sábado, 2 de septiembre de 2017

PROTESTA, INSURRECCIÓN Y ELECCIONES PARA CONQUISTAR MIRAFLORES

PROTESTA, INSURRECCIÓN Y ELECCIONES
PARA CONQUISTAR MIRAFLORES
Jonatan Alzuru Aponte

Existen las condiciones objetivas para la protesta,  la insurrección y el voto masivo contra cualquier candidato del régimen; por los altos costos y la escasez de los alimentos y las medicinas, por el deterioro del sistema de salud pública, por la imposibilidad de tener acceso a la información, por el cierre de los medios de comunicación, por la represión masiva y sectorizada, por la violación de los derechos humanos de forma sistemática, por la galopante corrupción, por la delincuencia organizada desde el estado, por la no separación de los poderes, por las toma de decisiones autoritarias, por la constante violación a la constitución, por el empobrecimiento galopante de los ciudadanos y el enriquecimiento de la clase gobernante, entre otras características, totalmente medibles, verificables, cuantificables.

Sin embargo, las condiciones subjetivas están disminuidas: no hay deseo de confrontar con distintos tipos de formas de lucha, ni de organizarse, ni de participar activamente en movimientos, organizaciones o partidos políticos que confronten al régimen;  eso muestra que en el ámbito práctico se tiene una autocomprensión de que no nos sentimos capaces de vencer a los gobernantes; producto obviamente, del conjunto de desaciertos de la dirigencia que se cometieron en la última quincena dentro de los cuatro meses de protestas y en los días posteriores. Las condiciones subjetivas disminuidas de nuestro pueblo se perciben en su repliegue y en el deseo de abstenerse en las elecciones, en los momentos actuales.

Es una tarea de la dirigencia transformarse en la levadura, en la sal, en la luz, que saque de ese estado a nuestro pueblo. Para ello se deben realizar prácticas, acciones políticas, que tengan como fin potenciar las condiciones subjetivas para que se articule la protesta, la insurrección y el  voto masivo, sea en el momento que sea, contra el gobierno.

En el foro realizado en la UCAB, por ejemplo, Freddy Guevara propuso una manera de abordar las citaciones que realice la Asamblea Dictatorial Constituida que podría ser una práctica exitosa, para generar las condiciones subjetivas de trasformación de la sociedad.  El Vice- Presidente de la Asamblea Nacional propuso desobedecer todo llamado de la Asamblea Dictatorial, no asistir a ninguna citación. Tal acción le implicaría a los diputados citados que, seguramente, tendrían que asumir la clandestinidad, pero esa decisión podrían acompañarla con fuertes mensajes en videos, a través de las redes sociales, en el orden ético, como testimonio de la apuesta por la transformación; por ejemplo: que NO es digno de un ciudadano dirigirle la palabra a los dictadores y que si se trata de dar buenas razones y argumentos de sus acciones, solo se las darían al pueblo; asumiendo, por supuesto, todas la responsabilidad pública de las acciones que han dirigido, todas la formas de lucha que se hicieron durante los cuatro meses, pero también, asumiendo las decisiones actuales y, de forma, articulada con sus organizaciones, convocando al pueblo a la protesta.

Por el contrario, asistir a las citaciones de la Asamblea Dictatorial podría ser una acción racional y políticamente también correcta, con la finalidad de ejercer la defensa frente al poder, pero tales acciones en un contexto donde no existen condiciones subjetivas para la insurrección, simplemente, se transformarían en una práctica jurídica de rutina; no desmejora lo existente, pero no contribuye a fomentar el clima de protesta e insurrección necesario para conquistar el gobierno, Miraflores; con el agravante que la decisión por parte de la ADC, sería la misma que en el primer caso.

Para conquistar el gobierno central en un mediano plazo se hace indispensable, por un lado, no cometer los errores pasados y por otro lado, innovar en prácticas que coloquen en tensión al gobierno en la medida que se desafía a su autoridad.  Expresado en los términos clásicos de la lucha, la única forma de generar las condiciones subjetivas de un movimiento insurreccional es que la dirigencia se transforme en la vanguardia de la lucha contra el poder.

Es indispensable que la dirigencia asuma tal papel en el corto plazo para enrumbar y enderezar de forma articulada la lucha. Maximizar prácticas como la ejemplificada en distintos órdenes, en distintas circunstancias y con un horizonte común, podría ser un camino idóneo para transformar el voto, la práctica electoral, en otra forma de lucha; tal como lo postuló Andrés Velásquez, cuando dio el anuncio que la MUD participaría en las elecciones regionales.  

Realizar elecciones en la condiciones actuales, aun ganando la mayoría de las gobernaciones, en términos de la batalla fundamental, retrocedemos porque se transformarían en una práctica normal, propia de cualquier sistema democrático que es independiente del contexto de crisis que vivimos; tal normalización posterga la posibilidad del cambio, en la misma medida que el gobierno avanza en la preservación de su poder. Obviamente, si el gobierno  hace un fraude masivo, las condiciones de subjetividad podrían variar de la noche a la mañana, pero eso sería apostar no solo al azar, sino a la torpeza de quienes detentan el poder y, por los resultados que hemos tenido durante estos años es evidente que aunque no acrecientan su poder para gobernar y, por el contrario, han perdido todo apoyo popular; saben cómo conservarlo. Han sido exitosos en esto. Esa constatación fáctica es indispensable para trazarse los objetivos a corto, mediano y largo plazo en el terreno de la lucha contra el poder central, cuyo camino es una articulación entre protesta, insurrección y participación electoral.


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