¿QUÉ ES UN COLECTIVO?
La palabra colectivo es el
vocablo que tiene por objeto designar una forma de organización comunitaria,
con fines culturales, sociales y/o políticos. En Venezuela, teóricamente, fue
planteado en los inicios de los noventa por Rigoberto Lanz en su libro Cuando
Todo se Derrumba de 1991. Afirma el pensador:
“Colectivos que produzcan un
pensamiento alternativo frente a la crisis. Colectivos que incentiven las
iniciativas de los movimientos sociales. Colectivos que puedan generar una
nueva referencia política para el conjunto de las fuerzas anti-capitalistas. (Abreviado
simplemente COLECTIVOS) es una formulación política que resume los rasgos y
criterios que han sido indicados, en resumen: 1) Una determinada
conciencia/sensibilidad frente al estado de cosas en nuestro país. 2) Una
relativa convergencia en relación con los fundamentos de la crisis (del
socialismo, del marxismo, de la izquierda). 3) Una relativa coincidencia en
relación con las tendencias observables en la lucha de clases a escala mundial.
4) Reivindicación del contenido radical de los impulsos libertarios,
autogestionarios, democráticos, autonomistas de las luchas sociales en todas
sus escalas. 5) revalorización del papel esencial de la INVESTIGACIÓN MILITANTE
como ruptura radical con el modo de producción de conocimiento dominante. 6)
Necesidad de recrear formas de intervención acordes con la naturaleza de los
nuevos Movimientos Sociales. 7) Reconocimiento del papel cardinal de la
DISCUSIÓN en la construcción de un proyecto alternativo.
Podría afirmarse que estos rasgos
teóricos-políticos se han convertido en un patrimonio común para muchos núcleos
asistidos del mismo espíritu de búsqueda y la misma voluntad de construcción.
La dificultad más ostensible ha sido hasta hoy encontrar un mecanismo que
combine una cierta fuerza integradora y al mismo tiempo preservar la diversidad
(recuperando la complejidad de estos procesos). COLECTIVOS puede ser en esta
coyuntura un mecanismo adecuado para posibilitar esos nuevos modos de
concertación”. (Lanz, 1991: 192-193)
Tal forma de organización se
impulsó en estos catorce años, existiendo en Venezuela diversos, distintos
colectivos con propósitos y finalidades distintas. Ahora bien, si los
movimientos sociales, gremiales y partidos políticos, su dirigencia, está
buscando formas de dialogar para mostrarle a los seguidores de las políticas
gubernamentales que el actual gobierno ha tenido prácticas que violan los
derechos humanos, prácticas que violan el debido proceso, prácticas no
adecuadas para dirimir los conflictos políticos, es importante, sustancial,
adecuar el lenguaje. El lenguaje
contribuye o no en la construcción de espacios para dirimir las diferencias sin
pasar la frontera de la política a la guerra.
Debemos hacer un esfuerzo para
diferenciar los colectivos del hampa común que apoya al gobierno y que, en la
crisis actual han agredido, han actuado. Eso se percibe claramente, en sus
maneras de comportarse, en sus maneras de agredir, en sus prácticas. También se
tendría que diferenciar a los colectivos de bandas armadas organizadas. Ambos
grupos los hemos visto actuar con la mirada cómplice de la Guardia Nacional en
las redes sociales, en fotografía, o lo hemos vivido en manifestaciones y en
conjuntos residenciales.
No utilizar adecuadamente los
vocablos conlleva a que muchísimos miembros de colectivos ecológicos,
culturales, agrícolas, que desarrollan importantes trabajos comunitarios se
sientan ofendidos por el lenguaje de los diversos y distintos dirigentes de la
oposición. Quien actúa como un cuerpo parapolicial
no merece que se le llame colectivo, es darles un estatus sociopolítico que no
tienen y, simultáneamente, supone desvalorizar una forma de organización social efectiva y
eficiente de las comunidades.
El presente configura las formas
y maneras de relacionarnos en el futuro inmediato. La responsabilidad de actuar,
correctamente, en el presente es vital.
Viernes, 21 de marzo de 2014
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