viernes, 11 de abril de 2014

PRUDENCIA, CONFIANZA Y UNIDAD



PRUDENCIA, CONFIANZA Y UNIDAD
@jonatanalzuru67
Ayer, como todos los venezolanos, fui espectador del primer encuentro durante la 5 hora y 46 minutos que duró la reunión. Es de rigor, para mí, en este momento, como lo he venido haciendo casi todos los días de la crisis, analizar esa primera reunión. Sin embargo mi estrategia será preguntarme, públicamente, ¿Cómo me comporté como espectador, en la medida que sucedía el evento? Mi reflexión será atendiendo a lo que más conozco, mis propias prácticas.
Escuché la introducción dada por las palabras del Papa Francisco. Me pareció una posición profundamente centrada en su papel como pastor vestido de oveja, con olor a pueblo, indicando su solidaridad con los que sufren y su llamado al respeto por el otro, su llamado a la reconciliación y al perdón en un momento crucial. Sentí que ese llamado ético era sustancial, pero tan difícil. Aplaudí en ese momento, tragando grueso.
En medio de la zozobra que ha vivido mi familia (que es incomparable a la de otros venezolanos que han sufrido muchísimo más que nosotros en estos días, pero es mi referencia, mi situación), el dolor y la profunda rabia que me produjo haber sido golpeado y vejado, el 18 de enero del 2012, en la universidad, públicamente, al lado de mis colegas, al lado de mis representantes gremiales, frente a mis alumnos, donde me formé y he formado, mal o bien, a tantos; el tener miedo de entrar, de caminar por su alrededores, de mi amada alma mater, para que no se cumpla la amenaza de muerte a mis hijos, el saber que no fueron extraños a la institución, sino estudiantes afectos al gobierno… Y, simultáneamente, recordar que en el peor momento de mi vida familiar y laboral, tuve la Gracia de tener a un jesuita como Henry Mendoza a mi lado, quien trabajó sobre todo la actitud que debía tener para encontrar lo hermoso en medio del horror que vivía, y poco a poco, irlo logrando, en la relación con mis hijos, con mi esposa y familia. El asumir este tiempo como el espacio esencial para formarme, escribir, investigar y renovarme como lo que soy un académico y ahora ver estos dos años como el momento intelectual más productivo de mi vida, me condujo en diciembre, en el bautizo de mi libro Armando Rojas Guardia: Oscura Lucidez, a la afirmación profundamente sincera que yo los perdonaba. Eso no  es contradictorio a considerar que quien delinque debe asumir las consecuencias de sus actos y que las instituciones morales, quienes arbitran, tienen la responsabilidad de sancionar.
Hoy día me encantaría hablar con el autor material de mi agresión, con sus compañeros que estaban alrededor ese día, que recientemente los vi, otra vez juntos, como en aquél entonces, en la foto que generó el texto que titulé “Ayer te desnudaron, porque ellos están vestidos”. Para explicarles aquellos textos de Albert Camus de comienzo de los años cincuenta,  para darle algunas clases, como antaño se la di en la materia que me correspondía como docente. En esos escritos afirmaba el autor que era difícil asistir a los extravíos de una revolución sin perder la esperanza en ella, pero era más terrible y condenable ser parte de los extravíos y afirmar que se creía en ella.
En Crónicas Argelinas el pensador francés refiriéndose a sus camaradas y asumiéndose responsable de lo que sucedía, escribía: “Las represalias contra poblaciones civiles y las prácticas de tortura son crímenes de los que somos solidarios todos. El que estos hechos hayan podido producirse entre nosotros es una humillación a la que desde ahora tendremos que hacer frente. Mientras tanto, debemos al menos negarnos a toda justificación de estos métodos, incluso, en las ocasiones que ellos resulten eficaces. Desde el momento, en efecto, en que incluso indirectamente se justifique, ya no hay regla ni valor: todas las causas son válidas, y la guerra sin objetivos ni leyes consagra el triunfo del nihilismo. De buena o de mala gana, volvemos entonces a la jungla, donde el único principio es la violencia. Los que no quieren volver a oír, hablar ya de moral, deberían comprender, en todo caso que, incluso, para ganar las guerras, es preferible sufrir ciertas injusticias que cometerlas, y que semejantes empresas nos hacen más daño que cien guerrilleros enemigos.” Camus, Albert, 1959/1981: 447)
Si alguien me pregunta, tal como lo escribí en ese libro que bauticé, sobre estos dos años, afirmo sin ambigüedad que doy Gracias a Dios por aquél acontecimiento, porque para mí fue un calvario que terminó en la resurrección de mi propio cuerpo, fue un trabajo que logré como dice Pedro Legaria con Razón y Gracia. Así que las palabras de Francisco me llegaron a la médula de mí ser. Pero por experiencia propia, sé que ese proceso, en el ámbito social, requiere de una fuerza racional y pasional infinita de quienes son más conscientes para trabajar, cada día, sin descanso en ese horizonte. Es un largo camino.
Monseñor Arnulfo Romero, quien fue una referencia sustancial en nuestra América Latina, decía que la experiencia de los ejercicios espirituales de San Ignacio, cuando eran bien realizados, se manifestaba en el compromiso por la transformación de las estructuras sociales. Lo sustancial es la filosofía de la actitud que se desprende dicho pensamiento. Se trata de la acogida con aquél que piensa distinto y lo fundamental, la construcción de espacios para procesar las diferencias, sin dejar de confrontar las injusticias sociales. ¡Vaya reto! Con ese espíritu inicié mi observación.
Cuando habló Guillermo Aveledo, planteando la agenda con fecha y hora, me pareció adecuado y me mantenía sereno. Escuché a su opuesto y pensé que no respondía el asunto y seguía sereno. La intervención de Andrés Velásquez, su fuerza, su brevedad y contundencia, generó que mi emoción tomara mi cuerpo. Corrí a ver qué decían las redes sociales. Y casi automático, celebré su intervención, porque recogía mi sentir y el sentir de millones de venezolanos. Cuando escuché su opuesto, empecé a reír, por la falta de argumento y fuerza política. Pero, pensé hay que esperar a José Vicente Rangel, porque ese es un maestro en oratoria, fuerza y argumentación política.
Pero la emoción, la lástima por los interlocutores y burla se hicieron de mi cuerpo. La intervención prudente con la oratoria adecuada de Roberto Enríquez, la clase político jurídica dada por Henry Ramos Allup, en defensa de María Corina Machado, Leopoldo López, los Alcaldes, el desmonte de Julio Borges apelando a la forma cómo se maneja la Asamblea Nacional y seguir viendo a unos bate quebrados en el ámbito dialógico, incrementó mi emoción, y me seguía burlando, hasta el viejito Barboza pensé, los dejó sin habla con esa clase de economía, utilizando las propias cifras del gobierno. Y como el resto de la oposición me expresaba en las redes sociales. No podían caer más bajo, pensé, cuando habló Didalco Bolívar.
Recién había puesto en las redes sociales que a Chávez  no le hubiese pasado eso.  Había colocado en las redes que seguramente se estaría revolviendo en su tumba, que sus seguidores ahora es cuando lo debían extrañar. No sé si hubiese realizado la reunión, es imposible saberlo. Lo seguro es que él, por su experiencia, sabía de la importancia de los medios. Era massmediático, sabía distraer contando cuentos. Un excelente cuenta cuentos en el sentido propio de la expresión, propia de la estirpe llanera. Pensé en ese instante que seguramente hubiese invitado a una señora del barrio, a un intelectual como Vladimir Acosta o Luis Brito García, le exigiría a José Vicente el cierre de la sesión e incluso, podía traer, nuevamente, a la palestra a Juan Barreto que con absoluta seguridad, en términos estrictamente de debate político que era el plano de la discusión, está años luz de Pinto y de Bolívar, aunque podía causarle al mundo opositor repulsión verlo e incluso a algunos chavistas, quien ha discutido con Barreto sabe de su capacidad y pericia en el arte del debate. Lo digo por experiencia, porque he compartido diversos escenarios de discusión con él, en distintos planos. Estaba distraído pensando en eso.
En fracciones de segundo me ubiqué en la mente de un seguidor de la revolución.  Que se siente perdido por falta de dirigente, pero que de pronto siente que la oposición le quitará las cosas que ha logrado. Pensé en la expresión de Diosdado Cabello, diciendo que él consideraba que todos eran lo mismo. Pensé en su estilo militarista.  Y me cuestioné. ¿Qué estoy haciendo? Yo que defiendo el debate, la construcción de escenarios para el debate, cuando veo al otro perder, me estoy burlando. ¿Cómo construir país si me burlo? Porque la persona que no tiene posibilidad de asistir ni defenderse allí, se siente representado en sus dirigentes, como yo me sentía, entonces, burlarse de ellos generará, por la nostalgia de no tener al presidente, sentirse defraudado por sus líderes pero deseando que la revolución siga, con un dirigente que puede dar una orden militar esquizofrénica pública o privadamente, puede generar una matanza… Cuando habló Capriles ya estaba sumido en mi mundo interior, seguí oyendo pero no escuchaba, entendía que colocó las banderillas, pero yo estaba en otro mundo.
Me dije, Jonatan, has cometido un error, eres inconsecuente contigo, no debes burlarte. Es un tiempo muy delicado para eso. Coloqué dos twitter. El primero dice: “Pensé que me dejé llevar por la emoción y el impacto frente a la ignorancia. Un tigre enjaulado es peligroso. Ojalá no desaten la violencia.” El segundo: “Creo q es hora por lo menos de mi parte, de pensar en cómo minimizar con mi palabra y ejemplo la rabia de quien siente q no tiene argumentos” En mi muro de Facebook coloqué: “Creo que mi labor en esta circunstancia es cómo hablar, dar una palabra a quien pueda sentirse terriblemente por la falta de argumento de sus líderes y deseando tener a Chávez y sintiendo resentimiento contra la oposición... Por lo menos yo estoy pensando en eso... no tengo claro cómo hacerlo ahorita, pero sé que es necesario, socialmente necesario... aunque sea yo trataré de hacerlo, quizás no logre mucho pero creo que es mi deber. Pido disculpa a los amigos afecto del gobierno que sintieron, como efectivamente fue, que me burlaba de ellos... por ahora sólo diré eso...
Mi primer aprendizaje de ayer. El tiempo es muy delicado, hay que comportarse igual en la dificultad, en el dolor como en la alegría, igual en los éxitos y en los fracasos. La prudencia es el tono para andar en esta crisis. Desde mi reflexión invito a quien me lea a pensarse y tomar sus decisiones al respecto.
En términos generales creo que la confianza en los diversos y opuestos actores, dirigentes de la oposición, se incrementó. Ayer fue un paso para la reconfiguración de la unidad de la oposición. El juego,  apenas se inicia y ésta es una nueva etapa. Caminamos en el filo de una cuerda suspendida entre el abismo y la navaja como escribe bien, Armando Rojas Guardia. La pericia está en la actitud prudente y articulada para avanzar. La prudencia se transforma en el eje vertical de las acciones y discursos. Nada está garantizado. Todo es incertidumbre, el rigor con la responsabilidad con uno mismo, es una mínima, pero esencial, vital, sustancial, garantía de certidumbre en el presente.
Jonatan Alzuru Aponte
Viernes 11 de abril 2014


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