DESOBEDIENCIA CIVIL MASIVA Y POPULAR
Jonatan Alzuru Aponte
El enemigo del
pueblo venezolano es el déspota quien utiliza los servicios públicos como una
forma de lucha contra el pueblo. Su objetivo es transformar la vida ordinaria,
la vida cotidiana, de todos los venezolanos, en un ambiente donde la mayor
inversión de tiempo psíquico, físico es cómo sobrevivir. Simultáneamente,
utilizan su estructura jurídica para aplastar, aterrorizar e intimidar;
articulados a sus grupos violentos que los usan en los momentos claves, para
reprimir, el clamor del pueblo. Aunado a un aparato de propaganda
nacional e internacional donde definen el conflicto entre izquierdas y
derechas. Ese ha sido el esquema de trabajo. Es su disco rayado que
ha sido efectivo durante tantos años. Es hora de quebrarle el disco. El pueblo
espontáneamente lo está haciendo.
Le han servido como
aliento, como aliados, a la lógica despótica, en estos meses, todos aquellos
políticos e intelectuales diciéndose demócratas que, en vez de sumarse a la
lucha contra el despotismo, quien es el enemigo principal, se han dedicado a
una política sistemática de críticas a la Asamblea Nacional. Minando y
desgastando la fuerza política que se necesita para enfrentar a un poder
despótico con apoyo internacional en el suelo venezolano; tanto del imperio
ruso como de los cubanos, entre otros. Ha sido corrosiva esa postura
idiota criticando asuntos futuros, mientras el despotismo en el presente, usa
su fuerza para torcer la voluntad de nuestras comunidades y esclavizarnos. Es
hora que dejen el papel de tontos útiles y se sumen a la lucha de nuestro
pueblo que cada día está saliendo a protestar, porque no soporta el holocausto.
En este momento
nuestra Asamblea Nacional, jerarquizó el sufrimiento del pueblo por encima de
la forma de lucha con relación a la ayuda humanitaria. ¿Cómo criticar esa
decisión? Quién puede cuantificar el dolor de una madre que en sus manos muere
su hijo sin medicinas o alimentos; en qué estadística se refleja la tristeza de
unos ancianos que no tienen qué comer, ni qué beber. Considerando tales asuntos,
la ayuda se logrará, aparentemente, sin poner en jaque al despotismo.
Desde la
perspectiva estrictamente política, esa acción le da un respiro al despotismo.
Pero entendemos la decisión humanitaria de la Asamblea Nacional. Ahora bien, es
una necesidad perentoria que se generen nuevas formas de luchas que se coloque
en jaque al poder despótico, las comunidades de nuestros barrios están
saliendo, resistiendo. Pero se necesita una dirección de la protesta con
horizonte de desobediencia masiva.
Sabemos que tenemos
fuerza, sabemos que el pueblo responderá como ha respondido (para eso han sido
las marchas y las asambleas) y está respondiendo, enfrentando a los aparatos
represivos del estado. Pero para lograr el cese a la usurpación es necesario
poner contra las cuerdas al régimen. Hay que maximizar la presión. Hay que
desobedecer masivamente.
La desobediencia
masiva es una acción urgente, porque el despotismo está utilizando todo su
instrumental para atacar a la Asamblea Nacional y, simultáneamente al pueblo.
Articula restricciones de servicios (agua, luz, gas) con represión de los
colectivos, uso despótico de la ley y propaganda masiva y sistemática, para
ocultar la realidad y colocar todo en clave de izquierda y derecha… Hay que
quebrar su disco rayado. Es la hora de la desobediencia civil.
El Presidente
Guaidó ha mostrado una gran tranquilidad al no ser reactivo frente a los golpes
del despotismo y es valorable; su serenidad es vital para la conducción de la
desobediencia civil. Insisto es vital, urgente, acciones de desobediencia
masiva que coloque en jaque al poder y se logre avanzar. Olfatear esto es
sustancial… el tiempo se transforma en un asunto clave para decidir, esta
acción. No podemos dejar que el déspota salga de la presión. Y no es
suficiente presión manifestaciones de calle; hay que desobedecer órdenes,
leyes, normas, reglamentos, de forma organizada, pacífica y todos unidos.
Hay que hacerle un
llamado a todos esos dirigentes y organizaciones demócratas que con sus
posturas han trabajado para el despotismo, por la razón que sea, para que se
unan en esta etapa, que se una a la jornada de desobediencia masiva contra el
déspota.
Hay que hacer un
llamado para que se trabaje al interior de las Fuerzas Armadas quienes son el
pilar del despotismo, para que se unan, para que fracturen esa fuerza, que
dejen el miedo y la sumisión. Con la unidad de todos sin exclusión, sobre todo
de la dirigencia (porque el pueblo claramente está unido), es que podremos dar
una jornada histórica de desobediencia civil que libere a nuestro pueblo del
despotismo.
Unidad,
Desobediencia Civil y Libertad.
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