lunes, 1 de junio de 2015

LA FUERZA DEMOCRÁTICA ES DIVERSA



LA FUERZA DEMOCRÁTICA ESTÁ EN LA DIVERSIDAD POLÍTICA
Jonatan Alzuru Aponte
1.- La Mesa de la Unidad es un espacio de coordinación de acciones entre diversos partidos políticos y movimientos sociales.
2.- La Mesa de la Unidad es un espacio de acuerdos estratégicos que deben ser impulsados por todos sus miembros. Tales acuerdos estratégicos deben estar acompañados, por acciones prácticas unitarias, que deben ser respaldadas por todos, cuando la coyuntura lo exija. Pretender transformar lo coyuntural en acciones permanente es desvirtuar el sentido de la Mesa. Y, lo peor, es un desgate político tanto de los partidos que la conforman como del movimiento opositor en general.
3.- Es absurdo transformar a la Mesa de la Unidad en un partido político y solicitarle, desde la perspectiva de la opinión pública, que actúe como tal.
4.- Es descertado que la Mesa realice pronunciamientos a favor o en contra de las acciones políticas que promueva cualquiera de sus miembros. No es su objeto ni es su sentido. Lo que debe promover es que todos sus miembros realicen distintas y diversas tipos de protestas, pacíficas, democráticas, constitucionales. Igual que buscar consenso en momentos electorales o articular portestas consensuadas de forma coyuntural y no permanente.
5.-  Insisto.Hay acciones políticas de la oposición que requieren del concurso de todos, para ello está la Mesa de la Unidad.  Las elecciones, por ejemplo o algún tipo de protesta, muy específica, que  se coordine entre los diversos. Coordinar significa establecer el objetivo, forma, mensaje, responsabilidades, tiempo y evaluación de la protesta con miras a profundizarla o detenerla, avanzar  o suspender las acciones.
6.- El error que hemos cometido desde la perspectiva de la oposición,  es la transformación de un espacio de coordinación política como es la Mesa de la Unidad en un partido político. El lenguaje, el discurso y la actitud de la dirigencia es vital para corregir este error de perogrullo.
El no explicarlo de distantas maneras y formas, genera que el ciudadano común y la opinión pública sientan que toda acción debe ser unitaria, acompañada por todos; porque de lo contrario, no avanzamos.
Es responsabilidad de la dirigencia que conforma a la Mesa de la Unidad y del resto de los dirigentes opositores orientar a este respecto a la opinión pública. Quien dirige orienta.
7.-  En la oposición hay  una riqueza política en su diversidad: miembros de derecha, de centro izquierda, de centro derecha, de izquierda, los que no se ubican en ningún lado, los ecológicos, las asociaciones concentradas en asuntos específicos de lo social, evangélicos, católicos, judíos, musulmanes, ateos, etc.  Pero, en términos prácticos, en términos de las acciones políticas, tal fortaleza no se ha aprovechado; por el contrario, se insiste y se reitera en el error de querer amlagamar, con un mismo lenguaje y formas de actuar, a todos.  Donde las agrupaciones, partidos, movimientos e individualidades, deben dejar de ser lo que son, para aparentar lo que no son.
8.- La diversidad de partidos políticos y movimientos sociales es un fortaleza, no una debilidad. Asumir tal postulado implica que es deseable, recomendable, que cada partido pueda impulsar acciones que no requieran ni la participación de todos, ni el trabajo coordinado con el resto. Sería excelente que cada partido, movimiento social, desarrolle de forma autónoma, sus propios cursos de acción política. La unidad estratégica no supone unidad en todas las tácticas y formas de lucha. 
9.- Es sano para el fortalecimiento de la experiencia democrática que los social cristianos, social demócratas, los socialistas, los movimientos civiles, los movimientos comunitarios, lo sindicatos, agrupaciones, impulsen acciones por separado, con sus lenguajes y sus estilos… Ninguno tiene por qué pedirle, obligatoriamente, al otro dirigente o partido que lo acompañe…  Es deseable y sano que realice su acción con miras a fortalecer a su partido, a su movimiento y a sus líderes… Que su trabajo sea coordinado con las bases locales, municipales, estadales, regionales o nacionales.
10.- Al igual que la dirigencia, el ciudadano común quien no está organizado, quien no pertenece a ningún movimiento específico, no tiene por qué participar en toda protesta… Eso es un desgate de las fuerzas opositoras inncesarias. El ciudadano seguirá la protesta y las actividades  con la cual se sienta más identificado. No es recomendable que asista a toda protesta.  Dejaría de atender su cotidianidad, se fatiga y cuando realmente se requiere su presencia en una acción unitaria, entonces, no tiene la fuerza requerida para la acción.
 El mensaje debe ser claro al ciudadano. Es imperioso que participe en la acciones de coordinación unitaria y participe en las acciones de movimientos o partidos políticos que usted considere pertinente.
11.- Es un error grave, una confusión de peras con manzana, transformar la protesta en una medición de fuerza electoral bien sea entre los miembros de la Mesa de la Unidad o la oposición como conjunto contra el gobierno. Una marcha bien planificada, con unos discursos específicos, por ejemplo, sensibilizar al ciudadano a propósito de una situación específica, puede ser absolutamente exitosa y no ser multitudinaria. ¿De qué depende la evaluación? Del objetivo político. Por ejemplo, cuando una marcha transforma una consigna, un lema que resume una idea y unas acciones políticas, en un debate político nacional, podemos decir que si ése era el objetivo, entonces,  fue exitosa. Una buena protesta no es una medición electoral.
12.- La protesta a mediano y largo plazo se mide por los efectos que provoca en quien tiene el poder. Si se logra detener, acelerar y/o cambiar una decisión del poder. Hay marchas multitudinarias que no mueven ni un ápice las decisiones más elementales de los poderosos, otras que han generado un cambio de gobierno; hay huelgas de hambre que no conmueven a quien tiene el poder; en cambio otras,  han detenido a imperios.  Allí, nada está escrito de ante mano. Siempre es una evaluación en circunstancia.
13.- Lo aconsejable es múltiples, variadas, profusas  y constantes acciones de cada partido político o movimiento social y pocas, pero contundentes, acciones concertadas. Hay partidos políticos de cuadro que no tienen fuerza para realizar una convocatoria de masas, pero pueden diseñar protestas puntuales efectivas por las redes sociales, ubicando dentro de un sector social a unos interlocutores específicos, por ejemplo.
14.- Es aconcejable que dirigentes nacionales o locales que no se identifican con ningún partido, pues que convoquen a actividades de protesta a su sector de la forma que quiera, a través de los medios que pueda y asumiendo la responsabilidad de la conducción.
15.- Es absolutamente errado pronunciarse, siendo dirigente de alguna organización de la oposición en contra de una acción política de protesta que sea impulsada o promovida por uno de los partidos o movimientos sociales de la Mesa de la Unidad. Incluso, es desacertado, errado, contraproducente, por parte de los dirigentes, publicitar que el partido o movimiento social al que se pertenece no asistirá. El silencio es una acción prudente y políticamente correcta. El respeto a las iniciativas políticas por parte de la dirigencia no supone participar en ella; pero tampoco supone oponerse a ella y, mucho menos responsabilizarse por ella. Cada miembro debe responsabilizarse por sus acciones.
16.- La Mesa de la Unidad debe promover la diversidad de cada uno de sus miembros; allí está la habilidad política de quien los coordina.
17.- Sería errado obligar o solicitarle a todos los partidos o movimientos sociales que se adhieran a una acción política que alguno de sus miembros impulsa. Más bien, la fuerza y el poder de convocatoria es asunto de quien promueve la acción. Ni siquiera el éxito en una acción política  por parte de uno de sus miembros debe implicar que todos deben seguir a tal partido o movimiento. La fuerza de la Unidad, está en la diversidad.
18.- Una buena acción política, en este caso, una protesta exitosa de cualquiera de los miembros de la Unidad, puede implicar que el resto o una parcialidad de los dirigentes se sumen a la actividad o a las siguientes actividades, pero no debe ser obligatorio. Cuando se sumen todos a una iniciativa particular, no debe ser ningún acontecimiento que debe extrañar a nadie, ni tampoco debe ser un momento para asumir que el acertado debe transformarse, desde ese momento,  en adelante, en el decisor de las acciones colectivas. Las acciones colectiva se dan en concertación en la Mesa de la Unidad.
19.- Lo que si es necesario que todos los de la Mesa de la Unidad feliciten, aupen y reconozca cuando alguno de sus miembros realizó una acción políticamente acertada. Una buena marcha, por ejemplo; no hacerlo o hacer silencio y no felicitar, es un arma para el gobierno.
20.- En el ámbito de la protesta los límites no los pone ni el gobierno ni los compañeros de la alianza; allí está la constitución y los acuerdos internacionales que limitan el accionar de la protesta… Dentro de ese marco jurídico hay un caudal de posibilidades, múltiples ríos, múltiples aguas….  Que cuando se unen pueden generar un torrente gigante….

1 comentario:

  1. Mil gracias, Jonathan, por este escribir. Valoro aún más mi trinchera educativa y no me culpo tanto por no estar en todo. Necesitaba leer algo así en estos momentos que la desesperanza me golpea...

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