SUFRAGIO Y LA LUCHA CONTRA
EL DESPOTISMO
Jonatan Alzuru Apontre
En este tiempo, más allá de la coyuntura
venezolana, he visto una discusión en las redes a propósito de la relación
entre sufragio y democracia. Si votas eres demócrata. No votas, eres
antidemocrático. La discusión es larga y tiene miles de aristas. Pensemos que
la práctica democrática, como mínimo, debe garantizar la autonomía del pensar
que se manifiesta en una acción comunicativa o social. Decidir si asisto o no
es el primer acto democrático; tener la posibilidad de decidir, si quiero hacerlo o no. El segundo, de asistir, por
quién lo haré.
En el caso de los regímenes como el nuestro,
despótico y totalitario, la participación electoral tiene otro carácter, porque
se transforma en una forma de lucha (entre otras); así como también, la
abstención puede ser, en una circunstancia determinada, una forma de lucha.
Ninguna se descarta a priori, depende de las circunstancias, de la estrategia y
de las tácticas que marquen los líderes para enfrentarse al régimen despótico.
Cualquiera de las dos puede tener resultados positivos o negativos. La forma de
lucha no garantiza el éxito; hay múltiples variables desde estructurales,
contextuales, hasta contingentes que posibilitan alcanzarlo o no.
Cualquiera de las dos,
dentro de un régimen despótico, para que tengan alguna posibilidad de éxito, en
principio, requiere de la unidad de todo el liderazgo (partidos políticos,
organizaciones civiles…) y, acompañar, esa forma de lucha con otras acciones,
nacionales e internacionales en distintos órdenes que la ejercen, las convocan,
las evalúan, quienes dirigen el movimiento de liberación.
Cuando está desarticulada
la dirigencia opositora la abstención o la participación electoral, como forma
de lucha, pierde total eficacia. Si tenemos claro esto, no discutimos entre
nosotros a propósito de concurrir el 9 de diciembre a las urnas electorales y,
más bien, nos ocupamos todos, dirigentes y nosotros, una multitud regada
nacional e internacionalmente, en construir puentes, acuerdos, para enfrentar
al régimen despótico con una agenda propia.
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