COHERENCIA
POLÍTICA Y PROTESTA POPULAR
Jonatan
Alzuru Aponte
Cuando se escribe en las
redes, sobre todo, dando cuenta de nuestra mirada de forma crítica, las
reacciones pueden ser diversas, desde afabilidad hasta despertar los ánimos
como si quien escribe detesta lo que se ha hecho. Ni lo uno ni lo otro; se
trata de participar políticamente desde nuestra posición.
Es una verdad como un templo que quienes han
dado su vida no han sido los líderes sino el pueblo que ha seguido a sus
dirigentes. También es un hecho que muchas familias de los dirigentes y ellos
mismos, han sufrido la represión en su piel y han dado todo de sí. Eso jamás está en duda.
Desde esa posición de pueblo
que sigue a sus dirigentes creo que es democrático emitir opinión. La única
posibilidad de enmendar situaciones, es que la dirigencia escuche diversas
interpretaciones y hagan balances, reflexionen y decidan el camino que
consideren el mejor entre los mejores. Aceptarlo todo de forma acrítica es asumir la
postura de lo que criticamos como lo que no debe ser una democracia.
Lo mínimo que podemos
solicitar a la dirigencia es coherencia con su toma de decisiones que el pueblo
ha acompañado. Ni siquiera estamos considerando un camino distinto. Por
ejemplo, se convocó a los venezolanos a desconocer todo poder instituido apelando
al 350 de la constitución y se nos dijo que la realización de la Asamblea
Nacional Constituyente ilegitimaba al gobierno de Maduro. Es decir, el gobierno
es ilegal y también ilegítimo. Se nos planteó la desobediencia como táctica
política para el enfrentamiento del régimen. Pero no solo lo argumentó la
dirigencia sino que realizó una consulta nacional e internacional a todos los
venezolanos para validar tanto su interpretación de la situación política como
el camino a seguir de forma inmediata.
El respaldo del pueblo
opositor a la argumentación de toda la dirigencia de la oposición, incluyendo a
los chavistas opuestos a Maduro fue masiva. Para el momento de la consulta, tanto de la interpretación
política como de la ruta a seguir, se
conocía el calendario propuesto por el CNE. Es decir, cualquier otra interpretación
y ruta ad hoc, dígase, cambio de táctica, tendría que ser porque se lograron
algunos objetivos o mejoraron algunas condiciones. De lo contrario sería
inexplicable o era un trapo rojo para confundir… (¿A quién sería la pregunta?)
Las condiciones no han mejorado,
por el contrario, la ruta del gobierno ha sido siempre la misma, avanzando desde lo que le ha prometido a sus
poquísimos seguidores. Ya no se tiene Fiscal y la Asamblea Nacional
Constituyente estudiará la posibilidad de gobernar durante dos años. Es decir,
durante dos años, ningún poder constituido ejecutivo, legislativo ni judicial
estará por encima de ella.
Una jugada perfecta del
gobierno sería hacer un mínimo fraude para no quedar tan mal en las regionales.
Eso le daría legitimidad y legalidad al CNE. En las gobernaciones o alcaldía
que le interesa el fraude lo hace y sería cuesta arriba protestarlo.
Simplemente TSJ y CNE, unen filas y punto. Y tendría dos años la Asamblea
Nacional para ir depurando a los ganadores, aquellos que se dobleguen
permanecerán, aquellos que se enfrente irán a la cárcel. El sistema permanece
por más años, porque la oposición pasó de deslegitimar al sistema a una táctica
de largo plazo al reconocer la legalidad y legitimidad de los nuevos procesos
electorales.
Falso de toda falsedad que
estamos en la misma situación cuando la oposición no participó en la Asamblea
Nacional. Ni existía el consenso internacional contra Maduro, ni existía la
crisis humanitaria, ni el gobierno se había salido de los límites
constitucionales. Tampoco, para ese momento, la oposición había planteado un
desconocimiento del poder instituido. Son incomparable las situaciones.
La salida negociada del poder
instituido, pasa por acumular fuerzas y la única que se tiene es la organización
y protesta popular, articulada al movimiento internacional que cada vez es más
robusto, incluyendo al Vaticano quien hasta ahora había jugado como posible
árbitro.
El riesgo de cambiar la
táctica, para lograr el objetivo estratégico a largo plazo, participando en las
elecciones, posibilita que el gobierno consolide su alianza con Rusia y China y
nos aislemos del resto del mundo. La experiencia del pueblo cubano es una
referencia que efectivamente se puede sobrevivir, estando bloqueados y mantener
un régimen por más de cincuenta años.
Solo hay que evaluar nuestras
calles para pensar los costos que ha tenido el cambio de táctica e incluso con
su solo planteamiento, en el momento de mayor ilegitimidad e ilegalidad del
régimen. No se está especulando sin conocer los intríngulis; Antonio Ledezma en
sus diversos comunicados nos brindó a todos los venezolanos, no una opinión
sino una vitrina de lo que sucedía. Recordemos que le dijo a Zapatero que no lo
visitara que él no tenía nada que negociar y que para nada había que negociar
el cambio de cárcel por casa con ninguno.
Fue más transparente aún, nos informó que habían negociadores y que negociaban mal. Su
opinión hoy día tiene evidencias empíricas incontrovertibles.
La información dada por
Ledezma, previo a la consulta que se le llamó plebiscito, atendiendo a la
táctica inicial, fue dada por un aliado que no lo podemos tildar de radical,
sino que provenía de las filas del chavismo como fue el caso de Nicmer Evans,
en la declaración conjunta que hizo con los diputados disidentes del chavismo,
donde abría la posibilidad de acuerdos pero que no existieran negociaciones
ocultas.
Las elecciones en la
circunstancia actual, si la oposición mantiene su táctica inicial, surgirá de
una negociación abierta, de forma
transparente e incluso, con asuntos que no tienen por qué ser revelados en su
momento, producto de una fuerza popular
organizada, sistemática y permanente articulada a las sanciones y acciones sin
intervención militar de la comunidad internacional; donde se logre paralizar
las acciones de la constituyente y la ruta sea para unas elecciones generales,
para cambio de gobierno. Tal como fue expresado por el obispo Mario
Moronta quien difícilmente podemos catalogar de radical.
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