LA
FUERZA DEMOCRÁTICA ESTÁ EN LA DIVERSIDAD POLÍTICA
Jonatan
Alzuru Aponte
1.- La Mesa de
la Unidad es un espacio de coordinación de acciones entre diversos partidos políticos
y movimientos sociales.
2.- La Mesa de
la Unidad es un espacio de acuerdos estratégicos que deben ser impulsados por
todos sus miembros. Tales acuerdos estratégicos deben estar acompañados, por
acciones prácticas unitarias, que deben ser respaldadas por todos, cuando la
coyuntura lo exija. Pretender transformar lo coyuntural en acciones permanente
es desvirtuar el sentido de la Mesa. Y, lo peor, es un desgate político tanto de
los partidos que la conforman como del movimiento opositor en general.
3.- Es absurdo
transformar a la Mesa de la Unidad en un partido político y solicitarle, desde
la perspectiva de la opinión pública, que actúe como tal.
4.- Es descertado
que la Mesa realice pronunciamientos a favor o en contra de las acciones
políticas que promueva cualquiera de sus miembros. No es su objeto ni es su
sentido. Lo que debe promover es que todos sus miembros realicen distintas y
diversas tipos de protestas, pacíficas, democráticas, constitucionales. Igual
que buscar consenso en momentos electorales o articular portestas consensuadas
de forma coyuntural y no permanente.
5.- Insisto.Hay acciones políticas de la oposición
que requieren del concurso de todos, para ello está la Mesa de la Unidad. Las elecciones, por ejemplo o algún tipo de
protesta, muy específica, que se
coordine entre los diversos. Coordinar significa establecer el objetivo, forma,
mensaje, responsabilidades, tiempo y evaluación de la protesta con miras a
profundizarla o detenerla, avanzar o
suspender las acciones.
6.- El error que
hemos cometido desde la perspectiva de la oposición, es la transformación de un espacio de
coordinación política como es la Mesa de la Unidad en un partido político. El
lenguaje, el discurso y la actitud de la dirigencia es vital para corregir este
error de perogrullo.
El no explicarlo
de distantas maneras y formas, genera que el ciudadano común y la opinión
pública sientan que toda acción debe ser unitaria, acompañada por todos; porque
de lo contrario, no avanzamos.
Es
responsabilidad de la dirigencia que conforma a la Mesa de la Unidad y del
resto de los dirigentes opositores orientar a este respecto a la opinión
pública. Quien dirige orienta.
7.- En la oposición hay una riqueza política en su
diversidad: miembros de derecha, de centro izquierda, de centro derecha, de
izquierda, los que no se ubican en ningún lado, los ecológicos, las asociaciones
concentradas en asuntos específicos de lo social, evangélicos, católicos,
judíos, musulmanes, ateos, etc. Pero, en términos prácticos, en
términos de las acciones políticas, tal
fortaleza no se ha aprovechado; por el contrario, se insiste y se reitera
en el error de querer amlagamar, con un mismo lenguaje y formas de actuar, a
todos. Donde las agrupaciones, partidos,
movimientos e individualidades, deben dejar de ser lo que son, para aparentar
lo que no son.
8.- La
diversidad de partidos políticos y movimientos sociales es un fortaleza, no una
debilidad. Asumir tal postulado implica que es deseable, recomendable, que cada
partido pueda impulsar acciones que no requieran ni la participación de todos, ni
el trabajo coordinado con el resto. Sería excelente que cada partido,
movimiento social, desarrolle de forma autónoma, sus propios cursos de acción
política. La unidad estratégica no
supone unidad en todas las tácticas y formas de lucha.
9.- Es sano para
el fortalecimiento de la experiencia democrática que los social cristianos,
social demócratas, los socialistas, los movimientos civiles, los movimientos
comunitarios, lo sindicatos, agrupaciones, impulsen acciones por separado, con
sus lenguajes y sus estilos… Ninguno tiene por qué pedirle, obligatoriamente,
al otro dirigente o partido que lo acompañe…
Es deseable y sano que realice su acción con miras a fortalecer a su
partido, a su movimiento y a sus líderes… Que su trabajo sea coordinado con las
bases locales, municipales, estadales, regionales o nacionales.
10.- Al igual
que la dirigencia, el ciudadano común quien no está organizado, quien no
pertenece a ningún movimiento específico, no tiene por qué participar en toda
protesta… Eso es un desgate de las fuerzas opositoras inncesarias. El ciudadano
seguirá la protesta y las actividades con la cual se sienta más identificado. No es
recomendable que asista a toda protesta.
Dejaría de atender su cotidianidad, se fatiga y cuando realmente se
requiere su presencia en una acción unitaria, entonces, no tiene la fuerza
requerida para la acción.
El mensaje debe ser claro al ciudadano. Es
imperioso que participe en la acciones de coordinación unitaria y participe en
las acciones de movimientos o partidos políticos que usted considere
pertinente.
11.- Es un error
grave, una confusión de peras con manzana, transformar la protesta en una
medición de fuerza electoral bien sea entre los miembros de la Mesa de la
Unidad o la oposición como conjunto contra el gobierno. Una marcha bien
planificada, con unos discursos específicos, por ejemplo, sensibilizar al
ciudadano a propósito de una situación específica, puede ser absolutamente
exitosa y no ser multitudinaria. ¿De qué depende la evaluación? Del objetivo
político. Por ejemplo, cuando una marcha transforma una consigna, un lema que
resume una idea y unas acciones políticas, en un debate político nacional,
podemos decir que si ése era el objetivo, entonces, fue exitosa. Una buena protesta no es una
medición electoral.
12.- La protesta
a mediano y largo plazo se mide por los efectos que provoca en quien tiene el
poder. Si se logra detener, acelerar y/o cambiar una decisión del poder. Hay
marchas multitudinarias que no mueven ni un ápice las decisiones más
elementales de los poderosos, otras que han generado un cambio de gobierno; hay
huelgas de hambre que no conmueven a quien tiene el poder; en cambio otras, han detenido a imperios. Allí, nada está escrito de ante mano. Siempre
es una evaluación en circunstancia.
13.- Lo
aconsejable es múltiples, variadas, profusas y constantes acciones de cada partido político
o movimiento social y pocas, pero contundentes, acciones concertadas. Hay
partidos políticos de cuadro que no tienen fuerza para realizar una
convocatoria de masas, pero pueden diseñar protestas puntuales efectivas por
las redes sociales, ubicando dentro de un sector social a unos interlocutores
específicos, por ejemplo.
14.- Es
aconcejable que dirigentes nacionales o locales que no se identifican con
ningún partido, pues que convoquen a actividades de protesta a su sector de la
forma que quiera, a través de los medios que pueda y asumiendo la responsabilidad
de la conducción.
15.- Es
absolutamente errado pronunciarse, siendo dirigente de alguna organización de
la oposición en contra de una acción política de protesta que sea impulsada o
promovida por uno de los partidos o movimientos sociales de la Mesa de la
Unidad. Incluso, es desacertado, errado, contraproducente, por parte de los
dirigentes, publicitar que el partido o movimiento social al que se pertenece
no asistirá. El silencio es una acción prudente y políticamente correcta. El
respeto a las iniciativas políticas por parte de la dirigencia no supone
participar en ella; pero tampoco supone oponerse a ella y, mucho menos
responsabilizarse por ella. Cada miembro debe responsabilizarse por sus
acciones.
16.- La Mesa de
la Unidad debe promover la diversidad de cada uno de sus miembros; allí está la
habilidad política de quien los coordina.
17.- Sería
errado obligar o solicitarle a todos los partidos o movimientos sociales que se
adhieran a una acción política que alguno de sus miembros impulsa. Más bien, la
fuerza y el poder de convocatoria es asunto de quien promueve la acción. Ni
siquiera el éxito en una acción política
por parte de uno de sus miembros debe implicar que todos deben seguir a
tal partido o movimiento. La fuerza de
la Unidad, está en la diversidad.
18.- Una buena
acción política, en este caso, una protesta exitosa de cualquiera de los
miembros de la Unidad, puede implicar que el resto o una parcialidad de los
dirigentes se sumen a la actividad o a las siguientes actividades, pero no debe
ser obligatorio. Cuando se sumen todos a una iniciativa particular, no debe ser
ningún acontecimiento que debe extrañar a nadie, ni tampoco debe ser un momento
para asumir que el acertado debe transformarse, desde ese momento, en adelante, en el decisor de las acciones
colectivas. Las acciones colectiva se dan en concertación en la Mesa de la Unidad.
19.- Lo que si
es necesario que todos los de la Mesa de la Unidad feliciten, aupen y reconozca
cuando alguno de sus miembros realizó una acción políticamente acertada. Una
buena marcha, por ejemplo; no hacerlo o hacer silencio y no felicitar, es un
arma para el gobierno.
20.- En el
ámbito de la protesta los límites no los pone ni el gobierno ni los compañeros
de la alianza; allí está la constitución y los acuerdos internacionales que
limitan el accionar de la protesta… Dentro de ese marco jurídico hay un caudal
de posibilidades, múltiples ríos, múltiples aguas…. Que cuando se unen pueden generar un
torrente gigante….
Mil gracias, Jonathan, por este escribir. Valoro aún más mi trinchera educativa y no me culpo tanto por no estar en todo. Necesitaba leer algo así en estos momentos que la desesperanza me golpea...
ResponderEliminar