FRENTE AMPLIO Y DESPOTISMO (PARTE I)
Jonatan
Alzuru Aponte
El frente
amplio en Venezuela es un espacio de alianza entre diversos e incluso opuestos
actores sociales y políticos, para construir tácticas y estrategias contra el
poder despótico, con la finalidad de confrontarlo y desplazarlo de la posición
de poder.
Para
ello es importante la comprensión de las dinámicas de la opresión del déspota.
A su vez, establecer metodologías que coadyuven a la construcción de los
puentes entre los diversos y opuestos dirigentes sociales, gremiales,
empresariales, comunitarios, sindicales, partidos políticos, etc... de la
alianza.
Algunas
premisas básicas que pueden servir de puente y, a su vez, como punto de inicio
para describir y caracterizar las dinámicas de la opresión, podrían ser la
siguientes:
1.-
Las diversas organizaciones que tienen intereses, formas de actuar y miradas de
las políticas estadales, sociales, económicas distintas, forman un frente común
porque todos están afectados, sometidos, por las acciones de un poder despótico
y ninguno tiene la posibilidad de derrotarlo por separado.
La
alianza, entonces, tiene sentido para comprender cómo funciona el ejercicio del
poder, cuál es la lógica que ha utilizado para mantenerse y desarticularla con
acciones coordinadas bien sea de forma separada o en conjunto; hasta alcanzar
una acción colectiva de la población, para enfrentarlo y desplazarlo del poder
definitivamente. Tal asunto es una condición necesaria, para pensar en cualquier
otro aspecto, por ejemplo, la manera y forma de reconstruir el país. Al ser una
condición necesaria es una primera tarea de abordar.
De lo
anterior se desprende el segundo aspecto, ¿cómo son las acciones despóticas?
2.-
Las acciones del poder despótico no se desprenden de una tradición de
pensamiento ni de unas teorías; por lo tanto, no tiene sentido realizar una
discusión teórica ni para caracterizarlo ni para atacarlo en ningún ámbito, ni
social, ni económico, ni institucional.
Ilustremos
el argumento con el largometraje “Silencio” de Martín Scorsese que trata de un
hecho histórico: Las torturas sufridas por los cristianos y, especialmente, por
los jesuitas, por parte de los religiosos budistas quienes tenían el poder
político, económico y religioso en Japón en el siglo XVII. No hay teoría más pacifista que la budista;
sin embargo, el deseo de preservar lo que ellos consideraban su verdad que era
el fundamento del ejercicio del poder, los condujo a prácticas inhumanas, y despóticas.
El
asunto no era el budismo, sino el ejercicio déspota de los budistas. Cambie budismo por cristianismo, liberalismo,
neoliberalismo, socialismo, protestantismo, positivismo, islamismo… Piense en
cualquier déspota que se fundamente en esas ideas y encontrará lo idéntico en
lo diverso: las prácticas despóticas. Esto es: Un grupo que tiene una autoridad
y la utiliza, a través de un conjunto de técnicas de sometimiento para anular
(esclavizar o matar) a todo aquel que ponga en cuestión sus decisiones o acciones
y usa las teorías o ideas para darle algún fundamento a su deseo.
El
deseo básico del déspota es mantener la posición de autoridad, para él y su
grupo; ése es un propósito en sí mismo, por los múltiples beneficios que le
produce la posición mientras la ejerce. Además, porque tiene conciencia que, el
perder su posición le reportaría el máximo costo para su grupo y descendencia. Dígase:
juicios, cárcel, muerte o, lo mínimo, la imposibilidad de ejercer cualquier cargo
público donde pueda obtener los beneficios que disfruta en ese momento.
Por lo
tanto, discutir, argumentar, criticar o confrontar desde el ámbito teórico o a
partir de cómo se autodenomina políticamente el déspota, no solo es
improductivo, sino que le ayuda a mantenerse, porque tiene la posibilidad de
apelar a algún tipo de racionalidad y utilizarla como una herramienta
adicional, para fracturar toda posible unión de los sometidos en su contra.
Además, es contraproducente articular la alianza desde allí, porque la
característica de un frente amplio es que son grupos, individualidades y
organizaciones que tienen concepciones distintas de la realidad social, económica
y política. Por lo tanto, en este específico caso, la discusión ideológica
sería un obstáculo absurdo autoimpuesto.
Totalmente de acuerdo. El despotismo, la tiranía, utilizan una etiqueta para legitimarse. A nosotros nos toca no aceptar este canje so pena de caer en los extremismos que, usualmente, benefician al tirano de turno.
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