LA URGENCIA DEL
DIÁLOGO EN EL MOVIMIENTO OPOSITOR
A propósito del debate de asistir
o no a las elecciones del 9 de diciembre. Según un grupo quien declare que no
vale la pena asistir, es un extremista golpista que desea una dictadura de
derecha. Quien afirma que debe asistirse, el otro grupo lo declara enemigo de
la oposición, colaboracionista del gobierno.
El problema es un debate mal
planteado. El despotismo continuará en cualquiera de los dos casos, en las
circunstancias actuales. Lo vital, en la actualidad, es cómo generar un clima
que levante la esperanza, cómo establecer una unidad, entre los diversos, con
una estrategia y unas tácticas definidas para resistir, confrontar y
desplazarlos del poder.
Cuando el liderazgo de la
oposición estaba, mínimamente unido, se logró una mayoría parlamentaria. Ese
poder alcanzado fue desplazado, minimizado, no por falta de apoyo de quienes
nos oponemos al régimen; sino por decisiones desacertadas del liderazgo. Recordemos,
la valentía de miles de jóvenes que en
el 2017, enfrentaron a los cuerpos represivo con su vida; la manera cómo se organizó nacional e
internacionalmente la consulta sobre qué
rumbo deseábamos tomar en medio del conflicto,
donde la ruta se definió y en lo más álgido de la confrontación, nuestro
liderazgo se desmorona, se fractura; después de dos meses afirmando con
protestas que el régimen había cerrado toda posibilidad… de un día para otro,
sin variar las condiciones y, por el contrario, con una ristra dolorosa de
muertes y detenidos, salen declaraciones que era buenísimo asistir a las
elecciones de gobernación y la ilegítima e ilegal Asamblea Dictatorial Constituida,
se transformó en el altar donde se arrodillaron los elegidos. Justamente, esos
errores, aunado a otros, como aceptar el traslado de casa por cárcel, dándole gracias
a los déspotas, transparentando negociaciones y acuerdos… fueron
circunstancias, hechos que desmembraron el ánimo y el movimiento sociopolítico
venezolano.
Errores que no debemos replicar. En
la actualidad hay que reconocer que un grueso del liderazgo se está planteando
las interrogantes sustanciales de cómo organizarnos, cómo resistir, cómo
confrontar... sería totalmente absurdo que, apenas poniéndonos de acuerdo, le
sigamos el juego al despotismo y nos dividamos por acatar una agenda
establecida por ellos; cuando es obvio que todavía no hay un clima que nos amalgame
a todos para transitar una ruta determinada.
La agenda de la oposición debería
ser la nuestra. Si se considera, por ejemplo, que el próximo mandato de Maduro
es ilegal e ilegítimo… ¿Cuál sería la actitud política coherente en el aquí y
la hora?
El único diálogo urgente es entre
el liderazgo de la oposición, desde los núcleos más básicos, en las comunidades,
en los sindicatos, en los gremios hasta la dirigencia de los partidos,
generando acciones que nos amalgamen a todos los que nos oponemos al régimen
despótico.
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