DÍA DEL MIGRANTE: DÍA
DE DESEOS
Jonatan Alzuru Aponte
La migración es el desgarramiento
en incertidumbre, no solo del viajero, sino de lo roturado, la familia, los
amigos, aquellos que despiden. Es un dolor siempre in crescendo. Lo pasado se
difumina como una neblina espesa donde el recuerdo queda entre sus brumas. ¿El
futuro? Es solo una planificación de hoy, quizás mañana, hasta allí…
Es una agonía por alcanzar
aquello que jamás volverá, el núcleo familiar consolidado y agrandado en una
trama de amistades con olores y sabores, vientos y mares. Difícil, labor difícil,
es el ejercicio de pensar el país en los términos racionales que requiere la
práctica política, cuando una pasión nos desborda o porque la mirada se volvió una
impresión desde la lejanía…
Tal vez, por ello, por esa
circunstancia, empiezo hablar con un leguaje no instrumental ni racional, como
es el vocablo deseos… sueños…
Desearía despertarme una mañana y
revisar las redes y encontrarme con diez, veinte, cincuenta, escritos
desarticulando las contradicciones que existen entre los cercanos al déspota,
generándole divisiones desde gruesas hasta sutiles. Mostrando con agudeza
refinada donde residen sus distancias. Desearía ver miles de imágenes cargadas
de comentarios de cómo el despotismo ha destrozado el país. Videos en masa del
por qué debemos levantarnos contra la opresión.
Informaciones sobre las mesas de diálogo, entre el liderazgo nacional,
local y parroquial, donde debatan sus opiniones, contrarias o no, de cómo
dirigir la confrontación contra el régimen; pero que cada día nos sorprendan
con nuevos acuerdos; donde los desacuerdos también se ventilen… pero que se
asuman como formas, tácticas distintas y se compitan entonces, en términos de acciones
y propuesta para ver cuál táctica es más eficiente para destrozar al tirano…
No deseo que la liberación sea
mágica, de un día para otro; incluso, soportaría con estoicismo los fracasos de
algunas formas de lucha, pero que, al evaluarlos, tales errores o fracasos sean
consecuencia de una acción poderosa del déspota y no por una lucha intestina
entre los aliados. Fracasos que nos unan aún más para perfeccionar la forma de
lucha, por qué éticamente nos sabemos partícipes de un “Nosotros”. Me gustaría
leer en la prensa que los dirigentes de los países aliados, afirmen que esperan
orientaciones y se abstengan de decirnos cómo debemos liberarnos, porque tienen
conciencia que se gesta un movimiento consistente y coherente, entre los
diversos y opuestos líderes.
Desearía que nos sorprendieran
una mañana a los venezolanos de a pie, por una acción que pareciera improvisada
por unos líderes, pero que los otros estuviesen articulados con otras acciones
complementarias y así descolocar al déspota. Tal vez desearía que se discuta,
abiertamente, las alternativas de lucha… Desearía que ningún dirigente asumiera
que es el conductor, sino que por el propio movimiento y su efectividad sea
reconocido por todos. Desearía que los
políticos de experiencia fuesen capaces de donarla, sin pretender volver a un
pasado donde ellos tuvieron su chance histórico. Pero que si la circunstancia, los requiere,
para que jueguen en un rol protagónico no sea porque estaban gritando a los cuatro
vientos que ellos son los sabios y tienen la verdad, sino por su prudencia para
criticar, evaluar y proponer; porque su palabra ha sido un concreto que
amalgama y no una daga que hiere… y la juventud consciente, entonces, del juego
y lo que implica, le da el pase de antorcha sin problemas…
Desearía, si deseos… ¡Qué terrible, en política, es plantear las
ideas en clave de deseos! Tengo plena conciencia de eso… pero la verdad, no sé cómo opinar, cómo
argumentar, seguir argumentando lo obvio… sin unidad en la diversidad, el despotismo
tendrá todas las oportunidades de ganar. Ha ganado… quién puede decir lo
contrario… ¿Acaso no siguen en el poder aún con toda la minusvalía política? Si
no hacemos conciencia de esta situación seguirá ganando, porque su táctica ha
sido siempre ganar, un día más, su permanencia en el poder.
¿Optimista? ¿Pesimista? No, es
peor, soy un iluso con deseos. Deseo que nos transformemos en volcán, en tsunami,
con un equipo de ajedrecistas que se turnan en cada jugada para darle jaque
mate al rey. Diré una contradicción en los términos fundacionales: Deseo,
idealmente, un pragmatismo político ilustrado.
Hoy, día de la migración, ojalá
migremos al reencuentro de una Venezuela capaz de rehacerse y defenestrando
cualquier rasguño de despotismo.
Muy particular, como siempre un notable en extinción una mente privilegiada, tremendo Venezolano y sus puntos dan en ese foco privilegiado que tiene al llegar su análisis a quien nos gusta digerir de sus escritos, cuando la cosa es Venezuela le tócala fibra, mí más grande admiración. Hermanazo.
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