PALOMARES,
GRITOS EN EL SILENCIO
“Cuando se quedó atrás la oscuridad
me encontré desplazándome con fuerza incontenible” Ramón Palomares
me encontré desplazándome con fuerza incontenible” Ramón Palomares
Las comunidades
intelectuales de Venezuela sufrimos la pérdida de un extraordinario poeta que
contribuyó de forma insondable con nuestra cultura. Se trata del poeta Ramón
Palomares. El año pasado la Dirección de Cultura del Estado Mérida junto al
Centro de Investigaciones Estética de la ULA, en el marco de la Feria
Internacional del Libro Universitario realizó un extraordinario homenaje a dos
poetas con visiones opuestas del acontecer nacional a Ramón Palomares y a
Armando Rojas Guardia, subvirtiendo la subcultura de la negación del otro, del
silencio como forma de veto político, de la incapacidad de soportar un
pensamiento distinto... Un esfuerzo conjunto de dos gerentes culturales, Pausides
Reyes y Mauricio Navia, que tienen miradas opuestas del acontecer, pero un
mismo horizonte en el reconocimiento de los aportes intelectuales y teóricos en
el arcoíris del pensamiento.
El 4 de marzo
murió aquél anciano que a finales de la década de los cincuenta formaba parte
del Grupo Sardio. Una extensa obra desde aquel entonces escribió marcando con
su estilo y forma la literatura venezolana. Gracias a los dioses pensábamos distinto
y… ¿qué importancia tiene cuando su poesía ha sido constituyente del espíritu
de nuestro pueblo?...
Conversaba, con
el amigo Pausides Reyes, actual Director de Cultura del estado Mérida y abismado,
me contaba del silencio institucional de nuestra universidades; ambos,
sosteníamos la necesidad de construir un país distinto. Y en este sentido, hago
un reconocimiento a la labor de Pausides como director de Cultura del estado
Mérida, quien ha conformado un Fondo Editorial digno, que celebra la diferencia
en medio de la debacle que tenemos como país; pronto saldrán a la luz dos
textos, uno de Gil Otaiza y otro de Stalin Gamarra, ambos intelectuales
opuestos al régimen, pero que el director y su equipo, reconocen su valía
intelectual. Allí es donde reside la apuesta personal y comunitaria de no
dejarse arrastrar por las corrientes putrefactas que aniquilan el diálogo, la
diversidad, la diferencia y, de forma simultánea, como cascadas inundan en su
silencio y, a veces peor, en la palabra, el totalitarismo de un pensamiento
único. Cuando la política y su opresión
consolidan muros… cuando amurallan toda posibilidad de comprensión, de campos
distintos al ámbito político, se adelgaza el espacio público y solo quedan
manchetas, consignas, rabia y dolor.
¿Cuán complejo
sería para Jean Paul Sartre o Hannah Arendt, reconocer la valía intelectual de
un pensador que apoyó al régimen nazi como fue Martin Heidegger, en un mundo
crispado por la guerra fría? 0 ¿Cómo sería el valor que tuvieron Theodoro
Adorno, Horkheimer y Hans George Gadamer para mostrar que las ideas de
Nietzsche no tenían nada que ver con la discursividad del régimen de Hitler que
lo usó como bandera? O la exquisitez de Cortázar al reconocer como uno de sus
maestros al reaccionario y brillante e inmenso intelectual como Jorge Luis Borges…
La apuesta
intelectual no solo se bate en el charco de lo cotidiano sino es capaz, de
montarse sobre sus hombros y mirar más allá de su circunstancia, sin esconder
su palabra y su compromiso; allí reside su grandeza.
Un país no se
reconstruye, simplemente, por un cambio de gobierno, el asunto es más complejo,
porque implica asumir cada uno, desde su lugar la responsabilidad que le compete.
Hacerse responsable ante sí mismo y frente a la otredad. Quizás para alguno, mi
arenga, mi apuesta, suene como un discurso sacerdotal, sermón de domingo triste
y aburrido… Y con todas las letras lo asumo, porque nuestra crisis económica es
pálida frente a la oscura posibilidad del acercamiento más allá de los nichos
ideológicos, frente al deterioro galopante de nuestras universidades motor, indispensable,
para cualquier transformación social. Simplemente es mi apuesta y como todo
lanzamiento de dados implica riesgos… Sin lugar a duda, junto a una comunidad
intelectual -fundada por Rigoberto Lanz- que hemos crecido en pólemos y en
abrazos, donde las interrogantes han sido más grandes que las certezas, donde…
Conversaciones que venían
Hoscas
Buscándonos
Gentes del sueño y Gentes del Viento
Árboles ventosos y golpes en el corazón
Y al cabo estábamos volando
conversando
Árboles ya y gentes del sueño y vientos
(con el alma errada y un errante árbol
Furiosos, Incorpóreos,
dando vueltas en torno a la vida
y desentrañándonos
desentrañándonos
Más allá de nosotros. (Ramón Palomares)
Hoscas
Buscándonos
Gentes del sueño y Gentes del Viento
Árboles ventosos y golpes en el corazón
Y al cabo estábamos volando
conversando
Árboles ya y gentes del sueño y vientos
(con el alma errada y un errante árbol
Furiosos, Incorpóreos,
dando vueltas en torno a la vida
y desentrañándonos
desentrañándonos
Más allá de nosotros. (Ramón Palomares)
Digo sí, apuesto
a la diferencia, elogio el camino donde seamos capaces de confrontarnos
parresiásticamente y, de forma simultánea, abrazarnos por respeto a esa voz que
nace opuesta, diferente, para que hable, para que grite, aunque mis entrañas se
compriman y con voz de lata resuene otro argumento, otra disputa… Eso no
supone, para nada aceptar ni mucho menos tener conmiseración con el explotador,
o hacerse de la vista gorda con quien tiene la responsabilidad de la administración
de la cosa pública; allí hay otros procedimientos, otros estilos y lenguajes…
¡Cómo nos cuesta diferenciar!...
Otro país es
posible… No en un mañana sino en las decisiones del día a día… Vaya mi grito,
en el silencio, como un gran aplauso a la vida eterna de la poesía de Ramón
Palomares.
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