APUNTES PARA EL QUE QUIERA PENSAR (SE)
Quien Lea el blog Reflexiones en Tiempo del
Chavismo (http://reflexionesentiemposdelchavismo.blogspot.com/)
donde he colgado mis escritos en el mismo momento que lo escribo, tal como los
he realizado, con errores en los tiempos verbales, con errores en las palabras
por el apuro de teclear y pensar, con palabras que faltan o están demás, con
todas mis ideas y mi cuerpo brotando… Quien lo lea de conjunto, leerá un
diario. Hoy, viéndome, releyendo el diario de Rafael, me digo que sí, que pueden
leerlo como un diario de una crisis social, política y también espiritual,
corporal.
Escritos rápidos en este mes en crisis febrero-marzo 2014.
Crisis latente en Venezuela. Nuestra crisis no se trata de una batalla o de un
golpe que se derrota, donde unos pierden y otros ganan, donde se tiene un
principio y un final. Más allá que cualquiera de los actores lo piense, lo viva
y actúe de esa manera. El devenir social es muchísimo más complejo que esas
reducciones infantiles de la vida política… Es una crisis de la política. De la
vivencia en común, del cómo vivir juntos, de las formas del ejercicio de la
política, del cómo se resuelven los problemas, de lo que significa la
responsabilidad en el ejercicio de la política, la responsabilidad de hacerse
cargo de los actos de uno mismo sin escudarse en dogmas, teorías,
interpretaciones de otro o en instituciones, sino hacerse cargo de esa voluntad
personal que se manifiesta en unas acciones, en unas maneras de ejercer los
roles sociales, familiares, responsabilizarse cuando se pertenece a una
organización, a un movimiento social y política para que se funcione acorde con
las necesidades del presente desde su mirada colectiva, donde cada uno se diferencia,
pero acuerdan modos y formas de proceder en lo público…
Se trata de una crisis profunda porque se
perdió la frontera sutil, pero esencial, entre el jugar con picardía, incluso
haciendo trampa, como aquella mano de Dios de Maradona y el ejercicio sistemático
de la falta, de la trampa como regla, embadurnada de mentira consigo mismo y
con el otro (ausencia inmensa de parresia), como un juego de futbol donde todos
quieren hacer la mano de Dios de Maradona en cada instante y donde el árbitro
voltea la mirada y aplaude, un juego sin regla… Se trata de algo así como una
crisis de la cultura venezolana… Obviamente, quien piense que eso se resuelve sólo
cambiando de un gobierno A por un Gobierno B, sin mirarse, sin hacerse cargo de
sí, de su entorno, de su comunidad, de
sus acuerdos y desacuerdo, identificaciones con los distintos grupos a los que
se pertenece, sin repensarnos como una comunidad heterogénea, heteróclita, con
prácticas diversas, fragmentaria, disímil, sin repensarnos como pueblo…
Verdaderamente es un idiota… Idiota en el sentido antiguo del término, quien no
sabe ni se ocupa de los asuntos del bien común… ¿Bien común? Se trata de una
práctica que se inicia con la pregunta del cómo vivir juntos… Y esa pregunta
puede ser respondida con abstracciones teóricas pero de nada servirá… Esa
pregunta hay que hacerla al interior del oikos, de la casa y no se responde,
más bien se configura su horizonte de respuesta en una práctica en la relación
con el otro, pero también hay que hacerla en la polis, en el espacio público,
desde prácticas institucionales,
individuales y colectivas, con normas acordadas, escritas o no… (Por Dios,
nadie piense que reflexionar sobre esto, supone paralizar, los asuntos urgentes
que todos debemos acometer en esta coyuntura…)
Imagino que alguien, algún lector, me dirá…. “Jonatan,
no es tiempo para ponerte filosófico”… Y yo diré… ¿Sabes? Yo aprendí en el
diálogo con un loco, en la lectura de su vida, en la lectura de sus poemas, de
sus ensayos… Aprendí con ese loco y de ese loco que la depresión, la crisis, la experiencia psiquiátrica, el manicomio, puede
ser una vivencia para pensarse con lentitud y transformar esa realidad cruel,
en una aventura hermosa de vivir, aún con el sentimiento trágico que elloo
supone… Eso me lo enseñó un esquizofrénico brillantísimo, un hermano mayor, un
pensador serio, genial, mi chamán, Armando Rojas Guardia… Y las enseñanzas
vitales es el material orgánico para pensar políticamente… Le diría a mi lector
imaginario: yo no te pido que hagas lo que yo hago, ni siquiera te diría que me
leyeras… Te diría haz lo que crees que debes hacer, en este momento, con suma
responsabilidad, sin escudarte en otro, siendo el líder de ti mismo… Le diría,
déjame divagar, me quiero hacer responsable de eso, en este momento.
Yo suelo leer a pocos autores. A los que me
gustan, los leo obsesivamente. Igual cuando me gusta un libro. Lo leo hasta que
me harte. Releyendo a Castillo Zapata, me encuentro con una definición del
diario que me hizo pensar en lo que estoy haciendo en este momento. En esta
conversación imaginaria que tengo con el ágora virtual, que me condujo hoy a
dibujar un reto personal con el que deseo seducir a otros… Afirma el poeta: El diario como una forma de dar forma al
alma, a la conciencia.
Haciendo conciencia de todo lo que he escrito
en este tiempo, sin leerme, sino pensado gruesamente en lo que he dicho…
Además, provocado por un correo que me reenvió un gran amigo extranjero que
simpatiza con el gobierno, donde el autor del correo hace un listado de
preguntas como intentando desmontar todo el discurso y las prácticas de los
diversos movimientos sociales y políticos de la oposición, bajo el soporte
implícito y en ocasiones explícito de lo que pudiésemos llamar una mirada de
izquierda… Me vi a mi mismo… Y se me
vino casi como tsunami una pregunta: ¿Jonatan cuál es tu posición ideológica?
Haz dicho que no crees en fronteras, pero cómo se come eso… ¿Acaso no es una
trampa a ti mismo y le haces el juego a los explotadores?....
La pregunta me perfila el alma. Me disciplina
interiormente. Entonces, pensé lo que me ha dado la coyuntura y la forma cómo
la he abordado. Sin un ápice de soberbia refinada (ese vocablo, soberbia
refinada se lo debo a un teólogo de la vida cotidiana, quien expresó su
pensamiento en cartas y diarios, Pedro Legaria, quien hacía una diferencia
entre humildad, soberbia y soberbia refinada. Él decía que no existía la falsa
humildad, porque la humildad era una virtud que se manifestaba en el pensar y
en el hacer. Que la soberbia refinada es cuando se aparenta ser humilde,
sabiendo que se maneja con bastante pericia algo y se dice “yo no sé mucho de
eso”, y luego se impresiona al otro con la información que se posee… Por el
contrario, humildad, sostenía él, es hablar, decir, expresarse con propiedad de
lo que se sabe o se cree saber y conocer los límites lo que no se sabe).
Reitero sin un ápice de soberbia refinada sé que en mi aproximación a lo que
acontece he utilizado información de múltiples corrientes politológicas o
filosóficas: Teoría de juegos, ética normativa a partir de la mirada de Julia
Barragán; la filosofía práctica aristotélica, el realismo político, usando a
Maquiavelo, una sensibilidad para oponerme al poder que deviene de la tradición
marxista, todo el desarrollo de la filosofía política estoica, a través de las
máximas, insumos de la mirada de la teología latinoamericana, definida, bellamente,
por el Papa Francisco como teología del pueblo; una aproximación nietzscheana
en el sentido del rescate de la voluntad de poder como arte, como ejercicio,
desde el cuerpo, como fisiología; la asunción de la práctica teórica como
crítica de la cultura que deviene de la tradición de la Escuela de Frankfurt, en
el fondo hay una silueta difusa de aquello que llamó Gramsci sociedad civil y
el papel del intelectual, la interpretación materialista de las subjetividades
a propósito de las prácticas y el ejercicio del poder que desarrolla Enzo Del
Búfalo, una cierta reapropiación del último Foucault, una profunda influencia
de la teoría elaborada por Rigoberto Lanz, Posmodernidad Crítica Radical, a
propósito del papel del debate crítico en el espacio público, entre otros
instrumentales de mi caja de herramientas. Teniendo como eje el discernimiento
ignaciano… Quien me lee, con detalle, encontrará una ensalada. Mi ensalada.
Entonces, me pensé más allá de la coyuntura.
Leyéndome interiormente en la coyuntura. Y me dije… ¿Cuál era el objetivo de los
antiguos, Heráclito, Sócrates, Platón, Aristóteles, Cicerón, Séneca, Marco
Aurelio…? Pensar por uno mismo. Es muy reciente, históricamente, la alcabala de
izquierda y derecha. Proviene del desarrollo político, teórico práctico,
europeo, fundamentalmente, Francia y Alemania, desde finales del siglo XVIII y
en esplendor en el siglo XIX y XX. Me dije, lo mío no se trata de una tercera
vía. Soy más ambicioso en ese sentido. Se trata de pensar por mí mismo, sin una
andadera específica. Me pienso como un chef que se siente a gusto de hacer su
propia ensalada, con su tono y lenguaje. Pensé: lo que he expresado es mi
pensamiento político a partir de la coyuntura actual de Venezuela, esa es mi ensalada.
No sé si lo sistematice algún día.
Para nada esto tiene que ver con quienes están
en el poder, porque quienes ejercen los cargos públicos, tienen muy poca idea
de la tradición política en la que se asumen. No así, mucho de los intelectuales
e investigadores que están a sus lados. Hay muy buenos, algunos brillantes, dentro
de la tradición marxista en sus múltiples vertientes, venezolanos y extranjeros,
que apoyan al gobierno, con ellos vale la pena discutir, dialogar. Aunque, a
veces, se coloquen anteojeras.
Obviamente,
mi plano en este momento es estrictamente teórico, no me expreso de la real
política. Allí he dejado claro que quienes están en el terreno de juego, están
obligados a buscar el momento de dialogar y que la diferencia del tiempo es la
trágica contabilidad de muertos y heridos; sabiendo que la pericia es saber cuándo, cómo
y por qué, sin atender a las encuestas de opinión… además, que no se trata de
conferencia de paz, sino espacios de diálogo, con agenda acordada, para
impulsar pasos concretos, donde es posible medir los efectos prácticos del
diálogo, eso lo escribí claramente en uno de los días…
Los que ejercen los cargos públicos no saben de
teorías y curiosamente se comportan como predicadores de una verdad a la que
llaman socialismo del siglo XXI. Jamás discutiría con ellos, en este plano,
porque no sabrían utilizar ni siquiera los vocablos de la tradición teórica en
la que se inscriben. Son actores políticos cargados de clisé, con un
extraordinario deseo de mantenerse y acrecentar el poder que es otro asunto,
otros son simples hombres cuya única educación es obedecer a ciegas y mandar a
ciegas, con el verbo mal adornado en las tradiciones teórico prácticas de la
izquierda. Dialogar teóricamente con ellos sería, para mí, no comprender,
renunciar a mi experiencia, vivencia, de
cómo se configura el cultivo del cuerpo individual y colectivo que solemos
llamar democrático, la actitud democrática y las tradiciones de pensamiento que
la configuran. Con ellos, con esos actores, se acuerda pragmáticamente asuntos
para la resolución de algunos conflictos sociales o políticos y ya. Con sus acompañantes teóricos, por el
contrario, en más de una ocasión, he aprendido muchas cosas, los diálogos que
he tenido han sido cruciales para repensarme, para ampliar mi mirada. Algunos
de sus libros han sido cruciales en mi formación en un momento determinado y me
parece honesto agradecerles, aunque no comparta sus prácticas…
Mi asunto hoy, es el reto a pensarnos,
pensándome. Pensarnos tratando de subvertir las barreras taxonómicas del
lenguaje. Pensar la política más allá de las barreras, gruesas o difusas de las
clasificaciones, sin un lugar preestablecido genérico como izquierda o derecha
o, incluso, centro. Pensar la política a partir del devenir. Se trata de mi
reto: pensar por sí mismo. Obviamente, eso no supone la clausura del diálogo
con las tradiciones de pensamiento tal como han sido sistematizada en la
historia de las ideas, por el contrario, se trata de dialogar con las
tradiciones para abordar la opacidad del presente, sin encapsularse en ninguna,
para intentar afinar una voz, desde mi cuerpo, desde mi contingencia, desde mi
experiencia vital, en un diálogo conmigo, con la biblioteca y en permanente
interacción con el otro. El otro no es la otredad abstracta, no es el pueblo,
ni la comunidad nacional, sino pienso, más bien, en el jardín donde habito,
donde transitan mis amigos, conocidos, colegas profesores, investigadores con
quienes tengo cercanías y diferencias, identificaciones y rechazos. Ésa es mí apuesta… ¿Mi ideología? Tiene nombre
y apellido: Jonatan Alzuru Aponte. ¿Mi pensamiento? Esa ensalada que he ido
mostrando en la coyuntura.
“El
diario es una de las manifestaciones culturales del impulso natural del hombre
a dejar una conmemoración, una estela de su paso por el mundo: una estela que
se deja allí tras la muerte para que los venideros, sus venideros, lo sigan
teniendo en cuenta, lo sigan considerando como presencia, aunque espectral, que
los acompaña a pesar de la separación y el silencio” (Castillo Zapata, 2013,
Tomo I: 48)
Jonatan Alzuru Aponte
Alguien que se busca, en medio de la
incertidumbre.
Viernes 14 de marzo de 2014.
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