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Leopoldo López: Sobre la voluntad popular
Estimado
Leopoldo López y demás miembros de Voluntad Popular. No tengo el placer de
conocerlos, ni he interactuado con ningún dirigente de su organización. Sé que
vienen haciendo un excelente trabajo de discusión política en las comunidades,
en los barrios, entre los estudiantes universitarios. Ayer escribí un
testimonio que da evidencia de lo que afirmo (véase http://reflexionesentiemposdelchavismo.blogspot.com/2016/02/abismo-esperanza-bello-articulo.html).
Estamos en un momento complicado de la
historia; pero en medio del abismo… Hay esperanzas. Ustedes son una
organización que pueden, tienen potencial de aportar muchísimo en este momento
y, por supuesto, en el mediano y largo plazo. Escribo antes de la rueda de
prensa que en su twitter Gaby Arellano anuncia.
Solo les quiero
decir, ojalá lean este mensaje en una botella lanzado al mar, que el pueblo venezolano en las actuales
circunstancia, donde no estamos en una precampaña, desea escuchar un concierto
articulado de voces. Utilizaré un ejemplo de la vida cotidiana como metáfora
para expresarle mi opinión política que creo recoge el sentir de la mayoría de
los venezolanos. ¿Recuerdan la introducción de los conciertos de las Estrellas
de Fania? “Oye qué rico suenan, las Estrellas de Fania”
En las Estrellas
de Fania cada cantante tenía su público de todas las condiciones sociales y los
fanáticos o melómanos seguían a unos más que a otros o tenían discusiones quién
era mejor, Cheo Feliciano o Héctor Lavoe o… Unos vendían más discos que otros.
Todos virtuosos. Pero cuando se trataba del concierto, el canto era: “Oye qué
rico suenan las Estrellas de Fania” y, a veces, en muchísimos conciertos un
compositor, cantante con muchísimos seguidores, ni siquiera tomaba el
micrófono, como era el caso, por ejemplo de Willie Colón; él tocaba el
trombón. Durante el concierto cada uno
cantaba su pieza. El virtuoso le cantaba a todos, pero el público que escuchaba
a todos, el fanático, deseaba que cantara a quien admiraba; y cuando lo hacía
se deleitaba escuchando a su cantante preferido.
En otras
ocasiones dentro del concierto cantaban juntos, y cada cantante desarrollaba
sus solos; como aquella canción que decía: “Quita te tú pá ponerme yo”… Y
entonces, entraba Héctor Lavoe o Ismael Miranda e improvisaban y el público a
rabiar aplaudía y aplaudía más a quien mejor improvisara. En la improvisación
de la canción, hasta los fan de otros cantantes, admiraban a quien lo hacía de
la mejor manera, en ese momento.
El coro político
deben cantarlo todos los partidos que es la fórmula acordada de la salida de la
crisis y, luego vienen la improvisación las razones, los por qué… Allí la
habilidad política es hacerlo de tal manera y forma que la población celebre no
solo el discurso sino las prácticas políticas del dirigente o del partido.
Quien lo haga mejor en las improvisaciones tendrá un verdadero chance de
dirigir los destinos del país después de resolver la circunstancia actual, ése
es otro momento. El coro político también es las formas de lucha para enfrentar
la salida acordada. Saber a quién le
toca la dirección de orquesta es un gesto de humildad política necesaria y
fundamental. Es un acto democrático. Y quien dirige la orquesta, le interesa
que los cantantes desarrollen sus improvisaciones de la mejor manera y, para
ello, acuerda con todos y cada uno cómo lo harán. Su virtud consiste en
armonizar, articular y dejar que cada virtuoso desarrolle su trabajo, a su
estilo y forma; pero en armonía con la totalidad. El cómo hacerlo es difícil
porque requiere acuerdos, ceder el micrófono y eso cuesta. Allí está la
habilidad de quien dirige. Pero quien es virtuoso en su instrumento y sabe de
lo que es capaz, no teme.; como Willie Colón, tocaba el trombón… El sentido de
la oportunidad para el cantante dentro del concierto es un tino absolutamente
necesario en las actuales circunstancias.
Y, obviamente, cuando cantaba la única mujer invitada de la Fania, todos
celebraban, esa diosa del canto Celia Cruz… En este concierto también hay una
mujer invitada y hay que dejarla cantar en su momento.
En términos
estrictamente democrático dentro de la unidad hay tres directores de orquesta.
Henry Ramos Allup, Julio Borges y Chuo Torrealba; no fue una decisión de un
partido o la opinión de un líder; sino el acuerdo democrático de los partidos y
movimientos de la oposición. Pero además, en términos de eficacia, la oposición
ha visto un avance sustancial con respecto a los años anteriores. Ruego a la
experiencia acumulada en estos años y al sentido, olfato y tino político para
que sus prácticas maximicen la unidad en medio de la diversidad. Y recuerden,
el canto bonito es “Oye qué rico suenan las estrellas...”
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