lunes, 7 de diciembre de 2015

MENSAJE A MI COMUNIDAD INTELECTUAL

Amigas, amigos. Escribo este mensaje público a la comunidad intelectual a la que pertenezco, fundada por Rigoberto Lanz, y conformada por intelectuales, profesores, artistas, afectos al gobierno y a la oposición, nacionales e internacionales.
Nosotros nos hemos mantenidos firmes en el diálogo desde la diferencia. En estos años, aún con el sufrimiento que sentimos, por haber perdido nuestra casa matriz, hemos seguido trabajando y produciendo -de forma nómada-; los resultados están a la vista, más de una decena de libros, congresos, seminarios nacionales con invitados internacionales (y recientemente, con nuestra palabra, ideas, pensamientos y libros, en España) durante los últimos tres años; dando ejemplo de cómo la academia puede agenciarse de otra manera,  cómo construir una sociedad a otro estilo y en la apuesta permanente por pensar distinto desde -y con- otras claves…
Hoy, 7 de diciembre de 2015, día después de las elecciones parlamentarias, me alegro con aquellos que se sienten ganadores y me hago solidario con la tristeza de los que se sienten que perdieron en este juego democrático; a ustedes me dirijo queridos amigos y amigas.
No sabría ni siquiera imaginar cómo los líderes políticos, de uno y otro lado, se comportarán, tomarán decisiones, evaluarán lo sucedido. Los cursos de los ríos, maremotos o lagos de paz  apenas se visualizan, como una silueta borrosa y confusa, mirada desde lejos, del período blanco de nuestro extraordinario pintor Armando Reverón…  Pero sí sé con seguridad lo que nosotros como comunidad intelectual tenemos que hacer, en nuestro ámbito, en nuestros espacios. Nosotros no somos decisores de la política nacional; pero si somos parte de los constructores del espíritu de nuestro pueblo, como obreros del pensamiento institucionalizado en nuestras universidades.
Es parte de nuestra responsabilidad como educadores, como intelectuales, como artistas, actuar con mesura, prudencia, templanza, fortaleza, valentía y aguda perspicacia, maximizando nuestras potencialidades desde nuestro ethos, para evaluar lo que acontece en medio (insertos, sin pretensiones de estar más allá, sin renunciar a nuestra sensibilidades, pensamientos ni emociones) del devenir; pero sobre todo, debemos hacernos cargo como comunidad de un obrar consciente y decidido siguiendo el horizonte planteado por nuestro fundador, y que dejó estampado en su último artículo titulado Paradigma de la política y hoy les quiero recordar como motivación fundamental de nuestro trabajo para clausurar el año e inaugurar el siguiente, como horizonte de nuestro quehacer:
Desde el ángulo de la reflexión teórica, es importante fortalecer los espacios de diálogo donde se cruzan las diversas sensibilidades intelectuales. Del encuentro de la diferencia bien procesada se nutren los pensamientos que pueden hacerse cargo de la complejidad del presente. Del diálogo matizado y abierto fecundan las opciones teóricas que pueden recolocarse en el horizonte de las grandes orientaciones que construyen una sociedad de todos. Este espíritu plural es una condición insoslayable del tono con el cual podemos jugar a la interpelación teórica del otro, a la comprensión de los límites de la cultura política heredada, en fin, a la jugada mayor por un mundo que nos concierne a todos, no porque se hayan borrado repentinamente los antagonismos, sino porque ese es el único modo de construir una lógica comunitaria que suponga al otro de manera constitutiva, “así en la tierra como en el cielo”, así en el acuerdo como en la diferencia. (Lanz, Rigoberto, 2012: 204-205)
Ahora, con más bríos que nunca, es nuestra hora; mostremos el sentido radicalmente pertinente de nuestra comunidad, para la transformación de nuestras prácticas como sociedad, empezando por la reconstrucción de nuestras decadentes, amorfas y deterioradas universidades. Reconstruyamos sus fundamentos, muros, paredes y techos… Ahora con más decisión, con voluntad política, debemos unirnos, desde nuestras diferencias, para que en términos estrictamente prácticos, consolidemos nuestros proyectos, nuestros trabajos intelectuales, nuestras prácticas dialógicas en los espacios microfísicos, conquistando territorios perdidos, por el bien común de nuestras universidades, de nuestro país y de América Latina. La tarea: el Centro de Investigaciones Rigoberto Lanz en la UCV.
Reciban un afectuoso y solidario abrazo, siempre.

Jonatan Alzuru Aponte. 

martes, 1 de diciembre de 2015

RECUERDOS Y CELEBRACIÓN ACADÉMICA



Ayer celebramos el septuagésimo primer aniversario del natalicio de Rigoberto Lanz, fundador de nuestra comunidad intelectual. Lo celebramos con producción académica, dos libros.
El año pasado un comité conformado por Pausides Reyes, Oscar Pérez, Jorge Dávila, José Colmenares y Jonatan Alzuru organizó el Seminario Internacional Foucault 30 años después. En esta semana se bautizará en la Universidad Complutense de Madrid en el marco del seminario internacional sobre Foucault, donde estarán presentes Jorge Dávila y Luis Alberto Bracho, el libro La actualidad ética de la política en Foucault, que contiene las ponencias del seminario realizado en Mérida, compilado por Pausides Reyes y Jorge Dávila; escriben, entre otros, Fréderic Gros, Alain Gigandet, Jean Paul Margot, Marco Díaz Marsá, Freddy Alvarez, Jorge Dávila, Rafael Hurtado, Francisco Rodríguez, Mauricio Navia, Jesús Puerta, Otto Rosales y Miguel Albujas; publicado por Bid & Co con el patrocinio de Fundecem. Además, realizarán una presentación de la producción académica de estos tres años.
Queremos agradecer a Bernardo Infante Daboín, por asumir el esfuerzo editorial y haber publicado en esta semana el libro Rizomas del cuerpo. Rafael Castillo Zapata de Jonatan Alzuru; también a Faitha Nahmens, por su extraordinaria colaboración en la corrección del libro. Pronto se le informará fecha y hora de su presentación.
Como escribió Rigoberto Lanz:
(…) quisiera subrayar una vez más nuestro optimismo en que actividades como ésta son el síntoma que algo está ocurriendo. Son un reflejo de las otras cosas que pueden hacerse, aún cuando no nos identifiquemos todos de la misma manera ni tengamos que reconocernos todos en el mismo lugar, en el mismo registro y de la misma forma. Si somos capaces de soportar la diversidad como criterio normal de relación, la diferencia como condición de nuestra relación, no hace falta entonces que cada quien haga juramento de lealtad y de fidelidad a lo que el otro dijo, para que nos aboquemos a algunos hechos.” (Rigoberto Lanz, 1991, Cuando todo se derrumba, Edt. Tropikos, Caracas, p. 160)

viernes, 6 de noviembre de 2015

ARTISTA-DOCENTE, UNA PROTESTA VIVIENTE



Amigas/amigos, les copiaré un texto escrito por una joven profesora contratada (Dianayra Valero, los amigos le llamamos Diana) que tiene, entre otros sueños, la de ser profesora de planta de la Universidad de los Andes. Tuve la gracia de encontrarla, hace tres años, en el seminario doctoral que dictaba sobre un autor que ella desconocía, Nietzsche. Como lo he hecho desde que me inicié como docente –(siguiendo a  mi maestro en el arte de educar, Arnaldo Esté Salas, a quien le debo, por cierto, el despertarme la pasión por investigar a propósito de nuevas prácticas de interacción en el aula de clase; no desde las bibliotecas sino ensayando allí, en esa pequeña agora)- pedí que realizaran como trabajo final un escrito, a partir de un problema pertinente, de un asunto que le interpelara la piel, que no se trataba para mí, en volverse exégeta de nadie, ése es un oficio entre otros del quehacer intelectual, pero no el único ni el más importante. Les dije, lo que siempre digo, bien sea en pregrado o en postgrado, que si tiene sentido una experiencia educativa es para parir ideas que nazcan de las entrañas y ese parto, no es solo de buena intención sino del esfuerzo de dialogar con las tradiciones a partir de los asuntos que mueven nuestro cuerpo.
Ella, que solía escribir, emulando, la disciplinada lógica de la tradición medieval que como una huella persiste en nuestros templos académicos; se atrevió a danzar con sus metáforas. Fue un maravilloso descubrimiento. Durante los tres años que estuve dictando el seminario, ella fue una alumna permanente. Es una escritora, aún cuando no ha publicado ningún libro, que marcará historia en nuestro país y si no marca la historia literaria del país, la mía fue marcada por su palabra y ya por ello es suficiente, diría un maestro como Jorge Luis Borges, porque conmovió por lo menos a un alma. Hay toda una experiencia educativa que narré en mi libro Ejercicios para cuidarse. Foucault, Nietzsche y Maquiavelo como herramientas, a propósito de su hijo Sergio; porque ella informó al grupo que dejaría de asistir a una clase porque no tenía quien lo cuidase y el grupo decidió que participara en la clase doctoral. ¿Cómo hablar del cuerpo, en el pensamiento de Nietzsche y castrar a alguien que desea participar, dialogar, por el simple hecho que su cuerpo dio a luz a otro cuerpo? Solo aquellos que asumen las ideas sin vida serían capaces… ¿Pero cómo hacerlo sin dejar de dialogar con el autor, respetando el tiempo de los otros y transformando, esa contingencia, en un asunto relevante para discutir entre los participantes, la sección quinta de Más allá del bien y del mal, titulada: “Para la Historia Natural de la Moral”, el fragmento 194, sobre la relación corpórea entre padres e hijos? Allí está ese arte que aprendí, leyendo, investigando y experimentando, desde muy joven de la mano de mi maestro Arnaldo Esté a quien, en este escrito, como en otros, le rindo un homenaje; porque me tomó siendo yo un jovenzuelo con deseos de hacer filosofía y comprendí que educar (atado de sus manos) no es otra cosa que renovar cada día el ejercicio socrático, en pugna permanente contra la punición, la culpa y la sumisión, características, como lo señala Foucault, de la Escuela, el psiquiátrico y el sistema carcelario. Por cierto, mi tesis de licenciatura -dirigida por él que versó sobre los soportes filosóficos de las leyes educativas venezolanas que regían a la educación primaria (del 40 a los 80)- concluía con una conjunción disyuntiva que la Ley de los años ochenta de la Escuela Básica que venía con la misma impronta de la de Pérez Jiménez, era una ley democrática que educaba para la dictadura o era que la Ley de la dictadura educaba para la democracia; el jurado fueron dos queridos profes que se hicieron grandes  amigos, Omar Astorga y Ruperto Arrocha.
Pues bien… de esas experiencias conozco a Diana. Hoy, Diana nos entrega un escrito. Puede leerse con los lentes exclusivos de la colonización de la política estatal en nuestro cuerpo: “esto es antichavismo o esto es chavismo” o, sin dejar de ubicar su posición política, tratar de explorar las múltiples esferas que como mujer e intelectual marca el escrito. Ejercicio difícil en estos tiempos… ¿Cierto? Pero… Tal vez, solo tal vez, una de las primeras esclavitudes reposa en nuestros propios espíritus, en nuestros lentes para mirar y dialogar… Quizás hablo de mí…  Tal vez, solo tal vez…  Con esta introducción les invito a leer…

Si..
Dianayra Valero

"Un artista si es -honesto- apasionado y altruista,
será siempre una protesta viviente"
Pier Paolo Pasolini

I.
 Más allá del orden de las cosas, valga la honestidad, la pasión y el amor por nuestro país y por nuestras universidades AUTÓNOMAS. A veces las personas apasionadas cometemos errores en tiempos de crisis y de noches oscuras… nos desorganizamos porque tomamos el tiempo para escribir el alma, porque las emociones se nos agolpan y no sabemos dónde conservarlas mejor sino en el papel y no dejamos que salgan en su debido momento, ya maduras y convertidas en grandes ideas. Admiro estos dos discursos (de los links que les adjunto) por el orden de sus ideas, porque han sabido administrar con cordura sus emociones para dejarlas salir con argumento y criterio, por la honestidad y por el altruismo, por perseverar en esta marea de declaraciones de guerras camufladas y porque han arriesgado su bienestar físico a favor de su bienestar moral y de su autonomía institucional y nacional. 

II.
Desde que era una niña y apenas comenzaba a hablar, mi Padre me ha leído el “Sí…” de Kipling (ambos desconocíamos el destino y las conductas posteriores de este escritor y poeta nacido en Bombay muerto en Londres, solo sabíamos del Libro de la Selva y del Sí del Hombre) Mi Padre muchas veces cambió las bofetadas por horas de análisis de cada línea de este poema, este siempre, (nunca se lo he dicho) fue el mejor de los castigos. Mi poema del Sí… se convirtió en un confesionario ubicado en el alma mater de mis palabras más íntimas, en cada conducta y decisión importante de mi vida fue una oración infalible, antes de cada prueba, cuando competí por primera vez en natación a pesar de mi asma a los 18 años; cuando recité mi primer poema en un acto cultural del día de las madres a los cinco; cuando partí por primera vez de casa hacia otra ciudad a vivir sola (rompiendo el esquema familiar de salir de casa casada) a los 23, cuando por primera y última vez me monté acompañada de mí misma en un avión rumbo a Turquía y luego a Francia a los 31; cuando me equivoqué en los amores y padecí rupturas inesperadas; cuando tuve que decirle adiós con un beso en su frente helada y pedirle perdón a mi hermano casi gemelo, muerto… desnudo, hinchado y sin madre en la morgue del HULA a los 39, o cuando vi morado y triste a mi primo Yeremie Vanllie en la tumba después de haberse ahorcado de pié a los 15. Ambos, por el causante-azar de la vida, están enterrados uno frente al otro, en el cementerio La Inmaculada, Luding, mi hermano con unos cuantos años de vida más que Yeremie, dos de mis más grandes amigos, dos de mis más grandes amores.

Siempre el poema plasmado en un afiche viejo, con la cara de un ángel pálido en un costado y pegado sobre un cartón piedra ya enmohecido... me ha acompañado. Se lo leí muy lentamente a mi esposo… pero muy lentamente, el mismo día que me confesó sus dolores más íntimos, se lo he leído a mi bebé de 4 años en noches de insomnio, ahora mismo con miedo por mi hijo, por mi familia, por mi País, por mi Universidad, lo he leído un par de veces…

III.
Llevo varios años preparándome académica e intelectualmente, primero por amor al conocimiento, porque con él me siento libre aunque haya vivido vidas extrañas y entre cuatro paredes angostas, aunque no me haya sentido bien en mi cuerpo tantas veces, el conocimiento me ayuda a liberarme, escribir para mí ha sido la gloria de mis días más tristes, la mejor compañía, el mejor aliento, la mejor manta con leche tibia antes de dormir. La palabra, siempre resonante, ocupando espacio y muertes, dadora de vida… en fin, me he preparado por amor a conocer, por pasión y con honestidad, no he buscado títulos para figurar, he encontrado títulos al terminar de hacer las cosas que he amado. Hace unos días, sin embargo, he terminado de armar con mucho esfuerzo mi currículum vitae y lo he abrazado con amor, por ser testimonio de una vida en la más que sellos y firmas prevalece mi libertad, el lunes lo llevaré a un destino, envuelto en semipieles y bendecido por las oraciones de mi Madre. Antes de dejarlo, haré el ritual de recitar la frase de Nietzsche de los malos comprendidos: “Cuando se es mal comprendido (…) es imposible suprimir por completo una mala inteligencia (…). Hay que darse cuenta de esto para no emplear inútilmente las fuerzas en defenderse” (Nietzsche, Humano demasiado humano, 1878)

IV.
En estos días, he visto a mi hermana vender todas sus cosas, sus plantas, sus sillas, sus libros, sus cuadros y objetos predilectos, hasta el colador de la pasta… la he visto vaciar lentamente la casa que con su esfuerzo y con tantas carencias ha construido, he advertido su corazón quebrado con la partida anticipada de mi cuñado a Chile, he mirado y abrazado los ojitos tristes de mis sobrinos ya hombres (pero siempre niños para mí) porque pronto agarrarán camino por tierra detrás de su papá rumbo al Sur, y he seguido despidiéndome en estos fríos y desesperantes días, de amigos, profesores y profesionales  llenos de recuerdos, arrancados de la tierra que los vio crecer con una maleta de 20 kilos en una mano y con el alma arrastrando de la otra… Mientras…  yo me amarro a tierra andina con las armas de lo sublime en Kant y me tatúo en la frente la transgresión de Nietzsche y me convierto en obra abierta con Eco y me sumerjo en los estanques verdes de Monet,…mientras… me derrumbo en mis sueños fantásticos con el psicoanálisis y Freud… todos se van, hacen sus maletas y se van… de testigos tienen a mis viejos, que se mimetizan de canas con la pared que soporta sus poltronas rotas y frente al televisor ruidoso, yo los consuelo, les digo: yo no me voy, yo caliento el lecho de sus dolores más viejos, me siembro en sus amores, yo me arriesgo, me arraigo, me acurruco en sus rodillas, veo volar desde sus ojos los pájaros más lentos de sus últimos años, yo… papá y mamá, yo me quedo.

Después de esta confesión, mustia, raída pero honesta, he vuelto a recordar de memoria el poema de Kipling que es más mío que de él… y acá me lo apropio, lo disuelvo en mí, lo rompo, lo reconstruyo, lo recubro con mi vida, lo hago mío:

V.
Si… si puedo soportar que a la verdad por mí expuesta la vea retorcida por los pícaros para convertirla en lazo de los tontos, la verdad de mi país, de mi cultura, de mi preparación, que es igual o similar a la de mis seres queridos y amigos que parten, que es casi idéntica en méritos y honores a la de mi padre, quien me enseñó a navegar sin brazos entre océanos de libros…
Si… puedo seguir creyendo en mi misma aunque duden de mí algunos hombres, y puedo ser indulgente a su duda mientras vuelan comentarios por los aires, de que somos rebeldes, desordenados, de que no queremos trabajar y de que seremos sancionados por la ley, solo por tomarnos el derecho a la palabra…
Si.. puedo responder con la verdad a la gente que me ha engañado con palmadas en la espalda, con cafés y cenas compartidas en mi propia mesa, no siempre tan austera… no tan llena.
Si… puedo encararme con el triunfo y el desastre de ver a un ex amigo en mi fila del carril de competencia y puedo tratar de la misma manera, al triunfo, al desastre y al amigo… ¡todos impostores!
Si.. puedo forzar a mi corazón, a mis fibras y a mis nervios, a mantener la mirada, y la mente en los libros, a pesar de las amenazas de tormenta, a pesar del 6 de diciembre, a pesar del sueño de Apolo, a pesar del miedo, a pesar de la escasez, a pesar del fuego rojo y maloliente que finge dirigir mi país de costas bravas, de nieves eternas, de arte y de-mentes.
Si.. puedo cumplir con mi deber de llegar a mi meta, por amor a la meta y obligar a mi corazón, a mis fibras y a mis nervios a aguantar, hasta que en mi no haya otra cosa que la voluntad gritando: Resistid es la Orden!!!
Sí… puedo hacer que mis pensamientos sean mi objeto único, mis pensamientos de triunfo, de seguridad, de que si puedo, de que no se trata de que alguien sea mejor que alguien, sino de que tú misma seas mejor que tú misma, siempre y para siempre, como un ave fénix.
Si… ahora apilo todas mis ganancias, dos años de vida apostados en un concurso, a la cara o cruz de mis propios conocimientos, porque a pesar del pensamiento… la vida a veces se empeña en el azar…
Si… porque todos, amigos y amantes amigos pueden contar conmigo pero  ninguno demasiado…
Si… porque debo llenar el implacable mes con el valor de los 30 días de diligente labor, para esperar a que un jurado me diga, tuya es la tierra y cuanto ella contiene, pero lo que más vale, ya eres de esta casa amiga mía.

VI.
El agua ha corrido por el techo hoy más de la cuenta, en la tarde he pisado una alfombra roja, ahora piso mi suelo inundado por el techo roto, recuerdo La Medalla, el Muro y el Vidrio Roto de Alfonso Cuesta y Cuesta, pero no sé por qué. Las tortugas duermen sin mi cobijo diario, he olvidado guardarlas, Sergio se durmió sin mi beso, Apolo me trajo chocolate caliente y no lo he notado, ya está frío… la lámpara de Betty se tambalea, mis piernas no dejan de moverse… hace frío. Notas resaltadas, hojas llenas y vacías de examen, los presocráticos y los posmodernos me esperan acá mismo a mi lado… pero yo necesitaba vaciarme, porque hoy el Rector de la Universidad nos habló con voz asustada y me ha contagiado el susto, porque he visto a mi enemigo danzar al lado de un amigo sobre la alfombra roja, porque el tiempo cada día es más húmedo y porque mientras yo concurso concursan también los hijos de mi país, porque ambos dependemos de la  justicia y de la concentración y porque todo sucede por algo.

VII.
Yo convoco, en letras grandes y pequeñas a los ojos cansados (porque todos estamos cansados) que ahora leen estas páginas, a leer el Sí… a no claudicar, a confiar en los que somos honestos y a apuntar con el dedo y disparar a los que fingen ser honestos. Yo convoco, a los que pueden, a los que desde una posición de mérito y de altruismos, ahora en condición de extremo sacrificio, nos abracen con su estola maternal, nos den un voto de confianza, nos crean mentes y no dementes, nos acurruquen con una palabra de estímulo, nos consuelen diciéndonos que en este barco que parte en mi 30 de noviembre y en nuestro 6 de diciembre no nos hundimos, no naufragamos hacia otro concurso en aguas raras o hacia otras elecciones violadas, desterradas, confundidas con el fuego y con la muerte sin viento y sin cruz. Yo llamo al estrado, a mi mesa vacía pero con café caliente, a mi estancia de palabras, a mi hora de luz, a los decanos, a los rectores, a los maestros, a los jurados, a los que quieren llegar allí honestamente, los convoco a no creer en la derrota, a mantener la cabeza en alto aún cuando a astillazos otros la quieran hacer caer… los convoco a apostar por la perseverancia y a creer en los que creemos en su perseverancia, a asumir el cuenco roto como la mejor arma de condena, a tirar del gatillo con reflexiones, a escudar la escuela y el ágora con sentimiento de identidad y regocijo, porque… que más siente uno, en medio de un aula magna, cuando un silencio nos suspende en la nada y de repente del mármol gris salen los fantasmas de aquellos hombres que nunca barrieron por amenazas sus obras.

Todos concursamos, todos tenemos esperanzas que a veces se tambalean llenas de miedo y de expectativa, todos pedimos a Dios, todos tenemos jurados, unos honestos, otros extraños, otros se han ido… Todos tenemos miedos y vivimos Sobre la misma tierra y todos menguamos como las Tías solteronas de mi querido Gallegos… todos somos humanos demasiado humanos, pero también todos hemos sonreído con aquella sonrisa intelectual de la que habla Nietzsche… y con él termino esta hora de palabras en la que me he dirigido a ustedes con el peso de mi alma pero con la libertad de mi futuro:

Risa y sonrisa.- Cuanto más contento y seguro de sí mismo está el espíritu, menos inclinado se siente el hombre a la carcajada; por el contrario, se apodera de él una sonrisa cada vez más intelectual, signo de su asombro  y causa de las innumerables semejanzas ocultas que hay en la buena existencia. (Nietzsche, 1878, p.945) En: Humano demasiado humano. Menschliches, Allzumenschliches. Ein Buch für freie Geister)

Dianayra Valero
06 de noviembre de 2015
Día del PED y días después del PAD.

Otra traducción: “Risa y sonrisa. Cuanto más alegre y seguro se vuelve el espíritu, tanto más desaprende la carcajada estruendosa; en cambio, continuamente le brota una sonrisa espiritual, un signo de su maravilla ante los innumerables placeres ocultos de la buena existencia” (Nietzsche, 2007, p.173)


sábado, 31 de octubre de 2015

CONVERSACIÓN DE CAFÉ.



CONVERSACIÓN DE CAFÉ
Jonatan Alzuru Aponte
A Enzo Del Bufalo.

-          ¿Por qué no hablas?
-          Porque no quiero persuadir, ni convencer y mucho menos, polemizar.
-          Es importante tu palabra.
-          Sí. Siempre y cuando trate del tema que tú quieres y digas lo que deseas; además, eso sí, de la forma como lo deseas.
-          ¡No! Por favor, habla de lo que tú quieras.
-          Lo que yo deseo es hablar de lo que hago; de ello he hablado. Ahora, estoy de regreso, me incorporo a un espacio donde no puedo hacer nada. Entonces, no puedo hablar de lo que hago, puesto que no hay nada que hacer.
-          Pero tú das clase; y...
-          Las clases son mi espacio para el performance de lo que hago. Allí explico lo que hago. Pero allí no se puede hacer. Es una experiencia como resultado de un hacer. Es una comunidad de diálogo de lo que hizo el maestro que entusiasma, seduce, estimula al discípulo a su hacer.
-          Pero… ¿es un asunto de dinero…?
-          Ojalá fuese solo de dinero. Hay una voluntad de aniquilamiento, en el mejor de los casos, contra sí mismo. Es una estrella que sigue mostrando su luz, pero dejó de existir hace años; hace rato que se extinguió, porque construyó la bomba y se la incrustó entre sus vísceras.
-          Pero se lucha contra el gobierno y tal vez....
-          Sí, lo sé. Y es justo. Jamás me había sentido tan explotado. Hace unos días recordé los Manuscritos económicos filosóficos de Carlos Marx y  pensé en el trabajo enajenado. El enajenado es incapaz de percibir cuando lo explotan y, por el contrario, ama al amo que le da de comer mientras lo esclaviza. Allí yo soy radical; estoy absolutamente de acuerdo contigo, en su importancia. Pero, y te pido por última vez que me escuches, porque no volveré hablar; porque te amo, te suplico que me escuches. Yo no hablo de eso. No me interesa aunque sé de su importancia; es que yo no quiero hablar de asuntos importantes. ¡No me entiendes! Me parece que lo importante es nimio en mi circunstancia; Lo estúpido, pasajero y baladí es mi asunto. Trato de asuntos sin importancia.  Tal vez… no lo sé, estamos en la misma circunstancia, aunque no lo sepas… solo tal vez.
-          ¿No es  vital, la condición económica?
-          Hay guerra cuando hay soldados y generales. Pero no hay ni generales ni soldados en mi espacio. Ojalá se hiciera la guerra o se construyera la paz, dos acciones opuestas pero que conforman momentos del vivir, prácticas constitutivas de la subjetividad. Pero esas prácticas no existen. Son simulacros.  Acá no hay sujeto; por lo tanto, no hay ni guerra ni paz.
-          No entiendo.
-          Pensando tanto en el otro, nos olvidamos de nosotros mismos. Se negó con tanta fuerza al otro que terminamos negándonos a nosotros mismos. Quien vive de la negación del otro, se hace esclavo de su negación. Es un muerto que camina. Hegel no era venezolano, sino alemán; es una verdad de perogrullo, pero marca unas distancias… desde el idioma hasta la época.
-          ¿Y?
-          La afirmación de sí, pasa por amar lo que nos constituye, nuestros deseos. Más aún,  no es tanto lo que se desea sino la voluntad de desearlo que se manifiesta en prácticas diversas.  Pero no hay deseos. Es la tierra de Ilóm. Recuerdas aquello del Gaspar Ilóm deja que a la tierra de Ilóm le chamusquen la ramazón de las pestañas con las quemas que ponen la luna color de hormiga vieja… Allí está el análisis científico del asunto.
-          Eres pesimista.
-          Ni optimista ni pesimista, me hago cargo de lo que acontece. Y quizás para tu gusto –que para hablar franco, me sabe a un bledo- tergiverso lo que acontece como toda fotografía; que siempre es una versión, porque no existen los hechos sino interpretaciones de acontecimientos en pugnas; y en este caso, la versión dominante es que estamos vivos y luchando;  y eso funciona... como toda ficción, para bien o para mal. Pero yo estoy… habito en otro mundo; la otra versión me es indiferente; yo habito la tierra de Ilóm, como quien fue a buscar a un tal Pedro Páramo; esa versión, en la que habito, me la cuento a mí mismo, aunque me chamusque las pestañas.
-          ¿Qué acontece?
-          La crónica de una muerte de un muerto anunciada por un muerto. Es Comala. El pueblo de fantasmas, distópico, descrito por Juan Rulfo.
-          ¿Quién será el difunto?
-          Los difuntos están transitando por las calles, beben ron y hacen bellos discursos.
-          Hablas como en metáfora, críptico. Típico de un filósofo.
-          Quizás, no lo sé. No estoy seguro a quién te refieres con ese nombre que identifica una práctica. El filósofo, no el profesor, vive para desarrollar su instinto. Solo hace una mueca para señalar el agua y ya. Seguramente ríe y sigue caminando. Cuando arde la casa no hace un discurso, no se interroga por el ser, ni indaga en las causas primeras; llama a los bomberos. El filósofo es quien tiene una interrogación como obsesión y no piensa en nada más sino en su obsesión, pero no deja de comerse un bocado de pan y bebe vino y vuelve a sus andanzas con ligereza obsesiva; con la misma liviandad que es capaz de dar latigazos a los hombres, para sacarlos fuera de sí, como a los mercaderes del templo; es aquél que toma agua como un camello, brinca como mono, piensa como pereza y corre como chita. Y yo, por el contrario, lo que hago es darte una palabra repetida, porque me la exiges, porque te quiero, aunque sé que no tengo nada que decir. No me refugio en el silencio, es  mi terremoto. Tú me dirás.
-          ¿Cómo interpretas todo este torbellino político?
-          No quiero seguir repitiéndome;  ya te lo he dicho.
-          Tal vez, no sé… podrías ser más específico, pienso publicar la conversación.
-          Un personaje del exquisito drama, publicado en 1992, titulado “La genealogía de la subjetividad”, escrito por el extraordinario narrador venezolano Enzo Del Bufalo, lanza una sentencia que quizás resume todo lo que yo pueda decir. Afirma: “(…) el dolor y la culpa siguen siendo instrumentos constituyentes de la memoria social; aunque, en sustitución de los antiguos, instaura sus propios sistemas de crueldad y terror para seguir inscribiendo en la carne viva los signos de la subjetividad.”
-          No entiendo.
-          Yo lo creo  importante, para…
-          Enzo no es narrador, es economista. Permíteme corregirte.
-          La mayor obra de ficción narrativa, entregada en fascículos, del occidente moderno es aquello que se llama Teoría Económica. Los idiotas, aquellos que no piensan en el bien común, viven atados, religados, místicamente, a sus abstracciones; creyéndose que caminan sobre el agua, mientras se fagocitan en la tierra. Enzo narra la eficacia de esa ficción en las prácticas sociales. Es un gran novelista.
-          ¿Acaso desvalorizas…?
-          No. La ficción es poderosa. Las cruzadas, los rescates de los lugares santos, durante el siglo XX que, por cierto, ese siglo no termina de morir en nuestro continente, están  marcados por el sino de esa ficción y de forma enajenada, como unos locos en un sueño que no saben que sueñan, el hombre se hizo ser en la abstracción, se hicieron como angelitos; por eso han florecido los infiernos. Esa enemistad profunda consigo mismo. La ficción es eficaz, puede conducirte a la princesa encantada o a las manos del lobo. La inocencia es creer que la ficción es la verdad y que se está en la verdad y no en la ficción o viceversa; allí empieza el terrorismo de lo abstracto.
-          Cada vez entiendo menos lo que hablas.
-          Porque cada vez piensas grueso, en grande, en abstracto.
En el espacio microfísico, en la alcoba, en el aula de clase, en la comunidad donde habitas con tus vecinos, es donde se inicia y culmina el aniquilamiento del cuerpo.  Pero también es el ámbito de la subversión contra el Dios de la Razón que se materializa en el poder del libro como rector de la vida cotidiana. El mercado y la revolución, el liberalismo y el socialismo, son los frutos del barco guiado por los libros. Pero, como para ti, ese mundo pequeño, trivial y sin importancia, como la alcoba, el aula, los vecinos, está explicado; y ya tus razones son las suficientes, entonces, dejas de interesarte. Te ocupas del estado como debe ocuparse un político de oficio, pero sin el oficio, ni la vocación; sino renegando de esa práctica mientras la ejerces como un simulacro; pero pidiendo respeto, exigiendo respeto,  -y te lo digo en clave de trabalenguas- simultáneamente, por lo que haces que no deseas hacer. Más aún, molestándote por aquellos que no respetan tu hacer que no es otra práctica, sino hacer lo que no deseas hacer, pero que tienes que hacer aunque no tengas pericia ni vocación y detestes a todos aquellos cuya vocación y oficio es lo que tú haces sin querer. Pero se entiende. No ves alternativa; por eso tu asumes responsablemente, la irresponsabilidad de jugar al como si; pero cínicamente lo haces, como quien juega a la ruleta rusa pero sin balas… De allí que tú asunto es conocer el gobierno de los otros y no el gobierno de ti, porque eso está claro y transparente y por ello eres indiferente.
-          Ahora, pareces un predicador.
-          Te predico, entonces, una sentencia Nietzscheana, la número ochenta, que la encontrarás, en ese libro proscrito, Más allá del bien y del mal; dice el santo o el demonio alemán, es irrelevante el calificativo en nuestro caso: Una cosa que queda explicada deja de interesarnos. ¿Qué quería decir aquél dios que aconsejaba: ¡Conócete a ti mismo!? ¿Acaso esto significaba: ¡Deja de interesarte a ti mismo! ¡Vuélvete objetivo!? - ¿Y Sócrates? ¿Y el hombre científico?
-          ¿Qué me quieres decir?
-          Yo no. Ya lo dijo Nietzsche. Simplemente repito el aforismo. Pero para comprenderlo, para  interpretarlo, tienes que rumiar como una vaca. Tomemos el café e inundémonos de silencio.
Caracas, 30 de octubre 2015.