CARTA-HOMENAJE
A FELIPE HERRERA
I
Whatssap: “(26/7/2018 22:53) Jonatan:
Que
arrecho querido Felipe. Ya le escribí a
Oscar Galindo, el vio tu obra, porque participó en el homenaje que le hicimos a
Eugenio Montejo y a Rafael Cadenas en el CIPOST, donde participantes en la
colectiva que expusimos en la Galería de Arte de la UCV. Él es quien te
escribirá. Ánimo, querido hermano mayor. Te quiero mucho.
(26/7/2018 22:58) Felipe Herrera:
Escribe,
escribe, mi querido Jonatan. Tu verbo es tu fuerza, rienda suelta. Llenas
sustancialmente los espacios de reflexión. Suéltate y ayúdame”
Así cerró Felipe
Herrera la conversación que hicimos por whatssap el jueves 26 de julio.
II
“Algunas
palabras
Algunas de nuestras palabras
son fuertes, francas, amarillas,
otras redondas, lisas, de madera…
Detrás de todas queda el Atlántico.
Algunas de nuestras palabras
son barcos cargados de especias;
vienen o van según el viento
y el eco de las paredes.
Otras tienen sombras de plátanos,
vuelos de raudos azulejos.
El año madura en los campos
sus resinas espesas.
Palmeras de lentos jadeos
giran al fondo de lo que hablamos,
sollozos en casas de barro
de nuestras pobres conversas.
Algunas de nuestras palabras
las inventan los ríos, las nubes.
De su tedio se sirve la lluvia
al caer en las tejas.
Así pasa la vida y conversamos
dejando que la lengua vaya y vuelva.
Unas son fuertes, francas, amarillas,
otras redondas, lisas, de madera….
Detrás de todas queda el Atlántico.
Eugenio
Montejo
III
El
artista estaba sumamente emocionado porque gracias al azar, a la buena fortuna,
a la Gracia Divina, a los Dioses del Olimpo, nos pusimos en contacto. Él quería
despedirse de mí antes de partir a la tierra de los dioses; él, está presto a
encontrarse con Jacobo Borges, Jonatan Alzuru, Eugenio Montejo, Reverón, Julio Cortázar y… entren que caben cien, cincuenta parados,
cincuenta de pie para invitarlos a su primera muestra donde los creadores
se hacen eternos. Está pensando cómo hará para para colocar sus caballitos de
ajedrez y sus tableros; no sabe si cargar con dos raíces o instalar una silla
en el centro de las nubes… Está diseñándose…
Mientras hace un recorrido sutil por los recovecos de su infancia: El
terremoto interior lo produjo una bella foto donde está sonriente, iniciando la
existencia de la mano de sus padrinos quienes fueron sus padres y sus maestros.
Con ella aprendió los colores de las letras, la música de la arcilla y el baile
de las metáforas. Se besa con ellos mientras abraza al pequeño a quien jamás
abandonó en su existencia, al niño Felipe quien sigue en él, jugando en una
rayuela sin fin.
IV
Me
invitó a que me tomara unos rones el día que inaugure la exposición porque toda
inauguración requiere el ritual de los tragos y ésta no debería ser una
excepción. Le conté la historia de Rigoberto Lanz cuando Miguel Ron Pedrique,
su hermano, decidió ir a celebrar con Hannah Arendt y Walter Benjamin, un libro
que pensaba escribir de cómo se vive sin estado en Venezuela. Nos fuimos a un restaurant y él pidió el mejor
trago de la casa; lo colocó frente a él e impidió que cualquiera ocupara ese
lugar. Pasada las horas; en los albores de la madrugada, tragos, mediante, de
pronto, empezó a conversar con su amigo.
Dos
semanas antes de irse de fiesta con Nietzsche y Afrodita, Rigoberto, nos dijo a
Luis Alberto Bracho, a Rafael Hurtado y a mí, que repitiéramos el gesto que él
hizo, cuando apenas lo recibiera Dionisios, justo antes de dar apertura a la orgía
en el Olimpo. Y así lo hicimos. Le dije a Felipe que lo haría igual.
V
Está emocionado.
Un grupo de amigos y amigas, de Venezuela y Chile, estamos haciendo un libro
colectivo, como un cadáver exquisito, a través de los correos, le llamamos
momentáneamente: Textos e imágenes en
acción: Homenaje a Guillermo Deisler.
Felipe
conoció el asunto y decidió participar.
Les
solicité que participara Felipe, en este momento y no después.
- (A
quien tenía el turno, a Oscar Galindo, rector de la Universidad Austral de
Chile y a quien le iba recibir la participación de él, la artista visual y
académica chilena Rommy Martínez, explicándole la urgencia e importancia del
asunto)-.
Aceptaron,
emocionados, celebrando la vida.
Rommy
escribió: “Mientras haya vida, hay
esperanza”.
Ahora…
Oscar Galindo le escribirá a Felipe y él a Rommy… y seguirá la secuencia.
Felipe
al saber la respuesta, me pidió que llamara a su hijo Miguel, quien está en
Santiago. Que le contara las buenas nuevas. Así lo hice.
VI
Querido
amigo, querido hermano, querido Felipe, me cuesta un montón escribirte, se me
congelan las manos, tienen epilepsia, están de huidas, extraviadas, en las
sombras de un sauce.
VII
Mi tío
Máximo Aponte decía que él nació del otro lado de la quebrada de Aguanegra. Yo
no sé, a ciencia cierta, de qué lado te conocí. Fue en aquél pueblo de mis
ancestros donde solías pasar noches, con sus madrugadas y sus días, conversando,
como si el tiempo se hubiese olvidado de los días, con mi hermano mayor,
Manuel. Allá, en Yaritagua.
Yo era
un niño. Los veía hablar de las artes, de las exposiciones que realizarían.
Años después, jamás se me olvida, no sé qué edad tenía, creo que estaba en el
liceo, cuando hicieron un performance, interrumpiendo la inauguración de una
exposición. Entraron cantando el Jingle de “Almorzando con Orlando”, programa
de televisión, muy visto en la época, pero ustedes le cambiaron la letra:
“Almorzando con un pargo”, entraron con bailarinas, replicaron el show, todos
con las caras pintadas. Recuerdo, no estoy seguro, pero tampoco deseo
preguntárselo a Manuel, que tu hiciste la lectura como si fuese una curaduría
de la exposición con un texto bien tejido con palabras del diccionario,
rebuscadísimas, pero sin ningún contenido. Manuel, disfrazado como un artista
del renacimiento, frente a una pared invitando a todos los presentes a pintar,
porque todos podían ser artistas… Creo
que la despedida, si mi memoria no me falla, fue quitándose el maquillaje leyendo
un poema del Chino Valera Mora. Eran los tiempos del Grupo Línea rasante, ganaron
un premio juntos, lo recuerdo.
Evoco
sus risas… Yo era un muchacho… admirándolos…
En esa
casa, allá, en la provincia, los escuché hablar de la guerrilla, de los
movimientos armados, de Ernesto Cardenal y de pronto saltaban a Cortázar y
Eugenio Montejo y a la poetisa maracucha que me encanta, María Calcaño. Era una
fiesta de libros, de óleo, trementina y muchas cervezas.
La
fiesta seguía cuando iban a Caracas; se reunían con mis otros hermanos, Alexis
y Carlos y el clan se ampliaba con los hermanos Márquez, Miguel y Alberto; a
veces asistía Alberto Barrera Tyszka, Y yo ahí. Siempre callado. Aprendiendo
con las venas y el ombligo.
VIII
Le
conté que participarías en el libro a Armando Rojas Guardia, no sabía nada de tu
salud. Me dijo que no te veía desde el XX Aniversario del CIPOST, cuando participantes,
junto a un grupo de artistas como Carlos Zerpa, Pájaro, Alicia Velasco, entre
otros y leyeron poemas Armando y Rafael Cadenas. La respuesta de Armando fue
que era ¡Impresionante!; porque era triste y emocionante a la vez. Justamente,
los grandes artistas como tú, se caracterizan por el talante trágico en el
sentido nietzscheano. Es la experiencia de la condición humana… Humano, demasiado humano.
El
comentario de Armando, pensando en estas palabras, me condujo, a buscar el
libro colectivo que hicimos a propósito de aquella vivencia que se tituló Fragmentos de un hacer, allí dices lo
siguiente:
“(…) me gustaría referirte que para mí
hubo un punto de quiebre, un momento de suspenso con la muerte de Eugenio
Montejo. A partir de ese momento algo quedó trunco en mí, y mi manera de
enfrentarme con la obra cambia. Yo abandono la unidad un poco neoclásica de mi
obra anterior, donde de alguna manera todo coexistía y trataba de ser
unificado, dramáticamente, a través de las figuras; y, entonces, entro en un
período de fragmentación. No desaparecen los motivos anteriores, ni mi interés
por la forma y el cuerpo y la materia y los objetos; pero se fragmentan y se
recomponen a partir de fragmentos y voy tratando de construir algo así como un
lenguaje simbólico. Voy conformando como un lenguaje ideogramático, de todo lo
que me inquieta y me perturba como ser humano: el sexo, el amor, la tierra, la
ausencia, la guerra, el dolor, la amistad, la muerte, el nacimiento, el deseo,
el miedo… Todo, todo lo que me atraviesa como persona. (Herrera,
Felipe, 2010 en Fragmentos de un hacer, Caracas,
Bid & Co: 88)
¿Qué
quieres que te diga?
Un
regalo. Una foto de aquél evento.
Felipe Herrera, Carlos Zerpa, Pájaro y Alicia Velasco (CIPOST 2009)
X
Ya
adulto. Empezamos nuestra propia travesía como amigos. No existió ningún evento
en aquel extinto hogar académico, el CIPOST, donde estuviese involucrado el
arte, sin tu presencia. Por una razón elemental. Te hiciste mi mentor en las
cuestiones del arte y juntos nos sentábamos, tragos mediante, a inventar
eventos, exposiciones, donde eras tú quien invitabas a mi hermano. Ha sido una
gracia de Dios, tener a un formador en las prácticas del arte como tú…
Querido
amigo, no me interesa ningún título de ninguna universidad del mundo, porque
tuve al mejor de los maestros a mi lado. Esa cosa que llaman comisarios,
críticos es de data reciente… en la antigüedad se aprendía de la mano de los maestros,
a educar el ojo, a educar el cuerpo… con seguridad, no soy un buen aprendiz;
pero me siento dignificado porque en distintas áreas y campos de mi vida me han
entrenado maestros como tú. Y, no…. No quiero
superar al maestro… ese talento no lo tengo… por el contrario, quiero reposar
junto a él… Tal vez, para deshacerme en
fragmentos.
X
¿Sabes?
Los antiguos romanos, solían decir, para qué ocuparnos del pasado, si el pasado
pasó y es irrecuperable e inmodificable. Para qué ocuparnos del futuro, si el
futuro es incierto cuya única certeza es la muerte. Ocupémonos del presente en
tanto presente. Del aquí y el ahora.
Las
anécdotas que te cuento, no tienen el sentido nostálgico del pasado. Lo vivimos
y lo vivimos bien. ¡Celebro, por eso! Te las cuento, con la única intención de
buscar recodos, anécdotas, paseos tímidos, para llenarme de valor… Hacer un silencio,
prudente y con majestad... y, solo entonces, abrazarte desde la distancia,
desde este sur austral que congela mis sentidos; y decirte que te quiero. Te
admiro.
¡Y qué
belleza!...
Tener
la dicha que lo leas.
XI
Le
conté a Miguel Márquez, también, de tu participación en el libro colectivo.
Tampoco sabía nada de tu enfermedad. Y
nuestro querido Miguel me dijo esto, que te transcribo literalmente:
“Maravilloso y muy triste al mismo tiempo,
pues no estaba al tanto de la enfermedad de ese querido artista y amigo de uno.
Me alegra, claro, su deseo de participar,
pues habla de su voluntad poética a toda prueba, incluso en fases terminales.
Gracias por contármelo y si hablas con él,
por favor, envíale mi más grande abrazo.”
XII
Me
dices, hoy viernes 27 de julio, lo siguiente: “Voy a ordenar la azotea. Bastante, emocionalmente, movida. Te iré
contando.”
Me
cuentas que la imagen que adjuntaras, además de las palabras que dirás, es una
composición nueva que hiciste de una obra tuya. La que ofreciste de imagen para
la portada del libro colectivo que forjamos: Miradas Múltiples, Homenaje a Rigoberto Lanz que titulaste “La casa de la memoria”.
Busqué
el libro. Lo tengo al lado de la computadora.
Un
corazón juega divertidamente el ajedrez y el tiempo lo devora. Al lado, la
rigidez clásica de las formas matemáticas; todos, a los pies del pórtico de una
casa vencida por los años, cuyas paredes gritan historias de fantasmas y
aparecidos; cuyos ecos se desplazan por doquier, apuñalando el sentido exacto
de cualquier posibilidad de la certeza.
Abrumado…
me arrincono en tu relato…
Preguntándome,
un tanto distraído, ¿cómo fue que no me comí un níspero aquella noche, ni le
entregué una estrella al unicornio que fue a visitarme en el calvario?
XIII
Escribe, escribe, mi querido Jonatan … Suéltate
y ayúdame…. Eso me dices. Me pides que te escriba.
¡Coño!
Jamás
había sentido un compromiso tan difícil, tan bello, triste, doloroso, hermoso,
festivo y amoroso.
Esta
tarde, abandoné mis labores universitarias para dedicarme a ti.
¿La
verdad?
No hay
oficio más importante, como diría Cesare Pavese, que el oficio de vivir, oficio de poeta.
Y tu
vida…
En mí,
solo
produce,
abundancia de existir.
XIV
Querido
amigo, cuando iniciamos la aventura del libro colectivo, les dije a todos que
teníamos a un gran pensador latinoamericano quien observaba el proceso de
construcción y estaba oculto, ni en Chile ni en Venezuela sabían quién era. Él
escribiría sus notas al final y allí todos sabrían de quien se trataba. Un
juego más.
Pero
hoy le conté de ti. Le coloqué un par de link que hacen referencia a tu obra.
Hoy me
pareció un bello día para revelar su nombre.
Se
trata del amigo argentino, ese gran pensador latinoamericano, Roberto Agustín
Follari.
Él respondió
diciendo lo siguiente:
“Además
del gesto de Herrera ya en un momento tan álgido, es extraordinaria la calidad
plástica de las pinturas que aparecen reproducidas. Es bella y valiosa su
ofrenda.
Abrazo grande, RF”
XV
Nuestra
gran amiga, extraordinaria crítica del arte, orgullo latinoamericano, quien
sabía de tu condición y a quien también le di la buena noticia de tu participación
en el libro colectivo, María Luz Cárdenas, dijo lo siguiente: “Su fortaleza
y capacidad de luchar han sido ejemplares. Ojalá pueda incluirse en el libro.
Un abrazo”
En
Barcelona, España, vive una gran amiga, filósofa tropical, Rayda Guzmán, quien
está dedicada a la escultura en cerámica, a pintar en acuarela y es una gran
cómplice. Le mandé nuestras conversaciones, tu relato de infancia. Es una mujer
con mayúscula, una pensadora y, como es ella, se sintió invitada a un banquete,
a una fiesta, a una degustación, a una obra de teatro, a un performance de la
existencia y resumió todo con una expresión:
Es hermoso asistir a un ser humano.
XVI
¿Sabes
Felipe? Sandra Vivas, esa excelente y extraordinaria artista, participó en el
libro con una Fuga… La tituló, desarraigo. Cuenta sus experiencias en distintos
países. Luis Alberto Bracho, nuestro gran amigo, contó el desarraigo desde la
tierra, sin salirse, sufriendo allí. Yo, utilicé un heterónimo, Blanca E. Otra
expresión del desarraigo.
¿Sabes
lo que más me duele del exilio? No poder
abrazarte, acariciar tu cabello, reírme, aunque me cueste; apretarte la mano.
Algunos
idiotas siguen creyendo que se trata de izquierdas y derechas, de conservadores
o liberales, de negros y blancos… Idiotas, al fin y al cabo.
Otros
creen que somos originales en esto de la autodestrucción, se les olvidó que el
país más racional del mundo Alemania, parió a Hitler y filósofos grandes como
Heidegger se le arrodillaron; se les olvidó el pequeño detalle de la bomba de
Hiroshima y Nagasaki; a otros se les olvidó que la bella España, vivió a Franco
por decenas de años; se les ha olvidado tantas cosas… entre otras… que esta
mariquera de izquierdas y derechas es un invento tan reciente, no tiene ni dos
siglos y medio… una adoración tan ridícula a los libros, a costa del ser humano;
que no hacen otra cosa que degradarse creyéndose superiores.
Se
sustituyó a Dios, el del imperio romano, por la ideología y seguimos asistiendo
a sus iglesias…
¿Venezuela?
Nuestro país… sigue ese curso.
¿Y? Me
duele… Me duele mucho… no por las teorías…. Ni por las posiciones… me duele
porque no puedo respirar al lado de los seres que amo.
¿La
patria? No sé qué es… ¿Para mí? Son estos cuentos compartidos….
El
desarraigo, es el no lugar.
Con
todo el amor de los amigos que me han recibido en Chile y a quienes
públicamente agradezco…
Vivo
en el desierto…
Desde
allí Felipe, no desde otro lugar… desde aquí, desarraigado….
Con una
lágrima batiéndose en mi sangre, querido hermano….
Me
levanto, en medio de la pesadumbre, acompañado por las sombras… y, así,
estrictamente solo…. Levanto la copa… levanto mi cuerpo y….
Frenéticamente,
aplaudo. Aplaudo…. Aplaudo… Aplaudo… tu existencia.
Un
abrazo desde Valdivia y como dice nuestro pana Armando, astronómicamente…
Se te
quiere.
Jonatan
Alzuru Aponte
PD. Jacobo Borges, no ha muerto, por supuesto, pero dará la bienvenida por eso la muerte es una ficción.
PD. Jacobo Borges, no ha muerto, por supuesto, pero dará la bienvenida por eso la muerte es una ficción.
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