Carta Homenaje a mi maestro… A
mis maestros…
Querido maestro Rigoberto Lanz.
Hoy cumples un año que decidiste partir, que fuiste al encuentro con tus panas
de siempre. ¿Cómo están los tragos con Miguelito Ron Pedrique? Bueno quería
contarte que los panas, amigos y conocidos, parimos, casi, contingentemente, un
libro sobre ti. Estoy seguro que lo gozarás. Escriben amigos de tu juventud
hasta muchachos que están en plena formación. Es un libro donde hay voces
múltiples, polifónicas, heterogéneas, heteróclitas. Al parto le quedan pocos
días para dar a luz. Será una bella edición de Bid & Co. La portada es un
trabajo de Felipe Herrera, fotografiado por Nelson Garrido. ¿Te acuerdas de la
bella foto que te hizo Andreína Mujica? Pues ella se sumó al proyecto enviando
tu fotografía. No quisiera adelantarte demasiado. Te doy un abreboca, escribe
desde tu amigo Carlos Blanco hasta Juan Barreto, desde tu amiga, compañera y
madre de tus hijos Antonieta Rodríguez, hasta el más chamo Héctor Sánchez,
claro que también está el núcleo duro, tus panas de Valencia, de la Universidad
de Carabobo representados por Carmen Irene, de mi generación JJ Hernández,
Javier Biardeau, Gonzalito Ramírez, Rafa Hurtado, Bertico Bracho, José
Comenares. También escribe Xiomarita Martínez y Daisy Damario. No podía faltar
la representación internacional, tu panita Roberto Follari, Martín Hopenhany,
nuestros queridos amigos de Chile Rodrigo y Mauricio, también escriben los
amigos del Zulia Ana Julia, Álvaro Márquez y otros que no nombro para no
arruinarte la sorpresa… Bueno treinta voces distintas, una representación de
casi todas nuestras universidades. Es un festín ético, estético y político.
Cada uno escribió a su manera y estilo, desde su sentir. Hasta una reflexión
llanera hay, realizado por el arpista antropólogo de Faces, tu amigo de tantas
travesías, Víctor Rago. ¿Sabes quién hace el prólogo? Enzo Del Búfalo. Bueno,
la vaina fue toda una contingencia. El director de Cultura de la Gobernación de
Mérida se solidarizó e hizo el aporte de los recursos. Oscar Pérez y yo,
hicimos los trabajos de carpintería. Ya sé que te enterraste de los seminarios
que hicimos el año pasado. Este año, casi como todo el país, andamos medio
complicado, pero haremos el esfuerzo de hacer un seminario y bautizar ese
libro. Claro, Javier Biardeau me dice que el tiempo es de sobrevivir y después
vivir… ¿Te imaginas cómo andamos por estas tierras?
Quiero decirte que me da mucha
alegría mostrar tu pensamiento. ¡Claro! En este país, hay que hacer un montón
de aclaratorias, porque nadie puede creer que muestre tu pensamiento y que yo
piense distinto. ¡Qué cagada! Tenemos una ausencia de tradición intelectual,
esa es la fuente sustancial de los malos entendidos. Justamente, sería lo más
normal, lo más lógico que un discípulo conozca, perfectamente, el pensamiento
de su maestro y, precisamente, porque fue formado por él, lo destruya para
hacerse del suyo. Los grandes nos dan ese ejemplo como marca, como huella,
Sócrates, Platón, Aristóteles…
Con Jesús Puerta he venido
discutiendo –sí, también escribe en el libro-, el amigo sigue pensando
maniqueamente, como he mostrado tu crítica lapidaria a la ignorancia
enciclopédica de la izquierda, me dice que si yo creo que eres liberal… ¡Por
Dios!... Al parecer, no recuerda o no quiere recordar que eres un jacobino
extremo y tú crítica se extendió a la cultura. Tu radicalidad te condujo a
plantear no un cambio político, sino un cambio de la civilización. Tu apuesta
fue por otras maneras de pensar y hacer, más allá de las izquierdas y las
derechas. Tu utopía era cambiar las prácticas, los modos de relacionarse, en el
lenguaje de Enzo, la apuesta por la configuración de un hombre soberano cuya
práctica es la de responsabilizarse por sus deseos, pasiones, intereses, ideas
en interacción con otros de la misma estirpe en condiciones simétrica confrontando
toda acción despótica, identificándose nómadamente, en múltiples y diversas
comunidades, donde configura consensos transitorios y disensos transitorios a
partir de las coyunturas del devenir, a tal propuesta le llamaste Posmodernidad
Crítica Radical. Perdona que me ría Rigo, recordé a un autor que me apasiona en
estos días Michel Onfray, un hedonista nietzscheano que es otro utópico. Se
plantea descritianizar a la civilización occidental… ¿te imaginas semejante
tarea?
¿Sabes lo curioso de todo esto?
Es que tanto Onfray como tú, plantean asuntos de la vida cotidiana, asuntos
prácticos que quizás uno puede asumir, vivir, sin el carácter grandilocuente de
la empresa que se colocan como horizonte. Creo que me estoy volviendo
minimalista… Y sospecho que eso ha sido producto de mis lecturas estoicas y
epicúreas en todo estos años. Anoche, por hacer esta reflexión, empecé a
leerme, nuevamente, es texto duro de Adorno, Mínima Moralia.
Quisiera agradecerte haberme
formado en el CIPOST. Lástima que lo que queda de aquella empresa son despojos,
por el analfabetismo funcional del burocratismo academicista. Te cuento que mi
utopía pequeña será algún día imitarte en la construcción de un espacio
similar, ya hay algunas iniciativas de amigos en esa dirección. Quería
agradecerte esa experiencia porque para pensar la coyuntura actual, he apelado
a un saber que tenía como en la gaveta. Como sabes, en mis últimos cinco años
de vida, me he dedicado a la estética. Pero, entre el rigor de la ULA que me
exige hablar de filósofos y sólo de filósofos y la situación política que me
produjo una profunda ansiedad, una angustia vital, ontológica, no tanto por esa
abstracción que llaman país, sino por mi familia, mis amigos, mis alumnos,
conocidos que se encuentran dispersos en múltiples lugares y ubicaciones
políticas, el sentir que se descoyunta mis comunidades, me condujo a volver a
la biblioteca cipostciana.
¿Sabes? Me dio mucho orgullo
afirmar que para abordar parte el acontecer político usé como herramienta los
trabajos de John Harsanyi, autor que conocí, a través de una de sus
colegas y discípula más destacada, quien
fue invitada de honor a la recepción del nobel en el año 1994, por parte del
catedrático, nuestra cofundadora del CIPOST, Julia Barragán. ¿Sabes quién me ha
dado luces? Parece mentira pero es así, nuestro cofundador Enzo Del Búfalo,
miembro de número de la Academia de Ciencias Económicas. Me río Rigo recordando
aquél famoso cuento entre nosotros que solía repetir Miguelito Ron Pedrique, a
propósito de la ponencia de Enzo y el comentarista mexicano que días antes del
evento en la UNAM, llamó bastante angustiado porque no comprendía de qué se
trataba el punto, la ponencia y Miguelito decía, que se le dijo, “no se
preocupe que aquí tampoco entendemos nada…” Pues sí, ahora mi enfoque para
abordar los asuntos de las relaciones de poder, están atravesados por un afán
de tratar de evaluar las prácticas de la subjetividades. Todo el acervo de las discusiones sobre
marxismo y sus múltiples derivaciones las tomé de nuestra Revista RELEA, de las
exquisitas conferencias de Magaldy Téllez, otra cofundadora, recuerdo que
siendo un chamo, sus trabajo me apasionaban porque trataban sobre educación y
su mirada foucaulteana. La verdad -tal como leerás en el trabajo que realiza Xiomarita
en el libro, donde recrea los conversatorios de los miércoles- ellos fueron mis
verdaderas clase que hoy día le he sacado un provecho sin igual.
También debo decirte maestro que
mi estilo de escritura tiene la impronta de un maestro que tuve en la Escuela
de Filosofía, Arnaldo Esté Salas, quien me estimuló y me dio la libertad de
expresarme, me generó la inquietud de buscar mi propia voz en la escritura, a
partir de problemas pertinentes… Te lo cuento porque a veces las personas creen
que uno nació de la nada. Me parece importante, rescatar esa historia para
mostrar lo relevante de una educación
que se preocupe en formar personas para pensar. La universidad como una
comunidad intelectual. En una coyuntura como la que vivimos ese horizonte debe
ser una columna vertebral, para la reconfiguración de las instituciones.
¿Sabes un asunto curioso? Muchos
creen que yo seguí tus investigaciones desde tus horizontes. No nos conocen.
Como sabes bien, mi senda está a medio camino entre filosofía y literatura,
abordando la cultura, la política y la sociedad desde las producciones
literarias, esa impronta se la debo a otro cofundador del Centro quien era el
que dirigía ese Programa de investigación, mi exquisito tutor de tesis
doctoral, Agustín Martínez, nada que ver con los asuntos posmodernos. Gracias a
esa impronta, en esta crisis, me he servido de escritores venezolanos que me
constituyen Armando Rojas Guardia, Rafael Castillo Zapata y Miguel Márquez.
Pensaba en la mediocridad del
país que supone que todos debemos etiquetarnos, derecha o izquierda. He dicho
que me opongo. Gracias a la libertad que me dio Agustín en mi tesis doctoral,
¿recuerdas?, la inicié con una entrevista a mí mismo. En la pregunta cinco
aludo al asunto de las etiquetas… Bueno ya desde aquél entonces, el año 2000,
dudaba de esos asuntos, qué será hoy día… Esa entrevista me gusta tanto porque
marcó todo mi desarrollo posterior, tanto que la incorporé en el libro sobre
Armando. Te coloco la cita para que la recuerdes…
“5.- ¿Crees que la lectura que haces de Sabato se puede llamar nietzscheana?
Pienso que es peligroso colocar ese tipo de adjetivos. Déjame
explicarte. A veces, no digo que sea tu caso, se coloca una etiqueta a un
argumento, a una idea, a una lectura, a una investigación y se inicia la pelea
con la etiqueta dejando relegado el argumento, la idea, la lectura, la
investigación... y en ello reside el peligro, en el sentido de no ser afable
con la propuesta, más allá, de las múltiples y diversas contraargumentaciones
que se tengan; precisamente, en la medida que se es más afable con el
pensamiento del otro, se es más contundente en la refutación. Para mí la
afabilidad con el pensamiento del otro es una condición esencial de un ser que
se diga intelectual, o que se preocupe por este tipo de problemas.
Tomando en consideración lo dicho, respondería así, con una imagen:
Sabato le coloca, a mi manera de ver, un punto y coma a la proposición de
Nietzsche sobre el arte como actividad metafísica de la vida, y le agrega una
expresión como la siguiente: pero sobre todo, el arte de la ficción. En este
sentido, sí, mi lectura es nietzscheana. Pero también, no a pesar sino por eso
mismo, heideggeriana, kafkiana, bartheana, mannsiana y, no te olvides,
alzuriana.”
La verdad Rigo, estoy muy
agradecido, en medio del dolor que siento y la angustia vital por los
acontecimientos que atravesamos. Tengo nostalgia de aquella época, como dijo
José Rafael Herrera cuando se incorporó al Centro y vio nuestros debates, me
parece estar en una especie de Escuela de Frankfort… Era la Escuela CIPOST que
tú fundaste, a partir de la reflexión y larga experiencia de los Talleres de
Investigación Militante que se transformaron en la base para imaginar un Centro
donde el lema resumía el estilo: Espacio
donde se celebra la diferencia y el debate riguroso de las ideas. Muchos en
el libro que hicimos en tu honor, reseñan esa etapa extraordinaria de formación
y también su disolución, la de aquél equipo verdaderamente fuera de serie.
Por supuesto Rigo, tus libros me
acompañan, tu voz me configura, me he dedicado a pensar, a investigar, desde
agosto del año pasado un solo aspecto de tu propuesta, el papel del diálogo en
la configuración de una sociedad democrática. Creo que el soporte filosófico de
tu propuesta está en uno de tus libros más denso: “La deriva posmoderna del Sujeto”, allí estableces el soporte del
asunto dialógico, afirmas: Es en las
prácticas discursivas, por tanto, donde se condensan de manera eficaz los
procesos semióticos, mediante los cuales se agencian las reglas de sentido que
hacen viable la sociabilidad imperante.” (Lanz R, 1998: 51) También, a
propósito de las clases que dicto sobre Nietzsche en Mérida, me he dedicado en
tu obra a ver la influencia nietzscheana, lo he realizado a partir de mis
propios intereses estéticos. Lo dices claramente en tu libro El discurso posmoderno: crítica de la razón
escéptica: “Para el marxismo oficial
Nietzsche fue siempre “un filósofo idealista al servicio del nazismo”. Pasar de
esta percepción maniquea e hiperideologizada a una recuperación simple y llana
del pensamiento nietzscheano ha supuesto una especie de revolución teórica. (Lanz
R, 1993: 165)
Todos esos asuntos, mezclados, lo
he utilizado, a mi manera, durante la crisis que vivimos desde el 12 de febrero.
Quería contártelo, como siempre te contaba mis cosas, porque tu ausencia
configura una soledad en mi existencia insondable, es un hueco ácido que no he
podido llenar. Aunque seguí tu recomendación de tener a Carmen Irene y a Oscar
Pérez de consejeros, aunque piensen distinto, recuerdo que me dijiste,
“precisamente por ello, pídeles consejos, siempre busca consejos de personas
que piensen diferente dentro de nuestra comunidad intelectual”. Eso lo hago
maestro, sin embargo echo en falta, tu humor estoico para abordar la coyuntura.
Recuerdo que después que publicaste el artículo “CIPOST QEPD” del amigo Rodrigo
Browne, a las semanas me llamaste. Y me dijiste, con una risa típica de tus
ironías, “una muchacha llamada Milagros me llamó y que para revivir CIPOST, la
pobre no se enteró que publiqué hasta su obituario” Hacías referencias los
esfuerzos de aquél entonces de Milagros Müller, por tratar de recuperar lo
irrecuperable, pero lo hacía con un humor, siempre como si no pasara nada. Ese
espíritu lo necesito en esta coyuntura, porque es la condición para pensar con
serenidad.
Bueno querido amigo, recurrí a este estilo, en
mi diario público, como el homenaje más íntimo que puedo hacerte, a un año de
tu partida.
Un homenaje a ti es un homenaje a
todos los maestros que me brindaste.
Finalmente, gracias maestro por
enseñarme que la lucha contra el opresor, la lucha por la transformación de la
sociedad con una opción por los pobres para que salgan del estado precario de
sus condiciones materiales y existenciales, no está reñida con el deseo y
práctica de una vida confortable, exquisita, hedónica, epicúrea. Precisamente,
la elegancia del debate, la elegancia para la celebración de la diferencia, se
manifiesta, también, en una elegancia en las pasiones y deseos, es la lucha por
una sociedad de confort lo más generalizado posible… Gracias maestro por haber
existido.
Se te quiere infinitamente.
Jonatan Alzuru Aponte
Miércoles 16 de abril 2014.
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