PIDO LA PALABRA, PORQUE URGE LA
PALABRA
Caracas, 16 de enero de 2017.
Dra.
Cecilia García-Arocha
Rectora-Presidenta
del Consejo Universitario
Y
demás Miembros del Consejo Universitario
Universidad
Central de Venezuela.
Presente.-
Dra García-Arocha y demás miembros del
Consejo Universitario:
PIDO
LA PALABRA, PORQUE URGE LA PALABRA
Solicito el tiempo requerido para hablarle al
Consejo Universitario. Solicito un derecho de palabra, porque es tiempo de
hablar, es urgente hablar. Es tiempo para hablar en el ágora. Es tiempo de hablarle
a nuestra Alma Mater. “Alma Mater, -
como dice nuestro himno universitario- abierto
Cabildo, donde el pueblo redime su voz”. Le pido, por favor, de forma
suplicante, de rodillas, un tiempo para hablarle al cabildo histórico de
nuestro país.
Les hablaré de un signo que expresa un síntoma.
Síntoma que es una de las caras de un síndrome de la enfermedad que padecemos
como pueblo, que se manifiesta en el presente, pero cuya arqueología es de
tiempos remotos. Les hablaré desde la enfermedad, sobre su padecimiento; no
como médico sino como paciente que se interroga por la salud.
Hablaré para aconsejar, puesto que he sido electo
como consejero; quien es consejero ofrece consejos o es la persona a la que se
le pide consejo. No me lo han pedido, pero deseo ofrecerlo, precisamente porque
tengo pericia en la enfermedad; porque soy paciente, soy testigo y ofreceré un
testimonio. Soy consejero de una facultad que se interroga por lo social, su
nombre es la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales. Aconsejaré a propósito
de la enfermedad de un ser históricamente moribundo que juega a la salud, como
si lanzara los dados en la tensión de una ruleta rusa, nuestro cuerpo social;
la palabra será sobre sus hábitos y costumbres.
Mi palabra no estará dirigida a los sabios, porque
ellos no necesitan consejos, puesto que son sabios, lo saben todo. Mi voz no estará
dirigida a los ignorantes, puesto que ignoran lo que les aprovecha o lo que les
daña, lo ignoran todo; ellos no tienen oídos para escuchar la palabra, suelen
ser, como diría el poeta Cernuda, “vientres sentados” y no les hablaría porque como dice Jesús de
Nazaret, no hay que echarle perlas a los cerdos.
Les hablaré a los otros que no son ni sabios ni
ignorantes (cuando ejerza mi palabra diré quiénes son esos otros) de forma
abierta, en el cabildo abierto de nuestra Alma Mater, como símbolo de un
escenario, como un altavoz, como una caja de resonancia, de todas nuestras
instituciones educativas donde se redimen (¿se redimen?) las voces de nuestras
comunidades; el espacio… el ágora ucevista lo usaré como imagen de ese cuerpo
que, eufemísticamente, llamamos pueblo; vocablo que alude a los que habitamos en
esta tierra de gracia: Venezuela.
En espera de ejercer mi derecho -con la urgencia y
emergencia que requiere un cuerpo moribundo-; en espera de su responsable,
formal y pronta respuesta, como ciudadano, como académico, como ucevista, como
venezolano, como enfermo, se despide.
Jonatan Alzuru Aponte.
jalzuru@gmail.com
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