Con relación al artículo que escribí, “El juego
desde las Gradas” cuyo objetivo fue evaluar las primeras acciones políticas,
desde mi perspectiva, el debate está clausurado; porque ya los propios
jugadores, actores políticos quienes son los constructores y ejecutores de las
acciones, realizaron la evaluación e hicieron un pronunciamiento, a través del
Secretario de la Mesa de la Unidad, Jesús Torrealba, donde pide excusas por la
acción realizada tanto a quienes votaron por la Mesa, teniendo afecto por el
Presidente Chávez, como a aquellos que
no votaron por la opción de la Mesa de la Unidad y siguen siendo militantes del
partido de gobierno; además, colocó como el debate fundamental el asunto de las
políticas sociales y económicas.
Lo entiendo como una voz sumamente relevante,
porque no solo es vocero de los partidos representados por los diputados, sino
también de los movimientos sociales y partidos políticos que no tienen
diputación pero que forman parte de la Mesa de la Unidad. Además, debemos reconocer que fue quien logró
articular a los diversos movimientos y partidos para alcanzar la victoria en la
Asamblea.
Finalmente, comparto plenamente las palabras en
su forma y fondo del extraordinario novelista Federico Vegas, cito como culmina
su artículo:
“En 1647, Baltasar Gracián escribió El Arte
de la prudencia, una serie de proverbios de grata e instructiva lectura
para los nuevos diputados y obligatoria para el presidente de la Asamblea.
Extraigo los inicios de algunos capítulos:
El fondo y la forma:
No basta la sustancia, también se necesita la
circunstancia. Los malos modos todo lo corrompen, hasta la justicia y la razón.
Los buenos todo lo remedian: doran el no, endulzan la verdad y hermosean la
misma vejez.
Hablar con prudencia:
Con los competidores por cautela; con los
demás por decencia. Siempre hay tiempo para pronunciar las palabras, pero no
para retirarlas. Hay que hablar como los testamentos: cuantas menos palabras
menos pleitos.
Conocer los dulces defectos:
Ni el hombre más perfecto escapa de algunos,
sino que se casa con ellos o más bien se hace su amante. Los hay en la
inteligencia y son mayores en el más inteligente o se notan más. Y no porque no
los conozca el sujeto mismo, sino porque los ama.
Este último segmento nos lleva de
nuevo a Mandela, Dios lo tenga en su gloria:
Una de las cosas más difíciles no es cambiar
la sociedad sino cambiarse a uno mismo” (Federico Vegas: http://prodavinci.com/blogs/en-la-forma-y-en-el-fondo-por-federico-vegas/
)
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