No hay hecho sociales sino interpretaciones decía,
hace un poco más de un siglo, Nietzsche. La manera, forma, estilo de presentar
un evento social, resaltando y comentando una arista y dejando en silencios
otras, por parte de los medios de comunicación social, conducen a las
comunidades que lo consumen a conformarse una opinión en una dirección o en
otra. Las direcciones hacia donde orientan lo acontecido dependen de los
intereses en su más amplio sentido, de las pasiones, de las referencias
intelectuales, de la cultura que se tenga, de la mirada política o económica.
Es por ello, por la confrontación de intereses, que gobierno y medios privados,
en muchas ocasiones, se enfrentan, aquí o en el mismísimo imperio, el caso de
Nixon es archi conocido y súper estudiado en este sentido. Igualmente, es
bastante estudiada la utilización de la propaganda, mediáticamente, por parte
de los gobiernos con la finalidad de convencer, coaccionar, seducir o intimidar
a la sociedad, el caso de Goebbels en Alemania, ha sido paradigmático. En este
sentido, la pugna entre el actual gobierno y los medios privados, no es de
extrañar o, por lo menos, humildemente, a mí no me sorprende en absoluto.
Ahora bien, la manipulación o no de una información,
lo que dice o deja de decir un medio, incluso lo peor, el amarillismo
degradante inventando un evento que no ha acontecido, como la foto de El País
de España, no sustituye ni causa, la ineficiencia e ineficacia de una política
pública, porque este último tipo de desinformación tiene las patas muy cortas,
precisamente, porque estamos en una condición epocal massmediática. En horas ya
estaba totalmente desmentida la foto, y al diario no le quedó otra que
reconocer su error aunque fuese rocambolescamente, como diría el hermano de
Vladimir.
El 27 de febrero de 1989, miembros del partido de
gobierno y el gobierno como conjunto acusó a los medios de comunicación
privados de estimular y maximizar los saqueos en Venezuela, fue de tal
naturaleza los diversos tipos de acusación que casi los denunciaron como
causantes de la crisis que existía en Venezuela. El extraordinario error de un
político curtido como Carlos Andrés Pérez fue pensar que los ataques de los
opositores, las críticas durísimas de los medios eran los causantes de los
errores y desaciertos de sus políticas. Justamente, Chávez y el chavismo tomó
fuerza porque recogieron el sentir de la población venezolana, desnudaron la
ineficiencia e ineficacia, criticaron duramente las pretensiones neoliberales y
sus efectos sociales.
La oftalmoplegia, la parálisis del ojo Carlos
Andresista, se apodera del gobierno y de los poderes del estado a días del
aniversario tanto del caracazo como del “por ahora” de febrero. Es un insulto
al sentido común de la sociedad venezolana no sólo a la oposición (que desde la
perspectiva del gobierno es lo lógico que deben hacer), sino a la población en
general, chavistas, nini, judíos, mahometanos, sirios, troyanos, la
rocambolesca justificación dada por la ministra Varela sobre la matanza de Uribana.
Creía, yo, que sólo CAP podía tener semejante actitud de prepotencia y de
parálisis de la mirada política.
La destitución inmediata de la ministra no es ningún
éxito para la oposición. Es un mensaje mínimo, de posibilidad de cambio en las
políticas carcelaria, que se le deben dar a los reclusos y a sus familiares,
excluidos sociales, que en su mayoría deben ser afines políticamente con el
gobierno. Aunque sea por esa mierda politiquera deberían dar la señal de
cambio.
La omisión totalmente incomprensible es el silencio
con relación a la tragedia de Amuay por parte de la Fiscal General, fue un
acontecimiento excesivamente relevante como para hacerse la distraída. La
minuciosidad y publicidad de la investigación, que celebramos y aplaudimos, con
el caso de Noel Rodríguez que aconteció hace más de cuatro décadas, como
mínimo, es lo que la población pobre y afectada de Amuay pediría.
Tal vez la respuesta a un artículo como este, por
parte de algunos voceros del gobierno, sea más prepotencia. Sin embargo, ojalá
que alguno recuerde la historia de la cuarta y se mire.
No hay comentarios:
Publicar un comentario