EVALUAR
PARA CONQUISTAR EL PODER
Jonatan
Alzuru Aponte
La represión del gobierno
puede ser la chispa que se necesita para encender la pradera. Porque todos
sabemos, hasta el gato, que este gobierno no entregará la presidencia por una vía
electoral solamente; de allí que la salida cívica es una combinación de protesta masiva, con insurrección y elecciones; para articular el trípode es indispensable evaluar la forma
cómo se dirigió la protesta reciente para detectar los errores, con la
finalidad de no volver a cometerlos.
Los errores pueden
transformarse en un manantial de sabiduría práctica para acertar en la vida,
para lograr los objetivos políticos, se pueden transformar en una condición
para el éxito.
El problema de la oposición en
Venezuela no reside en el cambio de táctica de 350 a participación electoral o
de 350, desobediencia civil, a una táctica combinada entre desobediencia y
elecciones; sino que cometió un conjunto de errores que son delicados porque
maximizan la incertidumbre, desorientan y, sobre todo, fracturan la confianza,
no solo en la dirigencia sino en la potencialidad como pueblo para luchar
contra la dictadura.
Es importante estudiarlos no
para lamentarse, ni para realizar una inquisición, sino con un objetivo
práctico, precisarlos para no cometerlos nuevamente, para saber cómo luchar,
porque la meta es desplazar a la dictadura y tomar el gobierno para transformar
esta barbarie.
Un entrenador deportivo, sabe que los errores del
deportista son la fuente de estudio para que él mismo se supere y lo ejercita
para que no los vuelva a cometer y, obviamente, replicará, maximizará, aquellas
prácticas que fueron exitosa.
El tipo de error que evaluaremos
es independiente de la táctica política que se asuma o de la forma de lucha que
se decida. Es decir, es independiente que sea trancazo, paro general,
movilización, confrontación con piedras o participación electoral.
En toda batalla, como en todo
juego, el fútbol, por ejemplo, el general o el entrenador, en medio del fragor
y dependiendo de los resultados, hace cambios en la forma de confrontar desde
sutiles hasta bruscos y el equipo permanece amalgamado o el batallón, porque
confían en su director, en su general, porque con ese cambio, se gana la
batalla o el juego.
Los errores que graficaremos
son de otro orden, aquellos que conducen a la fractura de la fuerza del
movimiento de masa, no cumplir con lo
prometido sin explicar por qué no se pudo, comprometerse con algo que nadie
sabe qué es, porque nadie explica; errores
que tienen en común que el venezolano de a pie, no puede discernir, no puede
evaluar si se hizo lo correcto o no, simplemente porque está desinformado, por
un lado y por el otro, la única información proporcionada que posee, lo conducen
a pensar en un sentido opuesto a la dirigencia.
Daré ejemplo extraídos de los
cuatro meses de lucha que vivimos.
1.- La MUD elaboró un
extraordinario documento, un programa mínimo de gobierno, para un gobierno de
unidad nacional con la metodología a seguir para el nuevo gobernante. Éste es un asunto de fundamento. Nada dijeron
si se aplazó o no; por qué se desechó o
qué cambios le harían. Simplemente se ignoró el asunto.
2.- Un asunto metodológico: La
tercera pregunta de la consulta del 16 de julio. ¿Por qué no se realizó lo
aprobado? Nadie de la dirigencia ha asumido la responsabilidad de explicarnos
por qué no se hizo, más allá que usted este de acuerdo o no con la explicación.
¿El error? un vacío argumental del por qué no se cumplió con lo prometido.
3.- Un problema en la forma de
lucha: ¿por qué se suspendió la toma de Caracas y variaron a trancazo? Nunca lo
explicaron. Una movilización como la planteada en medio del calor de la
confrontación, implica recursos, tiempos para organizar… toda una logística que
los movimientos sociales que seguían a la MUD y no necesariamente siguen a
ningún partido, quedaron desorientados. Vacío de información; nadie asumió la
responsabilidad para explicar el cambio en la forma de lucha, justo en la
semana decisiva y era decisiva porque la dirigencia prometió transformar el 16
de julio en el hito histórico del cambio. Por eso ése cambio, de movilización a
trancazo, había que explicarlo.
4.- Un asunto ético político:
si se nombró a un TSJ y el gobierno empezó a perseguiros, ¿Por qué la Asamblea, quien fue la autora intelectual, no asumió la responsabilidad frente al gobierno
de sus nombramientos? Y por qué se les
dejó solos. Falta de compromiso con lo
que se decide. No hubo alguien que asumiera el compromiso con lo realizado, “yo
o nosotros, asumimos la responsabilidad del acto y no son responsable los
juristas elegidos.”, por ejemplo.
5.- En el plano de las
estructura de decisiones, Antonio Ledezma realizó una denuncia pública diciendo
que se dio una mesa de diálogo entre el gobierno y la oposición, tras bastidores,
donde no fueron los dirigentes máximos quienes asistieron sino cuadros medios.
Nadie ha asumido la responsabilidad de esa decisión ni explicado cuál fue su
sentido. Es decir, se hicieron compromisos, ir a una mesa de diálogo, a espalda
del movimiento de masas, independientemente que llegarán a acuerdos o no.
6.- En la dirección del
conflicto, hasta el cansancio nuestros dirigentes pidieron que los militares se
pronunciaran. Se pronunciaron uno que otro, otros hicieron unas acciones. ¿Qué
dijo el liderazgo frente a eso? ¿Estaban de acuerdo? ¿No había que hacerlo de esa
forma…? ¿Se les pide que lo hagan de otra manera? ¿El error? Ausencia de
dirección a la fuerza militar que se convoca.
7- Con respecto a cómo se
enfrentará la lucha, la táctica: No le dijeron a la población enfrentaremos lo
primero la Asamblea Nacional Constituyente y asistiremos a lo segundo, las
elecciones regionales, en su momento oportuno, cuando el CNE propuso ambos
eventos. ¿El error? Dar la información a destiempo.
Con esos tubazos, esos sendos
errores, la población quedó desorientada, no ha podido digerir las decisiones,
no por la racionalidad del cambio sino por la irracionalidad de los silencios y
de las incoherencias; la multitud hizo un repliegue de sobrevivencia.
Lo común en lo diverso, de los
errores graficados, reside en el vocablo responsabilidad, para dar cuenta de
aquello que se prometió y no se pudo hacer o no se hará; responsabilidad con
las decisiones tomadas. Responsabilidad es responderle, explicarle al
movimiento de masas, porque se actuó de esa forma y no de otra. Expresado de otra manera: coherencia entre el
discurso y la acción.
La honestidad en política en
la dirección de un movimiento de masas, no reside en un discurso que afirma “soy
honesto”; ese tipo de discurso tiene el efecto contrario, porque implícitamente
se descalifica al aliado. La honestidad es un ejercicio responsable con lo
prometido, bien que se logre o no la promesa. En Venezuela hay un ejemplo muy
práctico, paradigmático, de un fracaso con lo prometido, pero que asumido
responsablemente generó un cambio político: Cuando Chávez fracasa en su intento
de golpe, asume la responsabilidad de su acción y afirma que “por ahora no se
lograron los objetivos”.
Ahora bien, una decisión no
prometida, pero que es necesaria, debe
ser explicada combinado la prudencia
para no fracturar con la palabra y la fortaleza, para saber cuándo y cómo
deslindarse de lo programado porque se sabe que se tiene la capacidad de ganar
el partido o la batalla, asumiendo siempre las consecuencias de los actos. Como
cuando Maradona se arriesgó a meter el gol con la mano a Inglaterra, transgrede
para potenciar.
Quien se deslinda es para
generar una cohesión mayor o para impulsar un movimiento que dé fin con la
dictadura porque se capaz de ello; deslindar para debilitar es errado, como
también lo es, seguir la corriente aunque se sepa que nos lleva al despeñadero.
Allí hay un término medio que no siempre es obvio. Y eso no lo define la
teoría, sino el olfato político, la práctica, la intuición, acompañado de la
buena fortuna.
De Cara al presente. Para la
conquista del poder.
La Asamblea Nacional apoyó las
decisiones de Trump y el gobierno los sancionará, enjuiciará, según han
anunciado, tal acto puede ser el talón de Aquiles del gobierno porque, tal vez,
podría ser el momento oportuno para que empiece un nuevo momento de
confrontación, se encienda la pradera.
La unidad no es un discurso,
es una necesidad práctica. María Corina y Ledezma, Vente Venezuela y Alianza
Bravo Pueblo, demostrarán su capacidad política si son competentes para aliarse
nuevamente o para dirigir una nueva alianza donde arrastren a los otros en esta
nueva etapa, pero si siguen danzando
solos, serán testimonio del por qué nos
hundimos aunque, paradójicamente, su decisión en términos de coherencia con lo
propuesto el 16 de julio, política y
éticamente, haya sido
ejemplificante en un momento, por
cierto, quien escribe la subscribía….
Esa decisión que deben asumir
en este momento, responde una razón práctica no teórica; del gobierno no
salimos, si no existe unidad; no solo unidad con los clásicos de la MUD, con los opositores que no se identifican con la
MUD, sino también con el grueso del chavismo antimadurista. En este sentido, es digno de resaltar la
variación que ha hecho Ramón Muchacho quien afirmó que de estar en Venezuela
haría campaña en Miranda, pero auparía la protesta de calle…
Finalmente, para enfrentar a
los déspotas reunidos en la Asamblea Dictatorial Constituida es vital maximizar
la voluntad de poder con sentido de
trascendencia; quien actúa de esa manera jamás negocia miserias.
Quién tiene sentido de
trascendencia toma las decisiones siguiendo la regla de los antiguos romanos,
el pasado ya pasó y es inmodificable, el futuro solo es incertidumbre, la única
certeza es la muerte. Por eso se ocupa del hoy y decide, imaginando que esa
decisión será la última de su vida por la que lo recordarán generaciones
enteras. Esa regla la sostiene Cicerón, la encontramos en Séneca y la aplicaba
a diario el gran emperador Marco Aurelio, léanse sus meditaciones y, curiosamente, o, por ello mismo, la recomienda San Ignacio, la decisión en
artículo de muerte. Esa práctica de decisión fue una de las columnas del éxito
de Roma como imperio, del éxito en ganar batallas y no se diga del éxito
histórico de la Compañía de Jesús.
Evaluar y actuar con sentido
trascendente para conquistar el poder, a través de la protesta, la insurrección
y las elecciones.
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