FRENTE
AMPLIO: CONSENSO PARA ACTUAR
Jonatan
Alzuru Aponte
La multitud está expectante,
la población necesita de orientaciones claras
para la lucha. La UCAB como punto
de encuentro es una posibilidad para reimpulsar la lucha.
No se trata en este momento,
como ha sido el discurso de algunos dirigentes, de sostener que el vacío de las
calles es responsabilidad del pueblo o que en el momento de mayor debilidad del
régimen, la población quiere autodestruirse o, peor aún, que los líderes deben
señalar el camino aunque la multitud no lo comprenda. ¡Por favor! Mantener esa
discursividad nos conducirá a un barranco sin retorno.
Es responsabilidad del
liderazgo tomar acciones concretas para defender, en primer lugar a los magistrados
designados como miembros del Tribunal Supremo de Justicia. Es vital que el liderazgo dé un ejemplo de
práctica política frente a los magistrados, no vale denunciar el atropello, ni
afirmar que nos equivocamos, sino asumir un acto político donde se muestre el
compromiso con la decisión. Teniendo además el respaldo internacional de las
toma de decisiones de la Asamblea Nacional.
Es responsabilidad de la
dirigencia no de preguntarle al gobierno qué es lo que sucede con el grupo de
militares y/o civiles que han robado las armas sino fijar posición. Los principales
líderes convocaron al estamento militar a pronunciarse, no es posible su
silencio; es sumamente peligroso que ahora los convocados se transformen en
dirigentes de la lucha. El vacío en la orientación política a ese sector,
maximiza sus acciones de forma no articulada y con el riesgo no solo del inicio
de una guerra asimétrica impulsada por el foquismo que se transformará en una
soldadura, una amalgama, del régimen, sino que, además, y es lo más grave, copa
la esperanza de un pueblo que siente a un liderazgo sin brújula y, por lo
tanto, deja de actuar esperando la acción armada. Hacer silencio como si eso no está sucediendo,
es un gravísimo error. Es urgente orientar, fijar posición, dirigir o confrontar sin nervio
tales acciones.
Sería un error gravísimo no
plantearse acciones muy concretas en las formas de lucha que inicien un proceso de
acercamiento con María Corina Machado y, por el contrario, criticarla de forma
despiadada. El discurso de la dirigente
de Vente Venezuela, a destiempo a mi juicio, porque no le salió al paso a la
declaración de Ramos Allup, porque paradójicamente, ha quedado como la
divisionista y no como efectivamente es, quien ha sostenido lo que la
dirigencia, de manera unitaria, propuso al pueblo venezolano, le consultó y
luego, en correspondencia, presentó un extraordinario documento de acuerdos mínimos
para un próximo gobierno, aunado a los mecanismo para implementarlo; dando un
primer paso en esa dirección con el nombramiento del TSJ; de profundizarse, insisto,
ese discurso, en este momento, será un
detonante más para las acciones anárquicas o para inmovilizar a la población.
Es urgente una orientación
política de cómo actuar frente a la Asamblea Nacional Constituyente y cualquier
acto que realice. Asistir o no a una convocatoria, asistir o no a la Comisión
de la Verdad, aceptar o no la “bendita” carta de buena conducta para postularse… Ninguno de los dos caminos son de lerdos o de
ignorantes políticos; la descalificación de una forma de actuar es la manera
más burda para legitimar una opinión y asumir que se tiene la verdad; mí
comentario tiene una direccionalidad precisa: a Henry Ramos Allup. La unidad de criterios y la forma de
confrontar de la dirigencia puede transformarse, de hacerlo de manera
contundente y unitaria, en una amalgama ética, para la protesta. Porque en
momentos de repliegue los testimonios son el único fermento para levantar a las
masas.
Las elecciones regionales son
en diciembre. Hay tiempo suficiente para enderezar las cargas y reactivar con
una dirección política renovada, al ser ampliada, para enfrentar al régimen.
Estamos en un momento de repliegue pero dos pasos atrás no significan un
retroceso total; puede trabajarse, repensarse y asumirse como un repliegue
táctico, para reimpulsar la lucha y avanzar.
Un punto de común acuerdo con
un objetivo específico podría ser, por ejemplo, confrontar al CNE en todos los
terrenos, que tenga como un objetivo de la lucha su renovación. Pero eso no
podría ser en frío, ni por una decisión
unilateral, implicaría mostrar el músculo de la protesta, sin cuartel, con
diferentes formas de lucha, hasta acordar un nuevo CNE. Sería una lucha que
tendría el respaldo internacional y sería absolutamente comprensible para todos
y podría transformarse en un paso acordado por todos los sectores para lograr
el objetivo supremo, la salida de forma electoral del régimen. Es solo una idea
y nada más.
Es vital retomar el evento de
la UCAB, como punto de encuentro, para configurar un comando que dirija un
frente amplio de lucha en esta etapa. La diversidad es nuestra mayor fuerza y
no una debilidad, la clave estriba en cómo se procesan las diferencias.
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