lunes, 22 de febrero de 2016

UNIDAD, GARANTÍA DE LA VICTORIA



UNIDAD: GARANTÍA DE LA VICTORIA
@jonatanalzuru67
En política dos y dos no son cuatro. La construcción de horizontes comunes pasa por el diálogo, a veces duros y ásperos, entre diferentes. Donde la multiplicidad de perspectivas, formas de comprensión y alternativas son un arcoíris muy diverso, con múltiples tonalidades en cada franja. Los detalles en la comprensión, concepción y rutas se configuran no solo a partir de los análisis sino incorporando las contingencias y movimientos que realizan los adversarios. Tales hechos, en la mayoría de las ocasiones, hacen más complejo los diálogos.
En un momento donde el adversario siente en riesgo su poder y sabe de la soledad  en la que se encuentra… buscará, por todos los medios, debilitar a su contrincante. Su objetivo en esa circunstancia es, como mínimo, mantener el poder el mayor tiempo posible. Utilizará los recursos que todavía posee, para dar sus últimos zarpazos. La división de sus oponentes, no motivada por el gobernante, es una contingencia que siempre le favorece, sin lugar a dudas, a quien detenta el poder.
En una confrontación dentro del orden democrático la consolidación de una estrategia y unas tácticas de forma pública es un requisito sine qua non; donde todos y cada uno de los movimientos sociales, partidos políticos, sindicatos, tengan conciencia de la orientación, de los costos, de las posibilidades, de los esfuerzos y cómo, de qué manera las comunidades, los ciudadanos de a pie, deben organizarse y participar es una condición necesaria, fundamental, para el éxito.
Obviamente, para articular la estrategia y las tácticas, entre instituciones, movimientos sociales y comunidades organizadas o no, se requiere no solo del diálogo entre la dirigencia, sino de un clima político de debate dentro de las colectividades.
La renuncia del presidente es una vía que requiere de una multiplicidad de pactos, de acuerdos y negociaciones, entre una unidad de la oposición, muy consolidada, con sectores internos del poder; además de una altísima presión de calle, articulada, organizada; sabiendo que se sucintarán situaciones y movimientos espontáneos que se deben reconducir o asumir dentro del terreno de juego.
La propuesta de revocatorio requiere del concurso de todos los partidos políticos, con un diseño colectivo de trabajo para garantizar los pasos dentro del ámbito electoral. Requiere una maquinaria que no la garantiza un solo partido; pero además, requiere de una gran movilización de las comunidades y de los ciudadanos para presionar a la instituciones, obligar a los decisores involucrados en el acto electoral, para configurar el escenario de la participación. Igualmente, se requiere de una unidad sólida entre la alternativa democrática y una multiplicidad de puentes, de alianzas, de acuerdos, con sectores del poder que están en contra del gobierno del ´presidente.
La enmienda o reforma constitucional, pasa también por acuerdos y negociaciones con sectores del gobierno, dentro de una gran presión social, manifestaciones, para que se logre ejecutar a corto o a mediano plazo lo que se apruebe.
En muy poco tiempo hemos observado como decisiones de la Asamblea Nacional, han sido puestas en cuestión, las han dejado sin efecto y, peor aún, las han desplazado y el gobierno actuando a su antojo; dando la señal pública que es un poder –la AN- que no manda. De allí que esta alternativa requiere de acuerdos, públicos y tras bastidores, como en todos los casos, y de muchísima movilización organizada.
Obviamente, como han señalado algunos se pueden plantear todas de forma simultánea o darle prioridad alguna de ellas. La clave no está en cuál de ellas es mejor que otra; sino en el grado de articulación de todos los partidos políticos representados o no en la Asamblea Nacional, junto a los movimientos organizados, obreros, estudiantiles, profesionales… comunidades de base…
En este momento se tiene una fuerza constituida, legal y legítima en su representatividad; que tiene un potencial argumentativo de distintos órdenes, el conocimiento económico para desmontar asunto liderados por José Guerra, la frescura y fuerza juvenil representado por lo jóvenes parlamentarios como la de Miguel Pizarro, la sabiduría práctica en el manejo político dado por Henry Ramos Allup, partidos políticos cuyos dirigentes tienen formas y maneras de dialogar con sectores del gobierno descontentos que puede capitalizar Henry Falcón, esa bancada completa de la oposición coordinada por Julio Borges es una fuerza de cambio… Junto a la experiencia y el manejo del poder que tienen nuestros gobernadores y alcaldes… Aunado al trabajo que vienen haciendo jóvenes como Sairam Rivas o Julio Coco, por ejemplo, que tienen experiencia en organización y formas de luchas cívicas… Y un pueblo que está cansado del gobierno, que está oprimido por la situación social y económica;  pero que está dispuesto a salir y acompañar políticas claras y unitarias para transformar la realidad del país, ése es el extraordinario potencial que tenemos.
Ninguna de las salidas es fácil, ni tiene el éxito cantado de antemano. Pero la condición mínima, para arrancar el trabajo que es duro y debe ser sostenido, es la articulación de nuestros dirigentes. No es un asunto de opiniones o razones, sino por necesidad histórica. La unidad, en un movimiento de movimientos, es la garantía de la victoria.

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