ENTRE EL DOLOR Y EL
PENSAMIENTO
@jonatanalzuru67
La señora de buenos modales,
lenguaje prudentísimo, ajustado a las
reglas y de excelente decir, sentía que las palabras del profesor le habían
pateado el alma. Tal vez lo pudo decir menos fuerte, le inquirió, casi con
disculpa. Sus bellas metáforas aunque me cuestionaban, las sentía acordes, me
invitaban a pensar… Por el contrario hoy, sentí que me insultaba, aunque le doy la
razón, no sé… ¿por qué lo hizo así?
La miró con profunda tristeza,
como el día en que murió su padre.
¿Sabes? Le dijo, mientras se
agachaba rigurosamente agreste, con la mirada fija en la arena. Yo quería
llorar un silencio, deseaba lanzar una lágrima, dicen que Jesús el nazareno
lloró sangre de tan sólo imaginar y sentir aquella profunda humillación. Yo
deseaba, en el momento que escribí transformar esa experiencia en una palabra… Pero
mi lenguaje se hace cada día más pobre, va perdiendo peso, quizás estoy
sufriendo lo que Rojas Guardia diagnosticó en 1980, una falta de vertebración
mental…
-
No profe, no se ponga así... Tampoco era para
tanto…era sólo que yo…
-
¿Sabes? Porque no hace el ejercicio de ir al
baño un rato y se deja mirar seriamente en el espejo. Allí donde se lava la
cara y donde defeca, donde se limpia y excreta… en la desnudez de su intimidad…
y piense que le dolió más una palabra que al final de las cuentas, ellas en sí misma
no son nada, ni buenas ni malas; en cambio la tortura y la muerte de las
personas… ¿Sabes? Yo estoy indignado de mí mismo… siento que he hecho tan poco….
Siento que me pierdo en laberinto de la tristeza…
La lluvia como el llanto del
cielo embadurnaba el ambiente. Siguió en un soliloquio entre susurros y diálogo.
Simón Rodríguez decía que leer
era resucitar ideas muertas, y para hacerlo se debía tener un espíritu igual o
superior al muerto, porque de lo contrario el espíritu del muerto se apodera
del lector, convirtiéndose éste en un muerto vivo. ¿Cómo enseñó a leer cuando
el espíritu, el cuerpo, el tramado de cuerpos perdieron su calidez de humanidad?
Es como un cuerpo frío sin vida… ¿Sabes qué le escribió a Bolívar? él le decía
a Bolívar, que contrariamente a lo que él manifestó en el congreso de Angostura
de la falta de amor del venezolano por las leyes, las causas de la caída de la
primera república tenían un piso común que era el hombre, teníamos constitución
pero no teníamos país… no teníamos cuerpos en convivencia, no teníamos
ciudadanos. Él decía que el sentido del ciudadano aludía a su historia, a sus
costumbres, a su forma de ser en común y que las leyes se derivaban de esa
manera de ser, eran la expresión formal de ese ser y que los americanos
teníamos trescientos años sin ser, se refería claramente a los negros y a los
indios y cuarterones y mestizos en general, porque sólo eran un engranaje de un
modo de producción en la colonia. Antes que pensar en constitución teníamos que
aprender a ser libres, fíjate que esa realidad, digo esa mirada de la realidad
también la compartía Bolívar, déjame explicarte, la manera de caracterizar el
problema era compartida por ambos, la salida era lo distinto, Bolívar pensaba
que con la construcción de una buena ley la cosa sería distinta, cambiabas la
realidad. Algo así como pensar que cambiar la ley de educación, genera una transformación
en las prácticas educativas.
Escucha con cuidado lo que dice
Bolívar en la carta de Jamaica, “¡Cuán diferente entre nosotros! Se nos vejaba
con una conducta que además de privarnos de los derechos que nos correspondían,
nos dejaba en una especie de infancia permanente, con respecto a las
transacciones públicas. Si hubiésemos siquiera manejado nuestros asuntos
domésticos en nuestra administración interior, conoceríamos el curso de los
negocios públicos y su mecanismo. Gozaríamos también de la consideración
personal que impone a los ojos del pueblo cierto respeto maquinal, que es
necesario conservar en las revoluciones. He aquí por qué he dicho que estábamos
privados hasta de la tiranía activa, pues que no nos está permitido ejercer
funciones. Los americanos en el sistema español que está en vigor, y quizá con
mayor fuerza que nunca, no ocupan otro lugar en la sociedad que el de siervos
propios para el trabajo, y cuando más el de simples consumidores.”
¿Te das cuenta? Bolívar caracteriza el
problema igual que Rodríguez, la diferencia es la comprensión que tiene Samuel
Robinson de las leyes y la política. Para Simón Rodríguez no se trata de una
“buena ley” sino del aprendizaje de la vida en común, cosa que ni se hizo ni se
percibió como problema en la gestación de nuestra República. Oye bien, -dijo
con la reverencia magistral que le imprimía a esas expresiones que él
consideraba trascendentales- la vida en común, para Rodríguez, es lo que
debería ser el centro de preocupación de un gobierno. Si la prioridad es la
vida en común no puede ser una Ley general, universal, abstracta sino fundada
en las costumbres, no recuerdo si fue en Sociedades Americanas que dijo: “Establecer
un gobierno etológico, esto es fundado en las costumbres... sin imitar a los
Estados Unidos... La América española es original; originales han de ser sus
instituciones y su Gobierno y originales los medios de fundar uno y otro. O
inventamos o erramos.”
Esta concepción del Estado y sus
leyes, más próxima a Aristóteles que al iluminismo francés, lo llevó a
plantearse el problema educativo como la prioridad del Estado. Si bien es
cierto, que el ¡Atrévete a Saber! Kantiano, supone el camino de la educación,
del cultivo del alma y el republicanismo de Rousseau supone una educación que
tiene como fin el Bien Común, el ser dado a la Res pública… y en Rodríguez,
esto no deja de estar presente y por eso es en parte un ilustrado; también es
cierto que el pensador del siglo antepasado, respondiendo no tanto a una
tradición dentro de la Historia de las Ideas, Republicanismo vs. Liberalismo,
por ejemplo, -muerto de la risa como un pez en el agua y con un cambio drástico
de humor, continuó su discurso- sino a raíz de la reflexión de los problemas
concretos, configura una postura de encrucijadas de teorías, la educación es la
experiencia de la vida y no sólo información. No te olvides que el maestro de
Bolívar tenía una constante preocupación por la autonomía económica de las
Escuelas y la formación de un individuo capaz de autosustentarse, temáticas
propias de la tradición liberal… pero… (Se levantó pausada y reposadamente,
como un monje tibetano).
Es tarde, se hace de noche…
-
¡Por favor! ¡no me dejes así! ¿Qué hago? Ahora
estoy más confundida… No sé qué hacer…
Dime, tú eres mi luz… Maldíceme si quieres, pero dime qué hacer….
-
¿Yo? Quién soy yo… Alguien que sueña con un gobierno
etológico, que se funde en las costumbres, una educación cuya teoría surja de
la experiencia de la vida en común… pero para ello debemos cuidarnos,
gobernarnos a nosotros mismos… y ¡Coño!... es muy jodida esta vaina, esta
fractura que nos persigue como un fantasma desde el siglo XV… Unos negros
venidos del África como esclavo, cuyo único deseo era volver a su tierra, unos
blancos execrados que buscaban tesoros inmensos para hacerse ciudadanos en Europa,
unas comunidades aborígenes que su único deseo es que no los siguieran
invadiendo… pero la contingencia los fue dejando a todos en esta tierra, se
quedaron sin mirarse… La república fue una contingencia, como un pueblo minero,
Ikabarú, es nuestra metáfora… ese pueblo del sur, construido por las
prostitutas y mineros… El minero habita allí y todo lo piensa transitoriamente
porque sueña la vida en otro lugar, aunque se hace viejo y tiene nietos y el
sol es el mismo y la tierra la misma y el sueño de vivir en otro lado es el
mismo… así se hizo Venezuela, un mientras tanto para siempre sin sentido de
convivencia… El deseo de hacerse en otro lugar y estar viviendo con quien no se
quiere vivir configura la arqueología de nuestra subjetividad…. ¿Sabes? Peor
aún, porque quien gobierna, quien tiene el poder establece en su práctica la
valoración de lo bueno… Lo bueno era lo blanco quien era simultáneamente quien
explotaba, violaba a la negra, a la mestiza, a la india, aunque no la
consideraba persona, era su burra particular… Ella, la agredida, la mujer
cosificada, simultáneamente detestaba al violador pero quería que su hijo fuese
menos negro, para que sufriera menos, para que se reconociera como hombre… eso
incluso se hizo procedimiento legal en mi país, en tu país, solicitud para adquirir el blanqueamiento
familiar, para eliminar el color pardo… Ese pasado profundamente duro,
infernal, paradójico y complejo, de fractura, de seres que habitan un espacio
sin convivir, retornó profundo en el siglo XXI… Nuestro problema de convivencia
es de vieja data… Es una factura añejada…. Se fracturó la Venezuela y salieron
los titanes, los demonios, las locuras ancestrales… ¿Qué quieres que te diga?.... Antes de informarse, convivir… es la mejor
enseñanza… Recuerda la parábola del Buen
Samaritano, no eran los doctores de la ley, los sacerdotes quienes
reconocieron al sufriente, sino uno de un pueblo no elegido… Reconocer el
sufrimiento, mirarlo a los ojos, eso implica un cambio de actitud… estoy
cansado…
-
Das vuelta y vuelta y me pregunto por el hoy…
qué hacer, cómo confrontar el mal gobierno….
-
Perfecciona el carácter.
-
¿Qué?
-
Perfecciona el carácter… es lo único que se me
ocurre….
-
No entiendo.
-
Marco Aurelio decía: “La perfección del carácter
supone que cada día transcurra como el último, sin pálpitos, sin cabezadas, sin
actuaciones teatrales” Pero no sé… cada quién decide su destino… Y en
degeneraciones culturales, el destino también es decidido por otros, cuando el
carácter se hace blando, cuando se pierde la voluntad… Es muy fácil pensar que
la responsabilidad de nuestra mediocre existencia como pueblo depende de los
déspotas que administran la república…. Pero no es verdad… La indiferencia, la
ambivalencia para decir no a lo dado, para oponerse y no saber con el tino
preciso cuándo sentarse, dialogar y construir… es el alimento para la
degradación como pueblo… El pensar la educación como un asunto que puede
pensarse sin atender a lo cotidiano, contribuye a esta vida sin vida… ¿Qué
hacer? Atiende el presente en el sólo presente, como si fuese tu última acción
sobre la tierra…
-
¿Y esa historia de sangre de dolor, de fractura
que retornó como un fantasma?
-
Los guerreros romanos llevaban con orgullo las
huellas de sus heridas en batalla. No la ocultaban. Eran las huellas que le recordaban
que fueron heridos y sobrevivieron. Los dignificaba, aunque en ese pasado
habían sufrido y quizás derrotados, pero ese pasado en el presente los hacía
grandes. Un buen guerrero cargaba sus batallas como se cargan las medallas… con
honor… Estamos sangrando, tenemos esas huellas… pero es el instante preciso
para hacernos grandes, para derrotar a los fantasmas… para hacernos de nuevo…
Tenía otro
ánimo, se le notaba… aunque en el fondo de su cuerpo o en las pupilas de su
sangre, convulsionaba un hombre revuelto entre el dolor y el pensamiento.
Jonatan Alzuru
Aponte
Miércoles 7 de
mayo de 2014
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