Amigas, amigos.
Escribo este mensaje público a la comunidad intelectual a la que pertenezco,
fundada por Rigoberto Lanz, y conformada por intelectuales, profesores,
artistas, afectos al gobierno y a la oposición, nacionales e internacionales.
Nosotros nos
hemos mantenidos firmes en el diálogo desde la diferencia. En estos años, aún
con el sufrimiento que sentimos, por haber perdido nuestra casa matriz, hemos
seguido trabajando y produciendo -de forma nómada-; los resultados están a la
vista, más de una decena de libros, congresos, seminarios nacionales con
invitados internacionales (y recientemente, con nuestra palabra, ideas,
pensamientos y libros, en España) durante los últimos tres años; dando ejemplo
de cómo la academia puede agenciarse de otra manera, cómo construir una sociedad a otro estilo y en
la apuesta permanente por pensar distinto desde -y con- otras claves…
Hoy, 7 de
diciembre de 2015, día después de las elecciones parlamentarias, me alegro con
aquellos que se sienten ganadores y me hago solidario con la tristeza de los
que se sienten que perdieron en este juego democrático; a ustedes me dirijo
queridos amigos y amigas.
No sabría ni
siquiera imaginar cómo los líderes políticos, de uno y otro lado, se comportarán,
tomarán decisiones, evaluarán lo sucedido. Los cursos de los ríos, maremotos o
lagos de paz apenas se visualizan, como
una silueta borrosa y confusa, mirada desde lejos, del período blanco de
nuestro extraordinario pintor Armando Reverón…
Pero sí sé con seguridad lo que nosotros como comunidad intelectual
tenemos que hacer, en nuestro ámbito, en nuestros espacios. Nosotros no somos
decisores de la política nacional; pero si somos parte de los constructores del
espíritu de nuestro pueblo, como obreros del pensamiento institucionalizado en
nuestras universidades.
Es parte de
nuestra responsabilidad como educadores, como intelectuales, como artistas,
actuar con mesura, prudencia, templanza, fortaleza, valentía y aguda
perspicacia, maximizando nuestras potencialidades desde nuestro ethos, para evaluar lo que acontece en
medio (insertos, sin pretensiones de estar más allá, sin renunciar a nuestra
sensibilidades, pensamientos ni emociones) del devenir; pero sobre todo, debemos
hacernos cargo como comunidad de un obrar consciente y decidido siguiendo el
horizonte planteado por nuestro fundador, y que dejó estampado en su último
artículo titulado Paradigma de la
política y hoy les quiero recordar como motivación fundamental de nuestro trabajo
para clausurar el año e inaugurar el siguiente, como horizonte de nuestro
quehacer:
Desde el ángulo de la reflexión teórica, es importante
fortalecer los espacios de diálogo donde se cruzan las diversas sensibilidades
intelectuales. Del encuentro de la diferencia bien procesada se nutren los
pensamientos que pueden hacerse cargo de la complejidad del presente. Del
diálogo matizado y abierto fecundan las opciones teóricas que pueden
recolocarse en el horizonte de las grandes orientaciones que construyen una
sociedad de todos. Este espíritu plural es una condición insoslayable del tono
con el cual podemos jugar a la interpelación teórica del otro, a la comprensión
de los límites de la cultura política heredada, en fin, a la jugada mayor por
un mundo que nos concierne a todos, no porque se hayan borrado repentinamente
los antagonismos, sino porque ese es el único modo de construir una lógica
comunitaria que suponga al otro de manera constitutiva, “así en la tierra como
en el cielo”, así en el acuerdo como en la diferencia. (Lanz, Rigoberto, 2012: 204-205)
Ahora, con más
bríos que nunca, es nuestra hora; mostremos el sentido radicalmente pertinente
de nuestra comunidad, para la transformación de nuestras prácticas como
sociedad, empezando por la reconstrucción de nuestras decadentes, amorfas y deterioradas
universidades. Reconstruyamos sus fundamentos, muros, paredes y techos… Ahora
con más decisión, con voluntad política, debemos unirnos, desde nuestras
diferencias, para que en términos estrictamente prácticos, consolidemos
nuestros proyectos, nuestros trabajos intelectuales, nuestras prácticas
dialógicas en los espacios microfísicos, conquistando territorios perdidos, por
el bien común de nuestras universidades, de nuestro país y de América Latina.
La tarea: el Centro de Investigaciones Rigoberto Lanz en la UCV.
Reciban un afectuoso
y solidario abrazo, siempre.
Jonatan Alzuru
Aponte.
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