UNIDAD:
GARANTÍA DE LA VICTORIA
@jonatanalzuru67
En política dos
y dos no son cuatro. La construcción de horizontes comunes pasa por el diálogo,
a veces duros y ásperos, entre diferentes. Donde la multiplicidad de
perspectivas, formas de comprensión y alternativas son un arcoíris muy diverso,
con múltiples tonalidades en cada franja. Los detalles en la comprensión,
concepción y rutas se configuran no solo a partir de los análisis sino
incorporando las contingencias y movimientos que realizan los adversarios. Tales
hechos, en la mayoría de las ocasiones, hacen más complejo los diálogos.
En un momento
donde el adversario siente en riesgo su poder y sabe de la soledad en la que se encuentra… buscará, por todos
los medios, debilitar a su contrincante. Su objetivo en esa circunstancia es,
como mínimo, mantener el poder el mayor tiempo posible. Utilizará los recursos
que todavía posee, para dar sus últimos zarpazos. La división de sus oponentes,
no motivada por el gobernante, es una contingencia que siempre le favorece, sin
lugar a dudas, a quien detenta el poder.
En una
confrontación dentro del orden democrático la consolidación de una estrategia y
unas tácticas de forma pública es un requisito sine qua non; donde todos y cada
uno de los movimientos sociales, partidos políticos, sindicatos, tengan
conciencia de la orientación, de los costos, de las posibilidades, de los
esfuerzos y cómo, de qué manera las comunidades, los ciudadanos de a pie, deben
organizarse y participar es una condición necesaria, fundamental, para el
éxito.
Obviamente, para
articular la estrategia y las tácticas, entre instituciones, movimientos
sociales y comunidades organizadas o no, se requiere no solo del diálogo entre
la dirigencia, sino de un clima político de debate dentro de las colectividades.
La renuncia del
presidente es una vía que requiere de una multiplicidad de pactos, de acuerdos
y negociaciones, entre una unidad de la oposición, muy consolidada, con
sectores internos del poder; además de una altísima presión de calle,
articulada, organizada; sabiendo que se sucintarán situaciones y movimientos
espontáneos que se deben reconducir o asumir dentro del terreno de juego.
La propuesta de
revocatorio requiere del concurso de todos los partidos políticos, con un
diseño colectivo de trabajo para garantizar los pasos dentro del ámbito
electoral. Requiere una maquinaria que no la garantiza un solo partido; pero
además, requiere de una gran movilización de las comunidades y de los
ciudadanos para presionar a la instituciones, obligar a los decisores
involucrados en el acto electoral, para configurar el escenario de la
participación. Igualmente, se requiere de una unidad sólida entre la
alternativa democrática y una multiplicidad de puentes, de alianzas, de
acuerdos, con sectores del poder que están en contra del gobierno del
´presidente.
La enmienda o
reforma constitucional, pasa también por acuerdos y negociaciones con sectores
del gobierno, dentro de una gran presión social, manifestaciones, para que se
logre ejecutar a corto o a mediano plazo lo que se apruebe.
En muy poco tiempo
hemos observado como decisiones de la Asamblea Nacional, han sido puestas en
cuestión, las han dejado sin efecto y, peor aún, las han desplazado y el
gobierno actuando a su antojo; dando la señal pública que es un poder –la AN- que
no manda. De allí que esta alternativa requiere de acuerdos, públicos y tras
bastidores, como en todos los casos, y de muchísima movilización organizada.
Obviamente, como
han señalado algunos se pueden plantear todas de forma simultánea o darle
prioridad alguna de ellas. La clave no está en cuál de ellas es mejor que otra;
sino en el grado de articulación de todos los partidos políticos representados
o no en la Asamblea Nacional, junto a los movimientos organizados, obreros,
estudiantiles, profesionales… comunidades de base…
En este momento
se tiene una fuerza constituida, legal y legítima en su representatividad; que
tiene un potencial argumentativo de distintos órdenes, el conocimiento
económico para desmontar asunto liderados por José Guerra, la frescura y fuerza
juvenil representado por lo jóvenes parlamentarios como la de Miguel Pizarro,
la sabiduría práctica en el manejo político dado por Henry Ramos Allup, partidos
políticos cuyos dirigentes tienen formas y maneras de dialogar con sectores del
gobierno descontentos que puede capitalizar Henry Falcón, esa bancada completa
de la oposición coordinada por Julio Borges es una fuerza de cambio… Junto a la
experiencia y el manejo del poder que tienen nuestros gobernadores y alcaldes… Aunado
al trabajo que vienen haciendo jóvenes como Sairam Rivas o Julio Coco, por
ejemplo, que tienen experiencia en organización y formas de luchas cívicas… Y
un pueblo que está cansado del gobierno, que está oprimido por la situación
social y económica; pero que está
dispuesto a salir y acompañar políticas claras y unitarias para transformar la
realidad del país, ése es el extraordinario potencial que tenemos.
Ninguna de las
salidas es fácil, ni tiene el éxito cantado de antemano. Pero la condición
mínima, para arrancar el trabajo que es duro y debe ser sostenido, es la
articulación de nuestros dirigentes. No es un asunto de opiniones o razones,
sino por necesidad histórica. La unidad, en un movimiento de movimientos, es la
garantía de la victoria.
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