martes, 12 de enero de 2016

EL PAPEL DEL DEBATE ACADÉMICO



EL PAPEL DEL DEBATE ACADÉMICO
Jonatan Alzuru Aponte

El objetivo del presente artículo es abordar el papel del debate académico –que es una de las formas del diálogo (la práctica dialógica no se restringe  a la lógica del debate)- al interior de la universidad y su importancia en la vida social del país. Para ello creo importante hacer una distinción de algunos tipos de debates.
El debate político en la Asamblea Nacional, por ejemplo, tiene una finalidad específica: la construcción de normas, leyes, bien sea consensuadas o por mayoría, que regulan la vida en común. Allí está en juego la pugna propia del juego político entre los opuestos, consolidar y acrecentar su poder para impulsar las políticas derivadas de sus tradiciones políticas y de los intereses del colectivo al que pertenecen o representan. La forma, estilo y puesta en escena depende, además, no solo de los actores en disputas sino de los partidos, movimientos sociales y organizaciones económicas que representan los interlocutores. Allí las pasiones, las argumentaciones y las visiones de comprensión de lo social y de la política se entrecruzan. Es el escenario donde se expresan las tendencias fundamentales del debate político nacional y sus diversas interconexiones internacionales.
El debate en los medios de comunicación de masa y en las redes sociales es un escenario “glocal” que como en una selva tropical llueve de todo. Se configura, tendencialmente, a partir de las múltiples interpretaciones que se tiene a propósito de los asuntos de coyuntura. Es una marea de opiniones. Su finalidad es difusa. Puede ser para generar movimientos, acciones, en las diversas comunidades a las que se dirige; puede ser usado como un ámbito para expresar, simplemente, una apreciación de lo que sucede, para confrontar o avalar acciones de los actores políticos; para dar cuenta de tradiciones teóricas o para expresar juicios éticos, estéticos o políticos sobre situaciones nacionales o internacionales; a veces, son confrontaciones emocionales, otras más argumentadas; en oportunidades se transforman en caja de resonancia del debate político, de las miradas de los grupos empresariales o de consignas que resumen las  prácticas políticas o, simplemente, es el desaguadero de pasiones combinada con algunas ideas… Cada quien  marca su estilo y forma. Los que participamos en el debate, lo usamos en cualquiera o en todos sus sentidos, dependiendo de la coyuntura y de las motivaciones que se tejen dentro de ella, de mejor o peor forma.
El debate académico en la comunidad universitaria tiene como fin fundamental la producción de conocimiento. Allí se debate desde los métodos y las metodologías para comprender e interpelar los asuntos sociales, humanísticos, científicos; las teorías, las tradiciones de pensamientos, las estructuras y formas de su organización para lograr su finalidad, así como la forma de gobernarse, hasta los asuntos coyunturales nacionales o internacionales. El cuestionamiento, la interpelación, la interrogación a propósito de los asuntos en cuestión, es una virtud que se cosecha.
La agenda de sus debates está configurada en definitiva por problemas de fronteras en todas las áreas y campos del saber, así como los asuntos coyunturales nacionales o internacionales. Quienes debaten suelen participar de forma directa o indirecta, por identificación, en los dos tipos de debates caracterizado anteriormente. De allí la relevancia para sus miembros de distinguir sus prácticas dependiendo de los escenarios. El debate académico aunque puede incidir en la construcción de las políticas públicas, ésa no es su finalidad en términos generales.
La universidad es una escuela de aprendizaje de las prácticas del debate. Es una escuela de educación para que las pasiones -que son constitutiva de la condición humana y, por lo tanto, de todo debate- no prevalezcan por encima de las ideas en disputa. Cuando las pasiones prevalecen, se fractura cualquier tipo de debate. Se hace silencio (punto cero de cualquier tipo diálogo, preámbulo de la violencia) o impera la violencia. La responsabilidad fundamental de conducir la experiencia es de los docentes que habitamos en ella.
El aula es el espacio privilegiado para el debate académico; pero también en instituciones, al interior de la universidad, donde se ejercitan todos, expertos e inexpertos, de forma permanente en el debate académico, como son los centros de investigación. De allí se derivan otros espacios para el debate, contingentes o permanentes, seminarios, conversatorios, foros, congresos…
Cuando el debate político coloniza el debate académico de forma permanente y prolongada, en todos sus sentidos, la institución pierde su naturaleza, se transforma en un remedo maltrecho de los otros espacios y tipos de debate. Los que habitamos en la universidades venezolanas, somos responsables de su deterioro o reconstrucción.
Asumiendo nuestra responsabilidad un grupo de profesores nacionales e internacionales  articulados en la Red Iberoamericana de InvestigadoresVida cotidiana, Ética, Estética, Educación y Política”. (REDIVEP) nos hemos propuesto impulsar al interior de la Universidad Central de Venezuela un Centro de Investigación donde el debate académico se transforme en el eje articulador de sus actividades.
Caracas, 12 de enero de 2016

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