BOCETOS DE MI PAÍS
(3)
EL ASUNTO DE LA
IDENTIDAD
La apuesta por el disenso es de hecho un
desafío a los modos normalizados del pensar. Es una manera francamente
arriesgada de retar a los circuitos ordinarios de reproducción de los discursos
dominantes. (Rigoberto Lanz, 2000, El
discurso posmoderno: Crítica de la razón escéptica, 112)
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¿Por qué piensas en metáforas la política?
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Porque la política es un ejercicio que intenta
responder de forma práctica a la pregunta, ¿Cómo vivir juntos? ¿Cómo vivir en
común entre personas que piensan diferentes? Vivir diferente significa tener
ideales, concepciones, formas de educar, reflexionar, comprender y, en general,
formas de experimentar la vida que se imagina como deseable de manera distinta,
diversa, no coincidentes, en disenso…
Frente a esa
diversidad, la metáfora es un tipo de comunicación que abre horizontes
comprensivos y quizás puede penetrar la porosidad de imaginarios diversos, de
los diferentes; y dentro de los sentidos de la metáfora se pueden crear puntos
de encuentros, de identificaciones y zonas de disensos, de desacuerdos,
compartiendo, de forma simultánea, un mismo horizonte metafórico….
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¿Puedes colocarme un ejemplo?
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El sociólogo Zygmunt Bauman ha brindado una metáfora,
la modernidad liquida, para la comprensión de cómo se configuran las relaciones
intersubjetivas en nuestra época y esa caracterización lo ha conducido a otra
metáfora, a una propuesta educativa que
le llama educación liquida… La tesis central del autor es que él aborda nuestra
época a partir de, te leo: “… una versión
privatizada de la modernidad, en la que el peso de la construcción de pautas y
la responsabilidad del fracaso caen primordialmente sobre los hombros del
individuo… Sigue diciendo el autor: Sería
imprudente negar o menospreciar el profundo cambio que el advenimiento de la
modernidad fluida ha impuesto a la condición humana… ha cambiado la condición
humana de modo radical y exige repensar los viejos conceptos que solían
enmarcar su discurso narrativo. Como zombis, esos conceptos están hoy vivo y
muertos al mismo tiempo. La pregunta es si su resurrección –aun en una nueva
forma o encarnación- es factible; o si no lo
es, cómo disponer para ellos de un funeral y una sepultura decentes. (Bauman,
2000/2002: 13-14)
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Déjame ver si sigo el curso de tu pensamiento… Usas
a Bauman porque él coloca la responsabilidad en los hombros de los individuos.
Sostiene que así como los líquidos somos los seres humanos en la condición
actual, uno sabe que ocupan un lugar pero al derramarlos, esto significaría, en
sus acciones, uno no sabe predecir hacia dónde y cómo se moverán, así es
nuestro presente… pero ese mismo individuo está configurándose en una cultura
de la velocidad, sin entrenarse para hacerse… entonces se requiere una
educación liquida…. Bueno… creo yo, que tú me colocas ese ejemplo para pensar a
Venezuela… has prometido hablar de la desintegración de la cultura democrática…
e incluso dijiste que ibas a centrarte en la oposición… ese enlace con Bauman
no lo entiendo, no lo veo todavía, a propósito de tu objetivo…
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Sin lugar a duda, creo que uno de los asuntos
del por qué nos desintegramos es por nuestra manía moderna de englobar a las
personas en conceptos. Esa manía de hacer conjuntos y pensar que todo aquél
dentro de la clasificación es lo mismo. “Los opositores son…” “los chavistas
son…” “Los nini son…” Ese tipo de razonar es errado y conduce a prácticas
cotidianas desacertadas… Cada quien es
cada quien… y tienen algunas identificaciones con otros, pero eso no lo
transforma en una equivalencia… Ese razonamiento que se funda en un concepto
como el de la identidad implica colocar en un mismo conjunto, con las mismas
responsabilidades, a una persona, por ejemplo, profundamente chavista, sea por
la razón que sea, que vive en un barrio o en una urbanización, junto a un
corrupto boliburgués quien ha manejado los recursos del estado a su antojo…. Las
dos personas de nuestro ejemplo tienen identificaciones políticas, pero no son
una identidad… Si las percibes como una identidad y tu eres opositor, entonces,
no tienes nada que conversar… por el contrario, si comprendes que quien tiene
una responsabilidad pública debe responder por sus acciones y el otro, quien no
tiene responsabilidad pública o muy poca, tan sólo su voto, lo que tiene es una
identificación en un área de su comprensión, pero que quizás tiene
identificaciones con otros sectores, en otras áreas, que puede comulgar contigo,
en sus carencias económicas, sociales, en su religiosidad, en sus gustos
musicales, poéticos… podrás tener unos puentes dialógicos en unas esferas y no
en otras… No te desintegras ni tampoco te integras, sino que tienes
identificaciones en unos ámbitos y en ellos puedes construir, hacer cosas
comunes y en otras no…
Coloca cualquier
conjunto y a cualquier persona y verás que es una ridiculez colocar el sistema
de equivalencia… El concepto de identidad como instrumento de percepción de lo
social, es un concepto sólido, tiene unos límites perfectamente definidos y,
por lo tanto, la reacción frente a eso, es de conjunto… Tal forma de pensar conduce
a una elaboración de juicios generales abstractos, pero con implicaciones
prácticas durísimas, de ruptura y fractura social, de desintegración.
Por el contrario,
identificaciones es un vocablo que permite comprender al otro en sus
multiplicidades… Cada uno de nosotros tiene múltiples identificaciones; por las
identificaciones religiosas, deportivas, culturales, políticas, no se podría
configurar ninguna identidad. No hay identidad. Nos desintegramos cuando percibimos
al otro como una identidad al que nos oponemos y eso implica que dejes de
percibir una multiplicidad de identificaciones que te permitirían interaccionar
con el otro. Lo que te digo no sólo alude al ámbito de las prácticas políticas,
sino a cualquier práctica de nuestra subjetividad… El concepto de identidad
está unido, asociado, a la noción de consenso, otro concepto zombi…
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Espera un momento. ¿Entonces consideras que la
desintegración es un asunto de concepción entre identidad vs identificación?
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Los acuerdos y desacuerdos en nuestras prácticas
cotidianas se derivan de las interpretaciones que realizamos de las acciones
nuestras o las de otros. Tenemos un afán de buscar un consenso sólido para
oponernos al poder, entonces, intentamos que el otro coincida en todo, que se configure
como una identidad… Al no visualizarlo como una identidad, perteneciente a
nuestro conjunto, entonces, lo colocamos fuera y nos oponemos… quiénes se
perciben como idénticos se imaginan, falsamente, que todo sujeto dentro de su
conjunto tiene consenso con ideas, valores, emociones, etc… la única posibilidad
de tal acción es anular las múltiples identificaciones que conducen a los
disensos y maximizar, únicamente, aquello consensual. Pero, como en la práctica
se manifiestan la diversidad de identificaciones, entonces, el primer impulso
es a romper con ese otro, dogmáticamente… No veo esto como un asunto monocausal,
más bien describo una práctica habitual… Si accionamos desde las identificaciones,
los consensos son accidentales, no es lo fundamental… La riqueza está en la
diversidad y eso supone rescatar los disensos como elementos constituyentes
para el accionar social y político. La identidad es un concepto zombi, igual
que el consenso, igual que la noción de partidos políticos…
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¿Crees que variando el aparataje conceptual
podemos transformar lo real?
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Lo que llamas aparataje conceptual no es otra
cosa que la manera y forma de mirar nuestra vida, el instrumental que
utilizamos para actuar. De suyo, si problematizamos nuestra mirada, si
indagamos en cómo vemos, cómo analizamos, cómo valoramos, obviamente, nuestras
prácticas varían. Piensa en la paradoja de luchar por un mundo plural, pero
todo aquél que se mueva en función de ese horizonte debe pensar y actuar como
uno… ¿De qué pluralidad se habla?...
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No sé qué decirte… estas iniciando tu reflexión
en un orden epistemológico donde todavía no veo, no comprendo con exactitud, la
importancia para nuestra coyuntura actual, para la real política.
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Tal vez… Piénsate frente a un libro, frente a un
autor… no somos una identidad… a veces comulgamos de unas maneras y en otro
tiempo, lo hacemos de otra… pero eso potencia nuestra lectura de ese libro, de
ese autor… si fuésemos una identidad, nuestra lectura, la interpretación, se
paraliza en la primera lectura de una vez y para siempre… Leyendo el diario de
Alejandro Sebastiani Verlezza, Derivas,
encontré un ejemplo traslúcido de lo que te digo, a propósito de su relación
con Cioran, te leo: Volver a Cioran.
Cuando lo leí por primera vez llegué a pensar que todo era verdad. Hoy estoy
ante un humorista: una risa pestilente, cáustica, seria, brota de sus libros.
Su desencanto no me toca como antes. Qué vuelta. Me siento inmune ante su
desesperación… (Sebastiani, 2013:111) Alejandro se percibe como no idéntico
a sí mismo, es capaz de mirarse en la distancia, de sorprenderse con él mismo,
de cómo lee en esta nueva circunstancia al autor. Si hubiese escrito un ensayo
cuando lo sentía como una verdad y luego otro, cuando lo sentía como humorista,
tendrías dos ensayos que si le quitases los nombres, tal vez se podría pensar
que eran dos personas distintas… Quizás encontrarías elementos comunes,
interpretaciones coincidentes, pero percibirías profundas distancias, disensos…
son como dos Yo de Alejandro… lo que Eugenio Montejo llamaba Heterónimos,
porque efectivamente, a cada ensayo le podrías colocar un autor distinto,
siendo el mismo… Alejandro no es una identidad como lector… sus prácticas de
lectura lo conducen a diversas identificaciones con el autor… Las diversas
identificaciones dependen de múltiples factores, sus cursos de lecturas, sus
relaciones de amistad y amorosas de esos momentos, las formas cómo leía al
país, en fin, una multiplicidad de factores inatrapables… lo que podemos dar
cuenta es de las prácticas que se manifestaron en los ensayos… Cada ensayo
sería como el movimiento, líquido de la subjetividad de Alejandro… percibirlo
en clave de identidad, supondría evaluarlo como un sólido… Te opondrías a él si
no comulga con tu identidad o lo incorporarías a un conjunto, a tu conjunto si
comulga contigo, pero dejarías adentro o afuera al otro Alejandro que también
es él… Tal vez, ahora no veas una relación con la práctica política, pero trata
de digerir el asunto… piénsalo con detalle…. La identidad es un concepto… las
identificaciones son prácticas intersubjetivas… seguimos otro día, estoy
cansado…
Caracas, 28 de julio de 2014Jonatan Alzuru Aponte
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