lunes, 7 de abril de 2014

SÓLO TIENE 23 AÑOS



SÓLO TIENE 23 AÑOS
Sólo tiene 23 años. Era domingo, mi cuerpo estaba ahogado sin palabras. Buscaba, desesperadamente, un rincón donde reposar mi cabeza, pero no encontraba Nazaret. Busqué la prensa aburrida de todos los días. Me eché en una esquina de la cama con un asma del alma. Solté una noticia tras la otra. Otros muertos, más heridos, una declaración impertinente. Una foto gigantesca de un partido que en medio del dolor, celebra no sé qué cosa. La unidad la veía como una esperanza rota. Mis cuentas no me daban. El balance político se parecía a una lágrima en precipicio.
Apesadumbrado abrí la página octava del primer cuerpo, era El Universal como mi dolor. Gustavo Méndez inicia con un disparo su entrevista, la división del movimiento estudiantil. Yabrudi celebra la diferencia, así se apellida el joven que inició la arquitectura de la ciudad que yo deseo. “Celebro que así sea porque refleja que hay ideas encontradas, mientras que en el Gobierno se dicta una línea y todos deben acatarla sin discusión, porque el que piensa distinto va para afuera:” Respuesta hábil pensé.
Sin embargo, el incisivo periodista no contento con una respuesta fugaz y de momento, inquiere de nuevo con el dilema de calle o diálogo. “En el fondo –dice el joven arquitecto de la política contemporánea- entendemos que no hay una sola forma de alcanzar los objetivos” Sigue con la lucidez de la vejez, en un cuerpo que ahora es cuando empieza a vivir, diciendo: “cada quien debe entender el rol que debe asumir y cómo quiere llevar la lucha.” No podía creer lo que leía. El estadista estudiantil, se lanzó por encima de las diferencias y sentenció claro y transparente: “A más formas de protestas se sumarán más personas”. Trazó en dos sonrisas y un segundo el plano de la acción al debate estratégico, al horizonte de sentido del quehacer político. “Quienes estamos en contra del Gobierno no debemos debatir sólo cuáles son las formas de lucha, sino cuál es el fondo y qué estamos buscando.” Sin mayores aspavientos colocó un punto nodal en la agenda política de los mayores, engranando a todos, sin alcabalas partidistas.  Pero práctico y sutil dejó claro el horizonte de acción en el presente, sin perder el sentido político de su mirada: “El que quiera usar su cacerola, el que quiera trancar la calle que lo haga, siempre de forma pacífica y sumando más personas.”
Lo interpelan solicitándole  balance. Sin dificultad señala que los ojos del mundo están puesto en Venezuela, reivindica su condición de rebeldía luchando en cualquier circunstancia contra la injusticia. Como un hábil filósofo aristotélico, explica que es en la práctica donde el gobierno muestra su tono antidemocrático, su incapacidad para resguardar la vida y remata contundentemente: “Una barricada se levanta, pero no podemos levantar un muerto por un tiro en la cabeza.” Recordé a Tinoco, a Urquiola. También me vino la imagen de los Guardias. Y el comentario de Javier que me dijo que me preocupara por sobrevivir antes que vivir.
La náusea y el vómito se hicieron un hueco insondable en mi tristeza. Y él, con una palabra cristalina habla de sus compañeros muertos y presos. Sin embargo, apunta al blanco y a su saber, y dice que se deben modificar toda la estructura del estado. “Apuntamos a las exigencias que se renueven las instituciones.” Con suma claridad de sus limitaciones, expresa una amenaza latente en el conflicto. “Vemos como una amenaza la frustración que pueda surgir en la gente” Me vi a mismo en el espejo. Pero su palabra desnuda fue una ráfaga de luz en su siguiente afirmación: “pero estamos dispuestos a arriesgar todo, y más, para lograr el país que queremos.” Imaginé su voz y fue una fuerza fulgurante, un remolino de pura dignidad en la protesta. Como un buen líder asume la acción con responsabilidad, responde por su palabra y afirma de manera contundente: “En las asambleas advertimos que la transformación del país no se logrará en días o meses, hay mucho trabajo por hacer y no es labor de Capriles, María Corina o Leopoldo, sino de todos. Cada quien debe asumir su responsabilidad desde su espacio.”
Tiene 23 años y se distancia de los chistes de ocasión, discriminatorios e imbéciles, que se suelen escuchar en estos días. “Todos somos valiosos más allá de estudiar o no. Todos debemos tener esa oportunidad y muchos han levantado  a sus familias y construido su futuro con sus manos y sin estudios.” Recordé mis amigos del Pedro Emilio Coll, del Fe y Alegría, recordé Cochecito y Las Mayas, las Veredas y El Valle. Se agolparon en mi mente una cadena infinita de recuerdos.
Como Epicteto termina aconsejando a todos. “No podemos comportarnos como ellos, y desde nuestro hogar, comunidad, escuela y universidad, construir ese país que queremos y no tenemos. Se dice fácil y puede sonar poético, pero es la verdad y requiere del trabajo de cada uno de nosotros.”
Tiene 23 años, el estadista de esta lucha. Daniel Yabrudy se llama. Me sentí orgullosamente profesor, aunque jamás lo he visto en un salón de clase. Me sentí orgulloso como si fuese profesor de la Bolívar. Es el Presidente de su Centro. ¡Ojalá te lean muchacho! ¡Ojalá aprendan de ti y tu palabra! Tienes 23 años y agradezco tu existencia.
Jonatan Alzuru Aponte
Lunes 7 de abril de 2014.



2 comentarios:

  1. Excelente comentario, es la generacion de ahora quien esta dando los pasos, los heroes del presente, que no nos han defraudado sino al contrario nos han hinchado el pecho de orgullo, Viva nuestros muchachos....

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