GRÍNGOLAS POLÍTICAS O
EL CAUDILLISMO INTERIOR:
Jonatan Alzuru Aponte
Así expresan
las críticas algunos opositores al déspota:
a.- Desde
el lado de quienes se auto perciben de derecha o centro derecha:
-
Sabes que Guaidó parece que se está poniendo
del lado del chavismo, porque está con diputados muy light, permanentemente, y
dio una rueda de prensa con dirigentes que están detrás del diálogo con el
gobierno como lo son Capriles, Rosales y Falcón.
-
Sabes que Guaidó, parece que desea hacer una
política de largo aliento, negociar con el déspota, quizás influenciado por los
chavistas o por los opositores que le han hecho el juego al gobierno porque no
se decide a promover la intervención militar… y está pasando demasiado tiempo.
b.- Desde
el lado de quienes se auto perciben de izquierda o centro izquierda
-
Sabes que Guaidó es manejado por el
imperialismo. Hace lo que dice Trump y sus aliados de Colombia, Brasil y
Chile. Lo que desea es una invasión
norteamericana en nuestro territorio.
Por eso celebra en su twitter cuando el imperio y sus aliados presionan
a Maduro.
-
Sabes que Guaidó tiene una política
inmediatista. Desea resolver todo a corto plazo y esto lleva tiempo, lo hemos
dicho. Porque esa política tratando de forzar todo y hacerlo de inmediato nos
conducirá a una guerra civil como ha sucedido en otros países como Siria.
Lo que
comparten ambas posturas:
1.- El
análisis político fundado en la persona.
Propio de las costumbres, de la práctica política en el devenir de nuestra
historia, desde el siglo XIX hasta el XXI, el caudillismo. El caudillo es quien decide todo. Cuando
decide en función de mi mirada, lo celebro. Cuando decide en contra de lo que
pienso, lo maldigo. El responsable para bien o para mal de la conducción
política es el caudillo. Por lo tanto, no se analiza la política que impulsan
las instituciones ni los movimientos sociales ni los partidos políticos; sino la
persona, esa quien encarna una voluntad política o la vocería institucional.
Aunque
tanto unos como otros, sostengan que la lógica caudillista es una fatalidad. El
principal enemigo, de tales críticos, lo tienen en su cuerpo.
2.- El análisis político en función de sus deseos,
de sus miradas políticas, sin atención a la coherencia entre el discurso y la
práctica de los otros. No importa lo que diga y haga a quien crítico, porque desde
la verdad de mi posición siempre tengo la razón.
Aunque
ambas posturas sostengan que son demócratas y, por lo tanto, apuestan a la
diversidad de perspectivas y a la construcción política estableciendo acuerdos
entre diversos y opuestos actores sociales, como es la vida ordinaria en un
país democrático.
El principal
enemigo, de tales críticos, lo tienen en su cuerpo. El caudillo está en su ojo
y en su estilo de abordar el mundo.
3.- Un
pensamiento dogmático de la práctica política. No se atiende a las
circunstancias, contingencias que surjan en lo real, ni a partir de la manera
cómo se mueve el déspota o los actores internacionales, sino que el caudillo
debe actuar en función del deber ser que cada quien tiene en su mente y desde
su trinchera, bien sea la izquierda o la derecha.
Aunque
ambas posturas sostengan que el asunto de la política depende de las
circunstancias. El principal enemigo, de tales críticos, lo tienen en su cuerpo.
El dogmatismo caudillista les impide ver.
4.-
Carencia de un sentido táctico y estratégico para determinar quién es el
enemigo principal y cómo aportar para confrontarlo, sin renunciar a su mirada
ni a la tradición de pensamiento que se compartan. Tiene una suela en el oído
para escuchar al que piensa diferente, pero que desea aliarse, aunque sea
circunstancialmente.
Tal
carencia los conduce a una permanente contradicción: invitando a la unidad de
las comunidades y de partidos políticos (porque se sabe que sin ella es
imposible salir del déspota), pero en la práctica discursiva generando
fracturas en el movimiento opositor. Esto es lo peor, porque sus críticas no
producen rectificaciones para avanzar, sino descalificaciones para retroceder;
sus palabras dividen. Y ése es el mayor éxito para el déspota, porque divide y
vencerás. Tal asunto ha sido una de las barajas que siempre le ha dado
resultado al despotismo, sin mayor esfuerzo.
De
allí que la manera y forma cómo hacer que la crítica se transforme en un aporte,
no es un asunto menor ni solo del receptor, sino de la manera, la forma, el cómo
y con qué estilo la realiza quien la hace.
Lo que propuso la asamblea nacional,
coincidiendo con el Frente Amplio Venezuela Libre, desde enero:
1.-
Guaidó encarna una política que impulsa una institución que consideramos
legítima, la Asamblea Nacional. Allí hay
diputados desde derecha, centro derecha, centro izquierda e incluso hasta izquierda
radical, como ex tupamaros. Es la Asamblea quien designa las vocerías de sus
diputados a propósito de las toma de decisiones.
2.-
Desde el inicio, Guaidó expresó cuál era el acuerdo de la Asamblea y qué
impulsarían: Se trata de construir una unidad, no torcer manos sino
estrecharlas, fue la imagen que utilizó, para reflejar cuál era la voluntad
política. Invitando, incluso, al
chavismo; no solo a sus bases sino a su dirigencia. Por lo tanto, si se invitó
al chavismo; es muchísimo más acertado trabajar articulado con todos aquellos
miembros y dirigentes, con aciertos y desaciertos, que han tenido un liderazgo
en la oposición.
3.- Una política de internacionalización del
conflicto venezolano para generar mayor presión. Para lograr ese objetivo, los
países que tienen influencia mundial se transformaron en grandes aliados. No
depende de la Asamblea Nacional, ni de ningún venezolano, la manera y forma
cómo se expresan los aliados. Lo que nos interesa como venezolanos es que los
aliados se articulen en distintas instancias para generar mayor presión.
4.-
Desde el 23 de enero se planteó una ruta. Nunca se planteó la velocidad en la
que se transitaría ni rápido, ni lento, ni inmediato ni mediato.
En
función de lo anterior: ¿será posible repensarnos, para maximizar nuestras
acciones individuales y colectivas con el objetivo de lograr el cese a la
usurpación?
Finalmente,
una cita que resume la postura política de la Asamblea Nacional desde que fue
presentada al país por su Presidente Juan Guaidó:
“Los
venezolanos no nos prestamos para ningún falso diálogo, no para nuevos
zapateros. Hemos trazado muy claramente la ruta. Quien quiera colaborar con el
cese a la usurpación, el gobierno de transición y las elecciones libres,
bienvenido. Pero falsos diálogos, nunca más” (Presidente Juan Guaidó, 10-04-19)
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