Uno
de los politólogos e historiador de la ideas europeo, entre los más importantes
del siglo XX, es el pensador liberal Isaiah Berlin, nacido en Letonia pero
realizó su brillante carrera académica en Oxford. Dicho pensador liberal,
opuesto, obviamente al marxismo, escribió una de las biografías más importantes
de Marx. Inicia su texto con la
siguiente afirmación: Ningún pensador del
siglo XIX ejerció sobre la humanidad influencia tan directa, deliberada y
profunda como Karl Marx. (Berlin, 1963/1973: 13) Justamente, para pensar y
comprender este momento histórico empecé a releer al joven Marx.
Carlos
Marx decía:
La religión
es el suspiro de la criatura agobiada, el estado de alma de un mundo desalmado,
porque es el espíritu de los estados de alma carentes de espíritu. La religión
es el opio del pueblo. (Karl Marx, En torno a la Crítica de la
Filosofía del Derecho de Hegel, Tomado de los Escritos de
Juventud, FCE)
La
frase es bastante utilizada por los marxistas cuando quieren dar cuenta de su
espíritu ateo. Pero Marx estaba haciendo una discusión de la política, el
ejercicio del poder, como sistema religioso. Estaba haciendo una crítica a un
estilo del filosofar no concreto, sino que promete el reino de los cielos en la
tierra, una política sin atender los asuntos concretos del hombre.
La
crítica de Marx a la religión como política o a la política, estructurada,
vivida y aplicada como religión es contundente. La confusión de esos dos
ámbitos, religión con política, conducen a un dilema en la convivencia, ¿Cómo
vivir juntos?... Si se asume que quien rige, quien gobierna es la encarnación
de la divinidad, todo aquél que critique o pretenda asumir el poder político
con una opinión opuesta al jefe, no sólo será un adversario político sino
adquiere la fisonomía del demonio. Tal lógica conduce a un enfrentamiento sin
reconciliación. Y el trato al otro no es de opinión diferente sino con odio. Ni
siquiera es un asunto de lucha de clases, porque aquellos de la misma clase
social se enfrentan dogmáticamente. El cielo contra el infierno. Pero, además,
conduce a que todo partidario, seguidor,
del sujeto de la divinidad encarnada asuma cualquier decisión como si
fuera la voluntad divina para con él, porque toda crítica o, peor aún
desobediencia, es asumida como traición a la divinidad
Eso
en términos de costos sociales es altísimo. El vocablo costo social, en este
contexto, se refiere a las rupturas de familia, rupturas entre vecinos, casi se
imponen acuerdos de censura para poder convivir, surgen expresiones tales como
“sobre tal tema no podemos hablar”, “sobre política en casa no hablamos para no
romper la unidad familiar”. Supone que en la vida diaria asumamos la
convivencia entre amigos y enemigos. Se entiende a los amigos a todo aquél que
comparta mi opinión, aunque económicamente sea el explotador y enemigo todo
aquél que apueste por lo contrario, aunque sea el explotado. Esa mirada,
religiosa, del mundo conduce a tener que avalar las acciones de los amigos y no
perdonar ninguna acción de los enemigos, ni buena ni mala.
Cualquier
lector del joven Marx, el que escribió los Manuscritos
Económicos Filosóficos, encontrará como uno de los conceptos fundamentales
el de la alienación, el ser enajenado. El hombre enajenado para Marx es aquél
que está fuera de sí, que no tiene conciencia de sí, actúa como si él no fuera
él, como si él fuera otra persona. Es quien asume como suyo los intereses de
otro, asume como suyo la palabra de otro, es incapaz de pensar por sí mismo.
Actúa como un autómata. Es el obrero que trabaja y cree que la fábrica es de él
y no se percata de la explotación. Es el seguidor de una política que es
incapaz de criticar, aunque los jefes tomen decisiones en su contra, porque él
dejó de pensar por sí mismo. El que sigue políticas como si fueran dogmas
religiosos, como si estuviera drogado con opio. Justamente, la lucha de Marx es
que el hombre tenga conciencia de sí, piense por sí mismo, en comunión con los de su clase social.
La
evaluación para Marx del ámbito de la política no estaba en las características
personales de nadie. Más bien, su pensar estructural lo alejaba de las lógicas
del pensar las políticas en claves individuales. Jamás evaluaría lo que otro
sociólogo alemán Max Weber, llamaría el líder carismático. No se evalúa la
política en función del carisma, sino en el ámbito de lo concreto, de las
políticas económicas. Otro asunto muy distinto es el del carisma y el
liderazgo.
Que
las prácticas de lo que se llamó el comunismo real, en el oriente, el marxismo
se transformó en religión es otro cantar. Eso no tiene nada que ver con una
mentalidad excesivamente cientificista como la de Marx. Incluso, por su manera
de pensar, Marx sostenía que la sociedad más proclive al desarrollo socialista
era Inglaterra, porque se debía desarrollar el capitalismo para el advenimiento
del socialismo. Más allá de los análisis de las prácticas políticas, es
indudable que Marx es un crítico despiadado contra toda lógica del ejercicio
político en clave religiosa. Esto
quisiera dejarlo taxativamente claro.
Desde
la perspectiva liberal, sobre todo a partir de Hobbes, en Inglaterra se hace
una división de las esferas entre religión y política. Si hay algo encomiable
de la revolución francesa, la revolución industrial y lo que se llamó
modernidad es la entrada en la edad de la razón. Es decir, la restricción al
ámbito estrictamente privado del asunto religioso. La mezcla de religión con política
es una bomba social que destroza no sólo a los enemigos sino a los propios
aliados…. Tan sólo surja la diferencia,
el criterio es de lealtad, de amor al líder y entonces, quien tiene el poder
anula al traidor…. Eso es una desgracia aquí y en cualquier parte del mundo.
Obviamente,
en el contexto de la muerte de nuestro Presidente, me pregunté si debía
escribir o no. Imaginé: Sí toda Venezuela pensará de una misma manera ¿Tengo derecho a opinar? ¿Aún siendo el único
que piense distinto? ¿Acaso es posible en la Venezuela actual defender un
derecho de la cultura occidental, surgido en el marco de otra Revolución, la
francesa, expresado por Voltaire que decía “Detesto
lo que dices, pero defendería hasta la muerte tu derecho a decirlo”? Pero
¿puedo expresar libremente mi crítica contundente a las políticas del gobierno
que dirigió Chávez?... E, igualmente, ¿puedo criticar a la dirigencia de la
oposición sin que ello signifique que soy un traidor, al servicio de los más
oscuros intereses?.... Es decir, ¿puedo ser yo con mi opinión de manera
responsable…? Bueno esa posibilidad, de
no ser enajenado, de pensar por sí mismo, independiente que la humanidad piense
distinto, cada día se pone más lejana en nuestra Venezuela, cuando la política
y la religión se funden. Esa es mi primera preocupación en los actuales
momentos.
Creo
que la oposición actuó malísimo en estos días. Creo que por respeto a las
instituciones que tanto reclaman y a la constitución debían asistir al funeral
de estado. Otro asunto hubiese sido que no los recibieran, que los escupieran o
lo que sea…Eso era responsabilidad de los otros. Una señal de madurez era
asistir, a todo riesgo. En segundo lugar, el momento de desacatar la sentencia
del tribunal sobre la continuidad era el 10 de enero. Después que se acató eso,
en términos prácticos, la consecuencia lógica jurídica es que Chávez estaba en
funciones y, por lo tanto, le correspondía a Maduro el poder transitorio. El
jurista Asdrúbal Aguiar lo aclaró casi de ipso facto, las dos interpretaciones
decía son válidas a partir de la sentencia.
La
oposición criticó el sitio donde se convocó la juramentación y los del
gobierno, por la razón que sea, hicieron caso y la hicieron en el palacio
legislativo. No asistir fue otro gravísimo error, porque estaban faltando a sus
funciones. Valga la excepción del Partido Copei.
Me
pereció muy bien el acto protocolar del funeral. No me gustaron las consignas
ni los aplausos en medio del protocolo, sin embargo, podía interpretarse como
en muchas ocasiones, se ha realizado, no hacer un minuto de silencio sino de
aplausos.
El discurso de maduro en el funeral de estado
y en su juramentación, me pareció, más allá de la predecible y lógica
estrategia de alabanza al líder muerto, no sólo un remedo de la oratoria, sino
y quizás lo más peligroso una vocación de “mano dura”, una vocación de puño
cerrado; acompañado con el discurso del Presidente de la Asamblea Nacional, el
policía del partido, el policía que muestra el rol porque no sabe hacer un
discurso sin amenazas, ese señor que hasta los más conspicuos seguidores del
chavismo saben que es el representante de la bolburguesía. Obviamente, quien no
tiene la posibilidad de con su voz calmar, negociar y dirigir, suele usar la
fuerza. Ojalá que las amenazas queden sólo en eso.
Lo
más prepotente y autoritario, digo autoritario porque no fue fundado en ninguna
norma, sino en la expresión de su voluntad, independiente no sólo de la Ley
sino del pueblo, fue la firma de Maduro de los decretos antes de ser juramentado,
con ese acto hizo espurio el acto de juramentación. Quien celebre eso, eso está
celebrando que Maduro puede actuar independiente de la Constitución,
independiente de la Asamblea Nacional e independiente de todo. Sería legitimar
acciones autocráticas. La democracia tiene poderes independientes, justamente
para limitar al que toma el poder, porque aceptar eso es decir, que en él
reside la soberanía y no en el pueblo y, por lo tanto se tendrái es a un rey y
no a un presidente. Tanto liberales como socialistas, desde el siglo XIX se
oponen, por lo menos, en teoría a cualquier rey…. Nuestra constitución dice que
la soberanía reside en el pueblo y no en la voluntad de Maduro, más allá que
Chávez lo bendiga en el cielo o en la tierra.
El
gobierno tiene un nuevo aceite, pero una realidad interna complejísima. Maduro
no es Chávez ni conoce la lógica militar como Diosdao, Sin embargo, tiene altas
posibilidades de manejar el asunto porque no sólo tiene ocho millones de
seguidores de inicio y al manejar, a mi juicio, muy bien el asunto de la
muerte, esto puso a dudar a unos cientos más (mientras que la oposición parecen
unas momias inútiles, perdida y sin discurso.) y además cuentan con buen apoyo
de asesores internacionales que han conducido países en momentos complejos como
Fidel, Raúl, Evo, Rafael, Cristina, entre otros. Aún así, los asesores no hacen
milagros, lo que atenta contra esa estabilidad, no es la inepta oposición, sino
la ineficacia, ineficiencia y corrupción del gobierno chavista…
El
tiempo y la preparación de cada quien para enfrentar los asuntos nos dirá cómo
seguirá este país. Amanecerá y veremos.
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