy
Guevara, Gaby Arellano… Y yo le pregunté: ¿Y quién es Freddy Guevara? El que
unió al movimiento estudiantil, un líder que logró amalgamar a los estudiantes
de las universidades privadas con las públicas y después, a gran parte de la
juventud. Saltó otro y me dijo, “participe. No queremos que se inscriba en el
partido sino que pensemos en Venezuela”. Sabiduría juvenil. Sabiduría popular.
Sabiduría política. La unidad del pueblo está por encima de sus dirigentes, en
muchas oportunidades. Y sentí en aquellas palabras, no una ideología; no creo
que esos chamos supieran nada de Marx o David Ricardo, más bien, eran como una
bomba nuclear rellena de sueños.
Invito a su
lectura.
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