CHILE
PARA PENSAR VENEZUELA
Jonatan
Alzuru Aponte
Los acontecimientos sociales y
políticos de Chile en los últimos días, octubre 2019, es un asunto de su
gobierno y sus nacionales. No me compete interpretarlos en ningún sentido puesto
que es el país donde resido como extranjero.
Lo que sí puedo afirmar con
toda propiedad es la desfachatez y el descaro de intelectuales y políticos llamados
progresista, socialistas, comunistas o de izquierda que, al referirse a las
protestas en Venezuela, se dedican a la crítica de las formas de lucha. Cuando se
tranca una avenida alzan sus voces, cual carmelitas descalzas y de rodillas
claman al mundo por el libre tránsito en Venezuela; lloran pidiendo pidiendo
paz, se rasgan las vestiduras horrorizados y claman al Señor por protestas
pacíficas, pero jamás se ocupan del fondo del problema; pero, ahora, cuando se
refieren a Chile se dedican al fondo del problema, pero jamás a las formas de
lucha.
Lo grave de la situación
venezolana es que la opresión, la miseria, el hambre, la represión no tiene
paragón con ningún país de la región. Pero ahora, la excusa de los fariseos,
para justificar que la sociedad se haya transformado en un campo de
concentración, es que los Estados Unidos tiene bloqueada a Venezuela. Es decir,
las medidas tomadas por el gobierno norteamericano en el 2019, la extrapolan
perversa y manipuladoramente para los años anteriores. Solo los desinformados
pueden aceptar tales argumentaciones; aquello que no revisan la cantidad de
petróleo vendido a Norteamérica desde 1998 hasta el 2018. Solo los lame pisos,
pretenden ocultar el destroce del aparato industrial por parte del despotismo
desde 1998 hasta el 2019. Solo los miserables son los únicos que se olvidan que
el despotismo venezolano en el 2015, decidió racionalmente el ecocidio más
grande de América Latina, en nuestro Amazona, para entregárselo a las
trasnacionales para la explotación de oro, coltan y otros minerales, dirigida
por los gorilas militares; tal acción condujo al desplazamiento más grande de
nuestros pueblos indígenas; pero eso se silencia porque el déspota se proclama de
izquierda y entonces, como focas aplauden en el Foro de Sao Paulo.
Los venerables intelectuales
del santoral de la izquierda nada dicen del destroce sistemático e
intervencionista a las universidades en Venezuela cuyas principales casas de
estudios han sido gratuitas desde el siglo XIX; pero los imbéciles
desinformados o perversos y manipuladores hablan como si esa fue una conquista
de las últimas décadas.
Y cuando el pueblo venezolano
se levanta contra esas decisiones, entonces, deja de ser pueblo, para esa raza
de extraño budismo, para transformarse en oligarquía, en derecha, al servicio
de los más oscuros intereses y gritan al cielo que una guarimba es una acción
golpista. La hipocresía da asco.
Si nos vemos en el espejo de
Chile y la consideramos una sociedad injusta y que es justa la protesta social
en la actualidad, entonces… ¿Cuál sería la forma de lucha, justa, que nos
correspondería en Venezuela?
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