LA AGENDA POLÍTICA
La construcción de una agenda de
discusión política es una alternativa metodológica para la resolución de
algunos conflictos sociopolíticos. No supone, en principio, ni acuerdos ni
desacuerdos, tampoco es un debate donde uno gana y el otro pierde. Es un
diálogo, entre los distintos sectores en conflicto, donde cada parte le propone
a la otra cuáles son los asuntos vitales en la coyuntura que consideran deben
discutir para intentar acuerdos mínimos con la finalidad de evitar más
derramamiento de sangre.
El primer momento de ese diálogo
es para persuadir cada parte a la otra, la relevancia del punto que propone. El
primer gran acuerdo de una agenda política, son los puntos que conforman la
agenda de discusión, qué se va a discutir, cuáles son los asuntos relevantes a
discutir. El segundo acuerdo es cómo se va a discutir, cómo se van confrontar
las opiniones y cómo se divulgarán los acuerdos y los desacuerdos a propósito
de cada punto de agenda.
El gobierno presionado por la
compleja situación, aceptó la proposición de un organismo internacional como
observador, UNASUR. Los movimientos sociales y políticos de la oposición habían
planteado como observador del diálogo en Venezuela, a la Iglesia. No son
excluyentes ambas proposiciones. Por el contrario, maximizar la cantidad de
instituciones observadoras posibilita la construcción de una agenda acordada
pertinente para las circunstancias que se vive.
No hay que adelantarse a cómo
procederá la contra parte. Centrarse más bien en cómo actuarán los aliados en
una aproximación es fundamental. La dinámica al discutir cada punto, irá
marcando el ritmo de los acuerdos o desacuerdos y, la población venezolana,
podrá discernir, juntos con los múltiples líderes gremiales, comunitarios y
políticos cómo replantear sus formas de lucha.
AMBIENTE POLÍTICO
1.- El gobierno de manera
acelerada ha iniciado un paro gasifico.
El objetivo del racionamiento del gas en distintos estados de Venezuela es
generar un malestar social en los sectores más pobres, para endilgar tal
situación a las protestas de la oposición. Esa táctica se cae por su propio peso.
La explotación, almacenamiento y
distribución del gas, al igual que el petróleo, en Venezuela, está desde el
2002, exclusivamente, en manos del gobierno. Esa fue una de las victorias
señaladas y reiteradas por el presidente Chávez desde finales desde el 2002
hasta meses antes de su muerte. Por lo tanto, tendríamos que advertirle al
presidente Maduro, que si algún funcionario lo ha convencido que la falta de
gas es responsabilidad de la oposición, ése funcionario es el primer
sospechoso, conspirador contra el gobierno.
Si hay algo que le quedó claro al
mundo y, en especial, a la América Latina, es el perfecto manejo de los
hidrocarburos por parte del gobierno. No hay reporte desde que se inició el
conflicto de guarimbas en carreteras o autopistas interestatales. Por lo tanto,
la distribución puede y debe ser normalizada. Además, no existe relación entre
la pretendida guerra económica y el gas. El gobierno es el responsable de dejar
sin gas a la población venezolana. Eso es absolutamente evidente.
2.- La tarjeta de la alimentación
es un racionamiento con una finalidad política. Como son incapaces de abastecer
a toda la población, el gobierno ha decidido brindarle la comida,
exclusivamente, a un sector político. Quien no comparta las políticas
gubernamentales se abstendrá de registrarse. La razón es muy sencilla, como en
otras oportunidades el gobierno utiliza esos registros para amenazar y
controlar, entonces, millones de venezolanos no se registrarán. Quién se
resista al estado de dominación, entonces, quedará sin alimento. Pero,
simultáneamente, esa política alimenticia
pretende cohesionar al sector que todavía siente afecto por el gobierno de Maduro,
porque sentirán que la crisis alimenticia es falsa.
Lo real para el mundo
internacional que lee cifras maquilladas y no ha vivido la brutal escasez, es
un claro reconocimiento del problema alimenticio del gobierno. Porque ni
siquiera los sectores más pobre podrán comprar cuando desean los alimentos. La
crisis económica, la crisis alimenticia, sería comprensible por lo más pobres,
si la boliburguesía no hiciera gala de su riqueza mal habida y del amparo a la
corrupción. ¿Dónde están los corruptos que se robaron los dólares de la nación?
¿Dónde están las empresas? ¿Dónde está la producción alimenticia de tantas
empresas expropiadas?
Los más pobres lo saben: Los
boliburgueses se comportan peor que un empresario neoliberal, porque su estatus
lo quieren mantener, disparando contra el pueblo.
3.- La lógica de llegar a los
límites insostenibles de la gobernabilidad por parte de Maduro tiene una
finalidad muy clara: Tratar de conmover a los oficiales institucionales,
democráticos de nuestro país para que se pronuncien o algún aventurero intenten
dar un golpe. Piensa eso como una lógica que legitime su discurso desde que se
inicio la crisis.
A esos militares, que deben
existir y tal vez son más de lo que uno imaginan, los civiles les decimos, que
los conflictos políticos y sociales que existen en Venezuela serán resuelto con
la voluntad, la energía de la juventud venezolana, con la pericia y sabiduría
de los anciano, con el trabajo incansable de las mujeres que día a día se
enfrentan a la dura realidad de alimentar a los hijos, con el tesón de los líderes
de los movimientos sociales y políticos. Será un pueblo unido con la capacidad
de improvisar como nuestros raperos y soneros, con el espíritu rebelde e
indomable de nuestros negros cimarrones, con la paciencia de nuestras tribus
aborígenes, con la docilidad y firmeza de la tierra campesina, con el bramido
andino que retumba como la tambora zuliana y se manifiesta en crepúsculo
larense. Es la fe de un pueblo en su pueblo.
Es la mirada dolida de una madre
que ve la marcha de su hijo, pero aún con el corazón comprimido, está segura
que se construye hoy, día a día, una patria distinta… Como se sueña hoy, una
patria, una Venezuela independiente, siempre risueña y amable con todos los
países vecinos, una Venezuela dispuesta ayudar al otro, a quien lo necesite,
una Venezuela dispuesta a transformar sus estructuras sociales para hacer de su
tierra, un país de justicia, de fraternidad, de solidaridad con los más pobres.
Por ello, como dice la canción de Miguel Matos SJ: Nuestra fe no puede
descansar hasta desterrar del continente, el hambre, la tortura, la miseria y
el terror, éste es el mandamiento del amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario