viernes, 22 de enero de 2016

EL REALITY O SE TRATA DE FOUCHÉ



EL REALITY O SE TRATA DE FOUCHÉ
Jonatan Alzuru Aponte
Las condiciones de la rendición de cuentas, conversación, interrogación o interpelación a los funcionarios del gobierno estaban muy claras desde el inicio del nuevo período de la Asamblea Nacional. Discutirán, conversarán, dialogarán, confrontarán, debatirán, con la presencia de los medios de comunicación social. Los venezolanos, los latinoamericanos y todo aquél que desee conocer la opinión de nuestros políticos, podría ver en vivo y directo o en diferido lo que acontecería en tal escenario.
El argumento es elemental: la información se transforma en la condición mínima para el desarrollo de una política protagónica y participativa. El pueblo, nosotros que somos pueblo, independiente de la afiliación política, solo podemos participar si se tiene un mínimo de información de cómo se maneja la cosa pública, qué hacen, que han dejado de hacer o qué harán nuestros funcionarios, para bien o para mal. Eso estaba clarísimo cuando el Presidente de la República asistió a la Asamblea Nacional y rindió cuenta y escuchó, estoicamente, la intervención del Presidente de la Asamblea. Actuó el Presidente de la República democráticamente, dentro de las reglas del juego, dando la cara, más allá que se esté de acuerdo o no con lo que dijo. Además, sabiendo el escenario, estando allí, el Presidente de la República comprometió su palabra, afirmando que asistirían a ese escenario sus funcionarios; palabra que simplemente ratificaba lo que legalmente deben hacer, pero en el escenario no solo era un asunto jurídico sino era una línea política.
Pero, lamentablemente, al parecer el Presidente de la República no es quien dirige la política del gobierno y, por lo tanto del país, no dirige a sus ministros, no dirige a sus funcionarios… Cualquier ser humano de cualquier signo político, perfectamente, puede percatarse que quien dirige el partido (¿Diosdado…? La verdad no lo sé… pero hay un jefe de partido, que por cierto no es el muchacho cuyo nombre no recuerdo y funge como el vocero de la fracción parlamentaria del gobierno) evaluó la actuación del Presidente y sacó conclusiones y ordenó, dígase, bajó la línea, que no asistiera ningún funcionario a la Asamblea Nacional. Seguramente, el Presidente de la República no tendrá alternativa que asumir la línea de quien gobierna y tendrá que inventar, maromear o pegar gritos para explicar que él creyó que debían asistir sus funcionarios pero después se percató que no era así…  De verdad me da pesar por el Presidente, debe ser muy duro, simular que se tiene poder y no tenerlo, trazar públicamente una línea de acción y en menos de lo que canta un gallo tener que retractarse, porque el Joseph Fouché venezolano se lo ordena.
Efectivamente, es un realty, pero lo del show solo depende de los interlocutores y nunca es de un solo lado; así que quien convierte en show a la Asamblea no son los medios de comunicación, sino los interlocutores, los diputados; eso hay que explicárselo con plastilina al muchacho de mandado del Fouché… Los venezolanos queremos, deseamos ver en vivo y directo, cómo responden nuestros funcionarios y eso no es un deseo de antichavistas histéricos, sino de todos…
Quizás, temen más los del gobierno a su militancia que a cualquier otra persona…  Allí radica su miedo… porque su militancia, sus colectivos, sus organizaciones, sin pasarse a otro bando (no hay para qué introducir esa variante electoral), tendrán información suficiente para confrontar al interior de los partidos a sus funcionarios y no podrán mentir… El Fouché del gobierno calculó bien, en lo inmediato… Pero desvaloriza profundamente a su militancia, a sus colectivos, a un pueblo minoritario pero rojo rojito  que sufre las calamidades de la ineficiencia y hasta ahora había creído que todo era culpa de los enemigos internos y externos…pero han escuchado de cuentas multimillonarias en las cuentas personales de funcionarios, han sentido en carne propia las decisiones verticales, han sufrido el chantaje…  y ese pueblo colectivamente politizado arreglará cuentas más temprano que tarde con los cobardes que no se atreven a dar la cara frente a las cámaras de sus decisiones… Lo grave es cuando el cobarde, dirigido por Fouché, tiene armas… ése, es el peligro para todos….

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