ILEGALIDAD
DEL PATRIOTA COOPERANTE
Jonatan
Alzuru Aponte
La
figura del patriota cooperante es ilegal e ilegítima. Hasta ahora el asunto se
ha tratado a manera de chanza en las redes
sociales. Pero es un asunto sumamente delicado institucionalmente lo que sucede
en Venezuela. Se trata de una figura jurídica, creada por el ejecutivo en la
práctica, sin ningún sustento legal; es una persona anónima que denuncia a otro
de algún acto políticamente ilegal. El
poder judicial asume la denuncia del anónimo y actúa, sin juicio previo, sino
deteniendo a la persona acusada. El anónimo no participa del proceso, no ofrece
las pruebas sino que la fiscalía se encarga de promoverlas.
El caso más grave que debe marcar un antes y después es el
caso del señor Rodolfo González quien se suicidó bajo la custodia del SEBIN;
también el proceso jurídico que tiene su viuda y las repercusiones en todos su
familiares. El antes y después en este caso, lo deben marcar los diputados de
la oposición, deben hacer una acción jurídica nacional e internacional. Es
estricta responsabilidad de nuestros diputados, porque ellos fueron electos
justamente para una función legislativa. Y se está realizando una práctica
jurídica de forma consuetudinaria sin ningún sustento legal; pero con el
respaldo político del ejecutivo, de quienes dirigen el legislativo y, en la
práctica, asumida por el poder judicial.
Realizar una acción contundente contra esta figura, nacional e
internacionalmente, de tal manera que se paralice esa forma de proceder, es estricta
responsabilidad de la bancada opositora como un todo. Y lo tienen que dirigir
los diputados junto con la Mesa de la Unidad de forma conjunta, ordenada y
sistemática y acompañados por todo el pueblo que considera que debe existir
otra alternativa de gobierno.
La dirigencia opositora está obligada a confrontar esa
práctica jurídica del patriota cooperante. El manejo apegado a la constitución,
al derecho internacional, a los pactos internacionales en defensa de los
derechos civiles y políticos, con un manejo jurídicamente sólido, es un arma
sustancial para confrontar tal práctica, que debe estar acompañada con acciones
políticas institucionales dentro y fuera del país. Debemos solicitarle que se pronuncie el
Defensor del Pueblo a propósito de esa figura jurídica, al Tribunal Supremo de
Justicia… De no hacerlo, el gobierno seguirá e incrementará está lógica propia
de los sistemas totalitarios, pero sería verdaderamente vergonzosos quejarse…
Es posible que venza el gobierno, pero se debe dar la pelea; hay asuntos que es
indigno no dar una batalla política… Hasta ahora el gobierno realiza esa
práctica de forma impune y descarada; y la oposición, su dirigencia, no ha dado
dirigido una batalla política contra esa figura.
En Venezuela tenemos miles de problema y cada día estamos
envuelto en una noticia y otra noticia y denuncia y denuncia. Una coordinación política,
y para eso es la Mesa de la Unidad no solo para elecciones, debe coordinar las
acciones de la política opositora al régimen; debe saber qué asuntos
sistematizar, evaluar su proceso y confrontar. La tortura psicológica que
sufrió en el SEBIN Rodolfo González, tiene un origen en una práctica jurídica
inconstitucional, la acción de un denunciante anónimo que generó una prisión
instantánea.
Me limito a esta práctica jurídica sumamente específica e
interpelo a los intelectuales de izquierda nacionales e internacionales a
evaluarla. ¿Desde qué argumentación teórica es posible sostenerla? Justamente,
los intelectuales sureños de América Latina cuando repensando su historia de
sangre y dolor conceptualizaban el Terrorismo de Estado, una de las prácticas
ejemplarizantes eran acciones jurídico-políticas como esas.
Sé que es excitante las discusiones ideológicas y
conceptuales; también de los asuntos de la geopolítica internacional que
influyen para bien o para mal en las políticas de los estados nacionales;
también es cierto que la discusión sobre la sociedad massmediática y sus
efectos políticos es un asunto crítico y crucial… Pero no podemos quedarnos en
grandes relatos y perder de vistas prácticas institucionales que al
sistematizarla conduce a la configuración de lo que más se detesta. Justamente, las barbaridades de lo que se
llamó el socialismo real eran prácticas como éstas que no se diferenciaban de
las prácticas fascistas…
El asunto en este momento para la dirigencia de la oposición no
es condenar o realizar una marcha o lanzar unos twitter; sino realizar acciones
institucionales al interior de todos los poderes y, de manera simultánea, en
todos los organismos de integración latinoamericana y en los organismos internacionales de
regulación de los Estados. Diputados de la bancada opositora, como ciudadano
que me siento representado por ustedes, les exijo que nos representen. Para mañana es tarde, muy tarde… La
responsabilidad es de ustedes.
Para finalizar quisiera recordar unas palabras de Rigoberto
Lanz en los años ochenta.
El castigo burocrático de las opiniones, la intolerancia
a las posiciones diversas, proviene de una chata deformación de lo que es la
disensión en un proyecto revolucionario…
No se entiende la disensión y el debate de opiniones como un componente
inherente a la propia praxis revolucionaria; el debate ideológico se entiende
absurdamente como un acontecimiento que se da eventualmente cuando hay
problemas.
Esta concepción ha jugado un papel clave en el
tratamiento que hace el socialismo burocrático de la disidencia (disidencia política
e intelectual). La regimentación burocrática del pensamiento es una de las más
monstruosas aberraciones que han conocido las experiencias socialistas en el
mundo...Disimular las opiniones frente a las barbaridades de la burocracia
equivale a convalidar prácticas y concepciones divorciadas de la revolución.
Independientemente de la hostilidad con que la burocracia suele enfrentar estas
denuncias, el deber revolucionario nos obliga a sostener una posición
consecuente de defensa de la libertad de discusión; una postura intransigente
en defensa de la legitimidad de la disidencia." (Lanz Rigoberto, 1980,
Expresamente, N°8, pág 5)
Tal vez la perversión de las utopías, le permite a los individuos grises del aparato la justificación necesaria para explayar sus torcido y malévolos demonios internos. Y en nombre del paraíso imposible cometer los más abyectos crímenes. Padura, Leonardo. El hombre que amaba a los perros. http://www.pacarinadelsur.com/home/senas-y-resenas/628-padura-leonardo-el-hombre-que-amaba-a-los-perros
ResponderEliminarAsí es...
ResponderEliminarDe lo que se trata es desmontar la delación como institución.